La caridad chachi guay

Hace unos días me vinieron a la parroquia unos chavales, quince o dieciséis años, no creo que más. Querían pedir permiso para vender en la puerta alguna cosa destinada a un proyecto solidario que estaban haciendo con personas de la calle. Como es natural me interesé por el proyecto, que se apresuraron a describir.

Fue ocurrencia de un profesor y consistía en salir por la ciudad, hablar con personas sin techo, preguntar qué necesitaban y comprárselo. Punto y final. Uno, que lleva en Cáritas su tiempo, solo hizo una pregunta: ¿esto lo coordina Cáritas, alguna ONG, hay algún profesional que os asesore…? No, me respondieron. Nosotros, lo que se nos ocurre, lo que nos han dicho…

La caridad auténtica, el trabajo real con las personas en situación de pobreza o al menos de lo que se llama vulnerabilidad social, no suele ser trabajo chachi guay. Si nos tomamos al pobre en serio, si realmente creemos que la mayor ayuda que se le puede prestar es la de colaborar para que salga de su situación de pobreza y pueda vivir con normalidad y con dignidad, o como mínimo dar pequeños pasos en esa dirección, el trabajo con ellos debe ser profesional, pensado, estudiado, organizado, pensado en su bien y no en nuestra satisfacción personal. Evidentemente trabajar así lo que produce demasiadas veces son lágrimas que tragas como puedes y pellizcos en el corazón.

Meda mucho miedo esa caridad chachi guay de acercarse al desvalido con palmada en la espalda, toma lo que quieras, cena solidaria a beneficio de, dos horas del viernes en la calle, foto y hasta más ver. Comprendo que es sencillo, no necesita de programas ni evaluaciones, es amable y agradable, ya que jamás hay un no que moleste al otro, todo lo contrario, el otro feliz de que a todo digas si y le aportes lo que quiere, que no siempre es lo que más necesita y le conviene.

La caridad auténtica sabe mucho de reflexión y estudio, cercanía silenciosa, amor tan grande que pone en primer lugar el bien del otro aunque sea a costa de decir no, aguantar sus improperios y amenazas, pero en el convencimiento de que la firmeza, unidos al cariño, aunque a veces dejen rastros de amargura, son el único camino para que las personas avancen en dignidad.

Conozco a muchos voluntarios de Cáritas. Hombres y mujeres, si quieren especialmente mujeres, que se conocen sus barrios, patean cada casa, saben de cada persona y su necesidad, escuchan, comprenden, valoran e impulsan, sabiendo conjugar con especial sabiduría el “ánimo, a ver este mes qué tal vamos” y ese otro “mira, no, por ahí sabes que no, y eso no puede ser”. Voluntarios que en el silencio del despacho, en la precariedad de cualquier hogar, allá donde estén, saben ir poniendo ese granito de arena que hace que cada persona, cada familia, vayan dando pequeños pasos en su vivir con dignidad. Voluntarios que han comprendido el valor de una ficha, de estudiar cada caso, de sentarse ora con la gente, ora el equipo, y discernir, valorar, ponerse a ello y dejarse la piel con cada persona que pide su apoyo.

La caridad no es para que el actor Pepítez quede bien, suelte unas lágrimas de emoción el “Niño de los toriles” y los famosetes de turno se hagan la foto en Navidad. Tampoco son los pobres objeto de curiosidad antes los cuales el niño de diecisiete años juegue a eso tan bonito de ser solidario. Los pobres son hijos de Dios, personas con su dignidad de humanos por más que pueda parecer oscurecida tras una barba descuidada, unos cartones para dormir, ropa sin lavar en meses o un olor insoportable. Justo por ser los más débiles, necesitan que nos acerquemos a ellos con un mayor respeto.

Quizá puedan decirme, en el caso de estos chicos, que hay que dar gracias de que sean solidarios. Sí y no. Damos gracias a Dios por su solidaridad, de acuerdo. Ahora falta que sepan que la solidaridad auténtica es más que una simple ocurrencia, que cuando uno trata con seres humanos, y más en situación de debilidad, no puede hacerlo simplemente a base de buena voluntad.

