Misas largas y cortas o cuánto debe durar una misa. Algunas claves
Pues anda que no depende de cosas…
Que sea un día de diario, festivo, domingo o solemnidad.
El lugar donde se celebra. Porque no es lo mismo celebrar en el Zaire, en Japón, en el altiplano boliviano, en Suecia o en España.
El horario de la celebración.
Que vaya unida a algún acontecimiento especial, sea la celebración de un sacramento, una canonización…
A partir de ahí, más que de duración en minutos, hay que hablar de un tiempo razonable.
Solemnidad, misa mayor, confirmaciones y preside el obispo diocesano. No pretendan acabar en cincuenta minutos. La cosa irá para largo. Hace poco estuve en la profesión solemne de una religiosa contemplativa. Nos fuimos casi a las dos horas. Ya se lo podían imaginar. Nadie en su sano juicio se debe quejar porque la vigilia pascual en el monasterio de Tal se alargue más de dos horas o porque una misa solemne en el Zaire se prolongue tres o cuatro. Esto todo el mundo lo comprende.
Ciñéndonos a España, que es desde donde un servidor escribe, la gente sabe más o menos lo que viene a ser una celebración normal. Media hora como mucho los días laborables y en torno a los cuarenta y cinco minutos, poco más o menos, los domingos y festivos, sabiendo que D. Fulano es un poco más lento y D. Zutano predica menos y abrevia.
Dicho esto, servidor quisiera hacer algunas consideraciones.
Quizá la primera sea la de dejar claro que los fieles tienen derecho a saber con qué se van a encontrar cuando van a misa, y que en eso los sacerdotes debemos ser muy respetuosos. Una misa, por ejemplo, de primera hora de la mañana -nosotros celebramos a las 7:30 h.- tiene que ser por necesidad rezada y con un tiempo muy marcado, porque la gente se tiene que ir a trabajar y no está para sermones de diez minutos.
Más aún. No podemos variar la duración de forma extraordinaria por puro capricho. Si una misa de diario viene a durar en la parroquia de tal en torno a los veinticinco minutos, no hay derecho a que de repente un día, simplemente porque sí, se nos vaya a cuarenta. Soy de la opinión que hay que ser puntuales para empezar y para acabar, que la gente sepa a qué atenerse.
El gran problema de las misas, de todas formas, no es tanto de tiempo cuanto de pesadez. Lo que agota a los fieles no es que dure un poco más o menos, siempre y cuando se mantenga un ritmo correcto y se celebre bien. Por eso yo no hablo de misas de muchos o pocos minutos, sino de misas normales y celebraciones inaguantables.
Lo que resulta insoportable, excepto para los creativos del equipo de liturgia, incluyendo al sacerdote, es tener que romper el ritmo de la celebración con un sinfín de moniciones absurdas que van cortando la celebración. Si a eso se unen las moniciones improvisadas por el celebrante, apaga y vámonos. Unamos homilía tan larga como vacía e inacabable ¿por qué será tan complicado terminar? El remate es acabar la oración de los fieles y dejar tiempo para preces espontáneas. Como resulta que el coro tiene que cantar todo lo preparado, y con abundancia de estrofas, aunque lo canten ellos solos, y el tiempo se echa encima, se suele compensar con un ofertorio abreviado, una plegaria rapidita y omisión de silencios, aunque los avisos finales resulten interminables. ¿Tiempo total? Cuarenta y cinco minutos. ¿Impresión subjetiva? Larguiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima y pesadiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima.
El ritmo es clave. Aproximadamente deberíamos repartir al 50 % entre liturgia de la palabra y liturgia eucarística. Otra cosa es forzar. Moniciones, las justas, a ser posible ninguna salvo en celebraciones muy singulares.
