Fracaso y memez de la simpatía como opción pastoral
Vaya por delante que mejor es encontrarte con un sacerdote que saluda amablemente y pregunta por la familia y se toma un café si surge, que no con otro que al pasar a tu lado te saluda, si te saluda, con un rebuzno. Dicho esto, también conocemos todos a sacerdotes que nunca fueron un dechado de simpatía y sin embargo tuvieron parroquias muy vivas.
Digo esto porque hemos tenido en la iglesia unos años en los que hubo gente empeñada en que la mejor opción pastoral era la simpatía, el quedar bien y el ser amables con todos. Sacerdotes que hicieron de esta táctica la única clave de su ministerio y que gracias a ella son recordados con cariño y afecto y con un reconocimiento de las bondades, cercanía y campechanía de don Romualdo. Ya saben: qué buena persona era don Fulano, qué simpático don Mengano.
Insisto que mejor cura simpático que cardo borriquero. Pero por encima de esa consideración, mejor cura que sepa cumplir con sus obligaciones que no cura de palmada en la espalda y tranquilo que no pasa nada.
Porque la simpatía suele ir unida a la supresión de todo aquello que pueda resultar de por sí molesto al personal. Se suprime de la predicación todo lo que pudiera resultar desagradable como novísimos, confesión, pecado, sexto mandamiento, obligaciones cristianas básicas, y se pasa a un predicar mayoritariamente que Dios es bueno, perdona siempre y aquí no pasa nada. Facilidades para todo: se acabaron los engorrosos cursos para sacramentos, exigencias de confirmación y vida cristiana para padrinos de bautismo, mejor facilitar las cosas. Luego se va reduciendo el culto a mínimos en cantidad y calidad, cosas bobas, pero la misa es una fiesta y no el sacrificio de la cruz, hagamos liturgia campechana, creativa, acabemos con rigideces, descafeinada, eso sí, con procesiones de ofrendas bonitas, un rito de paz interminable y mucha gente haciendo cosas para que se vea que se participa y somos hermanos.
Qué bueno es don Fulano. Qué simpático, cómo facilita las cosas, qué misas tan bonitas y no como don Perenganez, que se pasaba media vida en la Iglesia, era rígido con las cosas y te pegaba unos sermones que temblaba el misterio.
La parroquia de don Fulano, el simpático, se muere. La gente no tiene un ápice de formación porque ni hay apenas grupos, y en los que hay no existe un temario serio de formación, y las homilías llevan años explicando que Dios es bueno y que hay que estar con los pobres. Las celebraciones de puro insulsas no aportan nada. Parroquias que languidecen, se cansan, se agotan, son nada. Pero que tuvieron un sacerdote simpatiquísimo que saludaba por la calle y entraba en los bares. Pero poco más.
57 comentarios
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Jorge:
No. No entiendo.
Padre Jorge: creo que Ud exagera. En un artículo anterior, referido al canto litúrgico puso como opción al "Credo Nicaraguense" y otras canciones de ese estilo, al canto Gregoriano, como si no hubiera más, como si no existiera el canto religioso popular, que la Sacrosantum Concilium dice que debe fomentarse.
Prefiero un médico que me diga que espabile, que como siga así voy a empeorar mi salud o incluso morir, que uno que me diga que, tranqui, tú sigue así, que no pasa nada.
Pues no digamos en el terreno espiritual. Prefiero un cura que me ponga las pilas y me lleve por el buen camino a uno que me dé una palmadita y me deje ir por el camino del infierno.
Eso sí, lo ideal es que sea santo , simpático y que todo lo haga bien.
Feliz año y que Dios lo bendiga.
A dibujado y descrito( y se ha quedado corto ) a mi parroquia
Y siento con todas mi alma tener que decir esto porque amo a Jesus y a Su Iglesia
Hay rezar mucho muchísimo por los sacerdotes!!!!!!
Un saludo, gracias por expresar lo que algunos de nosotros llevamos tanto tiempo padeciendo...sin muchos visos de solución...al menos por parte de los causantes del estropicio...
Gracias por su artículo y veo que empieza el 2015 con puño de hierro en guante de seda.
Estoy totalmente de acuerdo con su artículo: más bien hace un buen rodillazo delante del Santísimo que un buen rollito de buenismo en el atrio después de la celebración de la Misa dominical.
