Flexibilidad y obediencia adjetivada. Cosas de un cura serrano
Mis lectores, la gente que me conoce, ya sabe que servidor es más bien tirando a brutico, cosas de los serranos madrileños que con eso de que nacemos y nos criamos al pie de las piedras, todo se nos pega. Tiene eso de bueno que no sabemos disimular. Para diplomáticos no valemos ni para jugadores de póker. Se nos nota todo. Tiene de malo que a veces somos demasiado cortantes. De bueno que llamamos al pan pan y al vino vino y de malo que lo hacemos de una forma tan escueta que asusta.
Hay un equilibrio perfecto que no a todos les es dado. Mantenerse en esa sutil frontera de lo que hay que hacer pero a la vez conservando esa libertad justa y esos modos renovados es ejercicio que a un servidor no le alcanza. Quizá porque los serranos tenemos en los genes un punto de desconfianza según el cual cuando escuchamos que sí, pero… nos ponemos en guardia.
Ya saben. Haces un trato, contraes un compromiso, llegas a un acuerdo, aceptas una propuesta y punto pelota. Lo pactado va a misa y de las de antes, que dice un compañero mío. Pero si nada más llegar al acuerdo el otro te dice que sí, que de acuerdo pero que bueno, que hay que ser flexibles, tomarse las cosas con una cierta libertad, no encorsetarse… a uno lo que le suena es que sí, que vivan los pactos pero que luego los cumpliremos según y modo. Y eso uno pues no lo entiende. Ya digo que soy serrano, y por tanto adusto y de piñón fijo.
Pues ahora imaginen al cura serrano. Por ejemplo, servidor. Uno entiende perfectamente lo de celebrar según el misal, hacer las lecturas que tocan, exigir para las cosas lo que dice el derecho, ponerse los ornamentos que indican las rúbricas y administrar la parroquia según lo establecido. Sin problemas. El lío es cuando alguien te viene y resulta que sí, que de acuerdo, pero con flexibilidad. Ahí es cuando el serrano salta y empieza a hacer preguntas: qué flexibilidad, hasta dónde llega, quien decide lo que es flexible, quién marca los límites… para acabar concluyendo que eso de la flexibilidad no deja de ser un precioso argumento para vivir la obediencia adjetivada: sí, eso de obediencia responsable, dialogada, creativa, orante… que ya sabemos lo que es.
Conocí en una ocasión a un compañero flexible. Muy flexible hasta que un mes descubrió que era día ocho y no le habían ingresado la nómina. Hay que ver cómo se puso con el párroco. Sobre todo cuando este le dijo: bueno, seamos flexibles, tampoco vamos a tomarnos el calendario a pie de la letra.
Tengo mis miedos. Cada vez que escucho eso de que según y cómo al final acabo con la sensación de que alguien me está tomando el poco pelo que me queda. Pero son cosas que por lo visto solo nos pasan a los serranos, que somos así de bruticos y nos gusta saber exactamente cómo son las cosas.
26 comentarios
"No clamará ni alzará su voz, ni hará oír su voz en la calle. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo mortecino; con fidelidad traerá justicia. No se desanimará ni desfallecerá hasta que haya establecido en la tierra la justicia, y su ley esperarán las costas.…"
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Jorge:
Grave patología pedir explicaciones de las cosas y llamar pan al pan. Seguro que su psicólogo tiene un nombre para esa dolencia. Quizá síndrome de intangibilidad nasal o incluso mejor intangibilidad sub diafragmática.
Cuando se trata de las cosas de Dios lo mejor es la obediencia hasta en las tildes y las jotas y dejémosle a El la misericordia que está en mejores manos.
No pasa nada...al contrario seréis ...creativos?Por una manzana.
Y para que quiere el Padre a un psicólogo si ya se entregó al mejor psicologo en su vida -el Señor- alguien le va a presentar mejor verdad y que limitación puede tener en su Ministerio si ese MINISTERIO ES CRISTO CABEZA,pero somos tan pecadores que no obedecemos al Señor y nos quejamos de sus representantes, ser claros o con Cristo o con el mundo ,no hay término medio, que no se puede consensuar .Solo Cristo, su Persona su Palabra.
Y todos obediencia y vivir según ÉL y sino que cada cúal nos examinemos, no se es cristiano de nombre ni de Idea, es el ser entero cristiano como Cristo Jesús,Flexible pero no en lo esencial ,el ser en Cristo el de todos sino no nos entenderemos.
