Caricias de Dios
De vez en cuando hablo a mis feligreses de las caricias de Dios. Les digo que me impacta comprobar cómo en algunos momentos especialmente difíciles Dios nos consuela con sus caricias. Lo he comprobado con motivo del fallecimiento de mi madre. La muerte es inevitable, condición humana, y el dolor hondo, consecuencia del pecado. Pues bien, en este momento de dolor, he comprobado muchas veces cómo Dios se acerca y nos acaricia el alma para que lo podamos vivir con su consuelo.
Duro momento la muerte de la madre. Ruptura definitiva del cordón umbilical. Soledad. Mucho silencio.
En esta tarde, cuando recuerdo estos días, percibo con una claridad muy especial las caricias de Dios que nos han permitido vivir el tránsito de mi madre con mucha paz. Quería compartir estas caricias con todos, simplemente para que en ellas quizá puedan descubrir cómo Dios les ha ido acariciando el corazón en tantas ocasiones aunque quizá no siempre seamos capaces de percibirlo.
Déjenme contarles cómo nos hemos sentido acariciados por Dios en estos días:
Quizá la primera caricia haya sido la misma vida de mi madre. Una vida excepcionalmente larga, casi cien años, fecunda en sus cuatro hijos, ocho nietos y trece bisnietos. Un buen esposo y unos hijos que, en palabras de ella, jamás le dimos un disgusto. Una vida además de fe profunda, fe que se entreteje de misa, rosario, vida sacramental, vida parroquial, colaboración con lo que se le pidiera. Lo mismo lavaba purificadores que custodiaba el archivo parroquial en las ausencias del párroco. Caricias de una vida de caridad, muy fecunda, que desconocíamos los mismos hijos y que estamos empezando a descubrir.
Tierna la caricia de haberse ido en la solemnidad del Sagrado Corazón, a quien tenía especialísima devoción.
También he percibido como caricia de Dios el regalo de acoger su último suspiro, administrarle los sacramentos y despedir su alma de este mundo con una última absolución y la bendición apostólica. Qué gran privilegio para un hijo sacerdote.
Caricia de Dios es la cantidad de amigos que en estos días han estado con nosotros, en el pueblo, en su sepelio, pero también por todo el mundo ofreciendo misas y oraciones por su eterno descanso. Creo que en los cinco continentes hay gente rezando y ofreciendo la eucaristía por mi madre.
Hasta fue una caricia de Dios muy especial que una de sus nietas, religiosa, haya podido acompañarnos en estos días. Cosas que hace Dios.
¿Por qué cuento estas cosas? Porque sé que Dios, que conoce mejor que nosotros los misterios de la vida y de la muerte, y sabe el dolor tan agudo que nos produce la separación temporal, viene en esos momentos en nuestro auxilio, acaricia el alma, ayuda, ofrece su amor en mil gestos y hace que así el dolor quede fecundado por la esperanza.
En estos días estoy sintiendo con una enorme fuerza las caricias de Dios. Y quiero daros las gracias porque en gran medida esas caricias de Dios sois todos vosotros.
Todos sabemos lo que es el dolor en nuestra vida. Quizá nos falte descubrir cómo Dios en esos momentos se hace presente, acompaña nuestra vida y nos consuela con esas caricias especiales. Quizá es que nos falta reconocerlas. Quizá.
25 comentarios
Necesitamos personas que reconozcan y nos ayuden a reconocer esas caricias de Dios en cada momento, dulce o doloroso. Gracias por su testimonio.
Dios jamás se olvida de acariciarnos en los momentos que más lo necesitamos: Que Él nos conceda la gracia de ser plenamente conscientes de este don.
Bendito sea Dios.
Que Él lo siga fortaleciendo y lo bendiga.
El Señor te ha bendecido de una manera especial, con esas “caricias” que nos cuentas…
Has tenido una madre que ha sido una gran mujer, has disfrutado de ella muchos años y ha estado atendida y rodeada de cariño hasta el final….
Nosotros, tus amigos que te leemos en muchos sitios, somos también caricia de Dios para ti, como lo eres tú para nosotros.
Deseo que este duelo lo superes y no te afecte a la salud, que trabajas mucho.
Que Dios te conceda muchos años de vida para seguir trabajando a tiempo y a destiempo por el Reino.
Ojalá su madre disfrute ya del Amor.
Gracias,
:)
Su madre fue una mujer admirable, ahora seguro que está con nuestro Señor. Gracias por compartir su historia, que es similar a la de muchas valerosas mujeres de una época. Admirables.
Sobre las caricias de Dios, me ha sorprendido porque en mi familia pasó algo muy similar. Mi madre era devota de la Virgen del Carmen, y murió en su festividad. Lo curioso es que horas antes los médicos nos habían dicho que todavía no era la hora y se podría alargar su agonía por una semana, entonces se la encomendé a la Virgencita del Carmen.
La pena es que muchas personas creen que son casualidades y se les pasa inadvertido. Las casualidades no existen, son caricias de Dios que siempre está con nosotros y a poco que pongamos un poco de atención ves su mano.
Gracias como siempre por compartir con todos nosotros.
Ánimo y un abrazo.
Muchas gracias por compartir estas experiencias con nosotros. Mi padre falleció hace algo más de un año y también fuimos especialmente consolados por el Señor y también descubrí, y sigo descubriendo, cosas de mi padre que desconocía, y que me hacen sentirme aún más querida y cuidada.
Un fuerte abrazo y seguimos rezando por su madre y por toda su familia
Yo no le acaricio, que eso, en efecto, Dios lo hace mejor que nadie. Le doy una fuerte palmada en la espalda y un cálido abrazo para seguir adelante. Porque hay que seguir. No se me amustie. Usted, no.
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