31 comentarios

  
Paula
Es evidente que el hecho en cuestión no se debe valorar por su eficacia para el necesitado sino por su eficacia educativa para los chicos.
La educación es muy difícil siempre. Y si lo que se intenta es educar en valores cristianos en un mundo como el nuestro, más aún. Por eso no veo tan mal el intento del profesor. Todo depende de como siga. Tal vez los chicos sí vean, luego, que su intención vale no solo por su intención sino por su resultado.
Pero no está mal el intento del profesor si, cuanto menos, se les despierta la intención.


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Jorge:
El infierno está empedrado de buenas intenciones.
28/04/16 9:54 AM
  
Francisco de México
Padre:

Recuerdo que Santa Teresa de Calcuta decía con respecto a la caridad y amor al prójimo había que "Dar, dar hasta que duela y después seguir dando". Es un compromiso total absoluto, a largo plazo, diametralmente opuesto a lo "chachy guay"

¿El amor produce alegría? Sin duda, pero el verdadero también produce dolor, y dolor de cruz.
28/04/16 10:13 AM
  
Tikhon
Se juntan cincuenta chavales con buena intención caritativa, y cada uno de ellos aporta un euro al día. El euro que se gastan en chuches o en el movil o en cualquier cosa innecesaria. Y con esos cincuenta euros diarios se adopta a un pobre y se le proporcionan mil quinientos euros al mes.

Eso mantenido indefinidamente o hasta que ese pobre pueda encontrar un trabajo o recibir una pensión.

Lo demás es decoración.
28/04/16 10:14 AM
  
Felix
Cualquier intento que pretenda humanizar al necesitado y, sobretodo, a aquel que se acerca a él mediante el trato directo y la comunicación, es correcto. Las intenciones ya se irán purificando, o no...No conocemos el designio de Dios para estos muchachos y su humilde gesto.
28/04/16 10:32 AM
  
Francisco José Delgado Martín
Creo que las dos cosas no están reñidas. Entre las obras de misericordia no está la de: "ayudar a organizaciones perfectamente estructuradas y con profesionales de la atención caritativa". Una parte de lo que dice me parece correcto: la caridad no es "hacerse la foto". Pero el resto creo que debería repensarlo.
28/04/16 10:41 AM
  
Antonio Navarro
Bueno D. Jorge, para eso estaba entonces usted, para educarles y ayudarles a fomentar una misericordia y una solidaridad más efectivas y que comprometan la vida entera y no sólo un ratito. Pero creo que ese profesor ya les está haciendo avanzar y también esos jóvenes han dado un paso importante de querer hacer algo, que no es poco, ojalá hubiera muchos así.
28/04/16 10:58 AM
  
Luis Ginel
Pienso que se podía aprovechar esa iniciativas de esos jóvenes, si de verdad quieren ver la cara mas amarga del ser humano en la indigencia, lo debían de hacer de la mano de asistentes sociales de caritas o de otra organización, mejor que una aventura para ellos, quizá sin continuidad.
28/04/16 11:48 AM
  
Rufus T. Firefly
No es un mal principio que sientan inquietud, siempre que haya una continuidad. En mi diócesis los jóvenes (siempre mayores de 18) salen todas las semanas, un día en concreto, a repartir café y algo de comer a los indigentes de la calle. No se trata tanto de que vayan a solucionarles la vida o sacarlos de la indigencia. Tienden una mano, les llevan consuelo y transmiten lo que reciben en la Iglesia, el amor fraterno. Les dan conversación, se preocupan por si alguno tiene una necesidad en concreto que pudieran poner en comunicación de quién tenga más recursos para paliar esas carencias... Lo importante es que los que lo prueban no se lo toman como un capricho del momento o para sentirse bien haciendo algo guay. Repiten experiencia e incluso muchos de ellos han enraizado aún más su fe en Cristo desde que participan de esos momentos. Y no funcionan con planes, ni grandes programaciones. Unos termos de café, bocadillos, magdalenas, tiempo y sobre todo, me consta, mucha oración.
28/04/16 12:48 PM
  
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Me parece que hay una falta total de criterio por parte del profesor. Es imprescindible que esos jóvenes, que cuentan con ese ímpetu solidario, sean formados en la auténtica solidaridad. Se les debe enseñar cuáles son los valores que son necesarios despertar en las personas que se encuentran en situación de pobreza, para ayudarles a salir de ella en una forma conveniente. Sería bueno recordar el refrán que dice: "Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida". El darle el pescado sin enseñarle a pescar es una forma de dominio muy cruel sobre las personas muy utilizada en gobiernos demagógicos. En Argentina tenemos una larga experiencia de ello.
28/04/16 12:55 PM
  
