Enfadarse con el cura, pagarlo con Dios (y con uno mismo)
Pues sí, así como suena, y mucho más común de lo que parece. Gente que se enfada con el cura, con el párroco, siempre ha existido. Jamás por temas fundamentales, eso sí.
Aunque en las peleas nadie tiene la culpa al cien por cien, sí he de reconocer que, por parte del clero, la mayor culpa se la lleva nuestro orgullo de ser el cura párroco, y como soy el párroco se hace lo que yo digo. Unamos alguna salida de pata de banco por no andar uno en su mejor día y reconozco que hay gente que sale escaldada.
Luego están las cuestiones y exigencias más que cuestionables de los fieles a las cuales hay que poner coto. No recuerdo haber discutido con nadie por la materia de la confesión, la correcta celebración de la eucaristía según la liturgia romana o una interpretación no del todo correcta de algún punto de moral. Las peleas más gordas han sido por horarios de bautizos y comuniones, adornos del templo en celebraciones concretas, liturgias pretendidamente especiales, particulares y singulares, detalles relacionados con religiosidad popular, como mantos, cetros o coronas y, cada vez más, por las condiciones que hay que poner, por ejemplo, para ser padrino.
La gente no acaba de entender que no es de recibo llevar al terreno personal cosas que son de derecho canónico. Entiendo que alguien deje de hablarme o prefiera ir a misa a otra parte si un día le he llamado perro judío, he mentado a su madre y además me pescó rayándole el coche. Pero no se entiende que dejen de dirigirte la palabra simplemente porque, como ejemplo, digas que no aceptas dos padrinos o dos madrinas de bautismo por la sencilla razón de que el derecho canónico no lo permite, o porque te niegues a ir a casar a la niña en su colegio de monjitas donde les han dicho que tienen que ir con el cura puesto.
El primer nivel es que dejan de hablarte, muchas veces por tener la desfachatez de pretender gobernar la parroquia según el derecho canónico, cosa a todas luces intolerable. Qué se le va a hacer. Sufrirlo con paciencia como enseñan las obras de misericordia.
Pero hay otro nivel mucho más preocupante, y es el de pagarlo con Dios y con la comunidad parroquial.
Recuerdo en una ocasión, era otra parroquia, en la que me negué a oficiar un bautizo, sin condicionante alguno, fuera de los días y horarios establecidos. Se ofendieron tanto que decidieron retirar la aportación económica para la construcción del templo. Les dije: tengo casa propia, mi parroquia personal, la de mi pueblo, está pagada y con buenos locales, y yo me iré algún día de aquí. Ustedes sabrán lo que quieren hacer con su parroquia.
Gente que deja de asistir a la misa dominical no en la parroquia, sino definitivamente, como si el cumplir con el precepto fuera un favor al cura párroco. O los que dejan su turno de adoración en la capilla de adoración perpetua porque tuvieron una enganchada con el señor cura.
Hay gente que sigue con la mentalidad de que acudir a misa, ofrecer una limosna en el cepillo, comprometerse con un turno de adoración o ayudar en Cáritas, es un favor que le hacen al cura de turno. Mala cosa.
Recuerdo en un lugar donde fui párroco en el que el cementerio pertenecía a la parroquia y la parroquia lo administraba. Para ello se abonaban unas humildísimas cuotas para que por lo menos estuviera limpio de hierbajos y lo más curioso posible. En una ocasión, ante una subida ínfima, me dice una señora: imagine ahora que la gente deja de pagar las cuotas del cementerio. ¿Qué pasaría? Le replico: yo tengo a los míos enterrados en mi pueblo y el cementerio está limpio. Si a vosotros no os importa que vuestros difuntos estén entre hierbajos y maleza, a mí me da igual. Yo puedo intentar que no, pero los difuntos son vuestros.
Pues eso. Gente que ha hecho suya la sabia receta de que se fastidie el capitán que yo no como rancho. Parece mentira que pueda suceder en la Iglesia: Que se fastidie el cura que yo no voy a misa.
P.D. Y mucha culpa de esto la tenemos los curas por no habernos preocupado de formar bien a la gente.
34 comentarios
Da igual tener razón o no; que como maquinen ciertos sujetos de colmillo retorcido, con la connivencia, quizá, de algún medio de comunicación o instancia municipal, ya se puede dar uno por perdido.
Por suerte, nuestros destinos pastorales son cosa muy distinta que plazas en propiedad.
