Confesarse uno para que la Iglesia mejore
El cura Paco, siempre fue Paco para los compañeros, mantuvo siempre su pequeño ten con ten con su madre la Iglesia. No recuerdo cura más fraterno con los curas, ni hombre que quisiera más a su Iglesia. Quizá por eso sufría tanto.
Se ordenó allá por los sesenta, con su sotana como estaba mandado. Tras el concilio se embarcó gozoso en lo que comprendió como la necesidad de “aggiornamento”. Siempre parroquias poco cómodas. Pasó de la sotana a la camisa según entendió que había que hacer en aquel momento. Me decía hace años ¿tú crees que deberíamos volver otra vez a la sotana?
Pasó momentos difíciles. Vital, entusiasta, visceral en ocasiones, cada documento, cada declaración, cada gesto lo estudiaba, analizaba, intentaba vivirlo… aunque algunas cosas le hacían chirriar y le rasgaban el alma. No voy a decir qué cosas concretas, pero a veces nos decía: “si lo dice la Iglesia será así, pero yo no entiendo nada, a mí me parece una barbaridad, un disparate”. Ya. ¿Y qué hacemos?
Él tenía su forma de reaccionar cuando algo le afectaba especialmente. Se iba a la iglesia, se colocaba delante de un enorme crucifijo y lentamente recitaba el credo, el largo, y cuando llegaba a eso de “Creo en la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica” lo repetía tres veces. Y tras la confesión de fe, buscaba un cura y se confesaba. Porque decía el bueno de Paco que malamente se iba a arreglar la Iglesia si él no cambiaba.
Eso sí, decía, “si veo al obispo se lo digo igual”.
Me impactó tanto lo de Paco que cada vez que pienso en errores de la Iglesia, intento confesarme lo primero. Y es la recomendación que hago a mi gente cuando me vienen con esas de que si la Iglesia no es fiel a Cristo… De acuerdo, la Iglesia… y tú, ¿hace mucho que no te confiesas?
25 comentarios
Yo le digo a un Cura que me cuesta entender algo del magisterio, no importa cuan rudamente lo haga... Y lo menos que me gustaría es que me mandara directamente a confesar.
¿A confesar qué? ¿A confesarme ignorante? ¿Pues no estoy consultando para vencer esa ignorancia?
Creo que le sería mejor decir, a mi en este ejemplo, que examine mi conciencia humildemente, a ver si hay tenacidad, prejuicios... Y luego, entonces luego sí, mandarme a confesar, sin olvidarse de tratar de esplicarme en que hierro, o darme fuentes que lo hagan...
Entienda que esa actitud, la de mandar al confesionario al que consulta, puede parecer soverbia, y por lo tanto, fuente de conflicto: No es demasiado... diplomático.
El que más save, es dichoso, por que más puede ejercer la Caridad, enseñando al que no save.
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Jorge:
Lo que decía el bueno del cura es que la iglesia mejora cuando mejoramos cada uno. Entiéndalo así. Disculpe sí no me he sabido expresar mejor.
Eso me obliga a pasar 15 días al mes dichoso del perdón obtenido y 15 días en examen de conciencia para la próxima confesión (números aproximados, por supuesto).
Entretenido en tales meditaciones, poco tiempo me queda para juzgar los males del prójimo y menos los de la prójima Madre y Maestra. Cuando estoy a punto de desporticar contra tal o cual cosa, me recuerdo que el Señor me acaba de perdonar algo peor y mejor me callo, al menos un rato.
A mí el consejo me parece sano, mucho muy sano. Y tiene una ventaja adicional: Al menos un día al mes, tiene uno todo el derecho de tirar piedras. Los otros 29 días, chitón boca ;)
ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego
a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles,
a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
Amén.
Hay tantas oraciones que a veces se rezan tan mecánicamente que no llegamos a percibir en ellas la inmensa riqueza que encierran sus palabras.
