Te nombro "encargao"
En las parroquias aparecen de cuando en cuando personajes, normalmente ociosos, pero con ganas de que trabajen los demás en cosas que básicamente sirven para poco, pero entretienen.
Te encuentras con Manuela, prejubilada desde los cincuenta y siete, soltera y sin más tarea que pasear a Fifí, que de repente un día aparece por la parroquia y te suelta: “aquí lo que vendría bien sería un centro para señoras de mi edad, que pudiéramos acudir alguna mañana, hablar de nuestras cosas, leer el periódico y tomar café”. Otro día es Paco, que ha pensado que podría estar bien que en la parroquia hubiera un equipo que se encargara de organizar eventos deportivos y campeonatos de mus, dominó, oca o parchís. Infinita la bondad y la solidaridad de Paulita, acercándose a los setenta, y muy preocupada por los niños, y que ahora, cercanas las fiestas de Navidad, piensa en los pobrecitos que no tienen juguetes y sugiere organizar una recogida masiva. También se agradece la sugerencia de Pablo, que tiene en casa a su madre con ochenta y seis tacos, y propone un centro de mayores y que haya gente que vaya a buscar a su casa a los que no pueden salir por sus propios medios.
Pues no están mal las ideas. ¿Quién dice lo contrario? Son tan buenas que he nombrado “encargaos” para cada una de ellas. Por ejemplo, Manuela, tan sensible con lo de las señoras de su edad, pues nada, que vaya preparando todo, hablando con vecinos, mirando cómo adecentar una sala, y, claro, buscar algo de financiación. Pero… eso no puede, aunque está segura de que habría alguien. Le he sugerido que busque a ese alguien. Imposible. Fifí está delicado y ella lleva una temporada que no deja de toser y, como es natural, no puede comprometerse, pero si se hace algo, que le avisemos, que vendrá algún día.
Paco anda mal de tiempo. Otro que no puede responsabilizarse. Pero si alguien hace un campeonato de mus, lo mismo se apunta con un amiguete. Más confiaba yo en la buena voluntad de Paulita que siempre ha estado muy preocupada por los niños. Pero es que justo ahora no le viene bien. En Navidad se juntan en su casa sus hijos y nietos y anda muy liada. Sugiere que lo hagan los jóvenes, que seguramente tendrán tiempo y ganas. Y el pobre Pablo, con su madre de ochenta y seis años, bastante tiene con cuidar de ella como para meterse e más berenjenales, aunque sigue pensando que la parroquia podría hacer algo.
Cada vez que alguien me sugiere una cosa de este estilo, respondo lo mismo: me parece bien. Te nombre “encargao”, y ya me irás contando cómo lo llevas. Pues oigan, les entran temblores como si estuvieran posesos: “ ¿yo, yo encargado, pero si no sé, si no tengo tiempo, si no puedo, si no conozco a nadie…?” Que lo hagan otros…
Qué ricos. Así tiene ideas cualquiera.
10 comentarios
Que bonito sería si la circunstancia fuera al reves, que le llegara alguien y le dijera "Pader creo que esto estaria muy bien si a usted le parece me encargo y le voy contando a er que le parece".
Un fuerte abrazo en el Señor
Porque las sugerencias suelen sacar a la luz carencias que deberían subsanarse, o proponen mejores formas de hacer las cosas, o permiten enmendar errores.
Además, una sugerencia no es vinculante, de modo que si se rechaza educadamente no pasa nada. En cambio, si al rechazarla se muestra molesto por ella, o trata de volverla contra quien la propuso (confío en que no sea el caso), lo único que va a conseguir es que nadie vuelva a comentarle nada, aunque sea necesario ("que se lo diga otro, que yo ya salí escaldado").
Zitrico
Me temo que D.Jorge ya escribió en su día contra los que se ofrecen voluntarios. Por lo visto, resulta que luego dejan las cosas sin hacer y claro...
Un saludo.
Ahora bien, ese acercarse de las personas muestra al menos que confían en que su párroco puede hacer algo bueno por ellas. Cuaje o no cuaje, han recibido una dosis de, digamos, seriedad bien entendida. Y en ese aspecto, creo, como Alvaro, que se ha sacado bien.
La solución mejor: la del título (salvo que del nombramiento venga algún daño irremediable).
Tal vez tenga vd razón en que no ha sido para tanto.
Al mencionar que cargaba las tintas lo hice recordando lo que me decía un amigo médico que, harto de que la gente, en lugar de acudir a su consulta, le parase por la calle para contarle sus males y pedirle un diagnóstico al vuelo, empezó a responderles, no sin una pequeña dosis de sorna:
- Naturalmente, veamos qué le pasa. Desnúdese.
- ¿Aquí, en medio de la calle?.
- Ah, pues entonces venga a la consulta como todo el mundo.
Al igual que el "desnúdese" de mi amigo el médico, el "te nombro encargado" de D.Jorge tiene una buena dosis de correctivo, con la diferencia de que la alternativa al primero es ir a la consulta, no callar en lo sucesivo.
Y es que lo de mandar callar tampoco es bueno. ¿Cuántas veces no habremos dicho aquello de "¿Y cómo es que a nadie se le había ocurrido antes?", cuando es posible que SÍ se le había ocurrido a algún "escarmentado"?
Un saludo.
De poco sirve ofrecer ideas, por muy buenas que sean, cuando no pensamos involucrarnos en ellas para que salgan a la luz.
- ¡Oiga!, ¿es que este año no va a haber Belén en la iglesia?
- Claro... ¿lo vas a montar tú?
(y, como en el Evangelio, "nadie se atrevió a hacerle más preguntas")
Aunque suena a lo de "mal de muchos, consuelo de tontos", me reconforta ver que en una parroquia de ciudad abundan las mismas especies que en los pueblos de provincia.
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