Los fieles, en general, cuando hablan de misas largas, lo que están diciendo en el fondo es que se había producido una desconexión entre reloj y celebración. Una misa mayor parroquial de domingo de veintisiete minutos es cortísima y un sin sentido. Una misa de veintisiete minutos de un día laborable a las 7:30 de la mañana es infinitamente larga. Una misa dominical de cuarenta y cinco minutos bien celebrada, con sus silencios, cantos apropiados y una homilía de entre siete y diez minutos, es perfectamente correcta. Una misa de domingo de 45 minutos, con homilía de quince minutos, moniciones y plegaria eucarística a carreas es insoportable.
Por ahí van las cosas.
51 comentarios
Lo que hace algo inaguantable en liturgia es ese verbalismo exagerado (moniciones y más moniciones sumando las moniciones espontáneas del sacerdote). Yo digo, exagerando para que se note bien, que "las moniciones las inventó el demonio".
Si el sacerdote, por ejemplo, como el Santo Padre Pío, las misas largas es tanta la devoción con que celebraba, que para los que tenían su corazón conforme a la voluntad de Dios, se dice como unas tres horas, no llegaba, la Santa Misa.
Cuando todos aceptan al Espíritu Santo, la misa llegan a ser breves aún cuando tenga una duración de por lo menos una hora. Pero si en el ambiente no hay piedad ni recogimiento, muchos desearían no haber entrado en la iglesia.
Los he visto desde el autobús, y en horario de misas, en alguna iglesia, había personas fuera de la iglesia.
De la vida de San Antonio María Claret, se cuenta un suceso, cuando el santo estaba predicando, había dos personas que se habían quedado dormidas, porque no se sentían atraído por la espiritualidad del sermón. No parecían simpatizar con el santo, que tuvo enemigos y espías en su tiempo. Pero esos dos murieron allí mismo.
Para mí, el horario ideal sería de la 7 de la mañana, lo que tendría que abrirse antes, como una hora. Y entrar y prepararse ante el Señor, sin ruidos de la gente, ni de los coches, etc..
Ir a misa con recogimiento ayuda mucho a la vida espiritual, pero ir a Misa sin apenas interés, lo cual hay que superar esa barrera para entrar en los espiritual, de la tibieza al recogimiento, no volviendo nuevamente a la vida desordenada de la tibieza.
Las moniciones no solo no valen de nada, es además son insufribles.
El pueblo es tratado, porque diagnosticado está, como un niño autista: hay que darle una pelotita en forma de monición, ofrenda, lectura, para que se centre y no moleste. Una pena. Cosa de decadencia.
Imagínese, Padre Jorge, la de morcillas y moniciones largas que tendría esta celebración.
- Por un lado mi párroco, que ama la belleza de la liturgia. Misa, niños que reciben su primera comunión. Una hora y poco de duración, cantos incluídos. El sacerdote que no se deja ni una rúbrica, leída literalmente, con toda la solemnidad requerida y sin meter nada de cosecha propia. La homilia, en su justa medida, aludiendo a las lecturas, y dedicando palabras a los niños y a los padres (fundamental). Sobre todo dejando claro, siempre, que lo importante no es que hayan venido los primos de Cuenca, el vestido ni la PS4 que les han regalado... sino que el mayor regalo que les han hecho y jamás les harán es que van a recibir a Cristo, presente en la Eucaristía. Repito: hora y poquito, con cantos, homilia y sin faltar ni sobrar nada.
- Caso diametralmente opuesto, también comuniones. Admito, y pido perdón si es falta de caridad, que el sacerdote me sacó de quicio. Olvida comenzar con "En el nombre del Padre...", y se saltó todas y cada una de las rúbricas, sustituidas siempre por cosas de su propia inspiración, que desmerecían la ceremonia y desconcertaban a cualquiera que vaya a misa a menudo. El Gloria, cantado, como igual es largo "pueden ustedes sentarse, durante el Gloria". La homilia, ausente, nada de dedicar palabras que sirvan de guía a los niños, no: recitan una cosita que les han enseñado sus catequistas, y listo. El Credo, ni estaba ni se le esperaba. La paz, un caos monumental... Lo único que se mantuvo, a Dios gracias (porque si no, pego un grito en ese instante) fue la Plegaria Eucarística, en la que el sacerdote se atuvo al texto. Y todo, según creo, "para no hacer pesada la misa a esos padres sin costumbres de venir". Claro, por temor a que se asusten, tratemos la liturgia sin respeto. ¡Así nos va!