Ciertamente, tenemos que confesarnos más. Por nuestras grandísimas culpas de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y yo el primero.
Un saludo.
Tal vez sea que uno no entiende mucho de diplomacia y es más bien bruto, pero juraría que a menudo nos viene muy bien que venga un "donjorge" a recordarnos que tenemos que confesarnos, aunque de entrada tamaña "injerencia" nos sepa a rayos.
Lógicamente, cada caso es un mundo y hay que diferenciar al que realmente no sabe del que sí sabe pero se hace el loco.
Al primero hay que enseñarle con amor y paciencia.
Al segundo también hay que enseñarle, sí, pero quizás sea más efectivo "enseñarle" ese pesado y contundente candelabro del que a veces nos ha hablado D.Jorge y cuyo uso parece tener efectos tan pedagógicos... :-)
PD: Me viene a la memoria el pasaje de D.Camilo en el que Peppone confesaba sus barrabasadas a D.Camilo. Mientras Peppone reza la penitencia, D.Camilo discute con el Cristo porque opina que, además del rezo, Peppone se merecía también unos buenos palos.
- No. -respondió Jesús- Tus manos están hechas para bendecir, no para golpear.
Don Camilo suspiró. Se inclinó y salió de la verja. Se volvió hacia el altar para persignarse una vez más, y así se encontró detrás de Peppone, quien, arrodillado, estaba sumergido en sus rezos.
- Está bien. -gimió don Camilo juntando las palmas y mirando a Jesús- ¡Las manos están hechas para bendecir, pero los pies no!
- También esto es cierto -dijo Jesús de lo alto- Pero te recomiendo, don Camilo: ¡solo uno!
El puntapié partió como un rayo. Peppone lo aguantó sin parpadear, luego se levantó y suspiró aliviado.
- Hace diez minutos que lo esperaba. -dijo- Ahora me siento mejor.
- Yo también -exclamó don Camilo, que se sentía el corazón despejado y limpio como el cielo sereno-.
Jesús nada dijo. Pero se veía que también él estaba contento.
Giovanni Guareschi
Un saludo.
Me hizo mucha gracia la anécdota y creo que tiene una gran verdad. Cuando uno hace cosas malas, QUIERE el castigo, no porque se lo merezca o se merezca uno peor, sino porque de alguna manera encuentra el equilibrio del alma.
No se trata simplemente de un masoquismo enfermizo ni unos escrúpulos salvajes, sino la conciencia que dice "hiciste mal, vendrán consecuencias". Prefiero mil veces la patada con cariño del confesor que solo quiere mi salvación, que esperar el resto de la vida por la condena eterna o el fuego del Purgatorio.
A mi me parece bien, porque me da mil patadas decirle los pecados al sacerdote; cuando eres niño y adolescente no te importa mucho; pero cuando eres adulto es un suplicio y la gente acaba por no confesarse y por lo tanto también no comulgar.
La pregunta es si el Vaticano está al tanto de este tipo de "confesiones" y si da el visto bueno. Porque de no ser así tendría que prohibirles que hagan las confesiones de esta manera .
Pertenezco a una comunidad cristiana, que suele hacer "penitenciales". Se reúne la comunidad y se hacen confesiones muy rápidas, porque al ser muchos el sacerdote no puede entretenerse, y aún así acabamos muy tarde.
He intentado tener un director espiritual y para ello hablé con el sacerdote que presidía nuestras reuniones, pero ha tenido que volver a su país, por una cuestión grave de familia.
No sé si hago lo correcto, yo pienso que si, aunque quizás debiera confesarme con más asiduidad.
Pero la prisa también ha llegado a los sacerdotes, reconozco que son muy pocos y se tienen que multiplicar.
Y yo también he cambiado. No me gusta hablar de mis problemas personales, que al fin y al cabo los pecados forman parte de estos problemas, con una persona con la que no tengo confianza.
Así que como he dicho al principio, dejo la confesión para cuando yo veo que realmente lo necesito.
Un saludo afectuoso Padre.