Yo he conocido casos de todo tipo, gente que está metida en actividades parroquiales por no estar solo, por llenar el tiempo, por tener cierta vida social. Para otros la pastoral es como un "voluntariado social" para hacer cosas humanitarias. otros están porque les gusta el cura de turno, que cuando lo destinan a otro lugar, también ellos desaparecen.........y la pertenencia de muchos a la Iglesia es puramente puntual y cultural o sociológica.
Yo reconozco que me desplacé a oír misa a otras localidades a partir de ciertas palabras de la homilía de mi párroco, pero si no pudiera desplazarme seguiría yendo a misa y me tragaría sus homilias, porque lo que se celebra en la misa es el Sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo y el sacerdote está ordenado para eso. Lo mismo que recurriría a cualquier sacerdote si necesitara confesarme con urgencia o recibir los Santos Óleos.
Eso es lo que siempre se ha entendido y sólo los católicos modernistas están dispuestos a desplazar a los que no piensan como ellos porque las enseñanza de la Iglesia las modifican un día sí y otro no. Nosotros no podemos hacer eso y, en ese sentido, tenemos menos el campo más restringido.
Eso es lo que los habitantes del pueblecito mexicano descrito en la novela de Gaham Green "El Poder y la Gloria" distinguieron perfectamente: el sacerdote que tenían era muy pecador pero no había otro porque al sacerdote santo lo habían matado, había que casarse, confesarse, recibir el bautismo y todos los demás sacramentos y, pecador o no, no por eso dejaba de ser un sacerdote por lo que todos los sacramentados que administraba eran igualmente válidos.
El tomar medidas contra la Iglesia en general porque no nos guste su rumbo actual es un castigo a todos: a los cristianos de Oriente que dependen en gran parte de nuestra ayuda, a los buenos sacerdotes que están sufriendo más que nosotros y a la Iglesia que es Santa, Católica, Apostólica y Romana.
Lo cual no es moco de pavo.
Pero aquel cura, pecador y todo, no ofrecía varios caminos para buscar la única Verdad en Cristo, ni perturbaba la fe de los campesinos, porque en ese sentido decía lo mismo que el cura santo que mató el gobierno. No perturbaba el Dogma, ni la Tradición ni las seculares enseñanzas de la Iglesia porque, si lo hubiera hecho, los campesinos habrían tenido muchos más problemas, lo mismo que yo.
Por lo demás: En eso de decir y hacer parroquial mente, el cura en su iglesia y cada feligrés en su casa estoy completamente de acuerdo.
Aunque no estoy de acuerdo de que el cura, contento de su ministerio no deba de agradecer a sus feligreses que estos vengan o vuelvan a misa después de un allí las pajitas a la mar., que no como porque me he enfadado con el capitán.
Así que don Jorge: Haber cuando los curas de este pueblo de muchas ínsulas y pocas conquistas, "entienden litúrgicamente" que el buen anfitrión en buena y gozosa cena eucarística; al final de la misma; y adelantándose él a la salida de los mismos, a la puerta del templo, tiene a bien en agradecer a sus feligreses el haber venido a sus cultos; que en definitiva si no es asunto de caridad; si que es, por lo menos, cosa de buena educación.
Es muy humano echarle la culpa a alguien: a los papás, al cónyuge, a los profesores, a la sociedad. Pero, si afirmamos que la culpa es "de los papás", entonces ellos a su vez podrán culpar a los suyos y así sucesivamente hasta llegar a Adán o al chango, según sea creyente o ateo.
Hago notar que dicho argumento se usa en ciertas Exhortaciones Apostólicas, de cuyo nombre no quiero acordarme, que insinúa que hay un inocente y un culpable, una víctima y un victimario. Si ambos son culpables parcialmente, ninguno de los dos tienen el "derecho" recibir la comunión, por más que se aplique discernimiento secular no católico.
Estoy muy cansado de ver curas frívolos o progres machacando a la parroquia sin piedad. Pero este no es su caso Don Jorge. Sólo era por desahogarme
En lo que a mí me toca y he conocido personalmente, salvando alguna excepción, el mundo parroquial es en esencia deprimente y absolutamente ineficaz. Y aquí las culpas están repartidas. Soy de los que piensan que la estructura de las parroquias, su organización y modo de trabajo propicia la repetición y cronificación de errores. Mientras no entremos a saco en esta cuestión poco cabrá esperar más que ese languidecimiento ya próximo a la agonía que son la vida de las parroquias. Sintomático de esto es que solemos encontrar el mismo tipo de personas en muy distintas parroquias, tipo que no viene definido precisamente por el modo de vivir la fe, sino por la manera de "hacer comunidad".
