Me retiro a los cuarteles de invierno
El fin de semana está siendo muy intenso. Estamos embarcados en plena campaña del kilo y mañana se inaugura el economato. Esto quiere decir que el día hoy se presenta calentito: seguir en el centro comercial al menos hasta las dos de la tarde, transportar en coches particulares hasta la parroquia todo lo recogido, y la tarde para colocar, poner precios, y dejar todo como un jaspe. Mi compañero y yo, naturalmente, misas y confesiones toda la mañana.
Mañana… mañana otra locura.
Aprovechando esta vorágine y la bendición del economato, estoy diciendo a los voluntarios que servidor se retira a los cuarteles de invierno en lo que toca a Cáritas. Es decir, que el proyecto queda en sus manos, que yo estoy ahí apoyando, echando una mano, dando la cara y lo que sea menester, pero que la coordinación y el funcionamiento es cosa de ellos. Hasta ahora he ido por delante, me ha tocado tirar del carro, animar, poner en marcha, moverme, moverlos… Ya está todo listo. Desde mañana… servidor se retira a un segundo plano.
Yo no soy un trabajador social. Soy un sacerdote, y de vez en cuando, cuando el trabajo de Cáritas me puede y siento que me arrastra (es un trabajo muy gratificante aunque tremendamente duro en ocasiones), releo las palabras del capítulo 8 del libro de los Hechos de los apóstoles: “Los doce convocaron a todos los discípulos y le dijeron: - No es justo que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir a la mesa; por tanto, hermanos, designad a siete hombres de los vuestro, respetados, dotados de Espíritu y de prudencia, y los encargaremos de esa tarea. Nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra”.
Pues eso. Me da pánico que los sacerdotes acabemos convertidos en meros trabajadores sociales que decimos misa de vez en cuando. Nosotros somos dispensadores de los misterios de Dios, y nuestra tarea fundamental está en la predicación y la celebración de los sacramentos, de donde brotará la auténtica comunidad eclesial.
Sin embargo la tentación de dedicarnos a otras cosas más reconocidas socialmente y de más lustre ante el mundo nos asalta. Nadie nos elevará un monumento por celebrar misa cada día para ese grupito fiel, por las horas de confesionario, por los ratos con los niños hablando del amor de Dios. Jamás saldemos en los “papeles” por las horas de despacho abierto, la visita a los enfermos, los ratos de oración, el trabajo con los jóvenes, la formación de los adultos o las horas dedicadas en el templo a preparar cualquier celebración. No será noticia un sacerdote que prepara y celebra con su mejor buena voluntad bautizos, bodas, comuniones y funerales aunque a veces no sea sencillo. Pero es lo que tenemos que hacer.
Mañana bendición del economato parroquial que, como es natural, será una pequeña noticia en medios especialmente de información religiosa. Pues vale, no está mal que se sepa que la Iglesia hace estas cosas. A partir de ahí, a trabajar en silencio.
El mundo jamás lo comprenderá. Un sacerdote que celebra, confiesa, enseña, y que además lo hace según le pide la Iglesia no es noticia, es algo muy aburrido. Para salir en los medios tienes dos caminos: o ponerte la doctrina por montera y hacer alguna barbaridad, y entonces aparecerás en la sección “esperpentos y frikis”, o bien dedicarte a tareas sociales de relumbrón aunque sean de escasa eficacia. Un cura abrazado a un pobre siempre es imagen amable que además sirve de arma arrojadiza: esto es un cura y no esos que no hacen otra cosa que celebrar misa, confesar y hablar de cosas desagradables como el pecado.
Vuelvo al libro de los Hechos: No es justo que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir a la mesa.
Oiga D. Jorge, ¿y entonces a usted no le preocupan los pobres? Pues mire, tanto que ya ve en la parroquia cómo funcionamos: más de cuarenta voluntarios en Cáritas que llevan adelante el programa de empleo, con más de setecientos usuarios atendidos, el centro de mayores, con veinte usuarios, y ahora el economato que a corto plazo atenderá a cien familias. Pero eso es tarea de esos nuevos “diáconos” que dan su vida por el servicio.