Siempre digo que solo los pobres entendemos la labor de un párroco; los ricos siempre han tenido sus capellanes y solo van a la iglesia el mínimo posible para cumplir el precepto dominical.
Hace años una señora fue por primera vez a una Misa celebrada por Don Ful. Aquel día debió tocar algo sobre la moda cool del vivir en pareja; al terminar la Santa Misa dijo para que se la oyera, que con lo guapo y joven que era el cura no entendía que hubiera sido tan tridentino. Nunca más volvió.
Don Ful lucha ahora en una de las parroquias más duras de la capital de España.
In Domino y que nuestra Madre ayude a todos sus hijos que dan su vida en las parroquias.
La de veces que hay que morderse la lengua cuando ves a este tipo de sacerdotes. Está claro que no conocen lo que es la vida real porque en cualquier trabajo normal estarían despedidos desde el segundo día. Lo más grave es que no se dan cuenta de que la responsabilidad que tienen es mucho mayor que la de un simple trabajo.
Esto es así y puedo dar fé de ello. Al menos en mi ciudad. Y el que no lo vea así está ciego o cegado.
Y en mi parroquia se ha producido un cambio muy notable. Desde que han jubilado al párroco anterior, la iglesia ha pasado de estar casi vacía, a prácticamente llena. De encontrarse los confesionarios cerrados casi siempre, a haber siempre uno abierto y con penitentes confesando hasta más de la mitad de la misa y a veces, hasta poco antes de dar la comunión. El párroco anterior era un sacerdote muy serio, distante, de no saludar a nadie a no ser que se le saludara antes, pues entre otras cosas no miraba a nadie; y si saludaba porque lo saludaban, era un saludo casi cómo el que usted refiere en su artículo. Si no fuera porque sería faltarle al respeto y no es mi intención, tendría todos los condicionamientos para otorgarle un título que nos otorgan a los granadinos que tenemos ese tipo de carácter. Por eso es que me reí tanto al llegar a casa, cuando cierto domingo, empezó a hablar de las caras avinagradas de muchos cristianos, y recordé aquello de no ver la viga en el propio ojo y sí ver la mota en el ajeno.
Ahora tenemos dos sacerdotes jóvenes, y parece que las cosas van cambiando para bien. Dios quiera que así sea.
Deseo que le hayan traído muchos regalos los Reyes. Los más grandes que sean el Amor y la Paz de Dios.
Un afectuoso saludo.
Si eres recién converso al catolicismo, y quieres experimentar en serio lo que es ingresar a una Iglesia de 2000 años, acércate a una Misa Tradicional-Tridentina, en donde puedas. Allí experimentarás de una manera más plena esa conexión con la gran Tradición de la Iglesia.
¡¡No exagera!! Y lo digo fuerte porque las exageraciones no son, desgraciadamente, de este post, sino del otro lado. Me ha hecho gracia la casulla de superman, pero solo un rato. Y los curas que se visten de payasos, y los que ofrecen los sacramentos a gente sin nada de fe, sin darles siquiera la oportunidad, el ofrecimiento, de acercarse más al Señor.
Ya está bien.
Los que argumentan que es mejor ser simpático que no serlo...sí, supongo que en eso estamos de acuerdo. Vale. Es mejor ser simpático; es mejor ser inteligente; es mejor ser guapo; e, incluso, es mejor ser alto.
La cuestión es: si eso, sólo, exclusivamente, "pelao" (que decimos en España), nos hace mejores pastores, o nos hace más santos.
La cuestión, planteada de otra manera, es si las virtudes tienen un orden jerárquico: y la caritas in veritate, la fe y la fidelidad priman (primerean) sobre la simpatía y el buenrollismo. Creo que no entender esto es no ser inteligente. Y equivocarse en la respuesta es no ser Católico.
Tomás: Sí, seguro; aunque más completo es decir que Jesús quiere todo y sólo lo bueno para nosotros. Un buen rodillazo hace más bien que el buenrrollismo. aunque de por sí no se contraponen. "Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo darás culto" (Mt 4, 10). Como Ud Sabe la adoración, según Sto. Tomás, es un elemento de la virtud de la religión que se da tanto exteriormente como interiormente. Por tanto una genuflexión BIEN hecha, es un elemento de adoración y entra en el primer y más importante mandamiento de la ley de Dios.
