Rafaela: no me pienso casar con él
¡Qué insondables los caminos de Dios! ¿Quién conoce su mente? ¿Qué criterios utiliza el Padre Dios para llamar a un hombre al sacerdocio?
Evidentemente no se fija en la altura física, porque desde los dos diez de don Crisanto, hasta el uno cincuenta de don Fermín anda que no caben curas, y todavía alguno habrá que aún se salga de esos parámetros. Si de orondez, qué vamos a contar. Algunos gorditos, lustrosos como un chotito recién mamao que decían en el pueblo. Otros más flacos que Tizona del Campeador. Los hay de grandes melenas y otros calvos como remates de comulgatorio. Más guapos que un angelito de Murillo y feos como una desafortunada caricatura de Picio.
Pues anda que si vamos a otra cosa… Los hay alegres como campanillas en noche de vigilia pascual, adustos como tarde de viernes santo al pie de la Dolorosa, listos como la estrella de los magos y necios como la última de las vírgenes, revoltosos como bandada de monaguillos y tétricos más que beata rezando la recomendación del alma. Leídos y escribidos de tres licenciaturas y dos doctorados, y simplones más que el buen cura de Ars.
Rafaela ha conocido de todo y a nada de esto le dio importancia. Como mucho la molestia de encoger el alba de don Fermín o sacar un bajo si llegaba un don Crisanto. Los curas para lo que tienen que estar: para la misas, confesarse, atender a los enfermos, catequizar a los niños y espabilar a los grandes.
Durante unas semanas ha estado celebrando las misas un cura nuevo. Tema de conversación y que no falte. Pues parece alto, un poco gordo, tiene buen pelo, habla bien… Dice bien la misa, confiesa, está en la parroquia, ha ido a visitar a mi madre. No va mal la cosa.
Joaquina no parece muy conforme. Lo ve un tanto “seco” y hasta pelín estirado según ella. ¿Y tú, Rafaela? ¿No te parece un poco antipático?
Rafaela a lo suyo: me gusta cómo dice la misa, predica bien y ha ido a visitar a algunos enfermos. Está ratos en el confesionario y yo me he confesado y muy bien. Y la iglesia la tiene apañadita. No está nada mal.
Vuelta Joaquina… pero podía ser un poco más simpático ¿no crees? A mí eso me da igual, replicó Rafaela. Que haga bien las cosas que es lo que interesa. Y si encima es simpático pues mejor, y si no lo es pues no pasa nada. Total, no me pienso casar con él…
25 comentarios
En realidad lo que de verdad interesa , según algunos , es que si tienes un problema de salud no tengas que soportar listas de espera , que te atienda un médico que conozca bien su profesión , tenga experiencia y que solucione de la mejor manera el problema y si acaso que te explique el pronóstico de la enfermedad y, en su caso , las diversa alternativas terapéuticas ... y que sepa dar una mala noticia con cierto tacto.
Es decir que haga rápido y bien el trabajo ( diagnóstico y terapia )
Está , sin embargo , otro lado TAN NECESARIO Y TAN IMPORTANTE ... : la simpatía , la amabilidad , la cercanía , la cordialidad , la posibilidad de acceder sin grandes trabas
Marañón , Jiménez Díaz , el gran Letamendi y tantos otros eran muy humanos y cariñosos.
Se puede ser muy antipático para arreglar la caja de cambios de un coche o para arreglar la calefacción de una casa ... No se DEBE ser antipático ante un ser humano que sufre una enfermedad.
Un sacerdote es médico de almas ....
Quizá sea más necesario para ser un buen sacerdote ser amable y estar disponible PARA TODOS .... y sin horarios , que saberse de memoria la vida de Antonio Francesco Gennaro Maria Pignatelli del Rastrello y saber que era EL PAPA Inocencio XII Y QUIEN LE SUCEDIÓ EN EL PAPADO
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Esto P. Jorge solo so sabe Dios y el escogido, siempre y cuanto éste sepa escuchar y cumplir con lo que Dios le mande.
Así que P. Jorge: ¿Porqué no nos dice usted el criterio del que usted cree que Dios se sirvió para llamarle y escogerle a usted?
Porque una cosa es la llamada y otra la escogida. Ya lo sabe:- Muchos "los necios como la última de las vírgenes" serán los llamados y pocos los escogidos
Si yo le dijera.