María
Buenos días. Creo que el profesor intenta abrir la mente de esos chicos. En el colegio de mi hija hay actividades voluntarias de ayuda a Cáritas en el reparto de ropa y comida, asistencia a asilos... Creen ustedes que hay muchos voluntarios? Pues les tengo que decir q lamentablemente la respuesta es NO. Pero también es verdad que hay niñ@s que se apuntan a muchas actividades de este tipo. Puede ser una moda, puede ser algo pasajero... Pero YO agradezco al colegio que continúe la labor que hacemos también nosotros los padres de abrir los ojos a nuestros hijos. Quizás el día de mañana se conviertan en esos imprescindibles voluntarios de Cáritas u otras organizaciones. En cualquier caso yo doy las gracias al colegio. Y a mi hija le deseo que sepa valorar que su tiempo puede compartirlo, aprovecharlo, y dedicarlo a los demás y no sólo así misma, que siendo adolescente ya no es poca cosa... Tienen una edad estupenda para aprender y tienen ojos y oídos abiertos... Seguro que algo les queda.
28/04/16 1:04 PM
  
Notung
A ver, es que para lo que proponen hacer, que le den directamente la limosna que tengan a los pobres que tengan cerca y punto. El sentido de las organizaciones como Cáritas es precisamente ir más allá y hacer un trabajo más eficaz a largo plazo.

A la gente que tanto recela de los "profesionales de la atención caritativa", supongo que la Iglesia Católica también le parecerá un hatajo de profesionales de la religión que chupan del bote y matan el verdadero cristianismo, etc. etc. Supongo que lo mejor es el niño de papá que se va a un lugar exótico por su cuenta a "ayudar" gastando dinero en viajes y perdiendo el tiempo en vez de contribuir con el dinero que tiene a que los propios habitantes locales desarrollen su propia economía. O los que no pagan impuestos porque "les roban" (el malvado Estado de profesionales de la corrupción), y luego con cuatro duros del cepillo o unas actividades de la parroquia salvan el mundo.

Para algunos las obras de misericordia son un deporte que se practica en el tiempo libre sin pensar en los efectos reales de la acción para calmar la conciencia y mantener nuestro estilo de vida y nuestras finanzas inalteradas. Igual que en el deporte, cuanto más se sude y se "sufra" y se nos vea, ¡más beneficios!
28/04/16 1:06 PM
  
Jaime Z
Por supuesto, todas estas muestras de ayuda siempre han de ir acompañadas, como dice usted, de un plan y seguimiento para alejar a la persona de la pobreza y ayudarla a salir adelante.

Ahora bien, siempre será mejor "acercarse al desvalido con palmada en la espalda, toma lo que quieras, cena solidaria a beneficio de, dos horas del viernes en la calle, foto y hasta más ver" que no hacer nada.

Es el eterno dilema de "no le doy un euro a ese pobre que se lo gastará en vino". Pues hombre, piensen y tengan empatía, porque una persona que vive en la calle pasando penalidades, sin familia ni esperanza ¿en qué se lo va a gastar? ¿en invertirlo en bonos del Estado a largo plazo?
28/04/16 1:21 PM
  
Nieves
Admiro profundamente a las personas de Cáritas que usted ha descrito, pero creo que ha sido excesivamente duro con los chavales, que buscan una salida para sus buenas intenciones y sentimientos, buscan poner en práctica bonitas teorías, buscan que su amor sea cierto, se convierta en acción.
¿Dónde encuentro yo el mayor fallo en esta situación? Pues creo que en el profesor, que les ha lanzado pero no ha hecho el seguimiento imprescindible de la iniciativa.
Además encuentro un enorme riesgo en este tipo de actuaciones. Parece que lo que se está buscando no es tanto ayudar al que lo necesita como educar y formar a los chavales (yo tuve este tipo de formación, aunque controlada, siendo muy joven, y creo que ha sido fundamental en mi vida). Preocuparse por la formación de unos jóvenes alumnos, más allá de la estricta obligación del profesor, es algo que le honra y sus alumnos agradecerán pero, en este caso, puede dañarse a los necesitados, que, en el fondo, están siendo "utilizados" para conseguir mejorar la formación de los chicos.
Si los chicos van de veras tal vez se podría realizar una "tutoría" de sus iniciativas (sobretodo para no dañar a nadie) o que ayuden, aunque sin profesionalizarse, a algunos voluntarios de Cáritas; o que monten algún tipo de intervención más a sumedida y que no exija continuidad de momento (nosotros hicimos una serie de funciones de teatro en domingo por la tarde en hospitales infantiles hace unos 25 años, y lo agradecían los niños, el personal sanitario y, sobre todo, los padres). Tal vez los chicos solo precisan orientación para hacer mucho bien a otros y a ellos mismos, quizá se pueda hablar con el profesor que les despertó,...
Pero creo que siempre, ante iniciativas de este tipo, lo que debemos hacer es canalizarlas debidamente, ¡aunque nos lleve muuucho trabajo!.
28/04/16 1:38 PM
  