El buenrollismo entraría en el segundo, que también es importante, pero no sé muy bien donde habla Santo Tomás - su tocayo - de ello. ;)
La simpatía es un rasgo de las personalidad que unos lo tienen y otros no. Las relaciones públicas es algo que se puede aprender.
El problema, creo, estriba en la deficiente formación en muchos seminarios desde hace un porrón de años y en el "espíritu creativo" de algunos sacerdotes que lo quieren hacer todo a su gusto, porque tienen hilo directo con el Espíritu Santo.
En cuanto los sacerdotes nos salimos del camino del Magisterio de la Iglesia y de la Tradición, no sólo ponemos en peligro a los fieles a nosotros encomendados conseguiremos tener nuestras parroquias vacías.
A pesar de los años pasados tras el Concilio Vaticano II, y a pesar de los descalabros recibidos por tanto experimento, algunos siguen empeñados en descubrir la pólvora sorda.
Dios los bendiga
Por cierto, que la media es de más de 70 años. Los jóvenes y los niños hay que buscarlos con lupa.
En teoría, el que un sacerdote sea simpático, es decir, que su forma de ser sea generalmente agradable y atractiva a los demás, no debería interferir con que sea un buen sacerdote y predique y eduque a sus ovejas, y celebre los sacramentos como se debe, apegado a la Tradición, al Magisterio, a las Escritura y en general a la fe de la Iglesia católica.
En la práctica, existe un serio problema en que hay muchos sacerdotes que hicieron su prioridad el ser simpáticos, y lo han confundido con diluir, cortar o retorcer el evangelio y predicar solo las partes simpáticas del mismo, y no las cosas serias. De hecho en la Tradición de la Iglesia y en la misma Escritura, es evidente que la predicación del evangelio no estaba limitada ni solo a los simpáticos ni solo a los antipáticos. De hecho, el ideal que se muestra en el Nuevo Testamento es el de aquel que, sin importar su personalidad o carácter, sabe ser dulce, calmo, serio, enojado e incluso rabioso según se amerite para educar, corregir, denunciar, predicar y que la enseñanza evangélica quede clara. El mismo Señor podría dejar de lado lo simpático si era necesario para dejar claro lo quería enseñar, como por ejemplo cuando enseñó sobre la Eucaristía, como se narra en el evangelio de San Juan.
6:51 Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que coma de este pan vivirá eternamente,
y el pan que yo daré
es mi carne para la Vida del mundo".
6:52 Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?"
6:53 Jesús les respondió:
"Les aseguro
que si no comen la carne del Hijo del hombre
y no beben su sangre,
no tendrán Vida en ustedes.
6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene Vida eterna,
y yo lo resucitaré en el último día.
6:55 Porque mi carne es la verdadera comida
y mi sangre, la verdadera bebida.
6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí
y yo en él.
6:57 Así como yo,
que he sido enviado por el Padre que tiene Vida,
vivo por el Padre,
de la misma manera, el que me come
vivirá por mí.
6:58 Este es el pan bajado del cielo;
no como el que comieron sus padres y murieron.
El que coma de este pan vivirá eternamente".
6:59 Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.
6:60 Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?"
6:61 Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza?
6:62 ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
6:63 El Espíritu es el que da Vida,
la carne de nada sirve.
Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.
6:64 Pero hay entre ustedes algunos que no creen". En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
6:65 Y agregó: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
6:66 Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
6:67 Jesús preguntó entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?"
Mi experiencia es que de esos curas simpáticos que he conocido, de la mayoría, al cabo de un tiempo, no recuerdo más que eran simpáticos, pero ninguna palabra o enseñanza del evangelio. Contrariamente, lo que recuerdo que aprendí desde mi niñez sobre la fe católica, vino de aquellos curas malhumorados que sabían corregir, levantar la voz, predicar con toda seriedad sobre el castigo divino, los pecados, el infierno, etc.
Así que el problema en si no es ser simpático, sino el ser simpático a toda costa, y confundir la simpatía con aguar el evangelio, no cambiar de tono cuando es necesario, y olvidarse de corregir y dar con el báculo a los lobos acechando el rebaño, o a las ovejas cuando sea necesario.
