Negar la absolución POR PURA MISERICORDIA
Tener que negar la absolución es de las cosas más terribles que le pueden pasar a un sacerdote. Pero hay veces que no queda más remedio que hacerlo, Y POR PURA MISERICORDIA. No es que sea algo de todos los días, pero si el ministro de la reconciliación observa que faltan elementos esenciales en la confesión, especialmente el arrepentimiento y un firme propósito de la enmienda, es su obligación. Insisto: POR PURA MISERICORDIA.
Llevaba un servidor poco tiempo de sacerdote, estaba en los primeros años de ejercicio del ministerio. Una persona se acercó al confesionario acusándose de estar manteniendo relaciones íntimas de manera habitual con alguien que tenía un vínculo matrimonial con otra persona. Hablamos de algo habitual, no puntual. La única posibilidad de absolución es el compromiso de romper la situación de manera clara. Tristemente me dijo: padre, no voy a romper la relación. Mi respuesta: en estas condiciones la absolución se hace imposible. POR PURA MISERICORDIA.
Una cosa es la persona que quiere cambiar pero no sabe si tendrá fuerzas, que para eso están la oración, la penitencia y la oración de la Iglesia, y otra la que se niega a hacerlo. Si uno no quiere cambiar y convertirse, él mismo se niega el acceso al perdón.
La misericordia no es justificar como buena cualquier situación. Misericordia es acoger al pecador, escuchar su confesión, animar a una profunda conversión y al propósito de no pecar más. Entonces el cielo se alegra porque una oveja ha vuelto al redil y esa reconciliación se sella con la absolución sacramental.
Pero si aquel que se presenta al tribunal de la penitencia como pecador, manifestando su deseo y propósito de continuar en la misma vida de pecado, recibe la absolución, entonces lo que se está haciendo es ayudarle a perseverar en el error, afianzar su vida de pecado, justificar su alejamiento de Dios y ayudarle a que la reconciliación se haga imposible. Pobre del confesor que, en lugar de animar a la conversión y a arrepentimiento, por congraciarse con el penitente y el mundo, todo lo justifica y es capaz de hacer bueno lo que objetivamente es perverso. De ahí la necesidad de negar la absolución en algunos casos. No es solo necesario, sino del todo punto imprescindible.
La tentación que tenemos todos, los curas también que somos humanos, es la de ser amables de forma que se diga de nosotros que qué buen cura, qué amable, qué cariñoso, qué comprensivo. Pero ser buen sacerdote, me parece a mí, no está en guardarte la vida, protegerte y ser bien mirado por los hombres. Ser buen sacerdote es dar la vida para que los hombres lleguen al cielo, aunque eso cueste incomprensiones, descalificaciones, insultos y llevar el sambenito de cura poco comprensivo.
La labor del confesionario es dura. Evidentemente uno no está en el confesionario para regañar, insultar o hacer pasar un mal rato a nadie. Hasta ahí podíamos llegar. Uno está para sanar heridas y llevarlas a cicatrizar con la gracia de Dios, y en este discernir al confesor toca escuchar, animar, ayudar y exhortar al cambio de vida y a la entrega de todo el ser a Jesucristo.
Los escrupulosos deben escuchar palabras de confianza y bondad. Los de manga ancha, que las cosas son más serias. Los que están en un avanzado camino de santidad, exhortación a la perseverancia. Los que cayeron en el pecado, ánimo para la conversión. Y los que no están dispuestos a cambiar no pueden encontrar en el confesor más que un no puede ser y no se puede recibir la absolución. POR PURA MISERICORDIA.
35 comentarios
Esta es la enseñanza moral de la Iglesia, que de seguro causará mucho dolor al confesor. Ejemplos en la vida de los santos-S.Pio de Pietracina-entre otros, se vieron en esta situación y obraron coherente y misericordiosamente con el penitente negándole la absolución.
Bueno, dicen que el santo Padre Pío echaba a veces unas broncas en el confesionario que eran de ponerse a temblar. Y ya me imagino lo que le diría a ese que no quería abandonar su relación adúltera.
Creo que si el penitente pasa mal rato en el confesionario -porque escucha lo que debe y no lo que quiere- es un buen indicio de arrepentimiento verdadero y propósito de enmienda. Y a veces la dureza es más eficaz que la suavidad. Lo digo por experiencia.
