Opaca transparencia
Los casos de abusos con niños y jovencitos nos llevan revolviendo meses o incluso años. El historial que se ha ido conociendo desde hace años, sobre todo en Estados Unidos, es terrible. Diócesis arruinadas, muchos sacerdotes implicados, y hasta obispos y todo un cardenal, McCarrick, que, en gesto del todo inusual, ha renunciado a su dignidad de príncipe de la Iglesia.
Los fieles han sufrido, están sufriendo, un auténtico shock, como lo estamos sufriendo los mismos sacerdotes. Es muy duro ver a tu Iglesia todo el día en la picota, abriendo informativos en los medios de comunicación, dando la impresión de que somos un nido de degenerados tapados por quienes debían cuidar del rebaño. Es lo que la gente siente: una panda de sinvergüenzas que se tapan unos a otros. No podemos seguir así.
Me han sorprendido decisiones de la plenaria de los obispos norteamericanos. El caso McCarrick está marcando toda la iglesia norteamericana y supone para obispos, sacerdotes y fieles, una auténtica sacudida, al punto de que varios obispos solicitaban algún tipo de declaración formal pidiendo perdón por lo sucedido.
Un buen grupo de obispos, entendiendo que se hace necesaria la transparencia y que los fieles tienen derecho a saber qué ha pasado exactamente, solicitaban a la Santa Sede que hiciera pública, evidentemente dentro de las normas del derecho, toda la documentación referida al caso McCarrick. Sorprendentemente, la propuesta fue derrotada por amplio margen (83 a favor, 137 en contra, 3 abstenciones).
No es fácil de entender. ¿Cuál es el problema para que salga a la luz toda la documentación? Lo que van a pensar los fieles, y con toda razón, es que aquí de transparencia, nada de nada, que los obispos siguen ocultando y que si no quieren sacar a la luz los documentos huele a miedo a que en los papeles aparezcan cosas o nombres que no dejarían a algunos en buena situación.
La política de callar y echar toda la tierra posible sobre este tipo de asuntos, siempre dio un pésimo resultado, y más ahora cuando un estornudo en Roma se conoce al instante en Tananarive. Desde que existen internet, los guasapes y la comunicación instantánea, los secretos cada vez son menos. Además, el tratar de que pasen desapercibidas ciertas situaciones lo único que consigue es que al final estallen y de la peor manera posible. Todos conocemos casos.
Tal y como andan las cosas, necesitamos transparencia, toma de decisiones, firmeza y limpiar. Por eso la decisión de los obispos de no querer que documentos del caso McCarrick se hagan públicos, suena y huele mal.
Dicho esto, nos toca rezar y pedir a Dios su auxilio para que no nos deje de su mano.
17 comentarios
-No, nada hay que hacer; Si tú Señor no actúas, nada hay que hacer; no hundimos.
Y ved lo que me ha dejado escrito: Porque has conservado la palabra, mi paciencia, yo también te guardaré en la hora de la tentación, que está para venir sobre la tierra -planeta Tierra- para probar a los moradores de ella. Vengo pronto.
Los que ocultan, mienten y engañan, buscan pasar desapercibidos, el "aquí no ha pasado nada", "los trapos sucios se limpian en casa" etc; lo hacen porque son corruptos, hijos del padre de la mentira, y por eso en ellos toda santidad es fingida y falsaria.
Porque parece que los únicos abusos son los que se producen dentro de la Iglesia Católica.
¿No hay abuso en las leyes LGBTI...Z sobre la educación sexual en los colegios de niños de tres años?
Indudablemente la trasparencia es necesaria, pero en todos los casos, no solo en los que pueden ocurrir en la ICAR.
Segundo. Se critica desde el lado católico al gobierno de la provincia de Bs. As. por la política educacional pro-homosexualidad, pero se calla su relación directa con el poder mundial, loby homosexual, B.I.D., F.M.I., Banco Mundial. Soros, Naciones Unidas, masoneria, marxismo, en definitiva, NOM.
Tercero, el mal que aqueja a la Iglesia de modo generalizado no parece fácil solucionarlo “pidiendo peras al olmo”, porque “un árbol malo, da frutos malos”, ya lo dijo Cristo, y la Iglesia, en las diversas imágenes que la representan no sale bien parada, ni como “nave que hace agua por todas partes” (Benedicto XVI), ni como “sal que ha perdido su sabor”, ni como “rebaño devorado por los lobos disfrazados de ovejas”, ni como “ciudad sitiada, escalada y ocupada por el enemigo” (Apocalipsis), ni como gran cúpula que amenaza desplomarse porque se han retirado sus columnas que deben mantenerla, esto es, los Pastores que en gran número la abandonan en manos de sus enemigos, que callan, negocian, acomodan sus intereses o sus desviaciones ideológicas, sus mundanidades o sus obligaciones a los dictados mundanos.
