Conserve cada cual su puesto
Había una vez un anciano fraile que siempre que surgía un conflicto en la comunidad exclamaba: “conserve cada cual su puesto”. Sabio religioso. Porque aquí los grandes conflictos de las parroquias estriban justamente en esto.
¿Y cuál es el puesto de cada cual?
El mayor problema en todo esto es que a los curas nos encanta hacer de laicos, especialmente de trabajadores sociales. Es mucho más gratificante dar bolsas de comida a los necesitados, arreglar los papeles de Mohamed, buscar un trabajo para Oswaldo Humberto y acompañar al médico a la señora Rafaela que esa ingrata tarea de educar en la fe, celebrar los sacramentos, animar a la oración, echar buenos ratos en el confesionario y ayudar y exhortar a sus fieles a vivir no según el beneplácito de los hombres, sino conforme a las exigencias de la doctrina y de la vida cristiana.
Pero claro, si el cura se dedica a trabajar de laico resulta que los laicos, de manera especial las laicas, y especialísima algunas religiosas, van asumiendo papeles de cura. Ellos preparan las celebraciones, organizan la catequesis, deciden cantos y moniciones y hasta lo que el sacerdote ha de predicar si te descuidas. En una parroquia en la que estuve me contaban que el párroco participaba mucho en la asociación de vecinos, y como por esa causa había días que no llegada a tiempo para celebrar la eucaristía, tenía su Rafaela de turno que se montaba sus celebraciones de la palabra y luego distribuía la comunión.
Pues lo que digo de la liturgia lo puedo aplicar por ejemplo a la enseñanza. Cuántas parroquias tienen la catequesis en manos de Manolo o Puri que hacen, deshacen, imponen libros, organizan sesiones, se reúnen con los padres y montan sus celebraciones correspondientes como les sale de sus entrañas. Eso no es delegar, eso es que un sacerdote no se toma en serio su ministerio.
Lo mismo podría decir de los obispos, cuya misión es santificar, enseñar y regir, como la de cualquier sacerdote, pero a lo grande, porque su responsabilidad es mayor. Pues haylos que prefieren ir de chachi guay y ejercer de coleguis más que de sucesores de los apóstoles. ¿Consecuencias? Pues que otro se alza con su puesto, normalmente un vicario general o asimilado, que es el que en definitiva hace, deshace y corta el bacalao.
El mundo al revés. La monja contemplativa quiere dedicarse al ministerio de la caridad y pasar el día mareando la chancleta. Mala cosa. El fraile de vida activa de repente decide que lo suyo es un monasterio. Vaya por Dios. Doña María, casada y con tres hijos, ha descubierto que lo que le va es organizar celebraciones, pasarse el día en el altar, soltar unas moniciones que parecen homilías y quejosa por no poder decir misa. Don Jesús, cura párroco, donde realmente echa horas es en el bar y repartiendo mantas en Cáritas, a la vez que Juan, casado y con sus hijos, como mejor se siente es escapándose a un monasterio cada tres meses y poniéndose la cogulla que le hizo su santa esposa para sentirse monje (santa esposa y santa paciencia de aguantarle).
Conserve cada cual su puesto. Si no, esto no es una Iglesia, esto es un jolgorio pseudo místico. Y les aseguro que no tiene nada que ver.
17 comentarios
y eso que no habló de los laicos: esposas que quieren hacer las veces de los esposos, hijos que quieren hacer las veces de padres y un muy largo etcétera.
Sabio consejo, ¡Felicidades!
Lo que no debe permitir el cura es que sus fieles laicos se clericalicen, para clérigo ya está él. Esos grupitos, que los hay en todas las parroquias hay que deshacerlos. Muchas veces en vez de ayudar estorban la función apostólica. Por otro lado los laicos podemos ayudar en una parroquia, pero que no sean siempre los mismos, y al que le guste el protagonismo y el manduqueo sobra.
Como una anécdota vivida, y que recuerdo mucho, porque me hace reír fue en una parroquia en la misa diaria, cuando llegó el momento de la Primera Lectura, nadie se levantaba para proclamarla, entonces de buena fe me levanté y me dirigí para hacerlo, pese a mi acento catalán, pues me ocurrió en Madrid; cual fue mi sorpresa cuando sentí un codazo para que me apartara. Era una "Rafaela", que se había despistado y al darse cuenta, no consentía que nadie le quitase su sitio.