Y ojalá me hubiera podido confesar con santos de la talla del Padre Pío o el Cura de Ars. Probablemente llevaría hoy varios kilómetros más avanzados en la meta de la santidad.
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Es que el buenismo, que es el summum de la tibieza, resulta peligrosísimo a la postre. Por eso Dios "vomita" (¡expresión fuerte si las hay!) a los tibios, léase a los buenistas.
Decía Luis Fernando en un reciente artículo de su blog, que sospecha que Satán tiene un lugar muy especial (especialmente infernal) para los que ayudan a pecar. Y creo que tiene mucha razón, no guiándome por conocimientos teológicos de los que carezco, sino por el mero sentido común y el "sensus fidei", que de eso algo tenemos gracias a Dios.
Quien es misericordioso con su ser semejante en detrimento de un ser superior como lo es Dios y su Ley; peca, falta contra el primer mandamiento de la Ley de Dios que es amarle, a Él, primero y sobre todas las cosas.
fácil de entender
abortar por librarse de la incomodidades que puede acarrear la siempre inocente vida de un nuevo ser ; Atenta contra el propio Dios de la Vida que es el Espiritu Santo; Y no tiene perdón de Dios. (Mt,12, 31-32; Mc. 3, 29-30)
- así está escrito y lo que está por Dios escrito nadie lo debe cambiar.
En el caso que cuenta ese hombre tendría tres opciones hoy día,
1-romper con su amante
2- pedirle que pidiera la nulidad, como según el Papa la mayoría de los matrimonios son nulos, se la darían y podrían casarse.
3- pedirle a la amante que se separe y casarse por lo civil, tener hijos y ya podrían confesarse y comulgar, si en su diócesis no les dejan en otras muchas no tendrían problemas.
Esto ya no es serio.
Luis López:
Buen comentario: "Creo que si el penitente pasa mal rato en el confesionario -porque escucha lo que debe y no lo que quiere- es un buen indicio de arrepentimiento verdadero y propósito de enmienda"...
Éste también muy bueno: "Y ojalá me hubiera podido confesar con santos de la talla del Padre Pío o el Cura de Ars. Probablemente llevaría hoy varios kilómetros más avanzados en la meta de la santidad". Bendiciones.
Negar la absolución a pecadores que no se corrigen, ya lo dice bien, el título del post, es un acto de misericordia, pues eso mismo, ya los mencionados santos sacerdotes obraron, porque lo que deseaban es la salvación de las almas.
No te hagas cómplice de los pecados ajenos, decía San Pablo a San Timoteo, esto es también lo que puede llevar la negación de quienes no se esfuerzan en corregirse. Es necesario este camino de conversión y salvación de las almas.
Los escrupulosos, deben buscar urgentemente, un director espiritual, y obedecerle, para que no acaben en la amargura, "que todo es pecado", o algo peor: "nada es pecado" y sigue pecando. Las confesiones sacrílegas no es la solución para nadie. Un director espiritual, en nuestros tiempos es muy necesario. Pero no cualquier director espiritual, sino que sea verdaderamente, conocedor de la verdad, y aconsejar desde el Espíritu de Dios, pues los hay, que en vez de guiar prudentemente a su dirigido, lo que hace es convencerle de sus propias ideas, que no son las de Dios ni enseñanzas de la Iglesia Católica. Hay mucho peligro en eso.
Yo personalmente soy una persona sensible, no me gusta que me echen ninguna bronca, una cosa es negar la absolución a quien vemos que no tiene ningún propósito de enmienda y otra muy distinto regañar a nadie. Y me consta que hay muchas personas por el mundo a las que un par de confesores "regañones" podrían hacer que nos distanciáramos de la confesión por mucho tiempo. Incluso para decirle a alguien que no lo está haciendo bien, se le puede decir con cariño y buenas palabras.
A los pocos que recurren a ella ¿Les va a negar la absolución por un quítame allá esas pajas (con perdón)?
¿Acaso piensa que la Confesión es un SACRAMENTO en el que Dios interviene por medio de su ministro y que hay que recurrir a ella con toda la seriedad, verdadera contricción y el absoluto respeto que exige el contacto con lo sobrenatural?
¡Fascista, cavernícola, infocatólico!
Las catequesis de ciertos catequistas se van por las ramos y no entran a enseñar lo básico. Si existe una apariencia de haber cumplido esos requisitos, no hay confesión, sólo apariencia de haberse confesado. Indudablemente es un paso importante el de confesarse, pero por si mismo incompleto, si no hay una serie de actos (los requisitos o condiciones de la confesión) encaminados a conseguir el perdón de Dios.