La realidad que vemos hoy en la Iglesia, da toda la razón al Padre. Desde que muchos de nuestros curas se dieron a ser simpáticos o predicar un evangelio simpático tenemos menos católicos practicantes, menos católicos que creen en los dogmas de la Iglesia, católicos que creen que Dios perdona todo y salva a todos, etc. La simpatia no deberia ser una meta o un modelo pastoral, sino deberia ser simplemente una caractaristica de la personalidad del sacerdorte, algo accidental y subordinado a lo principal que es ejercer el sacerdocio como Dios manda.
Sí, sí, esa clase de simpatía que algún cura que otro, dejándose llevar por la inercia cómoda de esa actitud "simpática", se han convertido en auténticos bufones.
Ni la Misa ni las homilías ni los sacramentos ni el propio cura están hechos para caernos simpaticotes y así llenar los bancos de las iglesias.
Algún iluso pensará que siendo simpaticotes llenarán iglesias.
No es cierto. La simpatía es una cualidad personal relacionada con la capacidad de expresar y entender sentimientos, y ser amable. Se puede decir a alguien que está equivocado de forma amable, o se le puede decir de forma brusca, por ejemplo insultando. A mí si alguien me insulta, no le hago ni caso, paso de él. Ya está el mundo lo suficientemente crispado para que haya que aguantar exabruptos, malas caras y a gente maleducada. Pues no, si un cura no es amable me voy a otro lado, que afortunadamente hay otros que sí lo son.
"...La simpatía es un rasgo de las personalidad que unos lo tienen y otros no. Las relaciones públicas es algo que se puede (Y SE DEBE) aprender.
El problema, creo, estriba en la deficiente formación en muchos seminarios desde hace un porrón de años y en el "espíritu creativo" de algunos sacerdotes que lo quieren hacer todo a su gusto, porque tienen hilo directo con el Espíritu Santo."
Otro problema es que algunos sacerdotes, al ser la imagen de nuestro Señor en sus comunidades, creen ser reyes pero no del tipo de rey que es Jesús. Y esto es alentado por mucha gente que los endiosa: "Ay, como vas a hablar así, el padrecito jamás se equivoca". Y por eso son tan distantes, no se les puede hablar y menos tocar. Es parte de la mala formación.
Un sacerdote conocí que es de estos nuevos grupos (de un camino, dice) el cual solo hablaba de sexo, infidelidades y el dinero que deberían dar, en sus homilías... llegando al extremo de llamar prostitutas a las madres solteras, presentes, en un bautizo.
Gracias a Dios, existen muchísimos buenos sacerdotes que son simpáticos y otros que no lo son tanto... Recemos para que hayan más así.
Dios nos bendiga
Conozco muchos buenos sacerdotes
Como se ha repetido: simpático y cuidadoso con los sacramentos, doctrina, liturgia, etc., lo ideal. Simpático pero descuidado o negligente en las otras cosas, peor, bastante peor que seco y cumplidor.
¡Ay Señor!
En mi trabajo que tiene poco de pío, los clientes prefieren a la chica sonriente de minifalda que no sabe nada del negocio que al viejo hosco que les arregla el problema. Que sería muy buena una chica linda e inteligente no se niega, pero lo normal es que no sea así, y a largo plazo los negocios de luces rojas y minifalda terminan cerrando y prosperan o se mantienen los de los viejos enfurruñados que sí resuelven.
Dicho esto, hay un puntito insignificante en el que no estoy tan de acuerdo, y es que la rigidez de doctrina -muy buena- se confunda con la rigidez de cosas no doctrinales -que ya no resulta tan buena-. Como por ejemplo que todas las catequesis de primera comunión sean obligatoriamente los jueves a las 3 de la tarde y de allí no te menees. Que aunque el 95% de los niños tienen nana y chofer y les pueden llevar a la hora que quieran, habemos el 5% de padres que trabajamos de sol a sol y no tenemos acceso a la catequesis. Allí quisiéramos un poco de flexibilidad. Pero que un cura quiera consagrar ron con Coca Cola porque es más agradable que el vino, pues como que eso sí que no.