El texto no dice que el nuevo sacerdote fuese antipático, borde, o que no estuviese disponible para todos. Que a doña Joaquina no le parezca tan simpático no le convierte en el demonio con cuernos. A ver si leemos un poco más despacio y dejamos de sacarle cinco pies al gato.
Siempre me acuerdo de un Obispo que, al darnos una tanda de Ejercicios, recordaba con cariño los que él calificaría como los mejores de su vida: unos que dirigió un cura mayor, encorvado, al que, por su difícil dicción, apenas se le entendían las escasas palabras que pronunciaba.
Me ha gustado que citara al Sto. Cura de Ars, que en sus estudios se le atravesaba el Latín y alguna cosa más, pero que a Dios gracias, siguió con esa vocación que Dios le alumbró y a pesar de sus formas y modos, a veces incomprendidos, fue un grandísimo sacerdote, modelo a tener en cuenta.También recuerdo al Sto. Padre Pío de Pietrelcina que tenía su genio, pero algo que parecía a simple vista soberbia, realmente era humildad, defensa y enseñanza de la Verdad de Cristo.
Muchos curas se conformarían con ser "cumplidores", pero ahí nos quedaríamos sólo con los de "Misa y olla". Cristo nos pide a todos, curas y no curas, que aportemos según se nos de, treinta, sesenta, noventa, y como es claro, se "incentiva al que teniendo treinta " se esfuerza y da sesenta, y también digo yo que al que no llega a tanto, porque no da más de si, pero da todo lo que tiene. Cristo pesa y mide de distinta manera que los hombres, pues utiliza unas pesas y metros distintos ; el amor y la misericordia entre otros.
D. Jorge, dígales a Rafaela y a Joaquina que no hace falta casarse, que en todos los estados se puede alcanzar la plenitud de vida, cada uno en su casa y Dios en la de todos.
: )
Porque de lo que habla vd no es de acertar en unas cosas a costa de fallar estrepitosamente en otras, sino de que unos deben tener claras las prioridades y centrarse en lo fundamental, y de que los otros no deben dar tanta importancia a detalles superficiales cuando lo principal está en un nivel más profundo.
Porque el sacerdote es hombre, sí, pero por encima de eso es Ministro de Dios. Y como hombre puede tener fallos y los tendrá, pero como Ministro debe evitar por todos los medios tenerlos.
PD: Curioso, en la conversación entre Rafaela y Joaquina, Rafaela señala que se ha confesado, cosa que no menciona Joaquina ni de pasada. ¿Por qué será?... :-)
PD: Por otra parte... ¿Seguro que Rafaela fue tan superficial con su novio cuando decidió si casarse o no? ("Perdona, pero si no tienes un carácter perfecto ni me lo plantees, que no me caso.")
Un saludo.
En fin volveré a rezar por él.
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Jorge:
Rece sobre todo para que el Señor me haga comprender la importancia de la pastoral social.
Si uno vive a Dios en plenitud, y de un sacerdote eso es lo que se espera, sus palabras, sus acciones y/o sus gestos serán amorosos, serán caritas-tivos. Con caridad para ti, para vos. Serán o se acercarán a la justicia.
"Que haga bien las cosas que es lo que interesa"
Pues una de las cosas que tiene que hacer bien un cura es tratar con la gente, no está encerrado en urna sin hablar con nadie. Y, para ello, la simpatía es necesaria.
Perdón, el médico tiene algunas formas o modos para decirle al enfermo cuál es su enfermedad, y sobre todo su gravedad; depende de algunos factores que no se ventilan en un par de renglones, pero ante todo ha de ser humano, no un pusilánime ni un mentecato desalmado. No creo que la forma más adecuada de anunciarle al enfermo lo poco que le queda de vida sea aquella del chiste:"¡que te mueres macho, que te mueres!".
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Jorge:
Sería de gran interés para los lectores que nos explicara cual es exactamente el lugar del sacerdote en la pastoral social.
Para Adviento, el párroco nuevo hizo un llamamiento en misa de domingo para hacer un acompañamiento al Señor, y abrir la parroquia todas las mañanas, que hasta ahora había permanecido cerrada, y me presenté, lo mismo que otras personas. La experiencia ha sido muy bonita porque me siento en íntima unión con Dios, me llevo la Biblia y leo y el tiempo vuela. Al mismo tiempo es una satisfacción ver cómo las personas van entrando durante el tiempo en que estamos. Personas que van camino de sus trabajos y asuntos y que al ver la iglesia abierta, se acercan a estar un rato con el Señor. Ayer quedamos convocados para esta tarde, con objeto de hacer una remodelación de horarios y personas.