Debo tener algún problema psicológico también: al pan pan, y al vino, vino.
3. También existe el mal de la «petrificación» mental y espiritual, es decir, el de aquellos que tienen un corazón de piedra y son «duros de cerviz» (Hch 7,51); de los que, a lo largo del camino, pierden la serenidad interior, la vivacidad y la audacia, y se esconden detrás de los papeles, convirtiéndose en «máquinas de legajos», en vez de en «hombres de Dios» (cf. Hb 3,12). Es peligroso perder la sensibilidad humana necesaria para hacernos llorar con los que lloran y alegrarnos con quienes se alegran. Es la enfermedad de quien pierde «los sentimientos propios de Cristo Jesús» (Flp 2,5), porque su corazón, con el paso del tiempo, se endurece y se hace incapaz de amar incondicionalmente al Padre y al prójimo (cf. Mt 22,34-40). Ser cristiano, en efecto, significa tener «los sentimientos propios de Cristo Jesús» (Flp 2,5), sentimientos de humildad y entrega, de desprendimiento y generosidad.[9]
El PAPA invita a algo parecido a la flexibilidad EN LA CITA QUE ACABO DE TRANSCRIBIR
Tambien invita a un poco de buen humor y nada sequdad en su advertencia nº 12 en que el PAPA dice textual mente que debe evitarse
12. El mal de la cara fúnebre. Es decir, el de las personas rudas y sombrías, que creen que, para ser serias, es preciso untarse la cara de melancolía, de severidad, y tratar a los otros – especialmente a los que considera inferiores – con rigidez, dureza y arrogancia. En realidad, la severidad teatral y el pesimismo estéril[12] son frecuentemente síntomas de miedo e inseguridad de sí mismos. El apóstol debe esforzarse por ser una persona educada, serena, entusiasta y alegre, que transmite alegría allá donde esté. Un corazón lleno de Dios es un corazón feliz que irradia y contagia la alegría a cuantos están a su alrededor: se le nota a simple vista. No perdamos, pues, ese espíritu alegre, lleno de humor, e incluso autoirónico, que nos hace personas afables, aun en situaciones difíciles.[13] ¡Cuánto bien hace una buena dosis de humorismo! Nos hará bien recitar a menudo la oración de santo Tomás Moro:[14] yo la rezo todos los días, me va bien.
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Jorge:
Por partes, que me parece que aquí rápido mezclamos churras con merinas. Jesús siempre llamó al pan pan y al vino vino. Fue misericordioso llamando adulterio a lo que era y conminando a la conversión. No recuerdo esa parte del evangelio en la que Jesús habla de que si pero depende y ya veremos.
También habría que distinguir entre sentido del humor y ser un tipo divertido. Más aún, no debemos olvidar que el humor es una cosa muy seria. Generalmente la gente, cuando más profundo tiene el sentido del humor, menos carcajadas suelta. Confudir sentido del humor con simpaticote es un error, un inmenso error.
Porque en el mismo ojo en el que, inflexiblemente, puede molestar una paja, con la debida flexibilidad se puede acomodar todo un cargamento de vigas.
Si no, pregunte a un relativista progre hasta dónde puede llegar la "flexibilidad" habiendo voluntad y ganas...
PD: Es ironía, claro.
PD: No hay que confundir firmeza con tozudez, inmovilismo o "petrificación", ni confundir flexibilidad con laxitud, inconstancia o incumplimiento.
Ahí está a menudo el error: se puede ser a un tiempo flexible y cumplidor, pero si la "flexibilidad" que propones consiste en no cumplir, entonces no es "flexibilidad" sino otra cosa, y ese uso impropio del término "flexible" esta muuuy extendido.
PD: Ahora que lo pienso, es curioso que el Papa alerte contra la "petrificación", siendo que el Sucesor de Pedro es, por eso mismo, el más "petrificado" de todos (vamos, que es "petrino" de la cabeza a los pies... :-)
Un saludo.
Lo siento Padre, pero un puntito de soberbia se aprecia.
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Jorge:
Al pan pan y al vino vino. Y al cantamañanas, cantamañanas. Y al que tiene ganas de meter el dedo en el ojo que lo haga en el propio. Fue un placer.
