El pueblo no tiene NIF
Pura demagogia y de la barata el grito de que la catedral de Córdoba, la casa cural de Villataludes, la ermita de Sotolamina y el linar de la Virgen son propiedad del pueblo. Yo es que no sé quién es ese señor. Por lo visto el tan pueblo no tiene NIF, ni CIF, ni cotiza a hacienda, por lo cual es un concepto incapaz de poseer.
Luego cuando se dice que “to pal pueblo” –Alfonso Guerra dixit-, lo que en realidad sucede es que esa frase lo que realmente significa es que “to pa nosotros los políticos” que ya veremos lo que hacemos con ello.
Siendo cura de pueblo me tocó poner en regla “papeles” de las cosas de la parroquia. La buena voluntad, unida –por qué no decirlo- a la desidia del clero, hizo que propiedades de la iglesia desde tiempo inmemorial hubieran ido desapareciendo poco a poco para engrosar los bienes del ayuntamiento y de algún particular. Una desamortización encubierta. Así que me dediqué a algo tan necesario como ingrato como es el poner en regla títulos de propiedad para defender lo que en buena lid era fruto de donaciones expresas a la comunidad parroquial y que en los últimos años mermaba a ojos vistas.
Con el cuento de que es del pueblo, los ayuntamientos lo que pretenden en primer lugar es “mangonear” el asunto, hacerse con las llaves, y decidir el uso que ha de darse al templo parroquial, la ermita, la finca o la imagen del santo patrón. En definitiva, someter a la iglesia a sus caprichos y arbitrariedades. ¿Se imaginan? El sacerdote y los feligreses pactando con el alcalde el uso del templo, porque claro, si es municipal, el ayuntamiento decide si se dedica al culto, una exposición, conferencias o sala de conciertos. Y los fieles para celebrar la novena de san Roque a pedir permiso y reservar la iglesia, no sea que justo en esos días se haya organizado la semana de la seta de cardo.
En cualquier pueblo y ciudad hay muchas cosas que son del pueblo: el museo del Prado, el parque del Retiro, el palacio real, la universidad autónoma, la catedral de la Almudena, la M-40 y los autobuses municipales. Pero las llaves de cada las tiene quien debe tenerlas. Y Dios libre a nuestra alcaldesa madrileña, con la cosa de que el museo del Prado es del pueblo, pretender hacerse con las llaves. En la iglesia igual. La parroquia es del pueblo y está al servicio del pueblo. Pero como el pueblo no tiene NIF ni CIF, las llaves dependen del arzobispado y la propia parroquia que sí que lo tienen. Así de facilito.
No solo eso, sino que además posiblemente sea mucho más del pueblo y al servicio del pueblo dependiendo de la parroquia que de la administración municipal. Y si no, pregunten por la facilidad de visita y uso de las capillas, oratorios y ermitas que dependen de los gobiernos locales.
Pero además del deseo de controlar llaves y usos, que es la mejor manera de acabar con la libertad religiosa, porque claro si para una misa, una procesión o los oficios de semana santa se necesitan las llaves, pues el resto se lo imaginan, también subyacen las ganas de quedarse con el cepillo.
Recuerdo en un pueblo donde estuve algunos años. Se estaban haciendo unos arreglos en el templo parroquial y el alcalde, en un arrebato de generosidad, me dice lo siguiente: “que como se está arreglando la iglesia, hemos pensado en el ayuntamiento que este año lo que se saque de dinero en la misa y la procesión que sea para la iglesia”. Mi respuesta fue contundente: “ah, ¿es que no es para la iglesia? A ver si nos aclaramos: la parroquia y un servidor nos encargamos de limpiar la iglesia, la novena, la misa, la procesión, preparar al santo, las flores… ¿y luego el dinero os lo lleváis vosotros?
Aquí lo que se está jugando con ese tan demagógico grito de “es del pueblo” es la libertad religiosa. Ya saben: yo, ayuntamiento, comunidad autónoma, estado… me hago con el santo y la limosna. Y ustedes, los católicos, a órdenes.
Pues servidor no está por la labor.
7 comentarios
Por lo demás, bien es cierto lo de mangonear. Ahora don Jorge, son muchos los pueblos que ansían volver a tener cementerios parroquiales y no municipales (que han encarecido las tasas ingentemente).