Mi labor es apoyar, estar con ellos, animar y ser el “consiliario”, cuidar su vida espiritual y su testimonio. Pero pobre de mí si yo fuera simplemente un trabajador social más.
22 comentarios
Pediremos a Dios que, ya que te ha movido a poner en marcha el Economato, mueva a toda la buena gente que sea preciso para que marche bien, haga mucho bien y puedas tú dedicarte a tu grandioso ministerio sacerdotal. Muy unidos en Cristo + JMI
Mis felicitaciones más sentidas por su labor sacerdotal, por su labor social y por sus entretenidísimas y aleccionadoras acotaciones en esta página, que viene a ser la primera que abro al entrar en Infocatólica.
Su testimonio de vida sacerdotal quiza no ocupe primeras planas, pero quedara como poso en los corazones de sus parroquianos (tanto los fisicos como los virtuales)
Repito:
...
2º Que el carisma social de asistencia a los necesitados pase al primer plano en la parroquia, en detrimento de la ASISTENCIA ESPIRITUAL.
No olvide Padre que Vd. es un sacerdote MINISTRO DE CRISTO, y que VD. es un PASTOR DE ALMAS, no un socorrista de estómagos.
La raiz de la pobreza, Padre, es ESPIRITUAL, y es consecuencia del PECADO, sea de otros o nuestro propio o de ambos.
Si quiere enseñar a sus feligreses a vencer la pobreza material, primero debe enseñarles a VENCER AL PECADO, ES DECIR:
Al MUNDO AL DEMONIO Y A LA CARNE.
Pues me alegro, que a pesar de las collejas, que recibí en aquella entrada por fin Padre Jorge toma nota de lo que le dije, por fin declara Vd. eso mismo:
Yo no soy un trabajador social. Soy un sacerdote, y de vez en cuando, cuando el trabajo de Cáritas me puede y siento que me arrastra (es un trabajo muy gratificante aunque tremendamente duro en ocasiones), releo las palabras del capítulo 8 del libro de los Hechos de los apóstoles: “Los doce convocaron a todos los discípulos y le dijeron: - No es justo que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir a la mesa; por tanto, hermanos, designad a siete hombres de los vuestro, respetados, dotados de Espíritu y de prudencia, y los encargaremos de esa tarea. Nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra”.
Pues eso. Me da pánico que los sacerdotes acabemos convertidos en meros trabajadores sociales que decimos misa de vez en cuando. Nosotros somos dispensadores de los misterios de Dios, y nuestra tarea fundamental está en la predicación y la celebración de los sacramentos, de donde brotará la auténtica comunidad eclesial.
Como dice el refrán:
ZAPATERO A TUS ZAPATOS
Ahora ya sabe porqué fracasó, el movimiento de CURAS-OBREROS, porque al final ni eran CURAS, ni eran OBREROS, y ya sabe porqué los apóstoles de la Teología herética de la Liberación, Leonardo Boff y otros de su misma escuela están donde están, MUNDANIZADOS, EN HEREJIA Y EN APOSTASIA.
Esto no anula los carismas sociales de la Iglesia, sino que hay UN ORDEN NECESARIO EN LOS DIVERSOS CARISMAS, como decía San Pablo.
Que no es ni más ni menos, que el CARISMA, derivado del MINISTERIO JERARQUICO SACERDOTAL, está por encima de los otros carismas, que también podemos ejercerlos los laicos.
infocatolica.com/?t=noticia&cod=19278
A mi juicio hay que añadir que la preocupación por los necesitados (material y espiritual) en la Iglesia no es para dar imagen, es esencial a la vida de la Iglesia. Una fe que no se hace caridad es una fe muerta.
Ahora bien, eso no significa que los sacerdotes sean los que deben organizar la asistencia en sus aspectos materiales. Los laicos son Iglesia, y este es un campo en que eso se debe notar.
Ni siquiera es necesario que los laicos actúen en Cáritas o instituciones eclesiales. Muchos actúan a través de ONGs buenísimas que no tienen nada de eclesial.