PD Añado que, para mi sorpresa, las pocas veces que el sacerdote leía las rúbricas lo hacia hablando bajito, casi murmurando (no querría molestar). Pero las cosas "improvisadas", (el 85% de la misa) las decía bien alto y vocalizando a la perfección.
Saludos cordiales.
Otras celebraciones adornadas con más moniciones y otras ocurrencias, ya ni se puede entender si son misas o qué cosa son. No pocos sacerdotes parecen ignorar lo que están celebrando, por el poco cuidado que ponen en la liturgia y el poco realce que le dan al momento de la consagración.
Desde luego vosotros españoles sois gente muy rápida y a mi me ha costado un poco cuando llegué a residir en España, eso en varios ámbitos de la vida, no solo a misa... En mi lugar de origen (Francia, que no estoy hablando de otro continente!) una misa dominical "normal" dura unos 60 minutos.
En un convento de frailes dominicos que me gusta ir a misa (en una ciudad grande de sur de Francia), el domingo la celebración suele ser de 1 hora y 30 minutos y la vigilia pascal dura más de 3 horas...Todo el conjunto con liturgia de estilo tradicional (pero en francés y con el misal de Pablo VI) y sin comentarios añadidos, improvisaciones o otras cosas raras. Entre cantos y silencios y con una homilía de unos 15 minutos nadie se queja de que está demasiada larga la misa y en todo caso el edificio (grande) se llena siempre por completo.
Bueno es cierto que lo de los dominicos es una excepción pero yo lo echo de menos.
Está claro que debéis ceñiros más o menos a lo que se espera la gente pero tampoco no os cortéis, que cuando se celebra con dignidad y amor la gente lo valora y lo disfruta mucho.
Si una misa de diario se celebra sin canto (más si es por la mañana temprano, antes del trabajo), no pasa nada, es más, pareciera ser mucho mejor, porque donde iba el canto, se recita la antífona del misal y el resto es silencio. Al final, en lugar del canto a la Virgen, rezar un Angelus o un Regina Coeli cuando corresponde, vienen bien. Y si se llegara a predicar en la semana, una sola idea, de preferencia del Evangelio (que es lo que más suele retener la gente). Si la lectura tiene forma corta, preferir esa a la larga (sobre todo en las ferias de Cuaresma y Adviento, donde suele haber lecturas larguísimas), y omitir la Oración de los Fieles, invitando a los mismos a que eleven sus plegarias en silencio mientras el sacerdote ofrece el pan y el vino en el altar.
Los domingos, sobre todo porque se dispone de más tiempo, también equilibrio. No introducir "signos" extraños a la liturgia, por muy bonitos que sean. Rezar y cantar todo lo que corresponde y en su orden, y no hace falta que los cantos procesionales (entrada y comunión) sean completos, basta con que alcancen para terminar de realizar la procesión a la que acompañan. Los cantos del ordinario, entonarlos con la letra litúrgica y no otra, y que la música que acompañe sea acorde al tiempo litúrgico. Así como las misas gregorianas cantadas son distintas musicalmente (no da lo mismo un Kyrie de Cuaresma que uno de Pascua), hacer esa distinción también si se canta en vernáculo. No hace falta elegir cantos muy difíciles de entonar por los fieles, o cuya interpretación tarde mucho tiempo (como pasaba con las misas polifónicas estilo operáticas, prohibidas por San Pío X). Cantos de melodía simple, sobria, no superficial, sin lucimientos personales, y litúrgicos. Que inviten, en lo posible, al canto comunitario de la asamblea. Lecturas pausadas, sobre todo si la megafonía del templo es mala. Respetar los silencios, el de la Oración Colecta (breve), después de la Homilía, después de las elevaciones y después de la Comunión. Homilía bien preparada, no mayor a 