Cuantas veces se oye: "Yo me confieso con Dios, no con un hombre, no quiero intermediarios", "es que salgo del confesionario como he entrado", "¿para qué me voy a confesar, si voy a cometer los mismos pecados", y muchas otras que son excusas, para no acudir al confesionario. Este tipo de afirmaciones deben ser debidamente contestadas , y lamentablemente no se hace, ya digo, por abulia, por dejar correr el manipulado y falseado sentido de la misericordia , de la piedad, del falso amor de Dios. ¡Qué daño se hace a las almas!, y, ¡cómo se trabaja para el infierno!, hay que ver lo largas que son las colas para comulgar y lo cortas que se ven las del confesionario.
Ruego cada día por los buenos sacerdotes, que sepan ejercer su oficio de confesores, de formadores (separado, por favor) de conciencias, de guías de almas para el cielo. Gracias D. Jorge por sus artículos.
sacrilegio
debe construirlo de otra forma
..si alguien se acerca al confesionario para acusarse de mantener relaciones sexuales de forma habitual...
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Jorge:
No se confunda. Lo que no se puede es decir el nombre del pecador o cualquier dato que pudiera llevar a conocer el pecado de cada cual. Evidentemente no es el caso.
sucede una cosa, que cuando hay alguna preparación, no todos ponen atención, o sucede también, que estando en tal grupo, mientras estaban allí, otros para pasar un "buen rato".
El mismo cristiano, si de verdad no encuentra quien le ayude espiritualmente, no queda perezoso, sino que tiene la iniciativa de encontrar las respuestas en libros de doctrina con aprobación de la Iglesia Católica, y es importante, para no permanecer en la propia ignorancia. Los libros de santos y santas ayudan muchísimo a las almas.
Las personas que abandonan a la Iglesia, no lo hacen por que hayan encontrado un "mal sacerdote", sino porque nunca amaron a Jesucristo, nunca amaron a Dios en su corazón ni en su vida, esta es la verdadera causa de la apostasía o abandono de la Iglesia Católica.
No se trata de "mano dura", la disciplina es importante, para que el pecado no sea quien domine la vida del creyente. Pues ser creyente debe significar renunciar a la comodidad, a la superficialidad, a la tibieza.
La formación espiritual, es la misma persona que debe emprender este camino, ir contra corriente. Cuando un cristiano vive según el mundo, ya no está caminando con Cristo, sino que llega un día, en que terminará su vida según el mundo, la condenación, esto es dejarse llevar por las cosas de este mundo.
En la JMJ, como era verano, tiempo de mucho calor, había jóvenes que renunciaban voluntariamente ir a la Santa Misa, porque querían pasar unas buenas horas en alguna piscina, es cierto, incluso, "por votación"; la inmoralidad de algunas muchachas, sus obscenidades. Haciendo desprecios incluso al Papa Benedicto XVI, optaban por sus obscenidades. No es ningún cuento, es lo que sucedió. La agresividad de otras jóvenes eran bien notables. Y es que todos los que participan en cualquier JMJ, no es para mejorar su vida con relación a Cristo, sino para pasar un tiempo disfrutando.
En las catequesis, yo le dije a uno, mira, en tal fecha comienza las catequesis, que te ayudarán a conocer mejor las cosas, la final no quiso ir. Es lo que le sucede a muchas personas, que rechazan cualquier formación espiritual en su futuro, como aquel que enterró su talento en tierra, como leemos en el Evangelio, porque quiso hacerlo, y perdió. Pues cada uno tenemos ante nosotros los medios de nuestra salvación, mediante la Iglesia Católica, fuera de ella, nadie puede salvarse. Abandonar, apostatar de la Iglesia Católica es arrojarse desde un trampolín a su propia perdición.
... padre, con esto ya está todo dicho...
Si una persona se va a confesar sin remordimientos , y sin promesas de enmienda , es evidente que se burla de Dios y del sacerdote ...
Padre , sería bueno saber si esa situación es común ...