Con todo, pienso que es el párroco, con su personalidad, su talante y su forma de vivir la fe y la relación con el Señor quien tiñe toda la actividad parroquial. Hace unos tres meses tuve que irme de una parroquia dirigida por un arrogante estúpido y vanidoso hasta la náusea, que me estaba literalmente secando la poca fe de uno (y la de mi mujer). Allí no había parroquianos sino una cla que no cumplía otra función que reafirmar el ego gigantesco de este triste personaje. Acudí a otra en un pueblo mucho más pequeño a unos pocos kilómetros de distancia, y el cambio ha sido verdaderamente magnífico. Y ello es debido al talante con el que contagia a toda su comunidad este buen sacerdote, inteligente y humilde, tímido y a la vez audaz, sencillamente lleno de Dios, sencillamente serio, sencillamente encantador. Y esto tiene un reflejo en la feligresía, muy distinta a la de aquel soberbio idiota. Tiene reflejo en la feligresía y, evidentemente, en la forma de confesar, de celebrar, en sus homilías, etc.
Dice Roberto (¿Rey?) que hay feligreses que se van cuando el cura que les gusta se va. Lógico: nadie le gusta estar en un sitio donde se hallan incómodos o incluso incomodados, y que les hace perder la fe. Si en la parroquia a la que voy me ponen un necio con balcones a la calle, o a un cura sin fe, o al típico cura funcionario, cuya devoción quedó perdida en la noche de lso tiempos, me largo. Y si ponen a otro que me hace sentirme vivo, en el que veo de algún modo al Señor reflejado en su presencia y en su actitud, me quedaré.
No sé desde el cleralismo de algunos cómo se percibe a la feligresía. La gente no es tonta, ni siquiera en las parroquias: sabe escoger y sabe desechar. Yo aguanté carros y carretas en "mi" parroquia (si lo contase en detalle muchos quedarían escandalizados aquí), hasta que vi en mí los efectos deletéreos que producía mantener la decisión de no marcharme. Ya no me volverá a ocurrir. A estas alturas de mi vida ya no me caso con nadie, salvo con mi mujer.
Recuerdo haberle consultado a Mons. Sebastián hace unos cuantos años, cuando tenía abierto un blog en este portal (creo que en los tiempos en que estaba alojado en Libertad Digital), si existía alguna obligación por la cual uno debiera buscar auxilio espiritual forzosamente en la parroquia que a uno le correspondía, presionado como estaba por el cura ególatra para que fuera miembro de su particular cla. Me contestó muy amablemente que en absoluto. El criterio de actuación debía ser el de que acudiera allí donde me sintiera mejor acogido, comprendido, asistido, pues de lo que se trataba era de crecer en la fe y en la relación con el Señor, y no en satisfacer fidelidades infundadas y mundanas. Así, me dijo que podía acudir con entera libertad a misa en una parroquia, confesarme en otra, ir a convivencias o retiros a otra, o consultar cualquier cuestión con un sacerdote con el que me sintiera en sintonía, perteneciera o no a los lugares a los que solía acudir.
"Mi enfado con él fue porque en una homilía dijo que a la verdad se puede llegar por muchos caminos, aunque hay algunos, como Benedicto XVI o el obispo de esta diócesis (Monseñor Munilla), creen estar en posesión de la Verdad."
Ya se ve que había materia, y materia grave:
1. Descalificar al Papa y a su obispo.
2. Escandalizar a sus feligreses.
2. Relativizar la Verdad
¿ Sigue ese cura párroco en su puesto ? Me autorrespondo: como aquí nunca pasa nada, seguro que sigue y sin la más breve amonestación.... al menos pública... que pública fue su ofensa.
Su formación deja mucho que desear, y celosos que son de su condición de curas -¡bendito sea Dios!- aceptan mal que se les lleve la contraria.
Hijos del sistema educativo democrático, lamentable. E hijos del Concilio, del único que ha habido. En fin...
El dilema es ese: Necesitamos sacerdotes del Señor, y les debemos verdadero cariño, pero su formación hoy es muy mala.
Hay una causa, entre otras muchas, que origina el malentendido.
El ciudadano que no tiene formación religiosa suele no ser practicante, con lo que se le elimina de esta causa.
Los que tenemos formación, y estudios superiores, en un porcentaje proximo al 100% nos formamos en colegios religiosos que no eran diocesanos y se vivia, de externo, como en monasterios o conventos en medio del mundo, mas o menos.
En los colegios de religiosas lo habitual eran los pellizcos de monjas y poca o ninguna teología (el cura solo aparecía para confesar y celebrar Misa).
