Mi homilía de ayer: España, sé tú misma, vuelve a Cristo
En la homilía de ayer, solemnidad de Santiago Apóstol, recordaba un servidor el grito de San Juan Pablo II en Compostela el año 1982: “te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las. otras religiones y a las genuinas libertades. Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Quise hacer mío ese grito: España, ¡sé tú misma, aviva tus raíces, vuelve a Cristo!
Quise recordar mis feligreses que la unidad de España, sus valores, su cultura, su fecundidad histórica, están marcadas por la fe en Cristo, y que renunciar a Cristo, sacarlo de la vida y convertir la fe en una mera devoción particularista es un mal para toda la nación. Que incluso para los no creyentes, la presencia de la fe es un valor fundamental.
Les dije más. Llevamos cuarenta años en los que los ataques a la catolicidad de España son furibundos. Han conseguido sacar a Cristo de la política, la universidad, la escuela, la familia, la convivencia cotidiana. Pues bien, es el momento de preguntarnos: ¿estamos mejor?
Desde que los políticos han abandonado a Cristo y lo han sacado de las instituciones ¿tenemos una case política mejor, más trabajadora, honrada, solidaria y generosa? La universidad sin Cristo ¿es más dialogante, tolerante, solidaria y respetuosa con todos? ¿Están mejor las familias? ¿Descubren en las familias más respeto, más generosidad, más capacidad de entrega y sacrificio? ¿Hay una mayor sensibilidad por la vida? ¿Conocen una nación donde haya más respeto a los derechos elementales de las personas que las naciones de origen cristiano?
Sigan preguntándose cosas. En países con otras tradiciones religiosas, no digamos en países ateos ¿viven mejor, con más libertad, más respeto, mayor generosidad? ¿Y nos estamos dejando arrebatar a Cristo creyendo que eso nos hará mejores, más humanos? ¿Estamos locos?
Santiago era un hombre corriente como nosotros, una vasija de barro que se dejó interpelar por el Señor y se fue con él sin tener muy claro para qué. No lo tenía claro él y mucho menos su madre. Pero conoció al Señor, lo vio resucitado y comprendió que la fe en Jesucristo era la única causa por la que merece la pena vivir y morir.
Sufrió todo, la segunda lectura ayer era tremenda: nos derriban, nos atacan…, hasta acabar pasado a cuchillo. Pero… y aquí viene el meollo de la cuestión, hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
Hoy, como Iglesia, vivimos asustados y acobardados. Tenemos miedo y hemos tomado la opción del compadreo con los poderes públicos pensando que así salvamos los muebles. Los muebles están perdidos y por este camino a mayor velocidad.
Poner a Cristo en medio de la vida no es abusar de privilegios ni imponer ideologías. Es poner la piedra angular de una sociedad fuerte, solidaria, compasiva y generosa. Quitar a Cristo ya vemos a dónde va.
Acabé así mi homilía: que no se nos olvide que tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres, aunque nos cueste la vida, el dinero, lo que sea. Que no se nos olvide a nadie: a ustedes, a los sacerdotes, y a los de más arriba con mayor motivo, que tienen mayor responsabilidad, y andan un tanto dormidos.
34 comentarios
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Jorge:
No jorobes... Pues por esa oración comencé...
¡Santiago, y cierra España al maligno!
Gracias Padre Jorge por dejarnos un trozo de su homilía aquí. Dios se lo pague.
Es encantador su post. Creo que ayer el rey de España no estuvo en Santiago de Compostela, presidiendo la Solemnidad de Santiago Apóstol, Patrón de España, al parecer enviaron a un delegado regio, con el mayor respeto me parece más bien un brindis a la izquierda española y no sé si también a la derecha con sus leyes cada vez más profanas y menos cristianas.
Recemos por nuestra querida España.
Paz y Bien.
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Jorge:
Virgencita de Lourdes, que me quede como estoy...
www.ivoox.com/juan-pablo-ii-durante-su-visita-a-santiago-audios-mp3_rf_19972274_1.html
Quizá la cuestión más relevante hoy sea plantearnos si España ya ha alcanzado un punto irreversible, de no retorno, si podemos todavía volver a ser lo que fuimos, si todavía puede volver a Cristo. Soy muy escéptico, aunque me resisto a tirar la toalla definitivamente. Personalmente creo que España, de seguir en esta caída a plomo en la que se halla sumida desde hace más de cuarenta años, está abocada a desaparecer. De hecho, de la catolicidad de España (no hablo de su gloria imperial, ni siquiera del régimen de Franco), a efectos prácticos, en la vida real no queda nada. Incluso en aquellas manifestaciones más inequívocamente católicas, como las procesiones de Semana Santa o las devociones a las distintas advocaciones marianas y de Jesucristo, habría mucho que hablar sobre la autenticidad y profundidad de esa fe. Sé de primera mano que no pocos de los que hacen cola para besar al Cristo de Medinaceli en Madrid es por pura idolatría: no acuden jamás a misa, viven arrejuntados, tienen hijos sin bautizar, no siguen la mayor parte de la doctrina moral de la Iglesia, a la cual repudian públicamente y por la vía de los hechos, etc.
