Juan Carlos Revilla, de Guadalix: la auténtica religiosidad popular
Los tópicos ya se sabe. Son todas esas cosas que al final tantos aceptan, aceptamos, como axioma irrebatible. Pobre religiosidad popular. Si preguntan a no creyentes, falsedad, aparentar, ganas de figurar, poco menos que la sección religiosa de cualquier revista del corazón o de cualquier programa rosa. Pero tampoco tiene desperdicio cómo ha sido denostada desde algunos sectores de la Iglesia, de esos que se autodenominan “proféticos, auténticos, de pata negra, intérpretes autorizados de las más puras esencias del evangelio por una inspiración directa del Espíritu”.
Ganas de encontrar siempre intenciones aviesas en cualquier cosa. ¿Qué alguien es mayordomo, hermano mayor, presidente de cofradía, priostre o secretario? Ná… otro con ganas de figurar, aparentar y colocarse en el primer puesto. Cosas que se saben.
Lo jorobado del asunto es cuando te presentas en un pueblo de la sierra madrileña y te dicen que este año el mayordomo de la Virgen es un chavalote que acaba de cumplir sus dieciocho años. Porque claro, a ver qué leches le importa a un chico de esa edad lo de aparentar, figurar y buscarse un buen sitio. Todo lo contrario.
Ser mayordomo en Guadalix, y fui párroco nueve años, le va a suponer al bueno de Juan Carlos, para empezar, el donativo a la iglesia que libremente haya querido ofrecer, y luego olvidarse de sus planes para las fiestas e incluso de todo el año para estar al servicio de la Virgen. Porque ser mayordomo de la Virgen del Espinar es ser eso: mayordomo, servidor, estar a disposición de la Virgen y de la parroquia: flores, traslados, misas, ofrendas, procesiones, colaborar con el culto en novena y fiestas… lo que sea.
Dieciocho años. Preciosa forma de inaugurar su mayoría de edad. Acabo de leer el saluda que ofrece a sus vecinos donde explica las razones para asumir este cargo y este honor. Entre otras cosas afirma que “este era mi año, el año de servir a la Virgen y agradecerle todo lo que ha hecho por mí, mi familia y por todo el pueblo de Guadalix”, “siempre tuve una gran complicidad con la Virgen y sé que me acompaña cada día”, “va por todos vosotros vecinos de Guadalix, pero especialmente por los jóvenes… porque tenemos una madre, la Virgen del Espinar, que desde el cielo vela por nosotros”.
No, no me vengan ahora los puristas contándome que lo que hay que hacer es estar con los pobres, que patinan y de lo lindo. Porque Juan Carlos es miembro de la joven cofradía de la Vera Cruz, y ahí saben mucho de Cáritas y necesidad.
Estoy contento y quería compartirlo con mis lectores. Fui párroco de Guadalix de la Sierra nueve años y Juan Carlos unos de los primeros niños a los que administré el sacramento del bautismo. Cuando hoy, día 30 de agosto, primer día de la novena, reciba el cetro de mayordomo, un servidor, aunque en la distancia, estará a su lado, con él, con su familia, con todo el pueblo, cantado y rezando a la Virgen.
Pues esta es la auténtica religiosidad popular. ¿Qué algunos la utilizan para su provecho y lucimiento? Sin duda. Pero quiero dejar constancia de tanta gente buena, jóvenes y mayores, que saben de amor a Dios, a la Virgen, a los santos, que dan su vida por su fe y que saben qué es entregar todo por puro amor, por pura acción de gracias. Juan Carlos, dieciocho años, el ejemplo.
Juan Carlos, que la Virgen te conceda lo que le hayas pedido. Un fuerte abrazo.
18 comentarios
Bajo esas circunstancias pueden aparecer ciertos comportamientos o falta de "sintonia"... pero es que si salvo por el intere$ se es tratado como una católico de segunda categoría...
Y para muestra: 100 costaleros/5 min de charla; 5 jóvenes parroquiales (de instrumento y palmas en Misa)/100 horas mensuales dedicación
Pero es que es verdad que agota ir a estar con ellos con lo agustico que se está en la casa rectoral en la mesa camilla cenando y viendo TV
Por supuesto es un caso que no es real... claro está. Vayamos a que se me enfade alguien
Ya vera Jorge los frutos que dará la próxima cofradía de la Dolorosa
Aunque no soy fan de la religiosidad popular, reconozco que tiene sus frutos, allí donde es necesaria. Pero me pone extremadamente nervioso cuando no se logra distinguir claramente entre el servicio a la Virgen (la de verdad) y el servicio a la virgen (la imagen).