La timidez y el pudor no deberían ser un obstáculo para que una persona arrepentida no consiga el Sacramento de la Reconciliación o de la Misericordia.
Existen sacerdotes que comprenden que lo de " decir los pecados al confesor" se puede hacer de una manera bastante genérica y aceptan que se le diga "He pecado; tengo mil defectos y vengo a pedir la misericordia de Dios y estoy arrepentido de verdad de haber hecho mil cosas que me alejan de lo que Dios me pide que haga, pero procuraré seguir en mis actos y en mi vida la Palabra de Dios. Pido perdón a Dios por mis faltas que son muchas " y algo más quizá ... pero muy poco más.
y TAMBIEN hay sacerdotes que, por el contrario, exigen detalles y detalles y eso es para algunas personas muy desagradable y casi imposible de aguantar ; esos pecadores arrepentidos no están encontrando al Padre encantado de que el hijo vuelva a casa, sino a un juez duro frío implacable que poco recuerda a Jesús misericordioso y , como dice Su SANTIDAD Francisco, que no se cansa de perdonar ....Se encuentran a alguien que hurga en las heridas, hace revivir escenas dolorosas , obliga a decir minuciosamente los propios fallos. Es decir que se toman "lo de decir los pecados al confesor " de la manera más estricta y rigurosa del mundo .
hay sacerdotes de esas dos diferentes maneras de entender el sacramento de la penitencia
Siempre se puede preguntar al sacerdote si él va a aceptar una confesión sin casi entrar en detalles o no ...
Y si no acepta, con todo el respeto y toda la educación del mundo decirle: " Perdone usted, padre , pero ya volveré otro día " y no volver nunca más.
Seguro que en dos o tres intentos , encuentra uno de los del primer grupo que he descrito . Y no estoy hablando de encontrarlos en Parroquias de curas " modernísimos " y medio revolucionarios ; no, no ; se encuentran en muchísimos sitios. Incluidas Catedrales ....
La confesión es importantísima. Vital ..... pero a veces son los propios sacerdotes los culpables de que la gente casi no se confiese ....
Polémico lo que digo ??? Pues quizá.
Parte de la penitencia, es confesarle a otro ser humano, nuestras canalladas. Y se requiere de humildad, para hacerlo. Esto es parte de la Contrición necesaria para una buena confesión.
Respecto de las Confesiones Comunitarias, son recomendables solo en casos de emergencia(hundimiento de un barco, por ejemplo), pero algunos pastores 'flojean' al realizarlas. No es correcto.
La carta apostólica "Misericordia Dei" de Juan Pablo II trata con amplitud y profundidad el tema de las "confesiones colectivas", por si desea consultarla.
En resumen, son válidas, pero se ha abusado demasiado de ellas. Con las normas exigidas por Juan Pablo II deberían reducirse, pero supongo que seguirán existiendo, porque deja al criterio del obispo cuando pueden aplicarse y nunca falta un obispo con criterio un poco más relajado.
Ahora bien, con lo del suplicio de confesarse individualmente, ese es justamente uno de los beneficios humanos de la confesión. Si confesarse fuera fácil y no significara ningún sacrificio, uno seguiría portándose mal. Pero como cuesta, a cada confesión individual va uno cambiando un poquito al menos, aunque sea por vergüenza. No es fácil notarlo, pero después de varios años uno mira para atrás y de da cuenta que sí ha podido cambiar su vida.
Saludos.
