Lo que vos queráis, Señor
Aunque no se lo crean, uno es más bien poco piadoso. A ver, por favor, no se me escandalice nadie. Los de pueblo, los que nos hemos criado entre piedras berroqueñas, no somos especialmente dados a místicas y arrobos. Somos más bien tirando a escuetos, de pocas ideas, pero claras, más neoclásicos que barrocos, más de tiralíneas que de creativo pincel. Cosas de los que hemos crecido entre tomillos y jaras, cardos borriqueros y espinarones de esos que antes se podían cortar y ahora hacerlo te cuesta congo y medio.
Recuerdo de seminarista y de cura joven que una de las oraciones que más se repetían y repartían era aquella de “Padre me pongo en tus manos”, de Charles de Foucauld. Incluso creo recordar que había una versión musical que requería de guitarra, bongos y caritas ladeadas. La verdad es que lo de aceptar la voluntad del Padre lo tenemos ya en el padrenuestro y lo tenemos especialmente en la cruz. Pobre del que no esté dispuesto a acogerla con los brazos abiertos.
A la hora de expresar esta realidad, las frases son muchas y muy variadas. Cada uno tiene la suya. Yo repito mucho como jaculatoria, y que Dios me perdona y mis lectores por si escandalizo a alguna alma especialmente sensible, no una frase del evangelio o de mística altura. Qué va, si uno es mucho más simple que todo eso. Tan simple que mi jaculatoria son dos versos de Juan Ramón Jiménez: “Lo que Vos queráis, Señor, sea lo que Vos queráis”.
Tengo que explicarlo. Me impacta y me viene mil veces al corazón y a la mente porque tengo el pálpito de que andamos construyendo una Iglesia a base de lo que nos parece, nos gusta, nos dicen, discernimos, dialogamos, evaluamos, nos sugieren, nos reprochan, hacemos asambleas, proyectos, programas… Lo hacemos nosotros.
¿Y Dios qué quiere? ¿Cuál es su voluntad? ¿Cuál es la voluntad de Dios, por ejemplo, sobre el matrimonio, cuando las parejas pasan dificultades, en el caso de una separación inevitable? ¿Cómo quiere Dios que oremos, que celebremos la liturgia? ¿Cuál es la voluntad de Dios en la parroquia, en la familia, en el trabajo? ¿Qué quiere Dios? Me impacta. Y me impacta más cuando me planteo qué quiere Dios de mí.
Qué sencillo sería esto si lo aplicásemos en la vida ordinaria de las parroquias donde los conflictos siempre son por cosas menores. ¿Cuál será la voluntad de Dios en las catequesis, en las misas, en las asociaciones piadosas…? Tantas veces buscamos simplemente nuestro yo. Tantas veces el interés de la parroquia o del grupo. No sé si tantas lo que de verdad Dios quiere.
Al lado de todo esto, me preocupa la búsqueda de la voluntad de Dios. Huyo de aquellos que tienen línea directa en la oración y el privilegio de que Dios se lo deje todo clarito. No es mi caso. Lo de las piedras berroqueñas, supongo. Al final lo que Dios quiere de uno es que sea fiel a su ministerio y en obediencia a la Iglesia. Lo que vos queráis, Señor, sea lo que vos queráis. Y ahora sí me permito añadir algo de Foucold: “necesito darme, ponerme en tus manos sin medida, con una infinita confianza, porque Tú eres mi Padre".
Lo que vos queráis, Señor… Si este fuera nuestro principio de vida y de acción pastoral, otro gallo nos cantara. Digo gallo, gallinero en pleno con coros de toda la granja.
26 comentarios
Yo me abandono a Su Voluntad por puro egoismo: sé que no hay menor opción posible y libremente lo hago.
Lo cual no quiere decir que otro montonazo de veces haga lo que me de la gana ... jejejeje
Dice el Evangelio que a quien mucho se le da por ver y sentir lo que otros no pueden ver y sentir; mucho se le pedirá de lo visto y sentido.
Y esto, en un mundo ciego, no es tan fácil de hacer, soportar y sufrir lo que otros a menudo criticando no pueden ver y comprender.
Al sexto mes, ( de gestación avanzada) el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres. 29 Pero ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. 30 Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí, tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. 37 Porque ninguna cosa será imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. (lc.1,26-37)
La pregunta: ¿María fue consciente de que aquella presencia, -aquí la del susodicho ángel- venía de parte de Dios?
Y por otra parte: ¿Cómo Ella, queriendo y sabiéndose mujer virgen pudo soportar el qué decir ajeno sobre su futura maternidad no casada?
Tras limpiar las babas que su comentario ha dejado en la pantalla de mi portátil, tengo que recordarle que hay otros foros en los que él puede volcar su impotencia de cabestro, sus complejos y sobre todo la envidia que le corroe ante un cura que lleva una parroquia de forma ejemplar.