Finalmente, ¿Por qué se cobra a personas que están dando su tiempo libre a la Iglesia como catequistas y animadores de fe, la entrada a los templos (como es el caso de Catedrales) y no a los presbíteros y diáconos? No lo entiendo. Podría ser una buena medida para reconocer la labor de las personas en las parroquias, especialmente de los laicos. Es una opinión.
No obstante, como bien dijo un amigo mío bien situado en Roma: con tanta obsesión por cobrar por entrar a los templos, estamos renovando los Museos del Ateísmo de la antigua URSS.
Un saludo y feliz Semana de la Ascensión.
Estos que están todo el día erre con erre del pueblo, a la hora de la verdad son unos "rajaos". Ahí tenemos a rubalcaba que primero no, luego sí abre la elección de cargo general a la militancia... PERO el voto de la militancia será CONVALIDADO por delegados.... por ahí van de momento, hasta nuevo cambio.
Todo por el pueblo, PERO SIN EL PUEBLO. Pero de demagogia saben a palás llenas.
Estoy de acuerdo totalmente con usted en el fondo, Padre Jorge, pero creo que debemos hacer ciertas reflexiones jurídicas y fácticas:
- La Administración local, autonómica o estatal puede actuar de acuerdo con el Derecho Administrativo y con el Derecho civil escasamente y como excepción (en la Jurisdicción Contencioso-Administrativa y en el orden jurisdiccional civil, respectivamente), dos ramas del Derecho muy diferenciadas, en otros casos "laborales" puros puede acogerese al Derecho Laboral y a la Jurisdicción Social.
- El espacio natural de la Administración es el Derecho administativo, y, con éste, lo tiene bastante crudo en el reivindicar la propiedad o similar de bienes muebles e inmuebles de la Iglesia Católica.
- A la Administración le interesa arrogarse "la representación del pueblo", o sea del conjunto de vecinos y de bienes inmuebles que lo conforman, lo cual se rige por el Derecho Civil, para hacerse con la propiedad de lo que no es suyo mediante el concurso de la mayoría de vecinos del pueblo. Al Ayuntamiento le interesa muy mucho que se comnfunda el término administrativo "municipio" con el término civil "pueblo", que para mí, como jurista, no es lo mismo. Un conjunto de vecinos "a título personal" puede reivindicar para el uso y disfrute de todo el pueblo una fuente, un solar, un derecho de uso, un derecho de paso, una servidumbre predial, una usucapión... y el Ayuntamiento, como ente local, quedarse al margen o incluso oponerse si se ataca a un cacique.
- Ahora bien, el cura del pueblo es una persona que viene y se va, el arzobispado está muy lejos y no conoce a nadie... FALTA MUCHA SENSIBILIDAD AL ADMINISTRAR LOS BIENES DE UNA PARROQUIA DE PUEBLO. A menudo los feligreses acuden al Ayuntamiento con buenos propósitos también, pongo ejemplos: el tejado de la iglesia se cae, se vende un solar de la parroquia y el dinero se esfuma del pueblo yendo destinado al pago de deudas de una macroparroquia en la ciudad donde sus feligreses, podridos de dinero, son unos mezquinos y no han contribuido lo que se esperaba; se vende una casa propiedad de la parroquia y el dinero se destina a tapar agujeros de desaguisados del arzobispado...
- Sin embargo, sabemos de lo que hablamos... El Consistorio quiere hacerse suyos unos bienes al ver debilidad en su dueño para sus intereses más torcidos (la Iglesia).
Ok, entonces los bienes de cualquier persona, entidad, agrupación, partido político, sindicato, cuyas actividades o bienes hayan recibido alguna ayuda pública deberán también ser "del pueblo".
Todos pedimos (y exigimos) que las administraciones públicas nos ayuden a mantener el patrimonio cultural, a sostener las labores sociales, a organizar eventos deportivos y culturales, y es un derecho que reclamamos.
Pero eso sí, cuándo es la Iglesia quien recibe esas ayudas, se trata de un privilegio injustificado e injustificable.
Señor, ten misericordia de nosotros que somos pecadores.
Cuando se vé tanta belleza en la Creación, no se puede más que pensar ¡Que Grande y que Bueno para nosotros Es Dios!
Bendito Sea Su Santo Nombre.
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