No puedo saber cómo se cocina eso en Guadalix, y las frases del artículo no me lo aclaran, pero acá en mi pueblo, hay demasiada confusión entre "el palo" y Nuestro Señor. Para muestra un botón: Hay más gente que se arrodilla frente a la Consgrada Tricentenaria y Venerada Imagen de Jesús Nazareno de las Tres Potencias Cristo Rey que frente al Santísimo. ¿Es eso bueno?
Pienso que todo lo que lleve a la piedad es bueno. Demasiadas veces -al menos aquí donde yo vivo- la religiosidad popular lleva el camino contrario. Ese es el momento que hay que decir ¡Hipócritas! Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. (Mc 7,6)
La religiosidad popular fue la que impidió que durante el siglo XIX el catolicismo se aburguesara en exceso en España y Sudamérica. Fue gracias a la religiosidad popular que hubo tantos mártires sin ninguna apostasía en 1936-39 en España. Esa religiosidad popular que tanto desprecias fue la que mantuvo viva la fe de la gente, impidiendo que cayera por completo en la rutina y la religiosidad mecánica. La persecución arrancó esa costra y permitió que resplandeciera la fe que, insisto, mantuvo viva la religiosidad popular (p.e. ese "Viva Cristo Rey" que nació espontáneamente años atrás en México). Por desgracia, en los años posteriores el episcopado no supo aprovechar ese estallido de religiosidad, con los resultados que todos conocemos.
Primero que nada, no "desprecio" la religiosidad popular. Digo que muchas veces se desvía, que no es lo mismo. Y que es muy buena allí donde es útil, por ejemplo en aquéllos lugares donde no hay sacerdotes y la gente no sabe leer, la religiosidad popular es el vehículo más eficiente de transmisión del Evangelio.
Pero, repito, hay cosas que me preocupan. Por ejemplo, que una persona que sabe leer y escribir y sabe de historia no encuentre ninguna diferencia entre una imagen de madera y el Santísimo. Eso es lo que me preocupa.
No podía ser mas religiosa ni mas popular. No es que haga apología del no saber, pero creo que ella encajaba en eso del evangelio de que Dios ha concedido el conocimiento mas importante a los humildes.
Ya me gustaría a mi con todo lo que se llegar arriba con los deberes tan bien hechos como mi abuela.
La llamada religiosidad popular cuando es sincera, como lo es en muchísimos casos, no deja de ser una muestra del amor de Dios hacia los humildes y de los humildes hacia Dios.
¿No dicen los progres que en la Iglesia cabemos todos, hasta los heterodoxos? ¿Entonces porque no va a caber la religiosidad popular?-
Hoy le incluyo en mi oración.
Por favor, un ruego, no seamos tan agresivos en las respuestas. Creo que nos impregnamos un poco todos del tono del P. Jorge que ya de por si es "fuerte" pero a veces carga en exceso. Aunque tenga razón en casi todo.
Gracias.
Pero también estoy de acuerdo en que la religiosidad popular necesita ser purificada y corregida. Los ejemplos de David Q sobre la incapacidad de mucha gente para distinguir entre la imagen y lo representado son demasiado frecuentes y parecen remitirnos a un estadio teológico anterior a Nicea II. Todos sabemos que en Semana Santa, especialmente en ciudades de gran tradición cofradera, no hay cofrade que acuda a los Oficios litúrgicos, entre otras razones porque las procesiones se hacen coincidir con la celebración de los mismos. Cada año en la madrugada del Jueves al Viernes Santo, velando al Santísimo en el Monumento, me pregunto en cuántos Monumentos se encuentra el Señor sólo y desamparado de los suyos mientras éstos acompañan una bella imagen, cantan flamenco en forma de saetas y aplauden a rabiar cuando el cofrade mayor grita "¡al cielo!" y los costaleros levantan o hacen "bailar" el paso.