No quiero cebarme con el comentarista ni con su insignificancia teológica, intelectual, física y muy probablemente sexual porque soy misericordioso como nos enseña el S.P.Franciscus.
"Lo que vos queráis Señor" Y ojalá queráis que desaparezcan de este portal los trolls que gustan de olerse el sobaco como cierta política catalana.
Reconozca que es usted un cagapoquito disfrazado de matón. Un envidioso del éxito tanto parroquial como social de D.Jorge con sus miles de seguidores en su blog mientras a usted le sigue su hermana mayor y el tonto de su pueblo al que le invita a pinchos de tortilla.
No me obligue a localizarle. Yo a buenas, soy peligroso, malo y con tendencia a la exterminación.
A malas no me conoce.
Padre Santo Todo Poderoso, hace falta valor para utilizar ese seudónimo, que en Español los signos de interrogación y exclamación abren y cierran la frase. Hiere leer un comentario lleno de faltas de ortografía, es insufrible, y encima el seudónimo. ¡Que nivel!
Por lo demás su artículo genial, como siempre.
Se supone (quizá es mucho suponer) que todas nuestras reuniones, planes, asambleas, etc, etc, tiene que tener como telón de fondo esta cuestión, ¿que quiere Dios de nosotros en estas circunstancias? ¿por donde sopla su Espíritu? ¿que nos quiere decir? ¿estamos en linea de lo que El quiere?
Otra cosa es que esto no siempre es fácil de verlo con total nitidez, pues tampoco Dios habla de una forma directa, clara y tangible ( a no ser que se den fenómenos de tipo carismático); y entonces necesariamente caemos en el terreno de la interpretación y el discernimiento, el ver los signos de los tiempos, etc
Pero hacer esto es totalmente necesario para intuir que es lo que Dios quiere de nosotros.
A malas no me conoce".
Dado que D. Jorge es como las gallinas, quiero decir, que se retira poco más que a la puesta del sol, y no había colgado este post tuyo hasta esta mañana, pues no lo había leído: no nos prives nunca de tu ingenio; me troncho hasta derramar lágrimas. Gracias, me hace mucho bien reir así.
Una observación. En la espiritualidad, individual o colectiva, (da igual), hay muchos círculos viciosos y virtuosos. Salimos de una para encontrarnos en otra muy semejante, y da la sensación de volver al mismo sitio. Lo importante es que la espiral no vaya hacia abajo, sino hacia arriba. Pero no hay que considerar aburrida una santa rutina, siempre que sea santa, y no pensar que la variedad deseada está en ser originales, sino en que cada uno encuentre el camino que mejor le lleve a Dios, sin pensar que es el único que todos deben recorrer, porque cada uno tiene el suyo: todos los caminos sabiamente ordenados construyen la Iglesia (y la Parroquia). Y quien debe llevar la batuta es el Párroco, ayudado y apoyado por personas responsables, porque no lo puede hacer todo él solito.
¿Qué quiere Dios de cada uno? La respuesta está en cada uno, de acuerdo con “el lugar” donde está Dios, al cual debe dirigir cada uno sus pasos: cumplir con el deber del puesto que está ocupando, como punto de partida, y poner la mirada en el Cielo, como lugar donde nuestra adoración a Dios será “perfecta”.
¿Escuetismo? Sólo el imprescindible para ser sencillos y humildes y no comprometernos en lo que no podemos llevar adelante. Pero sin renunciar a los gestos, algo más elaborados, de la Liturgia.
Además, es importante distinguir lo que se da a los niños de lo que se da a los jóvenes y personas adultas. Y esto, en general. Comprender las etapas de la vida y la vida que lleva actualmente la juventud es igualmente importante, para que no escore la barca hacia lados no deseados.
Saludos.
"El sacerdote es un ostensorio, su deber es mostrar a Jesús. Él tiene que desaparecer para dejar que sólo se vea a Jesús…".
Estamos muy ocupados en defender lo que llaman la creación, el medio ambiente, el ambiente medio, el cambio climático, la lluvia ácida, la polución, la falta de agua y demás.
Pero hemos perdido defender el centro de la creación que es la creatura y el alma sacadas de la nada y con vocación esencial de Dios. Nuestro Señor vino a salvar al que había sido creado a imagen y semejanza de Dios y asumió esa condición, no vino como un ángel, sino como un hombre para salvar al hombre. Pidamos con Fe que no perdamos nunca el centro, la puntería, de no poner piedras en el camino de la salvación de las almas, que es cosa muy seria......
"Si El Señor, en su infinita bondad, tan jorobados nos tiene,será porque nos conviene.- ¡¡¡HAGASE SU VOLUNTAD!!!
Que buen padre tuvo Ud, y la oración una preciosidad de piedad popular a practicar,
In Domino.
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