Antes: religioso díscolo. Ahora: espíritu libre y creativo. Ja
Es que la diferencia es abismal. Porque supongamos que un superior religioso llama a dos hermanos y les dice que por obediencia les toca trasladar sus reales a un convento de la otra punta del mundo. Si uno directamente dice que no le da la gana, pues queda fatal. Ahora bien, si la respuesta del otro es que necesitas llevarlo a la oración, discernir con la comunidad, decidir en conciencia y responder desde el diálogo fraterno, y al final dice que nanay, pues otro que dice que no, pero eso sí, quedando como un señor serio y responsable.
Es un ejemplo sin más pero muy ilustrativo de cómo, so disfraz de madurez, bonhomía, responsabilidad e intensa vida común, hemos aprendido a vivir bajo esa viejísima consigna de hacer exactamente lo que me viene en gana.
Antes había religiosos obedientes y díscolos. Ahora fariseos esclavos de la ley y espíritus libres, dialogantes, maduros y responsables. Teníamos teólogos fieles al magisterio, fronterizos y directamente heréticos. Ahora eso se ha cambiado por teólogos temerosos de la creatividad y anquilosados, aperturistas de nuevas formas de pensar, y alternativos desde la creatividad y el diálogo con la mundanidad.
Podemos seguir por esta línea. La cosa está en dar un barniz de pintura agradable capaz de tapar todas las miserias de la casa. No es igual una religiosa observante que una monja atada a las reglas, como es muy distinto una monja incapaz de sujetarse a las normas del convento que una hermana abierta, dialogante, reflexiva y que actúa según su particular conciencia. Amos, que hace lo que le da la gana pero encima con cachondeo.
Siempre que me he encontrado con un espíritu libre y creativo me han acabado tomando el pelo o al menos intentándolo. Libre, comunitario, abierto al espíritu era el cura Pepe, que había superado de tal forma la esclavitud de la norma que decía misa cuando le apetecía y había decidido que lo del confesionario había que superarlo, lo que tenía como consecuencia que celebrar misas y confesar lo acabábamos haciendo los demás, que para eso no habíamos superado la ley. Generoso a más no poder Manolo, también cura, que en su parroquia ni pasaba el cestillo ni aceptaba dinero, aunque luego cobraba cada mes en el arzobispado de lo que aportaban las parroquias de curas peseteros.
Creativa sor Gertrudis, que desde su apertura profética al espíritu entraba, salía, hacía y dejaba de hacer en el convento, en la seguridad del plato de comida y en la seguridad de que siempre habría una monja para el torno y los oficios de la casa.
Creativo, eclesialmente de base y solidario con los pobres, el grupo de Juani, Paco, Manoli, Raquel, Pedro y otros varios que por pura opción por los pobres, solidaridad y sencillez, tienen misa propia con un cura Pepe que en lugar de estar en la parroquia celebrando y confesando como hacen los carcas, celebra su misa para el grupito, ellos solos, una misa de compartir, Jesús con los pobres, pero con capellán particular y en una buena sala con calefacción que pagan los que no han sido capaces de superar aún el peso de la ley antigua.
Ya ven, cuestión de lenguaje. En otro tiempo a este grupo de las Juanis, los Manolos y el cura Pepe les hubieran cantado las cuarenta y puesto de patitas en la calle por cachondos, aprovechados y caraduras. Pero… si son iglesia de base, comprometidos, abiertos, solidarios y creativos… hombre, es que es completamente diferente.
Lo que digo. Al final, al final, siempre te acaban engañando. O al menos lo intentan.
20 comentarios
Esta la parroquia de espiritus libres, en la que no hay confesiones y la iglesia abierta lo justito.
Para confesarse, rezar en la iglesia, adoración nocturna, cursos de formación (excepto los basados en Küng y compañia que si se ofertan en la parroquia), adquirir un rosario/evangelio/libro religioso, etc... Al convento de los frailes carcas y preconciliares que no han recibido el espiritu renovador y la visión beatifica del padre de amor
Y lo de Bob Esmonja, buenísimo.
Viendo esta imagen,he sentido un enternecimiento por nuestras religiosas, que jamás me lo han despertado las fotos de la Lucy y de la Tere.
Ser rebelde en estos tiempos, incluso en la Iglesia, es ya un lugar común, algo aburrido, manido, repetido. Y sobre todo estéril.
Me doy cuenta de que en todos los ambientes, hay de todo, y por supuesto caraduras, y usted conoce bien su entorno, sin duda alguna, y por eso sabe de lo que habla.
Una vez más tengo que agradecerle lo que me he reído leyendo su post.
Dios lo bendiga.
Y donde hay que dar.
Destapar tanto "talante" falso e hipócrita y sobretodo la PERVERSION del lenguaje.
Por favor, siga dando ahí que duele.
Y así la gente estaremos más espabilados y preparados para pillar a esos...
no sé qué nombre exacto puede tener el castellano para definirlos completamente.
Pero esas autojustificaciones tan modernas a las que se refiere usted son una tentación para todos. Dios nos guarde.
Bob esmonja está espectacular...
¡Muy bueno lo de Bob EsMonja con su caricatura!
"Sor Gertrudis" llega a ser la priora o el ·cura Pepe" vicario... harán "buenos" a los que hasta la fecha "mandaron".
"¿se puede ser obediente y a la vez "espíritu libre y creativo"?"
Yo estoy convencido que sí, que se puede y muy bien; cuando el superior ordena que lo sea.
Y no crea que es algo tan raro. Sin ir más lejos, el Papa Francisco ha pedido (¿ordenado?) a los jóvenes "hacer lío", y ¿qué es eso si no ser libres y creativos?
Si no estoy demasiado desencaminado, ese espíritu libre y creativo es parte fundamental de la espiritualidad ignaciana, en la que los soldados de Cristo son enviados por obediencia a una batalla por la fe a un terreno desconocido, donde no les queda más remedio que ser libres -porque no tienen a quién responder, excepto a Dios- y creativos -arreglárselas como puedan-.
Pero no digo que esa sea la única circunstancia. De hecho, en algunas oportunidades he oído decir al final de la Misa: "Vayan a predicar el Evangelio" y no nos dan cuotas, mapas, herramientas ni instrucciones. ¿Qué remedio queda sino obedecer siendo libres y creativos?
Yo también lo estoy.
Es un lugar común pensar que la obediencia, y especialmente referida a la obediencia a y en la Iglesia, está relacionada con la pasividad, la sumisión, la repetición rutinaria, el apagamiento o la anulación de la voluntad y el deseo del individuo, el adocenamiento y otras realidades similares. La obediencia que exige la Iglesia, fruto del seguimiento de la Verdad de Dios, nos hace libres, profundamente libres.
De lo que se trata es de volver a anunciar el Evangelio al hombre de cada época. Y en cada una de ellas, la obediencia del católico fiel siempre ha encontrado la forma de exponerla a los hermanos de su tiempo. No otra cosa es a lo que estamos llamados. Y aún no hemos dado con el camino o las vías para llegar al alma del hombre occidental ateo o en apariencia indiferente a Dios. Es todo un desafío, difícil, muy difícil, pero en la medida que nos mantengamos, que seamos obedientes, podremos dar con las posibles soluciones a esta radical incomunicación.
Lo de "hacer lío" ya es menos inteligible; a no ser que "lío" sea metáfora del desorden que provoca la exposición de la Verdad en un mundo instalado en la mentira. Aunque este no sea "mi" papa, precisamente por obediencia, es mi papa.
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