No olvidemos que nadie le puede quitar el protagonismo a Jesús, y un cura menos. La liturgia, la frecuencia al administrar los Sacramentos, el modo reverente y respetuoso de hacerlo, la forma de predicar el Evangelio, como se acoge a los fieles y a los que buscan la Verdad... en definitiva, todo es dejar a Cristo su protagonismo, mientras que sonreír para anular la acción de Dios es demoniaco.
Y siempre el mismo telón de fondo: ¿¿¿¿Por qué insistir siempre con la enfermiza DIALÉCTICA en cuestiones de fe????? Se puede ser bonito o feo, simpático o no, pero el sacerdote "enamora" en tanto sacerdote, sea Juan o Pirulo, si cumple con su fin, si santifica. No si toca bien la batería.
Realmente entristece que se cuestione lo obvio.
¿Curas payasos?, que los hay, los hay.
¿Curas chistositos? por supuesto que también existen.
¿Curas simpáticos? gracias a Dios, también se dejan ver.
¿Curas amables?...¡TODOS los curas deberían serlo!
Algún autor que leí por allí, hablaba del concepto "cura - pastor". Decía que un "sacerdote", por definición, es alguien al que se le vincula directamente a "la divinidad", en tanto que "pastor", es alguien vinculado a las personas, a la gente.
Jesús nunca se refirió a sí mismo como sacerdote, sí lo hizo como pastor.
Y es que un "cura - pastor" implica un equilibrio entre un "rodillazo" frente al Santísimo (vinculación clara con la "divinidad"), y una sonrisa y saludo cordial (vinculación clara con las personas).
El mencionado autor, hace un alegato a favor de que en los seminarios se formen con cuidado a sacerdotes-pastores; es decir, individuos con cualidades y virtudes "humanas" en el mayor grado que se pueda, así como formar individuos en las competencias propias de una carrera sacerdotal.
Un cura-pastor debe: 1- Hablar/predicar, ministrar lo que todo cura que se precie de ser sacerdote católico está obligado (al fin y al cabo, tiene un compromiso con la divinidad, con la Iglesia, con el Evangelio).
2- Pero al mismo tiempo debe tener absolutamente presente que trata con seres humanos, con los cuales tiene un compromiso de hermano, de amigo, de acompañante.
Y es que si cualquier fulano me viene a hablar de Dios, perfecto, pero yo pediría que antes de ello, me sonría y me salude.
Por lo que se ve, usted padre Jorge, está construyéndose como un
"cura-pastor". ¡Animo, adelante; no es nada fácil!
Sí, mucho hablar al principio que la simpatía es buena, y luego concluye diciendo que suele venir acompañada de algo malo. Lo que lleva necesariamente, si uno sabe leer, a concluir que la simpatía no es tan buena, sino en principio mala por eso que trae asociada.
Alguien puso el ejemplo del médico, y creo que es perfecto, pero cambiando algunas cosas.
Yo si voy a un quirófano y estoy dormido, me da igual que el médico sea simpático o desagradable, mientras me opere bien. Yo si voy a una consulta de médico de familia, exijo que el médico sea a la vez educado y competente en el tema médico. O es que ustedes van a gusto a un médico que acierta su diagnóstico pero les trata a patadas?
Se llama vivir en sociedad, y la simpatía debe ser un valor a buscar. Yo busco lo mejor, por eso exijo simpatía y competencia, ambas cosas.
Poner cara de alegría ante ciertas circunstancias, en panoramas diarios etc, es como mínimo difícil, con el peligro de la hipocresía para entrar en su juego
Después del preámbulo, a mi que el parecer o el ser es cuestión de expresión o de manifestación, me da la sensación que se confunden términos como "bondad " y "buenismo", "ser simpático" con "hacerse el simpático", "ser serio" con ser un bú", y otras por el estilo.
Parece que olvidamos lo que el propio Jesús dice de los buenos pastores: que conocen por su nombre a cada una de ellas, que las llevan a buenos pastos, que les abre las puertas y ellas le siguen, que si alguna se pierde deja al resto y va a por la perdida, porque la conoce y sabe que debe estar en el redil; también dice que el que salta por la tapia y no entra por la puerta ese es un ladrón, ... etc.
Creo que son bastantes los ejemplos para ir entresacando "caracteres" de lo que deben ser los buenos pastores.