Los sacerdotes están, en efecto, para predicar el evangelio e impartir los sacramentos. Y los párrocos, además, para preocuparse de la salud espiritual y corporal de sus feligreses.
Cuando el CVII hablaba de la mayor implicación de los laicos en la Iglesia SE REFERÍA PRECISAMENTE A ESTO. Que hay muchos y buenos laicos que pueden hacer mucho en su parroquia, en su diócesis y en la Curia vaticana. Igual que se pueden y deben implicar en la comisión económica, en la comisión de arreglos y reparaciones del templo (que a fin de cuentas es suyo, y no del párroco), en la comisión del día del patrón, etc, etc. No hace falta ser sacerdote para eso, sino católico y sentir la parroquia como propia.
En cambio, lo que no puede dejar de hacer un párroco (a mi juicio) es desatender los grupos de catequesis, sean de niños, jóvenes, matrimonios o lo que sea. Por desgracia hay párrocos que tienen la suerte de contar con buenos catequistas y les dejan la tarea en sus manos, dedicándose a otros menesteres menos importantes. Eso es muy peligroso, por muy excelentes y bienintencionados que sean estos (yo he sido catequista y sé de lo que hablo). La transmisión de la fe es la tarea primordial de la parroquia, y el sacerdote debe encargarse de supervisar todo, y cuando más frecuentemente y con más implicación, mejor.
Cuando además abandonan en otras manos esa tarea para dedicarse a ir a reuniones del obispado, de la pastoral, de los juniors, del viaje a Tierra Santa, de la comisión diocesana de coordinación de estrategias de incardinación socio-religiosa o cosa parecida... resulta más patético todavía.
En ese sentido (el de confusión de cuál es el verdadero trabajo de un sacerdote), el padre Ángel es paradigmático. Sin duda habrá ayudado a mucha gente, pero como sacerdote ha dado un ejemplo pésimo.
Enhorabuena por el economato, don Jorge, pero sobre todo, enhorabuena por darse cuenta de cuál es la tarea más importante. Marta andaba atareada, pero María escogió la mejor parte.
Un abrazo.
Un pueblo de España, al lado del de D. Quijote. Jueves de Corpus Christi.
La procesión se prepara. El párroc le entrega el inciensario, en el cual había encendido las brasas, al monaguillo de turno. Ordena a los cofrades del Santísimo Sacramento, a los que había en lugares específicos el día de antes. Distribuye las hojas de los cantos, preparadas la noche anterior por él, a los niños con los trajes de la primera comunión. Distribuye los cestos con pétalos de rosa (que se había encargado él de preparar) a cuatro niños vestidos de ángeles (se ha pasado tres horas montando las alas, y otra más haciéndo que se las pusieran bien); cuando sale el palio (que había montado y abrillantado los viriles èl mismo), se pone la capa pluvial, agarra la custodia, y se coloca debajo del mismo. A los diez metros, uno de los laicos que llevan el palio le susurra: P. Fulano, no le ha colocado la Hostia dentro. Y P. Fulano, interperrito el ademán, le responde: "bueno, tampoco me puedo encargar de todo", y continua la procesión.
Enhorabuena, P. Jorge.
Así pues, aunque está bien que disponga vd de muchos voluntarios para atender las diversas actividades y servicios de la parroquia, me da la impresión de que lo mejor sería que dispusiese vd de diáconos ordenados para que asuman la responsabilidad directa de estos servicios.
330. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación diaconal?
El diácono, configurado con Cristo siervo de todos, es ordenado para el servicio de la Iglesia, y lo cumple bajo la autoridad de su obispo, en el ministerio de la Palabra, el culto divino, la guía pastoral y la caridad.
(Compendio del Catecismo)
No hay que olvidar que los sacerdotes antes fueron ordenados como diáconos, y que esa vocación de servicio nunca desaparece. Así, está establecido que los servicios a la Iglesia y a la Comunidad deben ser atendidos por diáconos, sean éstos también sacerdotes o no.