Cuarto, la Virgen no encuentra el lugar eminente que le corresponde en la Iglesia. No se acude a Ella oficial y públicamente invocando su protección para una Iglesia desquiciada, bajo el durísimo ataque del enemigo. Porque tampoco se reconoce la situación de crisis profunda que afecta a la Iglesia toda, desde arriba para abajo. No se reconoce humildemente su incapacidad para salir de la ciénaga en que se sumerge día a día. No se quiere reconocer que su jerarquía ha fracasado ostentosamente. Se menosprecian las intervenciones extraordinarias de la Virgen, se ironiza sobre ellas, se las cuestiona bajo argumentos especiosos, como aquí en San Nicolás, en consideración a “opiniones de teólogos y ¡psicólogos!”, como si los teólogos anduvieran muy lucidos en su ortodoxia, como si los Pastores fueran tan celosos en otras cuestiones. Lo que ocurre es que la Virgen no les da margen para sus connivencias mundanas, ni les asegura el tiempo necesario para que chapuceen planes pastorales. María ¡urge a todos a la conversión!, lo que implica cambiar el “paradigma”, no por el chino o cualquier otro de los negociables, sino por el que ofrecen los “nuevos tiempos de la Aurora, de la Señora Vestida de Sol, que viene a ayudar a la Iglesia y a la humanidad toda a combatir contra el dragón infernal hasta alcanzar la victoria y pisarle la cabeza, como le ha encomendado Dios hacerlo. María viene por más, no por menos; viene para poner término a la fluctuante realidad de una Iglesia que tambalea y la de una humanidad que se precipita hacia el abismo de su autodestrucción. Viene a poner fin a la OPACA TRANSPARENCIA, mediante el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo.
-- Si un político (por ejemplo del PCE o de Podemos) es pederasta, la organización del partido lo expulsa y lo pone en manos de la justicia penal, mientras que en la Iglesia se lo ha protegido, encubrido, e incluso trasladado a otra parroquia o colegio para que continúe violando niños.
"Los trapos sucios se limpian en casa" ¿qué es la Iglesia, una Iglesia santa o una mafia? Pues parece lo segundo.
-- Los pederastas zapateros, fresadores, profesores, etc no pertenecen a un gremio que se califica de "Iglesia de Dios" la "verdaera Iglesia", y no van dando lecciones de moral a los demás.
--- Por lo tanto, al horror del abuso sexual, se une el cinismo e hipocresía religiosa, y al cinismo se une el encubrimiento mafioso de la Iglesia, de Roma hacia abajo. "Los trapos sucios se limpian en casa". ¿Y cuando la mierda sale por la ventana qué?
Vengo a paginas católicas a leer noticias y eso es lo único que siento: coraje e impotencia ante tanto desastre.
Mas si entro a sitios como religión digital con los heterodoxos de siempre que escupían en contra la Iglesia hoy envalentonados y celebrando. Pero esto es una muestra mas que cuando en instituciones, países, familias o incluso en la vida personal se tienen problemas serios y no se corrigen estos se hacen gigantes como monstruos..
¿que lo que hay que hacer es rezar mucho por el papado? ¡si llevo años haciendo esto en misa, en el Santisimo, en mis oraciones personales y nada cambia para mejor! ahora ya entiendo porque la Iglesia pierde adeptos que se van a donde los evangelicos, sectas de otro tipo e incluso al islam o simplemente los contagia la indiferencia religiosa. De que sirve que yo le diga a una persona: vamos a la Iglesia! o le diga a un nño: tu deberias ser monaguillo, o a un joven invitarlo a ser seminarista, si cuando uno se da cuenta de la conducta de los que la dirigen dan ganas de salir corriendo!
Don Jorge, parece usted Socrates, con su mayeutica.
Usted sabe la respuesta como yo. Si esa documentación sale igual el caso mac carrick se convierte en el caso Francisco por omisión y encubrimiento.
No se trata de ser perfectos, somos pecadores todos. Esto son delitos además, execrables, monstruosos. La ropa se lava donde debe lavarse: en la lavadora o en el río a vista de todos. Este caso es la segunda opción. Si no se saca al exterior es porque hay mucha...
, eso es lo que indica esa postura.
Recalcó no somos cualquier institución, hasta ahora, porque tb eso hemos olvidado, la única donde era posible la salvación :"profesar la fe catolica. La Iglesia es Una, SANTA, Católica y Apostólica. Iglesia de Nuestro Señor.Deberíamos estar postgrados ante El. No profundizamos en la abominacion de todo lo que estamos viendo.