Los pastores atraen o se hacen seguir por las ovejas, aunque a veces estas sean modorras, se distraigan y no sigan al rebaño. Al Buen Pastor se le representa con un cayado (bastón o garrota para los formados en la LOGSE y posteriores, hasta ahí hemos llegado en ignorancia D. Jorge) que es curvo en la punta, y que sirve para tirar de la oveja y llevarla también por el camino adecuado. Cada pastor y en cada ocasión, sabe utilizarlo de forma adecuada, a veces, dando algún que otro "bastonazo", eso si, siempre a tiempo.
A veces y perdóneseme el símil pero pronto será S. Antón, es mejor con el burro la zanahoria que el palo. Insisto, a veces.
La amabilidad, la cortesía , la sonrisa, el saber escuchar, no están reñidos con la pastoral. Lo mismo que el padre o la madre son eso, padre o madre, y no colegas o amiguetes de sus hijos, el sacerdote es representante de Cristo, seguidor convencido de Él y evangelizador dispuesto a darlo todo por Él , no cualquier saltimbanqui que con sus piruetas pretende hacerse con el aplauso, ruido efímero, de la concurrencia.
Si Cristo hubiera sido un amargado, no hubiera tenido discípulos ni hubiera fundado una Iglesia ¡Menudo carisma debía tener!
Un sacerdote debe ser cercano y empatizar con la gente, que ya no estamos en el Siglo XIX. En lo que sí estoy de acuerdo es en que se habla muy poco de los novísimos y mucha gente recurre a literatura científica o pseudocientífica para explicarse el tránsito al otro mundo, cuando la Iglesia tiene experiencia en estos temas.
Excelente el ejemplo citado por M.Virginia del Sto. Padre Pío.
Gracias Padre por sus siempre atinadas palabras.
"El post dice que la simpatía es buena, pero no lo más importante"
El post dice primero que la simpatía es buena, y luego dice que suele venir acompañada de algo malo. Si algo suele venir acompañada de algo malo, no hace falta ser muy listo para llegar a la deducción que hay que llegar.
Lo mismo que incluir en el título lo de la "memez". A qué viene? Si, ya sé, al Padre le encanta bordear la línea del tipo duro, cascarrabias, maleducado pero que dice verdades como puños, directo, etc. EL profe de antes que te daba dos capotazos pero que aprendías mucho con él. Esa imagen está desfasada, lo siento.
El asunto es (lamentablemente tan, pero tan frecuente), aquellos que quieren hacerse los atractivos a toda costa, los que se mueren por los flashes, por salir en TV, por conceder cualquier cosa, con tal de ser aplaudidos los los "todólogos", que suelen ser los periodistas, creídos que pueden opinar de todo. Los que buscan "diversión" y no abismarse en las eternas verdades y sacramentos de la Iglesia.
Muchas gracias por su claridad, se ve que es buen sacerdote.
Leo asiduamente su blog, las cosas que dice están muy bien dichas y me encanta el tono en que las escribe.
Con cariño,
una joven almita que ama a los sacertotes y le está muy agradecida.
Gloria Deo
Por mi hasta se queda corto el artículo. Me he encontrado tantos sinvergüenzas simpáticos en la Iglesia, y en la vida en general, que ya empiezo a mosquearme cuando veo a alguien demasiado amable. Empiezo a desconfiar de la simpatía, con tanto cretino haciendo uso de ella. En el clero se podría hacer una galería de los horrores con los simpáticos que luego demuestran ser para echarlos de comer a parte. La gente simpática es sospechosa.
Así no faltará a la sagrada Eucaristía y realizará su misión con amor.
Si lo hace con amor, será un cura feliz y hará bien su trabajo.
A nosotros nos queda orar por nuestros sacerdotes para que no desvíen su camino y asistirlos en lo que se pueda.
jajajaja, ven?
Empezamos diciendo que la simpatía está bien pero blablabla, luego mezclamos que suele ir acompañada de algo malo, metemos un par de calificativos tales como memez o cretinos y acabamos hasta desconfiando de la gente simpática. Es decir, que si desconfiamos de ellos es que la simpatía no puede ser buena.
Blanco y en botella, leche.
Y claro que la simpatía debe formar parte de la opción pastoral. Porque "pastoral" implica relacionarse con otras personas, y en las relaciones personales, la simpatía es un bien, no un mal por mucho que a alguno le haga desconfiar.
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