Juanlu - Sevilla
Padre, si tiene el móvil de los chicos, llámeles y ayude a encauzar su buena acción y su preocupación social y cristiana. Acudieron a la Iglesia llenos de buenas intenciones, no a la sede de Podemos, y no se deberían encontrar un portazo.
Y el final nos lo cuenta en otro post la semana que viene.
28/04/16 2:40 PM
  
ASB
Pues he de decir que le entiendo en su preocupación. Pero a la vez entiendo que ya sólo el hecho de que se acerquen a hablar con gente que vive en la calle para preguntarles qué necesitan es un buen comienzo. Creo que con un poco de buenas orientación esos jóvenes pueden acabar muy bien.
28/04/16 3:26 PM
  
Haddock.
Si he entendido bien lo que quiere decir este post, al negro toro de la pobreza hay que cogerlo por los cuernos, y como un nuevo Ursus de "Quo vadis?" derribarlo al suelo y allí romperle el cuello.

La caridad guay se limita a dar dos capotazos que pueden ser muy bonitos y que otorgan una inmerecida tranquilidad de conciencia, sí, pero el problema serio no se resuelve, y la pobre Ligia sigue aterrorizada.


28/04/16 4:01 PM
  
Martina
D. Jorge
¡Cómo se nota que sabe de qué habla! Quiero decir que tiene una gran experiencia de tratar con Dios y con los necesitados.
Cuando yo tenía la edad de esos chavales de los que habla me repugnaba él caritativismo bien intencionado. Tuve una experiencia chunga cuando era colegiala y fuimos con las monjas a un barrio pobrísimo de la España de hace sesenta años. Entonces algunos podían pero España no tenía, así que los pobres pobres eran. Me sentí fatal al entrar en una cueva donde vivía toda la familia sin nada de nada, me dio vergüenza dar a una chica poco mayor que yo lo que les llevábamos, que estaba bien, pero su pobreza dejaba en ridiculo nuestra buena intención. No sé cómo explicarme pero nunca lo he olvidado y desde entonces me repugnaba la caridad que comparte pero no reparte.
Luego tuve muchas oportunidades de ir aprendiendo en los grupos parroquiales. Trabajábamos todas las parroquias de acuerdo con las asistentas sociales del ayuntamiento para coordinar esfuerzos y ser de mejor ayuda. Atendíamos transeúntes, drogadictos, personas mayores solas, todo lo que se podía. Hacían reuniones donde se enseñaba bien el evangelio, donde se oraba, se compartían experiencias y se aprendía. A mí me enseñaron mucho y me quitaron muchas tonterías mal entendidas.
Hay que aprender a recibir ayuda, para saber mejor cómo hay que darla.
Sigo aprendiendo. Por esto P. Jorge le agradezco de corazón lo que nos enseña tan bien en este articulo tan bueno.


28/04/16 4:21 PM
  
Vicente Carreño Gil
Padre,
Tengo la convicción de que en el amor, en todo amor, no sólo en el amor por los pobres, lo que importa es a quién amamos y no nuestros sentimientos por sí mismos.

Por cierto, la fotografía, no será en la puerta de la iglesia de San Ginés de Madrid sita en la calle Arenal número 13?

Perdone la ortografía, pero es que acabo de escribir este mensaje con la tableta. Bueno, "tableta". El corrector no perdona.

Un saludo.


