Las ocurrencias las carga el diablo
Suelo distinguir, en la vida parroquial y en la acción pastoral, entre ocurrencias y criterios. Es una grandísima tentación, especialmente al llegar nuevo a algún sitio, tratar de hacerse el cercano a base de dar el visto bueno a las ocurrencias más peregrinas del personal. Por ejemplo, celebrar una misa especial por los ochenta años de la abuela Concha, hacerte presente en casa de los Ruigómez para bendecir la reforma del chalet, dar la comunión a Merceditas en la finca de papá, prestarte a que en la misa del domingo salga Manolín para felicitar por sorpresa a su hermana Rebeca del Carmen, y celebrar en horario “especial” el funeral por don José.
Cada cual sabrá lo que se hace, pero si uno se presta a tales lindezas, no ha de extrañarse después con que salgan remedadores y se encuentre desbordado por nuevas ingeniosidades, cada vez más ingeniosas, a las que a ver ahora cómo dices no. Porque abuelas Concha con ochenta, noventa, cien, haylas, y una misa por cumpleaños es una complicación. Reformas en el chalet, en casa, el comercio o la fábrica se hacen a diario. ¿Está uno dispuesto a bendecir cada una con sus circunstancias correspondientes? ¿Y si cada niño que hace su primera comunión pide misa especial, y por qué solo a Merceditas? ¿Vamos a tener cada domingo al Manolín de turno como si se tratara de dedicar la misa, el canto final y las preces a mi hermana que tanto quiero y que me estará escuchando? Los horarios especiales, más de lo mismo.
Cuando uno llega de nuevo a la parroquia, es normal que te encuentres con gente que intenta sacarte esa excepcionalidad con unos criterios pastorales tan sólidos como que nos viene bien, nos apetece y encima queda bonito. En esos casos yo, servidor, lo que recomiendo es pensar, dar vueltas a la cabeza, pedir incluso un tiempo “por consultar con otros compañeros” y, en lugar de dar solución al caso particular, marcar un criterio. Y se acabó el problema.
Las misas, únicamente en el templo parroquial y en sus horas establecidas. Excepciones, en bodas y funerales de cuerpo presente. En misa, la celebración y punto final. Homenajes y sorpresas, a la salida, en el portalillo. Evidentemente que se bendicen domicilios marcando horarios y condiciones. No es tan complejo, se facilitan mucho las cosas y, sobre todo, se da un poco de seriedad al asunto.
Funcionamos muchas veces por ocurrencias y genialidades faltas de toda ética y rompedoras de cualquier estética, porque lo de la comunión de Merceditas en el cojo… chalet de papá no deja de ser una horterada de niña rica. Criterios firmes y problema resuelto.
Oiga, señor cura, que lo mismo hay que ser un poco más flexibles. Evidentemente. Flexibles para la santidad, flexibles para facilitar el encuentro con Jesucristo, flexibles para atender al pobre y abandonado. ¿Me puede confesar ahora mismo? Siempre sí, aunque se nos eche a perder el sofrito, perdamos la primera parte del partido o se queden a la mitad las vísperas. ¿Podría venir a casa que mi madre se ha puesto muy enferma de repente y el médico dice que se nos va? No digo ya las vísperas, la misa, y solemne, se queda sin decir. Para estas cosas siempre hay disponibilidad. Para reconciliar, atender un moribundo no hay más horario que la necesidad y punto. Para la misa especial pues como que no es necesario y, desde luego, muy poco conveniente.
Pero para caprichitos no. Y nos pierde. Qué bueno es don Fulano que ha celebrado una misa solo para nosotros y encima ha permitido que Manolito lea unas cosas preciosas al final dedicadas a la abuela Argimira. Don Fulano no es bueno. Es un hombre sin criterios que vive de mantener la elegancia social de la ocurrencia que, al final, acabará complicándole la vida.
15 comentarios
Por ejemplo, no pocos curas cargados de criterios personales tachan rápidamente de imprudente usar la sotana, celebrar la Misa en latín, u "orientado", o usando la Forma Extraordinaria, o cumplir las normas del Código en cuanto a padrinos de Bautismo, o no permitir abusos litúrgicos como procesiones " simbólicas" de ofrendas, etc. Todas cosas permitidas o mandas, según el caso, por las normas. Sin embargo hacen de sus normas personales criterios absolutos, incluso pisoteando derechos de los fieles reconocidos por el derecho. Y entonces viene la justificación: "es que hay que ser normales".
Pareciera que los curas son funcionarios y las misas frios protocolos en los que sólo se puede salir del Misal con esa fanfarria que tenemos por coro.
Si a todo ello le sumamos que el cura sólo dice la segunda plegaria eucarística y que de la actualidad no toca nada en las homilias, demasiado espiritual y demasiado repetitivo, se podría decir.
Bueno... todo esto lo podría decir alguien... no yo ! alguien... pero ahora digo yo, y ya en serio ¿ como se pone en practica lo dicho por el papa Francisco de salir a las periferias: en la misa, en la comunión de la hija de los Higáez, en la las reformas de casa... ? Porque si el papa dice lo de las periferias será por algo... ¿ o no ? ¿ o las periferias sólo son para las tardes de 7 a 8 ?
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Jorge:
Yo creo que cuando el papa habla de periferias no se refiere, precisamente, a la comunión de la hija de los Higáez.
