Estar a bien con todos o con nadie
La gente que me conoce de hace años, y me leía hace tiempo, quizá recuerde una de mis consignas que un servidor aplicaba en el mundo de la blogosfera y que es perfectamente válida en cualquier ámbito: “el que quiere estar a bien con todos, acabará no estando a bien con nadie”. Pues bien, esto que sirve para todo, adquiere una singular importancia en la vida pastoral.
Uno puede intentar conciliar posturas de matices, pero lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Se puede llegar a un consenso sobre el mejor horario de misas, la conveniencia o no de la novena a santa Gertrudis, la aplicación de determinadas partidas en el presupuesto, si será buena idea aquél ciclo de conferencias o la presencia de determinados movimientos en la vida de la parroquia. Nunca se contentará del todo a todos, pero se puede hablar.
Pero hay otras cosas que rien de rien que dirían los franceses. No hay forma de llegar a un mínimo entendimiento con quien te niega la validez de los sacramentos, la misión de gobernar de los pastores, la vigencia actual del sexto mandamiento, se muestra partidario del aborto libre, reivindica una liturgia creativa y una teología dogmática experimental. No y no y punto final.
El problema es que a fuer de buenos podemos convertimos en bobos, y cuando uno se encuentra en la parroquia a gente así, que haberla siempre hayla, puede caer en la triste tentación de creerse que a base de acogida y amabilidad cambiarán alguna vez sus postulados. Vana ilusión. Aceptarán esa cortesía como signo evidente de que sus razonamientos al menos son respetados y quién sabe si acogidos con una cierta dosis de simpatía y complicidad.
El problema es que las cosas son como son aunque las pintemos de verde botella. Pretender llevarte bien con los que aceptan la doctrina de la Iglesia y a la vez con los que la desprecian en temas fundamentales es cuestión harto compleja. Los unos no se fían de este que parece que da alas a los disidentes. Y los disidentes no terminan de fiarse de uno que sí, pero que está con los otros. Triste asunto estar mal sentado entre dos butacas. Al final, pretendiendo llevarte bien con todos, resulta que solo consigues que no se fie de ti nadie, porque este señor cura que parece que a todos da la razón, a unos y a sus contrarios, ¿exactamente de qué va? Que se aclare…
Fiarse uno ni de su conciencia, que no siendo muy bien formada puede dar sustos. Fiarnos de la Iglesia, de la doctrina, de lo mandado y establecido, de la fe de siempre, y dejarlo todo muy clarito. Eso sí, con amabilidad, con toda la amabilidad del mundo, con cortesía y finura, pero esto es así, y no me vengan con otras gaitas que no va a poder ser.
9 comentarios
Aqui no se obliga a nadie a seguir determinadas creencias ,asi que seria bueno que en aras de esa tolerancia que se esgrime para otras ideas , se nos permitiera seguir creyendo en lo que suponemos mejor para nosotros , aunque haya personas que no opinen lo mismo y quieran trastocarlo todo pensando que pueden modificar nuestra fe por que estamos mal informados y ellos nos quieran aclarar las ideas.
Los catolicos tendriamos que reivindicar nuestra fe , en Jesus y su Iglesia sin miedo.
Hay que estar a bien con quiere y desea que el bien eterno triunfe. Y como resulta que el bien ni es, ni está, ni procede de este mundo, pues, la cuestión es fácil: ¿ la Ley del Espíritu que nunca muere; o la ley del cuerpo que poco dura?
Tengo claro que usted escogió a Quien sigue y esto lo escribe por lo que está pasando a su alrededor. Con los suyos queda bien, y si con alguien pudiera quedar mal no se preocupe, al Señor le pasaba lo mismo y se mantenía fiel a Dios, lo arreglaba orando y repartiendo amor a todos constantemente. Descanse siempre en el Señor y espere en El para estar en forma y aguantar los inconvenientes. Yo le animó como si fuera su madre porque por la edad ya soy abuela para todos y sé que cuando viene el río revuelto hay que agarrarse al Señor y dejar que todo pase. Tenemos un Dios imaginativo con unos recursos sorprendentes,
Así que se perpetuará la máxima aquella: “Quedar bien con Dios y con el Diablo”.
Imagínense ustedes a Cristiano Ronaldo yéndole a decir a Zidane que eso de patear el balón no le gusta y que sería muy guay jugar en sandalias. ¿A que no?
Esto, Padre Jorge, es para ponerlo en un cuadro y colgarlo en la pared más vistosa de la casa. Un cúmulo de sabiduría, extraída de la Sagrada Escritura y los Santos Padres, resumida en 3 renglones.
Yo personalmente, siempre experimenté la Ley divina como liberadora: de mi mala conciencia, de las ambigüedades y engaños del mundo, etc. Un yugo suave y una carga ligera, como dijo Nuestro Señor. En cambio, "no saber a qué atenerse", como el post que escribió anteriormente, es para mí la peor esclavitud, un yugo insoportable. Y estoy convencido que eso es lo natural en el hombre, como que fue creado para Dios y no descansa hasta que está en Dios.
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