¿Viajar a Tierra Santa?
En mi parroquia, como en tantas otras, estamos aprovechando el mes de enero para organizar una nueva peregrinación a Tierra Santa. No es la primera vez, y lo hacemos convencidos de que es un gran bien espiritual para muchas personas conocer la tierra del señor Jesús.
Justo porque andamos ahora en esos menesteres, aprovecho para dar algunas orientaciones a esas personas que en algún momento me preguntan por la conveniencia de hacer un viaje a los santos lugares. ¿Merece la pena? Intento aportar algunas ideas que seguro quedarán completadas con la experiencia de tantos amigos.
A Tierra Santa no se viaja, se peregrina. Es que no es lo mismo. Viajar es conocer, ver, observar. Peregrinar es acudir a un lugar santo para encontrarse con el Señor y robustecer la fe. Es acudir en un ambiente de oración, de escucha, de apertura del corazón ante el Señor.
Por lo menos una vez en la vida. Tierra Santa es denominada por numerosos autores, entre ellos Benedicto XVI, como “el quinto evangelio”. No conozco a nadie que después de una peregrinación haya quedado indiferente. Los textos evangélicos se saborean de forma especial y la presencia del Señor se palpa en cada rincón. No tiene precio acercarse a la gruta de la anunciación en Nazaret para descubrir que justo “aquí”, el hijo de Dios se hizo hombre. Tiberiades es Tiberiades, el lago. Belén, ¡Jerusalén!, entrar en el cenáculo, rezar en Getsemaní bajo olivos milenarios, tocar el santo sepulcro. No. De ningún modo deja indiferente.
Cualquier momento es bueno. Si hablamos de climatología, primavera y otoño, pero momento bueno es aquel en el que uno puede arañar unos días y permitirse económicamente el viaje. Los calores se vencen bastante bien gracias a los medios de este momento. Autobuses y hoteles con aire acondicionado alivian bastante, y además se va de peregrinación, no a segar ni a picar piedra.
Lo mejor, ir en grupo. La peregrinación más normalita, en torno a seis días, resulta mucho más cómoda en un viaje organizado en grupo. Eso sí, un grupo en el que nos sintamos cómodos. Disculpen ejemplos y nombres, pero no aconsejaría a un matrimonio, por ejemplo, de la obra, que se incorporara a una peregrinación de un grupo de neocatecumenales, ni a un carismático que fuera con gente afín a ordo tradicional. En un grupo en el que se sientan cómodos. Y no me lo tomen más que como un posiblemente imperfecto ejemplo.
Un sacerdote de confianza. Generalmente en las peregrinaciones hay dos guías. Uno suele ser de la misma tierra de Jesús, encargado sobre todo de los datos históricos y las cuestiones prácticas. Otro, un sacerdote cuyo cometido son las celebraciones y, digamos, la dirección espiritual de los peregrinos. Lo que digo del grupo, lo digo del sacerdote. Vayan con un sacerdote con el que se sientan bien. Si una persona se pone de los nervios cada vez que predica o celebra D. Fulano, irse con él ocho días a Tierra Santa puede ser un continuo ataque de nervios. No merece la pena.
¿Ir a Tierra Santa? Rotundamente sí. Una peregrinación, abiertos al Señor, en un grupo en el que nos sintamos cómodos y con un sacerdote de confianza. Será una experiencia inolvidable.
15 comentarios
Vaya si hay quien viaja allí; y, digo yo, para qué visitaría la basílica de la Natividad durante las pasadas fiestas, ¿para chotearse luego de los fieles y soltar un chascarrillo? Y de qué poco le ha aprovechado el viaje
Son dos realidades eclesiales con suficientes efectivos como para formar sus propios grupos sin mezclas desastrosas.
Así que ánimo, por lo menos una vez en la vida, si se puede. Este comentario solo es por "abrir alguna ventana" para organizarlo bien y que el Señor les acompañe...
Por favor, padre, ¿querrá acordarse en sus oraciones ante los Santos Lugares de este pobre minusválido que tiene prometido que el primer viaje que hará si algún día me curo, será precisamente éste?
Si entre los mismos cristianos católicos no hay unión ¡malo!
Desde luego no era eso lo que el Señor quería.
"Amaros los unos a los otros como Yo os he amado. En eso conocerán que sois mis discípulos".
Si no obedecemos a Nuestro Señor, y no somos capaces ni de viajar juntos, no lo estamos haciendo bien.
Hace poco más de un año, en la parroquia en la que me reúno con mi comunidad, hubo una peregrinación a Tierra Santa. Fueron muchas personas de la parroquia y algunas de mi comunidad, y todas vinieron muy contentas de haber hecho el viaje. A pesar de que les llovió sin cesar todos los días que estuvieron allí y de los grandes madrugones. En el grupo iban dos sacerdotes, y me sorprendió que uno de ellos nos contara, que Israel es un país ateo.
Me extrañó mucho. Yo pensaba que los judíos eran especialmente religiosos.
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Jorge:
No basta un guía profesional. El guía es necesario para cuestiones prácticas y datos de tipo histórico o arqueológico. Además del guía yo veo imprescondible un director espiritual, un sacerdote que te ayude a vivir desde la fe lo que el la tierra de Jesús. Ahí es donde afirmo que se hace necesario contar con un sacerdte de confianza.
peregrinación a Tierra Santa para el mes de enero.
En mi país aun no estan programadas. Por motivos laborales y de familia, necesitamos hacerla los primeros días de enero
Para matrimonio, servicio terrestre y guía católica de ser posible como para poder participar de la celebración de la misa.
Agradecida por la atención que me puedan prestar
Adriana Sibilla
Buenos Aires - Argentina
En mi país aun no estan programadas. Por motivos laborales y de familia, necesitamos hacerla los primeros días de agosto, servicio terrestre y guía católica de ser posible como para poder participar de la celebración de la misa.
Un viaje evidentemente religioso, de purificación y peregrinación, de rezo y reencuentro con los lugares santos. Nada que objetar sea cual sea el grado de fe de cada peregrino.
Lo que resulta extraño es que tarea tan delicada se encomiende a personajes como el padre Emérito Merino, guía espiritual y turístico de un amplio grupo con distintas sensibilidades. Confiar tan delicada tarea a una persona de derecha extrema hasta lo grotesco, con evidentes tendencias antisemitas es un error. El respeto que inspira la Causa Palestina queda desvirtuado por contínuos chistes sobre los judíos, de dudoso gusto y mínima sensibilidad por el Holocausto. En realidad el Padre Emérito no es sólo antisemita, sino anti cualquier religión que no sea la católica. Pura Inquisición. Eso por no entrar en algunos brotes y detalles antifeministas.
Como guía espiritual es la negación de Francisco de Asís, a cuya disciplina pertenece. Y desconoce o ignora el actual ideario de un Papa conciliador y humilde.
Y como guía turístico carece de conocimientos elementales para cualquiera que le haga una mínima y lógica pregunta. Le falta caridad cristiana y le sobra afán recaudatorio y falta de cortesía para tratar a la gente, sobre todo a la más necesitada de apoyo. Para terminar ni siquiera cumple el programa, no por falta de tiempo ni por cualquier incidente, no quiso ir al Cardo Máximo ni a la Piscina Probatica y no lo hizo sin dar explicaciones. Ciertamente este es el Viaje de tu Vida con la penitencia añadida de hacerlo con el padre Emérito Merino. Cordialmente. Ana Merino Herrero y Cristina Merino Herrero. Posdata: esperamos que esto llegue a las manos adecuadas ya que este correo es el del padre Emérito y dudamos que lo entregue a sus superiores.
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