¡Qué injusticia!
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Jorge:
Precisamente de las semicalzadas... Las semidescalzas son mucho más comprensivas.
Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana.
Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.»
(Hch 6, 1-4)
Hice una investigación sobre este tema y ha sido revisada por dos psicólogos de gran prestigio en mi país. Si quiere se la envío. Y llegué a la conclusión de que Vocaciones Sacerdotales y Religiosas no faltan, SINO SOBRAN. Sólo que están dando tumbos por ahí. Sufrimos y hacemos sufrir. Y entre tanto, el cura y la monja con vocación de laicos sigue haciendo "cosas de casados", con todos los etcéteras del caso. Pero tienen una ventaja: Pueden volver al mundo secular. El laico casado no: SU COMPROMISO ES HASTA LA MUERTE.
Es el fracaso en la elección libre o forzada de un estado de vida para el que Dios no nos creó.
Hay pastoral para todos: Niños, adictos, divorciados, presos, prostitutas, migrantes, etc, PERO A NOSOTROS LA IGLESIA NO NOS DA NI EL SALUDO. Se nos responde con un tontísimo: "En cualquier parte se puede servir a Dios" ¡Vamos a ver si San Francisco de Asís hubiera podido hacerlo en la Bolsa de Valores!!!
No entiendo, ¿algunas religiosas que son laicas? ¿Ser religiosa no es lo mismo que ser monja y eso sería incompatible por ser laica?
A ver si alguien me lo aclara y perdonar la ignorancia.
Los laicos en la vida eclesial y en su organización seguimos siendo nada y menos. Y el clero sigue viendo el mundo moderno por un agujero. Lo que describe de forma humorística, y tantas veces real, es el resultado de esta crisis irresuelta.
Como siempre, estoy en total acuerdo con usted. Cada vez hay más laicos haciendo el papel de sacerdotes y viceversa.
Y como no, la señora Rafaela y Joaquina de turno,(suelen ser dos o tres, aunque siempre hay una mandamás), que se creen el "ama de la parroquia".
Es tal y como usted lo cuenta.
Conforme iba narrando los diferentes personajes, se me iban viniendo imágenes de personas conocidas, en cada uno de ellos.
Hoy mismo he pensado que ojalá hubiera nacido varón y Dios me hubiera dado vocación de cartujo. Hubiera sido ¡¡¡Gloria bendita!!!
Que Dios le pague los buenos ratos que paso leyendo sus blogs, de verdad que conforme están las cosas, me vienen como agua de mayo.
Leo en los comentarios mucha culpa sobre los que se meten y poca atención sobre los que se salen. Y uno se pregunta ¿por qué? Porque si el cura la hace de laico, es porque los laicos no cumplen. Y si el laico hace de cura, igual.
Que sí, que sí, que las monjas mediáticas hacen mucho daño, no lo dudo. Pero, ¿dónde está el laico que les haga contrapunto? Ni uno. Me incluyo. Nadie de nosotros va a salir a dar la cara a los programas "del corazón" a decir cómo mira las cosas como parroquiano a secas.
Y que el padre Serafín anda en plan ONG olvidándose del Evangelio y el confesionario, pues sí. ¿Dónde está la ONG laica sacando la tarea? Demasiado ocupada "recaudando fondos" para pagar sus oficinas de lujo en el mejor edificio de la ciudad.
No justifico a uno ni al otro, pero mientras señalo con un dedo el mal que hace aquél, tres dedos me señalan a mí, por el bien que no hice.
207 § 1. Por institución divina, entre los fieles hay en la Iglesia ministros sagrados, que en el derecho se denominan también clérigos; los demás se denominan laicos.
§ 2. En estos dos grupos hay fieles que, por la profesión de los consejos evangélicos mediante votos u otros vínculos sagrados, reconocidos y sancionados por la Iglesia, se consagran a Dios según la manera peculiar que les es propia y contribuyen a la misión salvífica de la Iglesia; su estado, aunque no afecta a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo, a la vida y santidad de la misma.
Dios los bendiga.
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