Falta la formación permanente después de salir del colegio y con la Santa Misa dominical no es suficiente.
Las personas mayores solemos recordar mejor las manías de críos que la madurez de la juventud y la liamos parda cuando creemos que tenemos razón, como en el cole con el prefecto de disciplina o con el encargado de la liturgia o del coro.
Las discusiones en la parroquia solo denotan que estamos mayores y empezando por mí mismo ya casi en la prejubilación (los curas diocesanos se jubilan mas tarde a partir de los 75).
Gracias por su artículo para no enredarla con los nuevos curas que nos ha enviado D. Carlos con los cambios de este curso (y que no siguen las costumbres que teníamos aceptadas al párroco que se nos ha jubilado).
In Domino
¿Qué significa que el cementerio esté lo más curioso posible?
Tengo que reconocer que soy amigo, o al menos muy conocido, de los curas de mi zona; nos tomamos el pelo, hacemos bromas y nos reímos muy a gusto de muchas cosas; evidentemente no hablamos ni de Teología, ni de Pastoral, ni mucho menos de Liturgia y cuando me quieren hablar del Papa Francisco les matizo algunas cosas. Ellos saben quién y cómo soy y lo que pienso (más o menos) de estas cosas. Saben que he decidido no ir a Misa en ninguna Parroquia de mi zona. En Baracaldo, mi pueblo, tengo un lugar fijo al que asisto a la Eucaristía, si no puedo ir ahí, lo hago a la Catedral o a una Parroquia concreta de Bilbao... si está el Párroco.
Si les gusta, bien; si no les gusta, también (a los curas, digo). Yo, gracias a Dios, soy razonablemente feliz. Si voy a Misa y en mi opinión sale un circo, me voy y no vuelvo. Si el Obispo no dice nada ¿quién soy yo para decirlo? Allá ellos ante Dios... ¡Anda que si lo están haciendo bien y yo sin enterarme! Eso, solo Dios lo sabe, y como solo Dios lo sabe pues vayamos allá donde sabemos con seguridad que se hacen las cosas bien. ¿Pero enfadarse con el cura? ¡¡¡Por favor!!! Si es Dios quien lo ha puesto que ellos se entiendan, que ya me entenderé yo con Él cuando me llegue la hora... y ahí sí que tendrá que entrar de lleno su tan cacareada misericordia.
Dar realmente, da poquito la feligresía, ahora bien, quieren el templo limpio, el aire acondicionado en funcionamiento para sus celebraciones, y cuando van a la oficina parroquial, más vale que tengas internet para las consultas que necesiten, y copiadora para cuando se les ha olvidado hacerle copia a algún documento que tengan que aportar.,,, así que no sé dónde está el gran negocio empresarial que menciona.
Pero lo que me llamó principalmente la atención fue que en sus quejas decía “ estoy muy pero que muy disgustada con la parroquia….vamos…que no se yo que voy a hacer, porque no me gusta nada cómo funcionan aquí las cosas…estoy muy decepcionada y creo que voy a cambiar….”
….como el que decide cambiar de supermercado….. Yo no sabía si decirle algo o desovariarme allí mismo…. Ni que decir tiene que no había visto a esa señora parar por la parroquia en mi vida….
Para no pecar, mejor me desplazo a una parroquia a cargo de sacerdotes Franciscanos que si saben que la misa de doce es a las doce y no a la hora que se le de la gana al Sr. Cura. Por ahí leí que la buena liturgia empieza por la puntualidad.
Aclaro que no anhelo " una religión para mí ", sino que se celebre y predique según la Palabra de Dios.
--Todos ellos salen a saludar después de Misa en el atrio.
Cuando algo no concuerda con lo que pienso, le pido que me lo explique, mostrándole mi opinión y no me enojo.
Recuerdo el pedido de aquel Obispo a los fieles: " Si ustedes nos corrijen, quién lo hará?"
Así dilucidamos , con la ayuda e inspiración del Espíritu Santo.
Dios quiera que este ejemplo sirva para dirimir al menos alguna situación.
Venturus est !
¡ Si están muy ocupados y no dan a basto !
Con respecto a la ortodoxia en las celebraciones y sus consecuentes homilías, muchos laicos de avanzada, (como les llaman en mi país) encuentran en ellos un motivo de denuncia ante el obispo, quieren mucho olor a oveja y poco aroma a Cristo... Y si el obispo les hace caso, pues que se embrome, se queda sin un párroco y aquí son muy pocos... más trabajo para el mitrado.
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