Así, si no hay diáconos que asuman esa responsabilidad, debe ser el sacerdote (que es también diácono) quien lo haga y, por mucho que quiera centrarse en su labor pastoral, seguirá teniendo que "tirar del carro".
PD: Tengo entendido que se quería reinstaurar el diaconado permanente como orden con entidad propia, ya que había quedado como una suerte de fase previa a la ordenación sacerdotal (como si fuese sólo un "sacerdote en prácticas", cuando no es eso).
Imagino que su parroquia, tan activa como es, puede ser un buen lugar donde intentar "sembrar" vocaciones al diaconado. Al menos podría plantearlo, ¿no cree?.
Un saludo.
Dios le da la capacidad de cumplir lo que le ha encomendado, siempre como sacerdote que se pone al frente de su parroquia y de sus obras.
Su fidelidad a ese sacerdocio, que no diaconado caritativo - aunque sean un lujo (jé) esos diáconos hoy en las parroquias- ni laicado caritativo, seguro que le obtendrá una mayor eficacia en el apostolado social de sus parroquianos, quienes también verán cómo se santifica todo lo que se relacione con su obra.
Lo siguiente se pongo un poco "el papel", "que si no se escribe parece que se derrocha".
Si acaso dispone ud de algún tiempo no necesario para su trabajo y su descanso, de libre disposición diríamos, no necesario para su equilibrio total humano, pues quizá se lo pida Dios, que suele pedir mucho.
Me acuerdo del padre Pedro F. Reyero que contaba que una vez, en su ministerio de retiros, semanas de oración etc., siempre muy lleno, encontró un hueco y se dijo: "bueno: ya tengo un momento para mi, para escuchar música que me gusta mucho y para ir a visitar no se qué Iglesia Románica -eso le gustaba mucho- y el Señor -cuenta él- le llevó a la memoria una señora a la que acompañaba o confesaba, y le hizo "gustar" de la comunión de los santos compartiendo en su persona los sufrimientos, que él describía como nada desdeñables, de esa mujer, quien, a su vez, días después se encontró con él y le dijo que había pasado unos días maravillosos, sin ninguna depresión ni males que solía participarle a Pedro en sus encuentros.
Pedro quería decirnos con ésto que el Señor le hizo ver muy pedagógicamente que todo nuestro tiempo es suyo y que lo aprovecha como quiere, pero lo aprovecha. Pedro contó muchas cosas de su vida y su conversión totalmente tumbativas por las intervenciones del Señor sacándole primero de la muerte física y de una vida de pecado seria y llevándole de la mano de una manera, a veces, muy sensible.
Ahora es cierto que usted no es un trabajador social, pero como normalmente pasa en hispanoamérica, la Iglesia es la primera que inicia las campañas por la seguridad social de quienes no son considerados por "nuestras autoridades". E insisto en lo de arriba, usted estuvo en el momento preciso y si no hubiese participado teniendo todo (comunidad, local, buena disposición y sobre todo darle espíritu a la obra)quizás habría pecado por falta de caridad.
Ahora Padre, usted dejó todo andando y Dios le puso en el camino a las personas correctas para que continúen con las obras. Descanse, disfrute y lo felicito a la distancia.
Ah y no creo que un sacerdote que se preocupe tanto de las almas y de la salud de sus fieles sea "un cura obrero", un "cura rojo" o un "cura trabajador social". Sino que un cura de verdad
Que Dios lo bendiga por poner su vida al servicio de los demás.
Ser cura no es poco. Inmensa es su responsabilidad. No existe actividad humana más desproporcionada entre los medios y los fines. Nadie posee merecimientos para la tarea de acercar a los hombres a Dios, y sin embargo todos los cristianos estamos llamados a ello.
Tampoco es fácil en este mundo ser marido o esposa, o consagrado laico. Dios llama a cada uno a una función, y nuestro deber de gratitud es darle plenitud a la voluntad de Dios sirviendo como instrumento suyo. Y no es fácil esa entrega en un mundo como este. Ni como sacerdote ni como laico.
