Liturgia: lo mínimo, lo bueno, lo óptimo y lo posible
En la liturgia, como en tantas cosas de la vida de la Iglesia, hay que saber distinguir entre lo mínimo, lo bueno, lo óptimo y lo posible. Lo mínimo es celebrar según mandan las rúbricas. Qué menos. Lo bueno, poder disponer de algo más como lectores que sepan su oficio, monitor si es necesario, algo de canto, acólitos.
Ayer estuve en la catedral de la Almudena en la misa que presidió el señor cardenal. Así cualquiera. Un cardenal, concelebrando un obispo, varios vicarios episcopales y unos cuantos sacerdotes. Diácono, varios acólitos, maestro de ceremonias, ayudante del maestro, religiosas, laicos contratados al servicio de la catedral, imponente órgano de tubos, organista, señora solista excelente por cierto animando el canto. Insisto: así cualquiera. Pero eso sí, en la catedral.
Por eso digo que al final, al final, uno acaba celebrando como buenamente es posible. Concelebrantes para empezar rara vez. Con dos curas o dos y medio en una parroquia, no están las cosas para concelebraciones no siendo un día muy especial. Lo de diácono ni en sueños. En lugar de acólitos, monaguillos siempre y cuando ese día no toque fútbol, comida con los primos de Albacete o el santo de la abuela. ¿Maestro de ceremonias dicen? Aquí uno se lo guisa y se lo come y se apaña con lo que hay.
Y si hablamos de música… a ver en qué parroquia se dispone de un órgano de tubos. Algunas llegamos a uno electrónico, y el de la parroquia no es de los peores. Luego falta el organista y el animador de canto litúrgico. Es que queremos todo. El canto al final se hace con unas guitarras, gente de buena voluntad que se lo trabaja cada semana y como algo muy especial alguna cosilla en gregoriano.
En la parroquia disponemos en el coro de un órgano electrónico que sin ser una maravilla no está mal. Muy bien. ¿Y quién lo toca? Algún voluntario… si lo hay. ¿Y si no? No me vengan con pagar un organista que tenemos un préstamo gordo de la construcción del templo y andamos para pocas fiestas. Pues eso, si voluntario no hay y dinero tampoco, nos apañamos con nuestras guitarras, guitarristas y cantores que además lo hacen con bastante dignidad a lo que añadimos alguna vez alguna cosita en gregoriano.
Ya quisiera un servidor tener a un Bach como maestro de capilla. También los feligreses a un cura mezcla de San Juan Crisóstomo y San Juan María Vianney y se tienen que aguantar conmigo.
Pues a eso me refiero.
21 comentarios
En la liturgia lo mismo. Pan y cuando hay chorizo se repica recio.
Lamentablemente se ven por allí muchos "católicos" que si no comen solomillo del bueno sienten de que no comieron. A esos valdría la pena ponerlos a pan y agua una su temporada, para que aprendan a distinguir y agradezcan cuando el coro no desafina.
Yo los veo en bastantes parroquias
Un saludo
De todos modos, no me gusta el discurso tan típico de DavidQ y lo que parece ser un elogio de la pobreza "ostentada".
Hay que recordar que, en la Iglesia las cosas importantes (en el orden de lo visible, me refiero) no las hacen ni las hicieron nunca "los aficionados".
Las catedrales no las hicieron aficionados desinteresadamente, sino arquitectos, canteros y albañiles que dominaban su oficio y que trabajan y cobraban de ello.
Los retablos no los hicieron aficionados, sino pintores, ensambladores y escultores profesionales.
Los frescos de las bóvedas no los pintaron aficionados.
La liturgia no la elaboraron aficionados, sino unos clérigos o monjes liberados para tal labor porque otros se encargaban de trabajar en lugar de ellos en el campo o con el ganado.
Lo mismo los cantos musicales antiguos, los compondrían monjes cantores con buena voz y conocimientos musicales que estaban encargados sólo de eso, y liberados de trabajar en otras cosas.
Incluso hubo un tiempo en que cualquiera no predicaba. Hacían oposiciones para magistral en las catedrales, y en muchas parroquias sólo predicaba el párroco que había llegado por oposición.
Tampoco los curas son aficionados. Gracias a Dios, la tontería aquella de los curas obreros pasó, y se procura dar a los sacerdotes una casa y un sueldo para que se dediquen a lo suyo: rezar, atender las almas, celebrar, la liturgia y los sacramentos.
En resumen, que el Señor reparte suerte y medios como quiere, según su Providencia. Donde no se puede otra cosa, santa paz. Pero eso sí, donde se pueda, hay que hacer las cosas bien, y poner los recursos que se tengan para al servicio de lo mejor.