10 minutos, y con un hilo conductor claro. A eso ayuda que el Sacerdote prepare la homilía con una buena Lectio Divina de las lecturas dominicales. Gestos pausados y bien hechos, tanto del sacerdote, de los monaguillos y demás personas que sirven en el altar. Oración de los Fieles según el esquema estándar, añadiendo -si cabe- alguna intención en particular por alguna circunstancia contingente. Mención de difuntos y enfermos mejor hacerla antes del canto de entrada, y no volver a repetirlos en la Oración de los Fieles y en el Canon, sobre todo si las intenciones de sufragio son muchas. Ofertorio sencillo, sin multiplicar de "signos" la presentación del pan y el vino. Paso sobrio y sin lucimiento de quienes recogen la colecta, que no perturbe la atención que debe estar puesta en el altar. Plegaria Eucarística donde se invite a los fieles a arrodillarse en cuanto les sea posible. Las palabras de la Consagración, en lo posible, pausadas y claras, lo mismo que las elevaciones y genuflexiones. Doxología solo el sacerdote, y los demás respondemos con el Amén. Saludo de la Paz con sobriedad y sólo a los vecinos. Darse el tiempo para cantar el Agnus Dei, sin añadidos, y que no pase desapercibido. La fracción del pan que sea aquí, y no en la Consagración. Comunión ordenada, y cuidando que no caigan formas o trozos eucarísticos al suelo (por ejemplo, con ayuda de la bandeja de comunión). Silencio poscomunión que ayude no sólo a la purificación de vasos sagrados, sino que el sacerdote también pueda sentarse en la sede a rezar un momento. Si hay avisos, enunciarlos brevemente, y para explicaciones extensas está la cartelera parroquial, el boletín de papel o electrónico (por último, se pregunta después de misa). Finalmente, tras la bendición y el canto final, que los fieles no nos sintamos "expulsados" del templo por el inminente cierre de puertas o apagado de luces, dejando un tiempo para poder realizar la acción de gracias adecuadamente.
Todo esto, me parece que puede ayudar a vivir mejor la Misa, a generar las disposiciones externas para que dé frutos internamente. Saludos.
6 minutos Palabra de Dios y homilía. 5 minutos Consagración. 4 minutos acción de gracias de la Comunión.
Y la opción de llegar antes y quedarse después.
Resultado previsto: Iglesia casi llena. Misas de 1/4 de hora.
Ya lo dijo San Pablo, a los niños se les alimenta con leche y a los mayores con carne. Mejor muchos que pocos.
Y el la era de los twits hay que ir al grano, de que sirve una homilía de 20 minutos si luego nadie recuerda nada. Mejor 5 minutos con el mensaje esencial bien claro
Gracias a Dios, nunca he participado para el asunto de las moniciones. En que con frecuencia parece ser más bien, tertulias radiofónica, por eso, la gente no se toma en serio la fe de la Iglesia Católica.
Y, dado que aumenta la longevidad, si gustan las celebraciones largas, habrá que pensar en las necesidades fisiológicas también: ¿para cuándo wc. en las iglesias?.
Y, aprovechando que el Manzanares pasa todavía por al lado del Vicente Calderón, me dijeron que cuando se proclamó campeón de liga el Real Madrid, siguen los que acuderon a la Cibeles gritando aquello de "Neptuno, carbón, saluda al campeón". Yo, que tengo hecha la cintura a driblar con las figura retóricas en los comentarios de textos literarios entendí que que lo del carbón viene como antítesis de lo "merengue", a su vez metonimia por lo blanco...; pero mi hijo, que tiene la mala costumbre de mirar por encima del hombro lo que escribo, me corrige y añade: a ver si con los años te has vuelto disléxico; a lo que yo le respondi: pero bueno, ¿vas a enseñar a tu padre a hacer hijos a estas alturas? (mide casi 2 metros el "gachó").