Sus cuarteles de invierno no son ningún retiro. Ni en la calle debemos permitir que haga tanto frío.
Pretender trasladar y aplicar, el antiguo diaconado de las primeras comunidades cristianas, enmendándole la plana a la IGLESIA JERARQUICA, que es la que se encarga de regular, la naturaleza y alcance de los MINISTERIOS JERARQUICOS..me parece de lo más soberbio, ..los laicos, no debemos meternos en asuntos reguladores de la Jerarquía eclesiástica.
El Diaconado hoy por hoy, está como está, y no creo que la Iglesia obligue a un diácono a ejercer de GERENTE DE UN ECONOMATO.
La Iglesia, MADRE Y MAESTRA, sabe distinguir muy bien los CARISMAS HORIZONTALES de los CARISMAS MINISTRIO-JERARQUICO-VERTICALES.
Entonces siguiendo el acertado comentario de Luis I.Amorós, las funciónes propias y específicas del ministerio jerárquico sacerdotal, ...NO SE PUEDEN DELEGAR en ningún laico, pero el sacerdote, PUEDE DELEGAR TRANQUILAMENTE, aquellos CARISMAS horizontales, (ej. gerencia del economato), en laicos, quedando el sacerdote de CONSEJERO-DIRECTOR ESPIRITUAL.
Esto en la Iglesia ya se viene haciendo, en mi diócesis un antiguo director de un banco (un laico) está llevando y gestionando los asuntos económicos de la diócesis, en algunas parroquias importantes, funciona el CONSEJO PARROQUIAL, integrado por laicos, que se ocupan de la ADMINISTRACION DE LOS BIENES DE LA PARROQUIA, y si la Iglesia no les obliga a ser diáconos ..por algo será.
Creo que el Padre Jorge, debería tomar como modelo al Santo Cura de Ars, ..cuentan de él que era en pobre cateto, un hombre negado para el estudio, este cura sencillo y gran santo, que brilló su santidad en LA DOCTRINA, SACRAMENTOS Y PASTORAL DE ALMAS.
"(...) es de lo más estúpido (...) me parece de lo más soberbio (...)"
Vaya, ¡cuánto insulto gratuito e injustificado!
Esto ya va siendo una costumbre...
PD: Dice el refrán que: "cree el ladrón que todos son de su condición".
Porque, salvo que se trate de inquina personal, sólo así se explica que una sugerencia que viene al hilo de la propia cita bíblica que utiliza D.Jorge en su entrada, que empieza con un "Corríjame si me equivoco" y que termina con un "¿no cree?"... se transforme en su imaginación en poco menos que "enmendarle la plana a la IGLESIA JERARQUICA" y merezca su teatral rasgadura de vestimenta (según la conocida costumbre farisáica).
Y claro, así abrió la bocaza el "enmendaplanas" oficial del foro... y así volvió a patinar vilmente, como viene siendo su costumbre. Nada nuevo bajo el sol.
PD: Cómo será vd de "enmendaplanas" (y con profusión de mayúsculas, es decir, de gritos) que ni en el comentario en el que acusa a los demás de "enmendar la plana" hace por guardar mínimamente las apariencias y abstenerse de su costumbre. Así, pontifica sobre lo que es y deja de ser la Iglesia, su Jerarquía, los ministerios y carismas, las funciones del sacerdote, la situación del diaconado e incluso sentencia quién debe ser el modelo a imitar por D.Jorge.
Eso sí, enmendamos la plana los demás. A la vista está.
PD: Ahora me entero de que la Caridad parroquial es algo reprobable, hasta el punto de que habría que "obligar" a tal castigo. Y también ahora me entero de que la Caridad parroquial se limita al "gerente del economato" (dicho en su mismo tono reprobatorio).
¿Y yo que hablaba de un servicio y señalaba que ese era justo el carisma del diaconado? Supongo que el distinto matiz depende del prejuicio con que se mire.