Conformarse con la mediocridad y la fealdad evitables cuando el Señor ha dado medios para otra cosa, no creo que sea el buen camino. Y si no, a vender todas las catedrales para "ayudar a los pobres".
habla de lo minimo, lo bueno, lo optimo, lo minimo supongo seria seguir el misal, lo bueno es con musica y si es con musica seria bueno un organista. Los organistas se pagan su formacion entre otras cosas, porque es parte de su trabajo, como al contratar un albañil para hacer algo en la parroquia
si estamos de acuerdo en que al organista se le paga.
el problema es ¿tener musica liturgica en la liturgia es un basico? porque no se ve como un basico?
el articulo es un poco justificar lo injustificable
este artículo, hace un flaco favor a la música sacra. el tema es, ese. ¿no es basico tener gente formada cantando? si es basico que el sacerdote solo siga el misal, un basico es que la gente que cante lo siga tambien. seguramente si existen coros que checan el misal y tiempos liturgicos, ellos podrian aprender a tocar instrumentos y podria animarles a aprender teclado para tocar el organo que ya tienen.
"Conformarse con la mediocridad y la fealdad evitables cuando el Señor ha dado medios para otra cosa, no creo que sea el buen camino."
Si no le gusta la pobreza, su problema no es conmigo. Dichoso(a) usted, que vive en la opulencia, que ya con eso tiene su recompensa.
Lo esencial es la santa misa y que se celebre con amor y fe
Porque se pudiera celebrar una misa fastuosa pero sin fe.
Y aunque se celebre una misa solamente ente el párroco y los feligreses sin ninguna otra ayuda (coro, monaguillos, etc) en nada demerita su valor pues CRISTO mismo es quien se hace presente
Por ejemplo, en mi parroquia hay coros que cuando cantan, quieren tener demasiado protagonismo en la misa, y hasta quieren cantar com si estuvieran Pavarotti y María callas. Y los músicos como si fueran Bach, Mozart etc.
Pero no lo hacen con amor, sino por vanidad, y ese coro se siente indispensable en la misa, que sin ellos no existiría la misa.
Y a ellos les pido la caridad que me digan en que parte de la Biblia dice que había un coro en la misa más importante: la última cena de nuestro señor Jesucristo.
Les digo que nuestro señor le importaba más su sacrificio y convivir con sus amigos que hacer un concierto.
Que en la liturgia judía se rezan salmos pero entre los integrantes guiados por el líder de la ceremonia.
Y la verdad es que la música toca el corazón y el alma de muchísima gente, especialmente jóvenes (los más alejados de la fe), mientras que los edificios no tocan el alma de casi nadie.
La música sirve de vehículo a la Palabra de Dios. El edificio, bueno, ni siquiera es garantía de comunidad.
La desproporción entre lo invertido en piedras y lo invertido en música -cuando la música toca más almas y difunde más la palabra- es exagerado.
Casi nadie pide a un constructor o albañil ser voluntario y hacer servicios gratis para el edificio parroquial: se le paga. En cambio, al músico se supone que lo hará por amor a la causa. ¿Por qué?
Bueno, y de evangelización juvenil, etc... ya no hablemos.
Respecto a los coros profesionales o aficionados me gustaría señalar que, a veces, los coros profesionales realmente cantan desarrollando una actividad profesional, tecnicamente muy bien, mucho mejor que los coros de aficionados, pero tal vez prestando menos atención a realzar la liturgia que as u propia actuación.
Por el contrario los aficionados cometemos errores técnicos (aunque se van limitando con la constancia en los ensayos) pero tal vez seamos más conscientes de que estamos al servicio de la liturgia y que el fin último de nuestro canto es ayudar a los fieles a acercarse al Señor y a participar más de la liturgia; por otro lado estos coros de aficionados, como el mío, de personas de la propia parroquia, quizá tengamos más capacidad de "conectar" con nuestros coparroquianos.
Creo que lo importante es que se celebre la Misa con Amor y Fe, como señaló Martín, y todos los "complementos" de la Liturgia serán bienvenidos siempre que ayuden a realzar la propia Liturgia y a aumentar el amor y la fe con que la vivimos los fieles.
Pero si me ponen guitarreo no me disgusta con dos condiciones:
1) Que al menos los que canten, canten afinadamente
2) Que el canto no abuse de la liturgia.
Es mejor NO TOCAR NADA antes que estropear la liturgia con desafinaciones (por mi buena voluntad que tengan Pepe y Paquita). Y es mejor NO TOCAR NADA antes que abusar de la liturgia cambiando las letras del Santo, el PadreNuestro, el Gloria...
¿Pero cuántas parroquias cumplen estas dos mínimas condiciones?
Por eso es normal que algunos nos pongamos tan "quisquillosos". ¿Por qué siempre tenemos que ser los mismos los que tenemos que ofrecer lo mal que lo pasamos en Misa al Señor? ¡Dennos un poquito de música bien hecha y de respeto a las rúbricas por Dios! :P
Desde hace unos años participo en la Comunidad de San Egidio. Parte de su carisma es la cercanía nuestros hermanos ortodoxos y el canto propio de la comunidad está inspirado en el canto bizantino. Con un coro de 4 personas a dos voces se pueden hacer maravillas,se lo aseguro. Una riqueza polifónica que además permite participar a la asamblea por la sencillez de la tonalidad. Les invito a pasarse a la oración que tenemos los miércoles y viernes a las 20.30 y a la misa del domingo a las 19.30 en el convento de Santa Isabel, en Atocha.