Como cualquier español bien nacido, amo mi patria, pero amo lo que fue, no en lo que hoy se ha convertido. Sí, es cierto que exportamos mucho, que tenemos los mejores ingenieros del mundo, que el ingenio ibérico es excelente, casi más que nuestro jamón o nuestra gastronomía, pero una España que reniega o ignora su identidad, que pasa por su fe en Dios, es de una mediocridad pavorosa. Porque es mucho peor haber sido que no llegar a ser nunca. Sin despreciar el esfuerzo que implica, exportar, ser ingeniero puede serlo cualquiera.
No es casual que en esta España tan moderna y puesta al día en el relativismo, el nihilismo, el hedonismo, el homosexualismo, el abortismo y demás "logros" masónicos, lo único que queda por destruir es su unidad política, los artículos 1 y 2 de la espantosa Constitución del 78. Y ya están en ello una parte muy importante de España como es Cataluña. Por lo que a mí respecta una España como ésta no merece sobrevivir, ni siquiera su nombre, pues en nada se asemeja a lo que entendemos por el mismo. Su unidad, incluso política, es ficticia a efectos reales, pues España se ha convertido en un fantasma de sí misma, algo, como dijo un Presidente de Gobierno que fue reelegido (y que sólo lo echó la gigantesca crisis económica mundial), "discutido y discutible"; de la unidad religiosa, ni está ni se la espera. Si el proceso que comenzó a finales del siglo XIX con la pérdida de las últimas posesiones de ultramar ha de culminar, sea. No sé qué es peor una España sin Dios o su desaparición.
En fin, roguemos a nuestro Santo Patrón, Santiago, y a toda la corte celestial, que España no haya llegado ya a ese punto de no retorno. ¡Dios lo quiera!
Sí, pero también recuerde que hubo un arzobispo de Toledo llamado Elipando, hereje adopcionista para congraciarse con los moros, y que si un S. Beato de Liébana no lo hubiera llamado «testículo del anticristo» la gente probablemente se habría quedado idiotizada.
"No he de callar, por más que con el dedo,
Ya tocando la boca, ya la frente,
Me representes o silencio o miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?"
Éramos fieles a los principios del movimiento, depositarios de valores eternos y de la fe en Jesucrito Nuestro Señor.
Cuando el Generalísimo falleció llegó la barbarie, la masonería y el anticristo.
Gracias a esta pagina web por ser reducto de la fe y de los principios del movimiento.
¡Viva España, viva Franco, viva Cristo Rey!
"Sin mí no podéis nada"
Gloria a Nuestro Señor Jesucristo, Hijo único de Dios.
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Jorge:
Ni mucho menos. Educado en los años 1973 - 1980, con un pedigree que asusta. Pero bueno, uno se las va apañando
no olvido nada. Efectivamente, en la Iglesia ha habido herejías y herejes prácticamente desde los inicios. Tampoco me olvido de Bernardo de Cluny y sus sucesores que, una vez reconquistada Toledo, para participar activamente en la Reconquista, potenciaron en el territorio de la arquidiócesis las órdenes militares, por otro lado auténticos baluartes militares y de vida contemplativa en tiempos de paz. ¿Usted se imagina obispos de la talla de Bernardo y otros que le sucedieron hoy en día? Salvo honrosas excepciones, ¿se imagina obispos dispuestos a proclamar la única Verdad, aunque suponga cargarse las subvenciones? En fin, mejor no hablar para no tener que arrepentirse luego... Pero insisto, ¿usted cree que estamos mejor que en aquellos tiempos? No sé, no sé...
Buena respuesta al señor Guardiola, conozco muy bien la época postconciliar en la que fue formado. En aquellos tiempos era Presidente de la Conferencia Episcopal Española el Cardenal Tarancón, tiempos convulsos, los seglares llamábamos a los sacerdotes progresistas o integristas según su forma de ejercer su ministerio, recuerdo incluso que en en un centro de estudios teológicos, una asignatura se refería al catecismo holandes, ya con un apéndice de correcciones diamantes de la Santa Sede.
Con ironía le pregunto padre Jorge: ¿Tiene alguna impregnación de la corriente progresista?
Un cordial saludo en el Señor.
dominical. Por otra parte, aun asistiendo, tener un texto escrito nos facilitaría la reflexión y oración durante la semana
Que el Señor le siga bendiciendo
Dígame de qué quiere ejemplos, aunque si usted tiene una mínima idea de Historia debe saber de qué hablo.
De una creencia que haya adquirido una expansión mayoritaria sin tener la ayuda coercitiva del Estado.
Muchas gracias Padre.
Le vuelvo a repetir, ponga un ejemplo concreto de expansión mayoritaria de una religión en que esta expansión no haya contado con la ayuda coercitiva del Estado.
La conversion siempre es posible, no creo que la situacion de España sea irreversible. He leido que la Virgen dijo a San Antonio Maria Claret: "En el Rosario está cifrada la salvación de España". Recemos.
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