Del miércoles de ceniza al jueves de colonia

Cuando uno piensa que lo tiene visto todo, todo visto, aún aparecen cosas capaces de causarte estupor. Las pseudo celebraciones litúrgicas, paraliturgias o experimenta liturgias, son vivero inagotable de nuevas sensaciones. Cuando uno piensa que tiene agotada su capacidad de asombro, aún puedes encontrarte con alguna novedosísima novedad capaz de hacerte comprender que todo sigue siendo posible.

Se dice el pecado, pero no el pecador. Lo dejamos en Madrid. Colegio concertado confesional católico regido por institución de religiosos sacerdotes. El capellán, capellanes, religiosos o quienes quiera, parece ser que celebraron con algunos grupos de alumnos el miércoles de ceniza. No quiero preguntar cómo. Basta decir que el miércoles de ceniza se celebró, mayoritariamente, sorprendente que haya que destacarlo, en miércoles de ceniza.

Pero hete aquí que, o bien no tuvieron tiempo los buenísimos padres de celebrar el miércoles de ceniza en miércoles con todos los alumnos, o bien no les pareció prudente que los pequeños, me dicen que niños entre cinco y siete años, pudieran sufrir algún tipo de trauma si se les llevaba a una celebración penitencial con imposición de ceniza. A su vez, no se iban a quedar los pequeñines sin celebración. El resultado fue que, por alguna lumbrera colegial, no sé si religioso, laico comprometido, padre de familia suficientemente “aggiornado” o vaya usted a saber familia, género, especie y subespecie, que tampoco parece lo más fundamental, se decidió, en lugar de celebrar con los pequeños el miércoles de ceniza, trasladar la celebración al día siguiente con el tan pomposo como original título de “jueves de colonia” -colonia de agua de colonia, no de colonia infantil, colonia romana o colonia apícola-.

Me cuentan que fue una celebración como la otra, pero no como la otra, para que quede claro. Explicaron a los peques que se empezaba un tiempo especial y que tenían que ser buenos, y como signo de las buenas obras que iban a hacer, se rociaba a cada uno con colonia infantil.

A mí tal cosa me parece directamente un sinsentido. Lo de la ceniza ni es tan difícil de comprender ni deja especiales traumas inconfesables. A la parroquia acuden cada año familias enteras con sus niños de todas las edades a la celebración y aún no he visto a ningún niñlo traumatizado. Más miedo me dan los que tengan que contar un día que de pequeñitos en su cole eran tan modernos y actuales, que en lugar de celebrar el miércoles de ceniza se celebraba el jueves de colonia.

Ya saben que nunca pasa nada. No pasa nada porque la inmensa mayoría de padres pasa de lo que se haga en el colegio y cómo se haga. No pasa nada porque estoy seguro que la dirección del colegio no tiene nada que objetar mientras se llenen las aulas y los resultados en selectividad sean buenos. No pasa nada porque los encargados de la pastoral se deben pensar que son Dios y que ellos saben mucho más que la santa madre Iglesia sobre liturgia, simbolismo y pastoral infantil.

No pasa nada porque las jerarquías eclesiales en Madrid y en el orbe entero tienen por costumbre ocuparse de cosas más profundas que estar al loro de las últimas ocurrencias que se puedan llevar a cabo en un colegio confesionalmente católico donde acuden niños y familias de su diócesis. No pasa nada porque ya se sabe que los que nos ocupamos de estas cosas somos intransigentes, fanáticos, infocatólicos, fariseos, fascistas con cara de pepinillo en vinagre y, desde luego, poco misericordiosos. Miren que no estar de acuerdo en cambiar el miércoles de ceniza por el jueves de colonia…

No. No estoy de acuerdo. Cuando quiero payasadas, me voy al circo para ver a los profesionales.