Todo esto se evitaría 1/ si los Obispos, como Pastores supremos en sus diócesis, cortaran de raíz la autonomía e independencia de las cofradías y las vincularan más estrechamente a la pastoral y a la liturgia de la Iglesia; y 2/ si, fuera del tiempo no procesional o festivo, se formara adecuadamente a los miembros de las cofradías y hermandades.
Un abrazo y que Dios les bendiga
Hay zonas de España en las que las procesiones son mas una superstición para algunos que verdadera religiosidad. Hay comunistas que no fallan a las procesiones de semana santa desde sus abuelos, aunque luego el resto del año se den bula. Esta claro que eso no esta bien, pero ¿hay que antemizar las procesiones por eso?
Hay muchos otros que las viven bien.
Hay muchos que van a las procesiones por turismo, no por fe.
Pero ¿no es mejor que vayan aunque sea así a que no vayan? Igual Dios se sirve de eso para convertir a algunos.
Lo que hay que hacer es que las procesiones sean serias, en su forma, sin cachondeos litúrgicos o de espectáculo, basadas en la tradición. Y luego que cada uno las viva en libertad, esperando que les ayude a la mayoría.
Ademas en su origen las procesiones eran de una enorme utilidad al pueblo llano, para vivir su fe e incluso para aprender en un mundo sin apenas libros.
Lo que hay que hacer no es atacar las manifiestaciones de religiosidad popular, sino tratar de que estas se vivan de la manera mas digna posible que sirvan lo mas posible para atraer a los fieles a Dios.
Y ahora paso a comentar lo que me ha pasado ésta mañana.
Se decidió en mi parroquia dejar la iglesia abierta por las mañanas y se hizo una llamada a los fieles con el fín de cubrir el horario para que la iglesia durante las mañanas no quedara sola. Me ofrecí de voluntaria y durante los meses de invierno no hubo problema, pero al llegar los meses de verano hubo desbandada por las vacaciones. Yo que no tengo vacaciones dije que estaba dispuesta incluso a doblar mi turno, pero se decidió por limitar el horario de apertura de la iglesia y me asignaron turno. Bueno pues ya son cinco o seis veces las que he llegado y me he encontrado la iglesia cerrada. Nadie me ha llamado para avisarme de tal cosa, ni el párroco ni la señora que colabora más asíduamente con él, a pesar de haberle dicho a ésta señora que por favor, cuando no haya servicio por el motivo que sea, hagan el favor de avisarme, la última vez que se lo dije fue el lunes y me dijo que ella había estado de vacaciones pero que esta semana empezaría todo con normalidad. Pues hoy ha vuelto a pasar. He llegado y me he encontrado con las puertas una vez más cerradas. No creo que cueste mucho trabajo llamar por teléfono, que tienen el de todos los que colaboramos, para avisar de cambio de planes. El nuevo párroco me parece un buen sacerdote pero la impresión que me da es la de ser tremendamente tímido, y lo dice una tímida. Pero una cosa es ser tímidos y otra es pecar de maleducados. No sé lo que les enseñan en los seminarios pero las mujeres no nos comemos a nadie. No al menos las que no somos de femen o similares y llevamos a gala el ser cristianas. El Señor fue una buena muestra de que además de ser Dios fue todo un caballero con las mujeres. Un poco de educación, que es equivalente a respeto. Con esta actitud y otras similares, despiden por la puerta a los pocos y pocas que vamos quedando. Que luego pues no se quejen.
Lo siento Padre, pero me siento muy enfadada y necesitaba desahogarme.
Era, eso sí, miembro desde su más tierna infancia de la cofradía del Cristo de su pueblo. No perdonaba la presencia en primera fila en el cabildo anual. Ni a llevar el estandarte en la procesión patronal, previo desembolso de su buen fajo de billetes, privando de este honor a otros feligreses, que, teniendo más devoción, desgraciadamente contaban con menos poder adquisitivo.
El problema no es que, esa que usted relata, sea la verdadera religiosidad popular y estos casos, gente aporvechada, el problema real es que la iglesia consiente esos casos, cuando se conocen sobradamente, sobre todo en pueblos pequeños.
No podemos llevarnos las manos a la cabeza, ante la crítica, cuando se consienten estas cosas. Como dice también la sabiduría popular: "sarna con gusto, no pica"
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