Hacer el amor es vivir en castidad
Tanto el evangelio de hoy como la segunda lectura son de esos textos manipulados en su interpretación hasta decir basta y traídos y llevados por lo ancho y largo de este mundo en demostración palmaria de que lo único que importa es que nos amemos y todo lo demás, sobre todo lo desagradable, como los mandamientos, o lo que cuesta como ir a misa o confesarse son inventos que se alejan de la doctrina de Jesucristo.
El argumento es tan débil y tan falaz que aburre: lo único que importa es amarse y lo demás paparruchas inventadas por los curas y los obispos, que ya se sabe que, por definición, son gente tan de buen vivir como de aviesas intenciones.
Pues me temo que las culpas a otro, en concreto a Nuestro Señor Jesucristo que parece que hoy viene de aguafiestas. Se lo explico.
Miren que el fragmento evangélico que hoy leemos empieza bien: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor”. ¿Lo ven?, dirán algunos, lo único necesario es vivir en el amor de Cristo. Y más si se van al final de hoy: “. Esto os mando: que os améis unos a otros”. Está clarísimo, repetirán tan felices: basta con amarnos… y si acaso, en un rapto de generosidad, dirán, coletilla de siempre, sobre todo a los pobres.
El problema es que a Nuestro Señor le dio por explicarlo. Ya ven, cosas suyas. Y va y suelta nada menos que “si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor”. Ganas de molestar. Con lo bien que había quedado eso de amarse y nos tiene que venir a recordar lo de los diez mandamientos. O sea, que lo del amor con mi chica o mi chico no tiene nada que ver con compartir lecho y todo lo demás, sino que es guardar los mandamientos juntos, incluido el sexto. Pues más bien. Pues qué fastido y qué aburrimiento.
Tampoco, porque sigue afirmando el Señor que eso de cumplir los mandamientos nos lo dice para que nuestra alegría llegue a plenitud. Vaya. Pensando que la alegría era el botellón, el lecho compartido, el ji, ji y ja, ja y ahora resulta que es fruto de vivir los mandamientos.
Pero es que sigue. Porque aquí resulta que hay que amarse como Cristo nos ha amado, dando la vida. Y también esto fastidia. Porque entendemos que amar es tolerar, ser cómplice, justificar errores, cubrir responsabilidades, tapar delitos, y tampoco es eso. Amar como Cristo es dar la vida, la amistad si hace falta en honor a la fe, la vida, la verdad y la salvación del otro. El que ama a su amigo le ayuda a conocer y vivir la verdad, no es el complaciente que le anima a seguir en el pecado y encima le echa una mano para que le sea más fácil.
Remato la faena con un contundente “sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”. Porque aquí todos queremos a Cristo muchiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo, y somos de Cristo “jartás y jartás”, y le queremos como la trucha al trucho, pero lo de los mandamientos como que no. Pues entonces amistad con el Señor la justita.
¿Hacemos el amor? Claro… como Cristo nos enseña. A vivir en castidad los dos y a ayudarnos para que así sea.
29 comentarios
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Jorge:
Mucho me temo que no.
Señor, mandanos pastores buenos que no nos guíen por la senda ancha y cómoda que todos sabemos o debieramos saber a donde conduce.
Feliz domingo de Pascua!
En el fondo, gran parte de esta juventud actual, no son idiotas del todo: me junto con la chica que conozco, nos amamos y a partir de ahí copulamos gratis, y si en un año o dos lo dejamos, como no hay papeles, pues cada uno por su lado, y si te he visto no me acuerdo. Y me busco otra.... Uno piensa que frente a la plaga del divorcio y del aborto que hace tantos años esta instalada, pues esa es una de sus consecuencias. Mientras nos amemos, todo está justificado.
Buena es la explicación de lo que supone ser cristiano, y que todo el que lo sea o pretenda serlo, debería saber porque viene todo muy clarito en el Evangelio. Pero por lo visto no es así para una buena parte de los que se dicen católicos, pero que se "fabrican" una religión a su medida, cogiendo lo que les place y dejando lo que les molesta.
Muchas gracias Padre por ser cómo es y que Dios lo bendiga.
" Vivir el amor es vivir en castidad "
Y luego se explaya sobre ese infinitivo horroroso que nos han colado los de siempre;como si el amor, la gratitud, la entrega, la generosidad, la ternura de madre se pudieran "hacer "
(El amor es Dios: ¿Vamos a inventar a Dios).
Lo mejor es que tenemos ahora la Sagrada Escritura que nos ayudará a poner en orden la realidad de nuestras vidas hacia Cristo.