Padre voy a decir algo fuerte, espero que sí no lo e conveniente no lo publique. Si prostituyo a mi madre o permito que otros lo hagan. A mi hermana, a mi hija, a mi hijo...
No sería tan grave como permanecer pasivos, cooperadores o mirando para Cuenca como lo que estamos viendo con nuestra amada Iglesia.
Yo lo tengo claro, en el juicio particular, Nuestro Señor tb me va pedir cuentas de esto.! Que Dios se apiade de nosotros!
No nos preguntará si hemos "defendido" a la Iglesia, pues precisamente el pecado más monstruoso que se puede cometer es encubrir los crímenes con el pretexto de "defender a la Iglesia".
Todos aquellos que siguen promoviendo esta cultura del encubrimiento, serán juzgados por Cristo por esta blasfemia y simonía. Utilizar el nombre de Dios en vano, para encubrir el delito, es causa clara de condenación.
Perfecto oxímoron que describe la realidad de gran parte de la Iglesia. Podríamos abundar en el tema, pero tampoco es cosa de ofender, mutatis mutandis, al Tigre y a la Leona que como máximos dignatarios eclesiásticos velan en España por su rebaño espiritual ( siempre me recordaron a "Joselito y el barco pirata" donde un tierno niño a base de canciones hace que los malos se vuelvan buenos).
Alguien dijo que no se enciende un candil para ocultarlo debajo de la cama, pero que se esconda el candil y de paso la ropa sucia con incontinentes deyecciones de viciosos, no creo que sea acertar con el mensaje Evangélico y con lo que siempre pregonó el Magisterio y la Tradición de la Iglesia.
Nunca jamás hubiera pensado que cosas como las que se han ido sabiendo hubieran ocurrido en la Iglesia y mucho menos que se hubieran ocultado por los superiores limitándose a cambiar al culpable de población para que probablemente como dice Cosmicon siguieran cometiendo el mismo delito y sin pasar por la justicia.
Con el paganismo que ha invadido la sociedad, estos escándalos en los que han sido tan culpables los que han cometido tan repugnantes pecados, como los que los han tapado, era lo que nos faltaba.
Yo leyendo lo que leo sobre estos asuntos en los cuales Pedro Botero anda a sus anchas, y el olor a azufre además de penetrante e insufrible es nauseabundo, me pregunto; ¿y nosotros? ¿qué hacemos? ¿no murmuramos? ¿no hablamos de oídas sin tener pleno conocimiento de las cosas? ¿acogemos al ofendido?
Nos rasgamos farisaicamente las vestiduras escandalizándonos y, hala, hasta que las próximas noticias de las cadenas amigas de sus amigos nos den la información (deformada en muchas ocasiones por incompleta, parca a sabiendas, e incluso interesada) de otra cosa más, pidiendo sangre de telediario, y ¡hay que ver! ¡qué malos son los curas...! ¿Es que sólo afecta a los curas este tipo de cosas? ¿o es que la "igualdad" es distinta para unos o para otros según lleven clériman o birrete o puñetas de magistrado, o tengan su acta de diputado o lleven la cartera de ministro?
No seamos tontos útiles e inconsecuentes, el pecado, y el mortal en especial, mata el alma, si no es limpiado debidamente, si no es perdonado en perfectas condiciones, si no hay arrepentimiento, si no se manifiesta ante Dios el dolor por haberlo hecho, si no hay penitencia, si no se pide perdón a la víctima como mínima reparación del mal ejecutado, si se ha ocultado para "evitar el daño" al ejecutor, cuando al dañado se le niega el consuelo, y hasta se le deprecia porque no se le cree, o porque el criminal es mi "amigo", o es de mi cuerda, o tiene mando en plaza, o así le pago anteriores favores, o al que me paga le interesa que así se digan las cosas.
Fenomenal y muy justa la condena en su caso, pero ¿y su cumplimiento? ¿y la penitencia?¿cómo puede repararse tras tantos años el mal causado? ¿con la cárcel? ¿con el destierro de por vida de la sociedad? ¿pedir sinceramente perdón, es suficiente?
Por otro lado,¿se llegará al ensañamiento de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro? Alguno dirá, es que yo no llego a esas cosas. Si, pero ¿tú no pecas hermano?. ¿No estarías tú pecando si niegas el perdón a aquel que te lo pide, se arrepiente, propone no volver al pecado por el que se ha condenado y cumple su condena?
Y por último, mirémonos a nosotros mismos y pensemos que si no somos tan "importantes" tendremos también pecados, aunque no sean tan graves, o quizá tanto o más, porque negamos el perdón y eso si que es uno de los pecados más graves: negar el amor.
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