Cuando yo era niño, allá por el siglo XIX, se usaba la expresión "andar de cura propio" esto es, utilizar a un sacerdote para decorar e ilustrar los saraos y celebraciones que se les ocurrieran al respetable.
Aunque menos, todavía queda gente que pretende sobornar a un cura con un solomillo.
Su comentario sobre la flexibilidad, me parece ejemplar y tendría que ser asignatura obligatoria en todos los seminarios (bajo pena de inhabilitación)
¿Qué coño espera Roma para nombrarle obispo?
Si hay sacerdotes que se extrañan de las pocas confesiones que oyen, ni te cuento ya de la unción de enfermos. Es algo que solo deben recibir cuatro afortunados.
Ni tanto ni tan calvo.
Desde luego, conviene evitar "ocurrencias" circenses, abusos acaparadores, "privilegios" injustos y demás, que a menudo sólo marean al sacerdote con una infinidad de peticiones inanes. Hay muchos a quienes hay que parar los pies porque tienen pretensiones excesivas, totalmente cierto.
Pero también hay pretensiones legítimas, y no parece acertado negarse a lo legítimo, que a veces parece que todas la tortas van siempre a los mismos.
Así, hace vd un revuelto con peticiones lícitas e ilícitas, las caricaturiza un poco, y finalmente decide poco menos que denegarlas todas por principio, y eso no está bien.
Por ejemplo (y lo digo porque me toca cerca) lo de la misa por el centenario de la abuela. Lo pinta vd como si se llamase al cura para animar el cotarro porque el payaso y la orquesta tenían la tarde ocupada.
¿Tan difícil es de entender que todavía quedan algunas personas que buscan a la Iglesia para santificar hechos destacados de su vida? ¿Qué hay de malo en que los pocos que aún aman la eucaristía quieran santificar unas pocas contadas celebraciones familiares con una misa igualmente familiar? ¿Por qué hay que echarles el jarro de agua fría en ese fervor que aún conservan contra viento y marea? ¿Qué pasa, que se cumplen cien años todos los días? ¿Y la oportunidad de predicar a esos que sólo van a misa en bautizos, comuniones, bodas, funerales... y centenarios?
Como digo, bien está que se niegue al abuso de pretender misas para todos los cumpleaños, desde luego, pero hay ocasiones que son ESPECIALES y como tales hay que tratarlas.
Decía que lo del centenario me toca cerca. Concretamente, hay una centenaria muy cercana a quien un amabilísimo sacerdote accedió entusiásticamente a celebrar una misa cuando cumplió sus cien años. No fue "guitarreo espiritual" donde el cura fuese un comparsa sino una ceremonia como Dios manda (no recuerdo si con eucaristía o sin ella, pero plenamente respetuosa con la liturgia).
La felicidad de esta mujer al tener la oportunidad de compartir su centenario en comunión con Cristo y no sólo con fiesta y tarta con la familia es algo impagable. Y no hablamos de la marquesa de Patefuá sino de una tranquila bisabuela que vive con sus hijos, que se paga su manutención con una magra pensión de viudedad, que es un tesoro de sabiduría para cualquiera que la conoce y con quien toda atención que se tenga, por pequeña y sencilla que sea, es correspondida con un cariño infinito.
Así que un poco más de respeto con las "abuelas Concha", que muchas de ellas son un ejemplo para todos nosotros, de las pocas que todavía viven la eucaristía como Dios manda. Ojalá hubier más gente pidiendo misas para santificar los momentos señalados de sus vidas.
PD: A todo esto... ¿Qué diría doña Rafaela, si oyese al cura y a su madre centenaria tratando este tema en según qué términos?
Un saludo.
La verdad es que ciertas cosas rayan en el abuso y si la Iglesia se denomina Católica por algo, ciertos particularismos están de más.
Una mención a un aniversario especial (bodas de oro, o de plata que ya va siendo hoy en día algo difícil de conseguir) no está de más, pero como algo ejemplarizante, que puede ayudar a muchos matrimonios a la luz del Evangelio siempre, y quien dice otros acontecimientos pues siempre poniendo por delante a Cristo .
Si se le quita el interés de eco de sociedad, o de quedar bien ante los demás y otras posibles vanidades que a veces se dan en estos casos , si nos ceñimos al interés espiritual, pues hasta tiene un pase. Ahí creo que la virtud del sacerdote se demuestra haciendo ver a sus parroquianos que cada uno es especial para el, y así en el trato , en la atención, en la guía, o en la corrección en su caso, de tal forma que no lo parezca, entra el saber ser y estar como presbítero, que no es fácil. Es cuestión de oficio.
Ni mucho menos es lo mismo "celebrar una misa especial por los ochenta años de la abuela" que "en la misa del domingo salga Manolín para felicitar por sorpresa a su hermana Rebeca del Carmen".
Y si no me parecen razonables "unos criterios pastorales tan sólidos como que nos viene bien, nos apetece y encima queda bonito" tampoco el de "es una complicación".
Nada, que no aprende, se va a quedar de cura-de-infantería para toa la vida; así no se puede; hay que estar y hacer lo que hace la gente, como el D. Vicente; al bar, al partido, al chalet...; eso de estar en la parroquia y con los sacramentos es tan preconciliar.... Si no se corrige seriamente va a figurar en la crónica con el curita del villorrio ese de Ars, un tal Juan Maria Vianney, del que no se acuerda nadie.... Anda que no está ud. Infocatólico ni na...
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Jorge:
Mejor sería decir que si me queda un sitio donde no me lo hayan propuesto.
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