Yo no sé cuál será el final de mi vida. Solamente podría cantar victoria, si yo estoy entre esos elegidos. Pues nadie debe presumir de ser salvados. Pero no podemos perder la esperanza en Cristo, ya que para Dios no hay nada imposible.
Son muchos los llamados, más pocos los escogidos.
¿Y cómo nos ha amado Jesús?
¿Jesús nos ha amado con celestial, espiritual, amor divino o con terrenal, pasional, amor humano?
Al circunstancial instinto de amor pasional entre el macho y al hembra, racional o irracional, suele sucederle una nueva vida de instintivo amor pasional.
Y como bien dice Jesús:
Estáis en un error y ni conocéis las escrituras ni el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casaran ni se dan en casamiento, sino que serán como ángeles en el cielo" (Mt.22,30-31)
Y porque no conocéis el poder de Dios que en el cielo genera angélica vida, divina vida sí; sin causa y consecuencia de mundanal cópula carnal terrenal;
No entendéis que antes del Pecado Original - pecado, éste en no comer del árbol prohibido, que dio origen a todo mal-: Toda vida racional, irracional y vegetal era generada sin causa y consecuencia de la cópula carnal.
Y el Hombre y la Mujer, queriendo ser como Dios creador dueños de sus hijos en creación; comió del árbol genealógico prohibido. Y copularon y la mujer gestó y parió no ya un hijo de Dios sino de su falso amor.
Y del Hombre y la Mujer habiendo perdido el camino de su salvación; Dios toleró este copular y gestar; y el parir y el crecer y multiplicarse en matrimonio sacramental, hasta el final.
"Y a vosotros, los demás de Tiatira, los que no seguís semejante doctrina -la del amor libre pasional- y no conocéis las que dicen profundidades de Satán, no arrojaré sobre vosotros otra carga. Solamente la que tenéis tenedla fuertemente -controlada- hasta que yo vaya. -que será para después de este final. (Ap.2,24)
A los ojos de Dios, no hay amor más digno de su divino amor que aquel que por su poder se gesta, pare, crece y se multiplica en humana castidad; Sea que aquel que no sea en causa y consecuencia de cópula carnal.
Se podría decir que Agustín de Hipona había amado mucho si no fuera porque él mismo considera que no. Aprendió a amar cuando conoció a Dios y entonces se convirtió en San Agustín y, ¡mira por dónde! se volvió casto.
Así que si Él dice que amar es cumplir los mandamientos y cumplir los mandamientos es amar, es porque así es. Si alguna parte de la ecuación falla, el error tiene que ser mío y no de Él.
Así que, si yo le digo a una mujer "te amo" y al mismo tiempo cometo pecado con ella (sea que la golpee, le robe, la envidie o la fornique), es que no la estoy amando, por mucho que mi corazón diga lo contrario. Aquí en mi pueblo abundan los hombres que están seguros que pegarle a sus mujeres es muestra de amor... y no faltan las mujeres que lo creen. O sea, esto no se limita solo al sexto.
Hasta allí todo claro y no creo que nadie esté en desacuerdo conmigo. Pero la ecuación tiene otra parte que no suele gustarnos: "cumplir los mandamientos es amar".
Yo no veo la lógica en el razonamiento de muchos que usan los mandamientos para ODIAR a los demás. A aquél por poco devoto, al siguiente por ladrón, al de más allá por mentiroso y por supuesto, a todos por fornicarios. ¿Será realmente posible cumplir los mandamientos y al mismo tiempo ODIAR a las personas? Y no hablo de odiar el pecado, hablo de odiar al pecador, insultarlo, señalarlo, hacerlo sentir mal, alejarlo de la gracia, condenarlo; todo en virtud y en nombre de los mandamientos.
Una persona que cumple los mandamientos no debería, por principio, odiar a nadie. Sentir lástima por él o ella, sin duda. Tener misericordia, seguramente. Intentar apartarlo del mal, heróicamente. Pero odiarlo no tiene sentido.
A menos que Dios estuviera mintiendo.
Creo que sus artículos deberán ser editados en un futuro próximo y leídos con más tranquilidad por los católicos que rezamos en español.
El artículo de hoy rezuma teología de la que se entiende por todo el mundo: Es el don de lenguas que el Paráclito dona y Ud tiene.
Gracias por su artículo y por su ayuda espiritual.
In Domino.