Independientemente de esto, pienso que todos los pecados pueden tener atenuantes como la ignorancia y en estos casos de divorcio, el abandono de un cónyuge para irse con una tercera persona, sobre todo si el abandonado es joven, los malos tratos, etc. La gente que estando muy enferma desea la eutanasia, probablemente sufra una terrible depresión, incluso el abandono de su familia o los malos consejos de personas interesadas. En casos como estos, la presencia de un sacerdote puede dar unos resultados extraordinarios, NO para dar la absolución, pero sí para aconsejar, comprender y dar el cariño y la compañía que estas personas necesitan. ¡Cuántas mujeres han dejado de abortar cuando han recibido el apoyo de buenas personas que han sabido ayudarlas!
"Conozco un confesionario que tiene un cuadrito en el exterior con las cinco condiciones para confesarse. Las de dolor de los pecados y el propósito de la enmienda destacan entre las otras con letras más grandes".
Me parece genial. En todos los confesionarios deberían colocarlo como recordatorio antes de confesarte. Bendiciones.
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Jorge:
En los mismos pecados solemos caer todos. Una cosa es caer y otra que no haya ningún tipo de avance en el proceso de conversión.
Si un alma que no está acostumbrada a orar, espera hacerlo cuando se jubile, llega ese momento de jubilación, y ya no tiene fuerzas para orar, es completamente débil, sus oraciones son distraídas, y a desganas, y el demonio siempre se aprovecha para provocar mucho daño, primero con la tentación y seguidamente el consentimiento y termina muy mal, triste. Porque el pecado siempre provoca amargura y tristeza. Aún cuando se divierta según el mundo, se ría, en el fondo de su corazón, hay oscuridad y dolor, por causa del pecado, o pecados deliberados.
El ser humano no está hecho para la vida del pecado. El pecado es la muerte.
La oración diaria del santo rosario, es un remedio eficaz, con la Sagrada Eucaristía, para salir de la podredumbre de nuestros vicios y pecados hacia una vida de santidad y ejemplar. De pecadores a santos, y perseverar siempre, siempre en la voluntad de Dios. Más remedios contra nuestros pecados, la lectura y meditación atenta de la Sagrada Biblia. Inscribirse en una comunidad de orantes, grupos de oración, la Adoración Perpetua, hay muchos modos espirituales, para no volver a caer en los mismos pecados y vicios. Y la perseverancia que no debe faltar en nuestra vida.
Será por curas.
y todos tan profesionales como usted
Hace muchos años un sacristán me decía: "me gusta confesarme con este sacerdote, porque no es duro conmigo", este sacristán no solía mostrar pureza de costumbres. La ligereza de absolver pecados, hay penitentes, que pierde todo temor de Dios y comete muchos abusos de la Misericordia divina, se acercan al sacramento de la confesión, pero cuando se separa, vuelven a meterse en la suciedad del pecado. "Es un chollo confesarme", el alma ha de tener mucho cuidado con el demonio, porque el Señor nuestro Dios no se deja burlar de nadie. Hacer malas confesiones, cuántas almas después de haberse confesado, en el mismo día, o una hora después de haberse confesado, no hizo nada de oración, o lo haría muy mal, que enseguida recayó en sus malos pensamientos, en sus malas palabras, en ese resentimiento, en esas malas caras, no hay paz para los malvados, dice el Señor.
A todos nos convendría tener un confesor como San Pío de Pietrelcina, para que domemos nuestro espíritu, y no nos dejemos arrastrar por los innumerables engaños del enemigo de las almas.
Al preguntarme un poco sobre mi vida (todo esto en la sacristía, dado que su intención era ayudar a preparar tal confesión) le dije que vivía con mi pareja , que aún no nos habíamos casado pero que era nuestra intención hacerlo.
El cambio su cara y me dijo que en esas circunstancias me tenia que negar el sacramento de la confesión y por supuesto la comunión. Yo no tenía ni idea que ese fuera un motivo para tal cosa, ignorante de mi!! sali de allí destrozada, llorando llegue a mi casa sin consuelo alguno ni siquiera después de contarle a mi madre y con el miedo de poder morir en pecado y condenar mi alma. Realmente se puede negar la confesión a un alma deseosa de ponerse en paz con Dios cuando mi más sincera intención es la de casarme en cuanto nos sea posible?? No sabéis como sufro por esto, voy a misa a diario a pedir perdón a Jesús y veo como la gente se acerca a comulgar y yo no puedo... rompo a llorar xq no encuentro consuelo en mi alma al no poder recibir el perdón... Que puedo hacer??!!! Estoy totalmente arrepentida de mis pecados y tengo propósito de enmienda... por que no puedo ser perdonada??
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