Una de las señoras que estaba presente, ha hecho público lo que yo he comentado en alguna ocasión en éste blog. Estaba muy contenta del cambio de párroco, porque según ella lo estaba necesitando y mucho la parroquia, (Cierto). La parroquia de estar llenísima en tiempos de su primer párroco, había pasado a estar casi vacía en misas de domingos, hasta el extremo de tener que reducir las misas. ¡De pena!
Con todo esto vengo a decir que es muy importante la actitud del párroco con los cristianos que están a su cargo. No se trata de que sea unas castañuelas, ni que haga chistes, ni nada por el estilo. El sacerdote es un médico del alma. No hay nada más importante que eso. De una enfermedad física te curas o te mueres. Pero una enfermedad del alma la puedes arrastrar durante toda la vida. Por tanto un sacerdote tiene el deber de empatizar con el sufrimiento ajeno, confortar a las almas que sufren, aconsejar, hacer en una palabra, todo lo que haría Jesús ante el sufrimiento ajeno. Y desgraciadamente vemos con demasiada frecuencia que esto no es así, que simplemente se limitan a "dispensar" sacramentos cómo si fueran boticarios al frente de una botica. Hasta el punto de que no se puede evitar pensar si ese sacerdote en cuestión tiene vocación, o el haber elegido ese camino se debe simplemente a puras razones egoístas, porque por su comportamiento tal parece.
Si un hombre siente la llamada de Dios hasta tal punto de renunciar a vivir con una mujer que es su complemento perfecto "No es bueno que el hombre esté solo", y decide entregarse a Él en cuerpo y alma, pero al mismo tiempo no es capaz de sentir compasión por el sufrimiento ajeno y "consolar al triste", lo mejor que puede y debe hacer, es irse a un monasterio de la Cartuja y allí vivir en total comunión con Dios, sin que lo moleste nadie.
Su capacidad de diseñar y concretar todo un itinerario de comunicación, de relación, de diálogo, de encuentro, de vinculación. En Jesús destaca – en palabras de hoy – una total y absoluta actitud empática hacia todos.
Gracias a ello es que la gente lo sigue, y puede así, comunicar “su verdad”.
En otras palabras, fue su “don de gentes” – viendo en todos a hijos de Dios, y tratándolos como tal - que su pensamiento, sus palabras, su mensaje, logró “cuajar” en sus discípulos.
Y en el Jesús resucitado sigue destacándose la misma actitud: su afán comunicativo, envuelto es el más profundo respeto, gentileza y hasta timidez para mejor vincularse con quienes lo creían “muerto”, y estaban tristes.
Y es que Dios mismo, a lo largo de miles de años, se fue acercando al hombre de la misma manera: con cautela, con respeto, con cariño, preparando nuestro intelecto y especialmente nuestro corazón (la afectividad).
Y tal fue su actitud empática, que se hizo hombre, para mejor entendernos, para que mejor lo entendiésemos.
Soy de los que piensan que en nuestros seminarios se preocupan demasiado por “llenar el cerebro” de los seminaristas con una serie de datos, de conocimientos, de información, de fórmulas y hasta automatismos. Ponen énfasis en la formación “del sacerdote” (alguien que se vincula con Dios) descuidando quizás, la formación del hombre (alguien que se vincula con los demás, con los hombres).
Y es que si un individuo, en su “ardor evangelizador”, se acerca a mí y me espeta todo un discurso kerigmático, yo no lo oigo, si antes de eso, no me saluda, no me tiende la mano, no me trata con cortesía y respeto, no me da un abrazo, y sonriendo…”me llama por mi nombre”.
Creo que necesitamos sacerdotes, pero quizás, antes de eso, necesitamos PASTORES. Individuos que entendiendo que en esta vida estamos de paso, caminen a nuestro lado como uno más, como un hermano, como un amigo, como un cómplice; con empatía, con una profunda empatía.
Pueden venir a cuento las palabras del PAPA FRANCISCO que copio sin añadir ni quitar nada, PARA VER QUÉ OPINA EL PAPA SOBRE ESTOS ASUNTOS
"La parroquia tiene que estar en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no puede convertirse en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos"
. "A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible"
"La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. Que nadie encuentre la frialdad de una puerta cerrada"
“A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas"
"Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades"
todo esto lo ha dicho el Papa en la exhortación apostólica "Evangelii gaudium"
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Jorge:
Cuánto echo en falta "La Codorniz"...