Perdón si me he alargado, pero llevaba unos días sin intervenir, y ya no podía esperar más, que ya han empezado a desmantelar el campo del Atlético porque se trasladan a "la peineta" (? jo jo jo) y cambia de nombre Banda o algo así...; ¡manda...narices!. "ridendo castigat mores", dijo el clásico....
¿Cuánto ha de durar una velada romántica con tu esposa en la que le dices que a pesar de la edad, las arrugas y los achaques le sigues amando porque la entiendes como un regalo de Dios?
Si estas preguntas son ridículas hablando de el amor humano, más lo son hablando de la diaria manifestación del amor divino. Entiendo lo que quiere decir, D.Jorge, pero saliéndome un poco de su enfoque del tema, me pone nervioso la gente que va al Misterio de la Eucaristía con pulsómetro y cronómetro.
Eso sirve para todo, para las homilías, para las misas, para las confesiones....Donde paso los meses del verano había un sacerdote muy bueno, daba gusto verle decir misa y su espiritualidad, nos vino el octubre pasado uno que todo el mundo dice que es un pesado, no gustan sus homilías, no para de decir morcillas, las misas las hace muy largas. Mucha gente ha dejado de ir a la misa diaria desde que está él, yo tampoco le aguanto.
Totalmente de acuerdo en que las moniciones son algo totalmente prescindible, si hay algo que decir o aclarar ya lo hace el cura en el sermón no hacen falta moniciones.
Ahora que cada vez más gente abandona las Eucaristías deberían suprimirse las cosas superfluas, no hay que aburrir a la gente porque conseguirán que cada vez más gente se vaya. Cada vez hay más cristianos NO practicantes, es decir que no van a misa.
El peor espectáculo que se puede ver en Misa no es una colección de moniciones, o de chascarrillos, o tropecientasmil homilías entre cada oración, o móviles sonando, o charletas a cada instante ; no, es ver como un sacerdote mira por el rabillo del ojo su reloj.
Como diría un castizo: corte de rollo total. Ya no hay Cristo, hay un funcionario.
Es una pena observar en domingo como no faltan los fieles que llegan a la Eucaristía tarde, los que consultan el reloj, y aún peor: los que se marchan recibiendo la bendición.
En el templo hay que estar a gusto, con deseos de acompañar al Señor y de ser acogidos por Él, sin prisas, ofreciendo e invirtiendo nuestro tiempo en lo más sublime y más importante. La misa no debe ser una obligación, sino lo más vital para el creyente.
Nosotros nos quejamos por una misa de más de 45 minutos y nos encantaría una de 15.
Me pregunto: que es la Eucaristía para nosotros? Una obligación que cumplir cada domingo? , o un encuentro con aquel que es camino, verdad y vida?
Yo antes encontraba las misas largas y un día, en medio de una de esas interminables Eucaristía, me asaltó un pensamiento: cuantas horas pasa viendo insulsos programas de TV? y te quejas por la duración de la celebración eucarística?
A partir de ese día todo cambió.
Que si antes de la 1ª lectura, que si antes de la 2ª , que si antes del Evangelio... y todo para anticiparnos o resumirnos lo que van a leer a continuación (en ocasiones son más largas que el propio texto) ¿por qué esa insistencia en tratarnos como a menores de edad?
Perdón, D. Jorge, que me he enterado que el S.E.R. el Sr. Cardenal, se ha pasado a la competencia, y no fue a su parroquia de usted el domingo pasado sino a la de la Beata María Ana, sí, pero ¡de Jesús!. ¡Qué le vamos a hacer, otra vez será, ¿no?!
No hay manera de obtener de usted ni una "buena" contestación ni una mala respuesta, por mucho que quiera uno provocar: seguiremos insistiendo.
Dijo San Josemaría Escrivá de Balaguer
Si te aburre una Eucaristía que es la antesala de las Bodas del Cordero, ¿Qué vas a hacer en el cielo toda una eternidad?
¿Recuerdan ustedes – en la Última Cena – quién fue el que salió antes de que ésta terminara?
Por si no se acuerdan… fue Judas, el traidor.