Un saludo.
www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_cclergy_doc_19022000_dia_sp.html
"Primero, ante todo, una aclaración necesaria: hay quienes caen un reduccionismo del diaconado al ministerio de caridad y este ministerio restringido a la acción social. Este es un peligro del que tenemos que estar conscientes para no caer en un concepto muy limitado del diaconado (...) El diaconado no se puede, no se debe reducir al servicio social.
[ni a "GERENTE DE UN ECONOMATO", agrego yo]
(...)
Infórmese el diácono sobre agencias públicas y privadas, así como órdenes religiosas, que socorran diferentes necesidades humanas. De esa manera el diácono podrá referir casos a dichas agencias o inclusive cooperar con ellas.
Forme asociaciones o grupos laicales, especialmente de jóvenes, para que, inflamados por el amor de Cristo, visiten y ayuden a los necesitados y trabajen a favor de los pobres.
(...) El diácono ha sido ordenado, consagrado de por vida a ser sacramento, signo vivo, eficaz, del ministerio o servicio de Cristo en su Iglesia. Recuerde siempre el diácono que él es signo visible de Cristo Siervo en este mundo."
El diácono no equivale a un laico, aun cuando muchas de sus funciones pueden desempeñarlas laicos. "El diácono se ordena al ministerio de la palabra, la liturgia y la caridad", pero "El diácono no es sacerdote, su oficio es el de servir". Y, como ordenado, participa del vínculo ministerial con su Obispo y con Cristo.
PD: Por todo lo anterior opino que el mejor responsable para dirigir la caridad parroquial es un diácono. Si alguien opina que no es adecuado, que explique por qué, pero que no se limite al ridículo "hoy por hoy, está como está".
Con semejante ánimo derrotista, hoy D.Jorge no tendría en su parroquia ni Capilla de Adoración, ni economato, ni SOIE, ni probablemente el propio edificio de la parroquia.
Un saludo.
dice así:
Oiga D. Jorge, ¿y entonces a usted no le preocupan los pobres? Pues mire, tanto que ya ve en la parroquia cómo funcionamos: más de cuarenta voluntarios en Cáritas que llevan adelante el programa de empleo, con más de setecientos usuarios atendidos, el centro de mayores, con veinte usuarios, y ahora el economato que a corto plazo atenderá a cien familias. Pero eso es tarea de esos nuevos “diáconos” que dan su vida por el servicio.
Mi labor es apoyar, estar con ellos, animar y ser el “consiliario”, cuidar su vida espiritual y su testimonio. Pero pobre de mí si yo fuera simplemente un trabajador social más.
Los "diáconos", que nos dice Don Jorge, para empezar los pone entre comillas, y se diferencian de los diáconos actuales, en que no están ordenados, sino que son voluntarios laicos, que desempeñan labores sociales, como programa de empleo, centro de mayores y economato.
Y no hace falta para nada que sean diáconos ordenados, ahí está don Jorge, para apoyar, estar con ellos, animar y ser el “consiliario”, cuidar su vida espiritual y su testimonio.
Yo creo que así funciona hoy la Iglesia, y si funciona así, es porque la Iglesia SABE LO QUE SE HACE, en el necesario orden de los carismas.
No, si ya. Pues que se desahogue el chico, que algo le picará si tanto se rasca. Lástima que se rasque en piel ajena.
MIGUEL25
Pues fíjese que se me había pasado por alto esa afectuosa mención final en la que D.Jorge llama "diáconos" (entre comillas) a los laicos.
Le agradezco que me la haga notar ya que con ello me da la razón: queda claro que el propio D.Jorge ya sabe que lo indicado sería que esas responsabilidades fuesen asumidas por diáconos (que, además, podrían asumir otras muchas funciones que no pueden ser asumidas por laicos, o al menos no de la misma forma ni con la misma adecuación).
El caso es que un diácono verdadero se situaría en un punto intermedio entre donde están ahora D.Jorge y los laicos, asumiendo parte de la responsabilidad que ahora tiene D.Jorge hacia los laicos, y parte de la que tienen ahora los laicos hacia D.Jorge y hacia la caridad parroquial, lo que potenciaría, reforzaría, flexibilizaría y dinamizaría enormemente el conjunto.
Un saludo.
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