En la televisión española y en la radio tambie hace unos años ( sobre 1975-1990 )se veía frecuentemente una humorista que era ventrílocua y que hablaba a través de unos muñecos que manejaba con cierta gracia . Uno de esos muñecos, quizá el más conocido , era Doña Rogelia que representaba una anciana de origen rural vestida como lo hacían las mujeres mayores en los pueblos de la España de los años 1950-1960 , sin grandes formaciones intelectuales , pero que decía cosas sensatas fruto de su natural inteligencia y llenas de lógica y que la humorista manejaba a veces para entablar una aparente conversación con la propia humorista
"Ante todo lo que queremos de un médico es que cure nuestra enfermedad, no que sea simpático o afable con nosotros..."
No. Eso sería en el caso de un cirujano que no tenemos que tratar con él, solamente nos opera cuando estamos dormidos. Ahí nos da igual que sea simpático o no.
Pero un médico de familia, que tiene trato directo con el paciente y tiene que atendernos personalmente, exigimos buen trato. Y si nos trata a patadas, pues se le puede denunciar.
Un cura tiene trato personal con la gente? Sí. Es parte de su trabajo? Sí.
Luego la simpatía es necesaria, por muchas analogías falsas que se pongan. Como si la simpatía fuese solamente necesaria para casarse con alguien, pfffffff
Y el relato se refiere a esos dos personajes:
El cura debe ser persona responsable, ordenada y equilibrada, de modo que cumpla debidamente con sus labores pastorales y no descuide lo demás (aunque, como humano que es, tenga sus altibajos). Si deja sin hacer tareas fundamentales, las hace de cualquier manera, se centra en lo accesorio abandonando lo principal, en definitiva, si abdica de su ministerio, entonces habrá dejado de ser responsable, ordenado y equilibrado, y sus ovejas dejarán de reconocerle, con toda razón, como su pastor.
Por su parte, la feligresa también tiene la obligación de ejercer su parte de caridad, amor y misericordia, lo que debe hacerse con honradez. Así, ponerse en plan tiquismiquis como Joaquina (cuyo nombre parece significar "jo, aquí nada me gusta") y dedicarse a los chismorreos con Rafaela en lugar de plantear su descontento directamente al cura, es, ni más ni menos, una falta de caridad, amor y misericordia hacia el sacerdote, no exenta de falta de honradez al cerrar los ojos a todo lo que el susodicho hace debidamente (y ni siquiera es práctico, ya que la corrección, si es fraterna, permite enmendar muchos errores).
Como digo, nadie alaba aquí ni el carácter desabrido, ni la mala educación, ni la dejadez, ni ninguno de tantos tópicos con los que los enemigos de la Iglesia caricaturizan la labor sacerdotal.
PD: Coincido plenamente con anscelo cuando dice que se trata de curas y obispos santos. Eso es justo lo que se necesita para un buen desempeño de su ministerio y, por añadidura, confiere una alegría interior que brilla en el exterior, con un interés por los demás, un trato cercano, un "contagio" de ese estado de ánimo que, si la santidad es real, arrastra a los demás cual flauta de Hamelín.
De todos modos, también hay que recordar que ha habido no pocos santos eremitas, cuya llamada no se caracterizaba precisamente por la socialización. Así pues, esa simpatía, si bien es deseable (y más en la labor de cura, que no es precisamente como la del ermitaño), no es lo principal.
PD: Aprovecho para mencionar la que fue una de las líneas directoras del pensamiento de D.José Rivera, sacerdote hoy en proceso de beatificación: la santificación del sacerdocio diocesano, en el buen entendido de que sin curas santos, a los fieles les falta el modelo y el liderazgo a seguir para santificarse ellos mismos.
Porque un cura que no aspire vehementemente a la santidad, tanto a la suya como a la de su prójimo, no será pastor de sus ovejas. A lo sumo llegará a pesebre, ya que les facilita el sustento básico, pero no mucho más.
Un saludo.
Digamos que aquí el "bloguero" es D.Jorge, que es quien escribe los artículos de cabecera. Los demás seríamos "comentaristas" (aunque a veces aplica más "contertulios" ya que acabamos respondiéndonos unos a otros)
Un saludo.
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