Las predicas repetitivas y sin contacto con el alma de las personas las convierte en discursos vacíos que pasan en una misa a la que se asiste por cumplir. Poca gente joven, abuelitos que ya no escuchan sino que asisten a 'oir' misa, poca participación de los fieles incluso en las lecturas, en sí. Una vida eclesial pobre y sin magia que no logra ser reencantada con el ritual de la eucaristía. Ni siquiera se entiende la 'colecta' como el moode ofrendar algo de lo que has ganado con tu trabajo, sino que se descuenta de los impuestos y en muchas misas se omite el momento.
Creo que la misa necesita ser algo más íntimo, ofrecer un par de variables que permitan más diálogo y conocimiento entre los que asisten, que suele ser una comunidad que apenas se ubica de vista. Vamos, que es un despropósito seguir así. Y hasta duele.
Dicho eso, es imposible que una misa con más de 150 fieles pueda durar 45 minutos... a menos que exista un ejército de ministros ordinarios y extraordinarios de la Sagrada Comunión.
En mi país en que casi no hay sacerdotes, todavía quedan algunas iglesias que en los domingos tienen misas con 200, 300 y hasta 400 fieles. Para que duren 45 minutos, se requiere un celebrante singularmente ágil y no menos de 12 ministros extraordinarios. Menos que eso y la comunión se hace eterna.
Se hace complicado lo anterior cuando se recuerda que la Iglesia en sus documentos oficiales insiste en que no quiere que haya ministros extraordinarios, salvo cuando es verdaderamente indispensable. Aunque me parece bastante indispensable tener ayuda en misas con 200 ó más personas y sólo un celebrante, es difícil justificar 10, 12 ó 18 ministros extraordinarios. Y sin ellos, no tengo ninguna duda de que la celebración se alargaría fácilmente entre 10 y 15 minutos. Quizás más.
Estoy totalmente de acuerdo con usted. No se trata de cuántos minutos sino, simplemente, de lo justo. Ni abreviar innecesariamente ni extender innecesariamente.
Y ese criterio aplica para todo. Conocí un doctor que, cuando tenía la sala de espera llena, despachaba a los pacientes en un par de minutos. Pero cuando no había nadie, al pobre que llegaba lo entretenía por largo rato. ¿Cuánto debe durar una consulta médica? Pues, simplemente, lo justo. No es una cuestión de minutos. Lo que haga falta, sin acortar ni alargar el asunto, que la cosa, se supone, es seria.
Rezo su Ave María.
2. La adoración a Dios hace que la Santa Misa dure más tiempo.
3. La finalidad de la Santa Misa: El Sacrificio de la Santa Misa se ofrece a Dios para cuatro fines: 1º., para honrarle como conviene, y por esto se llama latréutico; 2º., para agradecerle sus beneficios, y por esto se llama eucarístico; 3º., para aplicarle, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio, por lo cual se llama propiciatorio; 4º., para alcanzar todas las gracias que nos son necesarias, y por esto se llama impetratorio. Catecismo mayor de S. Pío X cuestión 660; parte cuarta de los sacramentos, capítulo V - 1º.
4. La santificación de la fiesta: Domingo y días de precepto.
5. La santidad del Sacerdote en Cristo hace que la Santa Misa dure más tiempo. Por ej. Padre Pío. La Misa en 5 minutos hay poca santidad. El celo por las almas.
6. Rito del misal.
7. Asamblea: comunidad en comulgar.
No veo ninguna utilidad en las moniciones. Los Neocatecumales las convierten en homilías. Me pregunto cómo aguantan las prédicas interminables. En una ocasión en Chile, tuve que aguantar una predica de un laico que empezó con el Genesis y terminó con el Apocalipsis. No par se quejan,
En una ocasión en Italia, el párroco, hart de las quejas de la "misa larga", anunció a los feligreses que no iba a dar una homilía y que les dejaría tiempo para meditar. A lo largo de la semana le decían "cualquier cosa menos eso de la meditación"
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