No se preocupe que no es nada que no arregle un adecuado dolor de los pecados y propósito de la enmienda previo ello a la confesión.
4. El mal de la planificación excesiva y el funcionalismo. Cuando el apóstol programa todo minuciosamente y cree que, con una perfecta planificación, las cosas progresan efectivamente, se convierte en un contable o gestor. Es necesario preparar todo bien, pero sin caer nunca en la tentación de querer encerrar y pilotar la libertad del Espíritu Santo, que sigue siendo más grande, más generoso que todos los planes humanos (cf. Jn 3,8). Se cae en esta enfermedad porque «siempre es más fácil y cómodo instalarse en las propias posiciones estáticas e inamovibles. En realidad, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo... – ¡domesticar al espíritu Santo! –, él es frescura, fantasía, novedad».[10]
Y si me llaman fariseo, cara avinagrada, cara fúnebre y otros lindos adjetivos que demuestran una caridad inmensa en quien los usa... me importará un pepino. Con vinagre. El pepino, digo.
Por aquí decimos entre eclesiásticos: "dialogada". Que ya sabemos para qué sirve.
Y perdone usted que los "flexibilistas" sean tan rígidos como para no entender ni tolerar su posición. Y apelen al ¡Papa! para una cuestión de estilos personales (aunque el tema de decir la verdad tal cual, no es un puro estilo).
Sólo falta que la infalibilidad pontificia se juegue hasta en la manera de saludar...
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Jorge:
Tiene razón en lo del título. Tanta que en prueba de evidente inflexibilidad acabo de modificarlo.
Aquí lo que pasa es que muchos confunden la flexibilidad con la laxitud. Y no es lo mismo.
A Jesucristo lo mataron precisamente por su "INFLEXIBILIDAD" ¿sí o sí?
Siga cabalgando Sr. Cura serrano.
Gracias por su artículo.
Me he sonreído al leer: "El lío es cuando alguien te viene y resulta que sí, que de acuerdo, pero con flexibilidad"
Al leer los comentarios, he visto que algunos comentaristas no han llegado a su último párrafo, en el que lo deja todo clarito sobre el peligro de la adjetivación usada por los flexibles, que suelen ser muy listos.
Dios le bendiga.
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Jorge:
?????????????
Por una parte, esta expresión viene a ser sinónima de ese "que vuestro sí sea sí y vuestro no, no" que citaba Eva, es decir, hablar claro y sin medias tintas o engaños.
Pero por otra parte, la expresión también tiene su parte anticristiana, ya que puede entenderse como alegato contra la doctrina de la transubstanciación: "al pan, pan [y no cuerpo de Cristo] y al vino, vino [y no sangre de Cristo]".
Como ve, nada grave, ya que vd usa la expresión en el primer sentido. Pero es que a veces le da a uno por complicarlo todo...
PD: Me temo que hay muchos tipos de flexibilidad, a menudo más que deseables.
Pero la modalidad a que alude D.Jorge diría que no es de las deseables, ya que sería la del que firma un pacto redactado en unos términos y en el que se establecen unos límites para luego violarlo apelando a una interpretación "flexible" de esos términos que, en la práctica, lo que hace es dejar el pacto en papel mojado al dinamitar sus términos.
Con ese tipo de "flexibles" no se puede pactar nada, porque no lo van a respetar.
Un saludo.
Aquello de que "donde dije digo, dije Diego" es ya antiguo, aunque ahora se trate de disfrazar de "segundas lecturas" , "Visiones más amplias de la realidad que nos rodea", etc., etc., y ello nos ha llevado a un relativismo por el cual no hay certeza, no hay verdad, todo depende... Pero la cruda realidad es cabezona, estamos aquí, somos lo que somos y así aparecemos, tal y como queremos aparecer, y no hay más.
No se preocupe D. Jorge, que eso que les pasa a los serranos también nos pasa a los de la llanura, e incluso a los de esta jaula de grillos que nacimos en el Madrid de la Cibeles.
Ahora me ha venido al pelo lo que dice el Evangelio .
EL QUE SE SALTE UNO SOLO DE LOS PRECEPTOS MENOS IMPORTANTESY SE LO ENSEÑE ASI A LOS HOMBRES , será el menos importante en el reino de los cielos.
Asi que eso de enseñar bien claro los preceptos ,no es de personas poco flexibles , sino de los que serán grandes en el reino de Dios.
Lo dice Jesus .
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