28/04/16 6:41 PM
  
Olga
Las personas que trabajan en caritas son un claro ejemplo de la Misericordia, son Voluntarios con una gran Formación ,dejan sus quehaceres y su tiempo para dedicarlo a los más necesitados. Interpreto (no juzgo) que el profesor quiso dar a esos chicos una lección de humildad y caridad, enseñar a ser humanos.El problema es que hay que discernir mucho, y lo digo por propia experiencia, yo he estado ayudando personalmente a muchas de estas personas que están pidiendo en las iglesias, en la calle y fue donde me llevé la gran decepción de darme cuenta que si todo lo que di lo hubiese dado a Caritas sería de más provecho y explicó el poque: me encargué de encontrarles un trabajo y cuál fue mi sorpresa que solamente uno está trabajando,el resto me dieron por respuesta que Ganaban más pidiendo y sin Falta de Trabajar. Conclusión : Caritas sabe la situación de cada persona y lleva su seguimiento, de formación, de apoyo y es quien sabe de verdad quienes lo necesitan de verdad. Yo lo que hacía personalmente era darlo a unas personas que Tienen Egoísmo, que se rieron y aprovecharon de mi gran error. Ahora doy mis donativos a Caritas y sé que llega al que lo necesite de verdad.
28/04/16 6:47 PM
  
clara
¿¿O sea, que el plan era ir a hablar con los homeless para pagarles aquello que les pidieran??

Solo espero que esta estupenda idea no se la dieran profesores de un profesor de colegio católico.
28/04/16 7:51 PM
  
Julio Calle Honrado
Creo que aquí lo único que ha habido es un intento de acercamiento y una forma de conjugar bis a bis el verbo solidaridad sin mas.Y si hubiere algún improperio en ello lo único que tendríamos que hacer es pedir la opinion del contrario en este caso el indigente sobre el tema,que creo que es el comentario que falta.
28/04/16 11:55 PM
  
Palas Atenea
A mi me parece que el inicio de la caridad es más sencillo que todo esto, al menos como yo la aprendí. Para un niño la aceptación de los demás tal como son es el primer aprendizaje. Es importante que, tanto padres como maestros, vigilen la visión que el niño tiene del otro y qué tipo de lenguaje emplea.
Los niños que hablan de sus amigos llamándoles "el gordo", "el gafotas" o "el subnormal ese" tienen un problema que no se soluciona lanzándose a la calle a buscar mendigos. Los niños que no reparan en las personas mayores que están a su alrededor también lo tienen.
Cuando yo era niña, y ahora me doy cuenta de la confianza que su madre depositaba en mi, llevaba de la mano al colegio a una niña que tenía una discapacidad y, a veces, algún gracioso tenía que decir algo y yo le fulminaba con la mirada, mirada de una niña de doce años por supuesto. Aquella niña era mi amiga y mi responsabilidad y eso educa más que cualquier otra cosa. Tendría que aclarar que la niña tenía un año menos que yo y, por supuesto era una ciudad pequeña donde las distancias no eran excesivas.
28/04/16 11:58 PM
  
JUAN
Me pronuncio en total acuerdo con la tesis de don Jorge: los equipos de Cáritas parroquiales conocen mejor que nadie las situaciones, sus necesidades y las circunstancias de cada necesitado. Eso de ¡Viva Cartagena! no es de aplicación en la ayuda a necesitados. Aunque la idea sea sugerida en un colegio: Zapatero, a tus zapatos, incluso a la hora de la caridad. Juanestella.
29/04/16 12:03 AM
  
JUAN
Me pronuncio en total acuerdo con la tesis de don Jorge: los equipos de Cáritas parroquiales conocen mejor que nadie las situaciones, sus necesidades y las circunstancias de cada necesitado. Eso de ¡Viva Cartagena! no es de aplicación en la ayuda a necesitados. Aunque la idea sea sugerida en un colegio: Zapatero, a tus zapatos, incluso a la hora de la caridad. Respetando, naturalmente, la buena voluntad de los sugerentes. Juanestella.
29/04/16 12:06 AM
  
Isabel
Hay circunstancias en algunos seres humanos, que los hace caer en ese estado de necesidad absotuta que es la mendicidad. Pueden ser el alcoholismo, la drogadicción, la enfermedad mental... Me imagino que será para ese tipo de casos, para los que hay ciertas organizaciones que se limitan a darle a estas personas lo más necesario, cómo puede ser un bocadillo, una taza de café y un poco de conversación. Si a ello se le une el interesarse por las circunstancias personales del mendigo, que le han llevado a esa situación y ver si pueden ayudarle de alguna manera, esta vez recurriendo a otro tipo de servicios sociales más profesionalizados, sería una labor muy buena.