Me da la sensación que la cita va por otros lares distintos de los que se pretenden por algunos, limitándose a la relación carnal. Las cosas fuera de contexto, a mi modo de ver, dan una visión distinta y, a veces, sospechosamente interesada.
Recomiendo la lectura o relectura de la Encíclica Primera de S.S. Benedicto XVI "Deus caritas est", en concreto, las diferencias y la unión entre "eros", "philia"y "agapé".
Quizá el llevarse por lo de todos los días, el no aspirar a lo mejor, a la perfección, el dejarse derrotar por un "yo no puedo ser como esos" o el cultivo de la vida fácil, nos lleva al derrotismo del salir como puedas, nadar entre dos aguas, o también a formar parte de una "vida chapucera" que a lo más que aspira es a ser un vegetal o un animal irracional, que nace , crece, se reproduce si es que quiere o le dejan, y muere. Eso no es el ser humano, eso es ser un pelele en manos de otros que nos pretenden manipular, y a los cuales les dejamos que nos manipulen. Y en eso, como en todo mal, el ángel caído tiene mucho que ver; todo, para ser exacto.
No hay rosas sin espinas, porque si no las tuviesen, perderian su propia mismidad de rosas. A las personas se las ama, a sus malas acciones u omisiones se las persigue y se las condena.
Encima me daba pena, pero auténtica pena, cuando al empezar aquéllos remotos cursillos prematrimoniales que yo hice (y que por cierto los parroquianos habituales necesitabamos bien poco) algunos que sí los necesitaban decían "pero si ya los traemos hechos", y digo que me daba pena por ellos (sus pintas lo decían todo), pero me daba pena sobre todo por el sacerdote que tenía que escuchar aquello. Y pensaba yo pero por Dios, ¿pero realmente hay necesidad de esto?
Quisiera hacer solo tres comentarios:
1.- También se deriva de este Evangelio una comprensión de los Mandamientos no como prohibición caprichosa, sino como camino de felicidad, que me encanta y es lo que son (Dios, Padre bueno, nos indica el camino para llegar a Él). Los Mandamientos, y luego las Bienaventuranzas, son las "Instrucciones para ser feliz", para ser plenamente humanos y no animalitos.
2.- Respecto a los que se rebelan contra la expresión "hacer el amor" les diré que yo también luchaba contra ella y decía: "eso no es hacer el amor, es formicar". Sin embargo ahora, tras estudiar lo que la Iglesia dice de la sexualidad y con casi 22 años de matrimonio, pienso que es cierto que mi marido y yo "hacemos el amor", ya que damos una realidad física a nuestro amor, y me he reconciliado con la expresión. Lo que pasa es que muchas veces se utiliza para describir actos sexuales que no se relacionan con el amor y la donación mutua, sino con el egoísmo, la búsqueda de placer, la falta de compromiso, la utilización del otro....
3.- La castidad no solo consiste en no mantener relaciones, y esto solo se aplica a solteros y viudos, sino en la integración de la persona o, dicho de otro modo, en ajustar la expresión del afecto-amor al afecto-amor verdadero. También dentro del matrimonio debe vivirse la castidad, virtud a cuyo cultivo estamos todos llamados sin excepción (como todas las demás, cada uno de un modo concreto dependiendo de su estado y vocación).
Además vivir castamente hará que "permanezcamos en Su Amor" y "nuestra alegría llegará a plenitud".
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Jorge:
Obsesión me temo que la suya, que en cuanto uno toca el tema se pone de los nervios.
La castidad es la castidad y no admite componendas. La castidad consiste en no mantener relaciones sexuales; sean estas para el soltero; para el viudo; para el casado; o para el cura y la monja.
El día que tú, como tantos otros. lleguen a ver y comprender que -por el poder de Dios- se puede multiplicar la especie humana; la animal o vegetal sin necesidad de la conocida como cópula o mutua, integración sexual; se llegará a ver que este acto sexual y su consiguiente resultado de muerte y dolor, es lo que llamamos el Pecado Original.
Visto y comprendido esto: No hay de extrañar que María, -la Virgen María- por el poder de Dios no solo fuera libre de la concupiscente sumisión a este instinto genéticamente heredado; sino que Ella concibiera en su seno al Mesías, Jesús el Cristo.
Al día llegado de la "resurrección de los muertos y su mundo futuro" se verá cómo seguiremos multiplicándonos; Sea: la mujer y la hembra, cíclicamente seguirá gestando y seguirá pariendo sin necesidad de la cópula carnal; sin necesidad de dolor; sin necesidad e morir .