En este enlace https://www.youtube.com/watch?v=W61meNnBHxM pueden ver un video de la oración en la "iglesia madre" de Sta. María in Trastevere similar al que hacemos en Madrid.
Nada en contra de los dones musicales ofrecidos voluntariamente, en cada humilde o espléndida parroquia: bienvenidos y que no falten. Pero con dignidad y formación, por favor. Si no es así, prefiero el silencio.
Estoy seguro que cuando se construyó el templo de sus Parroquias no se llamó a unos amiguetes a los que les "gusta mucho hacer chapuzas y en unos ratos nos levantan una Iglesia muy digna". Se contó con profesionales, al menos para dirigir el proyecto ¿o no?
Hagamos lo mismo con el templo espiritual.
Contar con un director profesional, comprometido e identificado con el ministerio pastoral de la música, o con un organista, conocedores de lo que la Iglesia nos indica que debe hacerse y cómo, sinceramente no cuesta tanto. Todo depende en qué queramos invertir los escasos, no siempre, ingresos. Es más fácil tirar de buenas voluntades. Pero por desgracia los resultados me remito.
Pongo dos ejemplos:
- En mi ciudad hay una Parroquia muy añeja, que decidió invertir en esta cuestión. Arregló un destartalado órgano del XIX, puso al frente a un maestro de capilla por un pequeño minisueldito al mes. Muy pequeño, se lo aseguro. Con un puñado de parroquianos y mucho trabajo la liturgia del domingo es una delicia. Curioso que ese párroco es ahora una de los obispos más influyentes de España.
- En mi ciudad hay una Parroquia nueva, enorme, llena de gente joven y niños. Seguro que tiene una hipoteca enorme que pagar. El párroco tiró de un matrimonio muy comprometido y majo que tocaba la guitarra un poco cuando estaban en grupos juveniles. El coro que han creado canta temas de toda la vida, añejos y un poco pasados, sin conexión con la liturgia en muchas ocasiones, falta de criterio en la dirección, ningún cuidado de las voces. Eso sí, mucha buena voluntad. Cuando termina la misa me dan ganas de subir al coro a afinarle la guitarra.
¿Con qué modelo se quedan ustedes?
una anotación, "todo trabajador, merece su salario" y esto es para todos, organistas, Presbíteros, albañiles, abogados...Y si uno, no puede permitirse un servicio, con no ponerlo, es suficiente.
Todos tenemos la obligación de poner nuestros talentos al servicio de Dios y de su Iglesia. Si no se puede pagar un servicio y hay un parroquiano con conocimiento para hacerlo voluntariamente, debe hacerlo.
Comentario de Pol LLaunas
Casi nadie pide a un constructor o albañil ser voluntario y hacer servicios gratis para el edificio parroquial: se le paga. En cambio, al músico se supone que lo hará por amor a la causa
Y ese es el error, que no se conciencia de que el voluntariado pasa también por el mantenimiento de la parroquia. No entiendo que se pague un servicio de limpieza de una parroquia cuando no hace falta una ingeniería aereoespacial para coger una bayeta y una fregona. Cualquier parroquiano de buena voluntad lo puede (y debe)hacer. Y dejar el presupuesto para apoyar otras cosas que no se pueden hacer fuera de la Iglesia. Ejemplo: un parroquiano puede ayudar a limpiar la iglesia, retejar, arreglar un enchufe, sin menoscabo de que gane su sustento con su actividad profesional "en el mundo", pero un organista católico experto en música litúrgica es obvio que su trabajo y su salario como tal, solo los puede obtener en la iglesia.
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Jorge:
A mí es que eso de la música enlatada...
También desde nuestra realidad actual, sería impensable que el órgano fuera poco menos que impuesto a la fuerza. En todo caso, ningún feligrés que quisiera montar un coro con órgano, debería tener ningún impedimento para poder participar con cantos gregorianos o polifonía... si es competente para ello. Y que no aparezcan estorbos de todo tipo para, cuando sea posible, cantar el canto que tiene la primacía, que no es otro que el gregoriano.
Tal vez, si se va logrando que el órgano, la polifonía, y el gregoriano vuelvan a sonar en los templos, los feligreses puedan valorar el que se cree una plaza de organista, o de maestro de capilla, con algún tipo de remuneración. En muchos templos, su pobreza material, impedirá tal vez, no solo que sea posible el pagar un sueldo a un organista, sino incluso tener a una persona aficionada capaz de tocar lo mínimo imprescindible. Hoy en día nadie espera que el técnico de micrófonos haga gratis su trabajo, ni que el restaurador de pinturas haga lo propio, ni que el electicista regale su trabajo, cierto. Pero también es verdad que muchos de estos trabajos son esporádicos, y que se realizan tras la correspondiente colecta específica para ellos. Es un tema sobre el que habría que debatir, y mucho. Y sobre el cual, me temo, no hay la menor ganas de entrar.
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