Hace años conocí la historia de un hombre muy mayor que vivía en una especie de cabaña que se había construído él mismo en un descampado. Los vecinos veían con preocupación en las noches de invierno, con lluvia, con mucho frío, a ese pobre hombre viviendo de tan mala manera y fueron a los servicios sociales a dar cuenta del problema. Incluso el párroco de la zona fue a hablar con él para ver si conseguía hacerlo entrar en una residencia de ancianos, algo que no consiguió. Muchas de estas personas por alguna razón, prefieren llevar ese tipo de vida a otra sin duda más cómoda, supongo que por problemas de socialización o de negarse a aceptar normas. No sé qué sería al final de aquél hombre.
29/04/16 1:07 AM
  
María
Los mendigos pueden serlo por diversas causas algunas totalmente ajenas a sus voluntades y otras por sus malas actuaciones, pero no deja de ser una gran drama humano el ver a un ser humano hundido, no nos puede dejar fríos en ningún momento. Pero estoy de acuerdo con D. Jorge, no son monos de feria que hay que visitar, y nunca jamás hay que herir su sensibilidad. Hay personas adecuadas para tratar estos dramas y si no sabemos como actuar lo mejor es colaborar con esas instituciones económicamente o rezar unas oraciones cuando los vemos. Pero repito no son monos de feria.
29/04/16 8:29 AM
  
Damian

El caso de NAVARRA es paradigmático: la dictadura del buenismo ramplón, unido a la soledad del sacerdote ha provocado casos de extorsión de verdadera película de miedo. Y no hablo de curitas jóvenes inexperimentados, sino de sólidos curas párrocos.
La pena es lo de siempre: LA LENTITUD Y LA FALTA DE ARROJO para diagnosticar los problemas y aplicar remedios. Una pena. La situación actual del clero de dejadez y abandono es absolutamente INSOSTENIBLE.
29/04/16 11:54 AM
  
FC Romero
Es fácil hablar de los toros desde la barrera, lo importante es aprender a torearlos y tener valor para hacerlo. Los chavales jóvenes, almas que todavía aspiran a grandes ideales y a conseguir grandes logros, y que así siga siendo, deben de conocer, aprender y saber, pues la mayoría ni entienden, ni saben, pues viven en mundos distintos, donde las necesidades sólo tienen que ver, en muchos casos, con el último modelo de zapatillas de la marca X, o de móvil, o cosas por el estilo. No generalizo, que los hay que no, pero necesitan unos conocimientos aunque sean mínimos y una continuidad . La persistencia y el ánimo ante el desaliento son también necesarios que se tengan presentes, pues a las primeras de cambio todo se diluye como un azucarillo en el agua. No se trata de intentar resolver un problema en un día, aunque todo ayuda, que no lo niego, pero acostumbrados a tenerlo casi todo y de inmediato, no es buena escuela ir un día a hacer algo por los pobres, como quien va a una exposición o a un museo.
Si, se conoce una parte de una realidad, pero muy limitada. Es necesaria la persistencia y hasta cierto grado de sacrificio, cosa que en esta sociedad se omite, porque eso puede crear , ahí va la palabreja : "traumas".
El privarse de algo, aunque sea del propio tiempo libre y colaborar con aquellos que saben, conocen y sobre todo, hacen de forma continuada una labor, es buena escuela , y cada uno que lo experimente sabrá si, como el joven rico, se da la vuelta entristecido o bien sigue a Cristo en cada uno de los ayudados.
Otra cosa que también se da D. Jorge es la situación de aquellas personas, sobre todo en las que ya en sus años de jubilación o porque ya los hijos se casaron, ayudan a su manera, implicando a otros que de buena fe quieren ayudar, que son los que les hacen la labor, mientras ellas con mucho mando en plaza, ordenan a diestro y siniestro, sin tan siquiera despintarse las uñas o despeinarse la permanente y quedando muy bien entre las amistades. Y no es que no sepan mandar, que lo mandan todo, demasiado en muchas ocasiones , sino que no saben dirigir, no tienen empatía, no saben predicar con el ejemplo, y aburren y hacen huir a los que siendo voluntarios no son bien dirigidos.
No entro en los "maratones solidarios de la temporada navideña", pues creo que la caridad, cuanto más escondida, mejor. Ya sabe D Jorge; "... cuando tú des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha"
29/04/16 7:23 PM
  