Pero ahora que las niñas son púberes a los once, y hasta los treinta no empiezas a tener una independencia económica como para casarte, pretender que una pareja por muy cristiana que sea se mantenga virgen y casta hasta llegar al altar, es pedir algo propio de héroes.
Biológicamente cada vez llega antes la pubertad y sociológicamente el casamiento cada vez más tarde.
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Jorge:
Imposible para los hombres, no para Dios. Te basta mi gracia. Y que hay parejas que llegan vírgenes al altar se lo digo yo. Lo que pasa es que a ntes daba vergüenza reconocer que se acostaban los novios, hoy la verguenza parece que es lo contrario.
"Que manía con reprimir los instintos a todo el mundo sin distinción"
"...me daba pena por ellos (sus pintas lo decían todo)..."
Lo que las personas hagan con sus vida es a ellos a quienes tiene que importar. ¿Quién tiene manía con reprimir los instintos de todo el mundo sin distinción? Mis perros y mis gatos viven según sus instintos y nadie les reprime. Sin embargo a mis nietos les enseño que deben usar la inteligencia, aprender las normas de convivencia, educarse física, mental y espiritualmente, etc. Porque las personas no damos rienda suelta a nuestros instintos por dignidad y bien hacer. A diferencia de los animales tenemos moral, ética, deberes para con los demás, responsabilidad... Incluso a los animales domésticos se les educa para que no agredan por instinto. Educación no es reprimir, es canalizar las apetencias propias por respeto hacia sí mismo y a los otros.
Como lo que no quiero para mi no lo quiero para los demás, te comento que habiendo vivido tres cuartos de siglo, abierta a aprender y comprenderlo todo, sigo pensando que la virginidad, la castidad, la fidelidad, el compromiso matrimonial, la paternidad responsable y demás, no sólo no reprimen sino que hace mas felices y se vive mas plenamente. Si algo diferente hubiera visto que es mejor me hubiera apuntado a ello, pero hacer lo que apetece sin tener en cuenta si conviene o si es lo adecuado es arriesgado y muchas veces equivocado.
Respecto a sentir pena por alguien, opinar de ellos por sus pintas... Que quieres que te diga. Si como dices eres parroquiano habitual pues ya sabes. Las enseñanzas sean catecumenales, prematrimoniales u otros cursillos cristianos siempre son interesantes, se aprende y se madura en el conocimiento y trato con Dios, que no nos reprime nada, nos ofrece lo mejor de sí mismo para que vivamos sano y santos.
Si la gracia de Dios bastara, no habría pecadores.
Lo siento , pero entender la castidad como "no mantener relaciones sexuales" y con aplicación para el matrimonio, ¡creo que es una auténtica barbaridad!. Baste decir que un matrimonio no consumado es NULO.
Te paso unas citas para que veas que no lo digo yo, sino el Magisterio de la Iglesia:
Familiaris Consortio, 11
Catecismo de la Iglesia Católica, 2362.
Catecismo del aIglesia Católica, 2335. Dice: La sexualidad "es una manera de imitar en la carne la generosidad y fecundidad del Creador".
Aparte de leer en el Génesis la Creación de la persona humana, sexuada y capaz de expresar con su cuerpo el amor, y de forma especialísima mediante el coito se expresa el amor especialísimo entre los cónyuges.
Todo lo que dices de que el coito es el pecado original me deja pasmada. Dios nos creó sexuados (recuerda: "no es bueno que el hombre esté solo"), y nos dió orden de "crecer y multiplicaos" y de "ser fecundos", ANTES del pecado original.
Por tanto, la sexualidad y el matrimonio como unión de dos personas, ambas cuerpo y alma (cuerpalma, pues no se pueden separar ni disociar), son de Dios y no fruto o consecuencia del pecado.
El Amor Verdadero no necesita la expresión sexual.
Es el ideal al que debemos aspirar y que poco a poco debemos prescindir del "amor carnal" (acto sexual) sustituyéndolo por el Amor Verdadero que no necesita el acto sexual. Lo cual no significa que no haya ternura y cariño .
Un abrazo.
www.corazones.org/santos/juan_pablo2/Teologia%20del%20cuerpo/teologia_frontal.htm
(ojo a la 38, de 3 de septiembre de 1980, que el enlace está mal; hay que editar la URL y cambiar 37 por 38)
Desde luego, al lado de un pensamiento de esta categoría, y de tan magnífica humanidad y santidad, los gañidos y ladridos de la corrupta progresía (incluida la parte hembrista y la LGBT) bien poco significan.
Un saludo.
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