Luis I. Amorós
Mi experiencia durante varios años como voluntario de Cáritas me hizo aprender y madurar mucho. Las personas a las que ayudé con mis pobres medios, me aportaron, al menos tanto como yo a ellas, y probablemente más. Y me sirvieron para entender el mandamiento evangélico de ver en el prójimo a un hermano. Y amar a un hermano (carnal) no es darle lo que pida o decirle que sí a todo.

Hay muchos tipos de pobreza. En el caso de los transeuntes o vagabundos, la más visible, es bien sabido que su situación de vivir en la calle raramente es causa, sino que suele ser consecuencia.

Por tanto, lo que más les ayuda no es darles algo material, sin conocer cuál ha sido su fracaso en la vida, o cuál es la afección mental o adicción que les encadena y esclaviza. Es muy significativo que casi la totalidad de ellos carece de familia, o ha roto los lazos con ella, lo cual nos da una pista de que otras personas con sus mismas taras y fracasos, pero con buena acogida familiar, no duermen en la calle (por poner un ejemplo tópico o burdo, no encontrarán ustedes un gitano transeunte, pues el apoyo familiar en esa etnia es sagrado, da igual las condiciones del sujeto).

Además de los problemas psicológicos o de personalidad, y de la falta de apoyo familiar, no es raro que estas personas tengan verdaderos traumas emocionales y espirituales. El apoyo debe ir en todas las direcciones, por eso los voluntarios de Cáritas se implican en un nivel mucho más allá del puramente material, y no es raro que lleguen a ser "amigos" del vagabundo. Con frecuencia lo que más necesitan (además de tratamiento médico-psiquiátrico) es amor, sentirse reconocidos y valorados. Lo que se hace con ellos se parece mucho más a un rescate que a un reparto de sacos de arroz por los cascos azules durante una hambruna.

Creo que estoy con Juanlu, don Jorge: por muchos defectos que tenga la iniciativa del profesor, al menos les ha llevado a su puerta. La alternativa en la mayoría de los centros educativos no es la Caridad eficaz y efectiva, sino la nada. Si tiene su teléfono, llámeles, póngalos en contacto con algún voluntario de Cáritas que pueda enseñarles el modo de practicar la caridad con los más desfavorecidos. Por usted, que no quede.
01/05/16 9:56 AM
  
Ignacio Jonatan Hernández López
He sido indigente. He salido de esa situación gracias a los compañeros y mis mañas emprendedoras. Puedo decir que ciertamente los que más me han ayudado han sido la gente de a pie. He aprendido mucho. Entre otras cosas, que ciertas organizaciones tenían actitudes que hoy comprendo que están destinadas -no importa cuan voluntariamente- a perpetuar la pobreza. No padezco ninguna enfermedad mental, ni vicio o dependencia, sino que llegué a esa situación de una forma completamente lógica y normal, consistente en, estando lejos de la mamilia por cuestiones laborales, habiendo contraído una deuda con seguridad social que me impedía el acceso a las ayudas públicas, haber perdido el trabajo, sumado a la dificultad de conseguir trabajo por cuenta agena al tener minusvalía severa que me afecta a la vista entre otras muchas cosas. No estoy de acuerdo con el artículo: Un grupo de adolescente me dió el último empujón que yo necesitava para volver a la "normalidad". Y pienso que esa "tarea" puede ser empujón suficiente para moverles a hacer cosas mejor organizadas. Esto me recuerda a cuando los Apóstoles le dicen a Jesús que han visto a alguien que no es de "los sullos" hacer milagros en su nombre... Bendiciones.
01/05/16 8:30 PM
  
Carlos
"Me da mucho miedo esa caridad"
Que no le de miedo Cura. La caridad encuentra el camino entre el corazón de esas buenas intenciones - que no siempre terminan en el infierno - y la vida encarnada del que sufre y necesita. Miedo debe darnos esa doctrina social que prefiere no hacer nada, simplemente porque no se puede hacer todo. De esa no está llena el infierno, sino la religión inútil.


05/05/16 5:49 PM

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