México
Y por eso se haría tan importante poder tener un confesor, que dirigiera la vida espiritual de cada uno. Yo hace años acostumbraba a ir a la iglesia del Corazón de Jesús, de los jesuitas. Todos los sacerdotes con los que me confesé debo decir que si tuviera que ponerle nota, sería de 10. Pero el problema está en mi. Según alguno de ellos, soy excesivamente escrupulosa. Le doy muchas vueltas a la idea de que no esté haciendo lo correcto en determinadas cosas. Y para todos estos temas, no sirve una confesión en donde se enumeren los pecados, sino exponer tus problemas al confesor, para ver si en realidad se está actuando bien o no. Y eso lleva tiempo. Y tienes que dar con un confesor que te de confianza, y todo esto lleva tiempo. Y el tiempo hoy en día, como dije anoche, es un "artículo de lujo". Todo esto lógicamente cuando la conciencia no te advierte de que has ofendido de forma grave al Señor, en ese momento se recurre al primero que esté en el confesionario.
Y desde luego que Dios tenga misericordia de nosotros. Porque si en realidad la salvación consistiera en todo lo que Él nos mandó hacer y que viene claramente en los Evangelios (Ej. Si tienes dos túnicas, da una al que no tiene ninguna. Al que te pida la casa, dale también el campo; Ama a tus enemigos, porque si sólo amas a tus amigos ¿qué mérito tendrás?; Al que te abofetee en una mejilla, deja que te abofetee la otra;....), lo íbamos a tener difícil.
Buenos días.
Un saludo afectuoso Padre.
-Por lo que en sincera conciencia moral se entiende, siempre he querido creer que la confesión es un acto voluntarioso, de reparar y ser reparado, por lo que en conciencia uno siente que ha podido defraudar la confianza de Dios o de su prójimo. Y que a tenor de este sentimiento de dolor interno -contrición- el que voluntariamente somete a la ley de la confesión, desea ser perdonado; sea por Dios y el prójimo, o por ambos a la vez a través del poder absolutorio del confesor.
-Y aquí quién y cómo: a tenor de su particular conciencia, más o menos domada, se justifica a sí mismo donde no hay razón o motivo de confesión; O aquel quién, contrariamente a esto, no vive tranquilo porque piensa que hasta en el respirar dormido aparece ese pecado de siete veces setenta. Que tanto aburre al confesor.
-¿Y.... cuándo y cómo el que gustaría de ir a confesarse, no tanto ya porque su conciencia se lo reclame, sino porque en la intimidad de su fuero interno- alma-, éste, desea encontrar ese nazareno que le ayude a llevar su propia cruz? Y,.. no lo encuentra.
-¿O si lo encuentra, falto de fe del confesor, le da la solución del psiquiatra que a veces tanto duele?
- De acuerdo, hijo, muéstrame la herida.
- No, padre, que me da vergüenza. Además, si se la enseño seguro que le echa antiséptico, y eso escuece. Usted cúreme, pero sin entrar en detalles...
Qué quieren que les diga, pero a mí lo de la confesión-express y en genérico no termino de verlo efectivo, parece como reducir la confesión a un mero trámite administrativo.
Y toda la vida de Dios se ha dicho que "si escuece es que cura", ¿no?
Un saludo.
No todos los sacerdotes piensan como usted. Algunos aceptan no entrar en demasiados detalles en la confesión .
No todos los sacerdotes son iguales.
No creo que usted tenga la verdad en todo y siempre y de manera exclusiva.
Aún así , creo yo que es muy buena la pluralidad en la vida y en ciertas cosas de la IGLESIA pues tambien .
Todos tenemos algo que aprender de los demás.
Álvaro,reciba usted un saludo cordial y quizá además mi pequeña discrepancia con usted sobre este asunto.
Cogolludo
Canon 961 § 1. No puede darse la absolución a varios penitentes a la vez sin previa confesión individual y con carácter general a no ser que:
1 amenace un peligro de muerte, y el sacerdote o los sacerdotes no tengan tiempo para oír la confesión de cada penitente;
2 haya una necesidad grave, es decir, cuando, teniendo en cuenta el número de penitentes, no hay bastantes confesores para oír debidamente la confesión de cada uno dentro de un tiempo razonable, de manera que los penitentes, sin culpa por su parte, se verían privados durante notable tiempo de la gracia sacramental o de la sagrada comunión; pero no se considera suficiente necesidad cuando no se puede disponer de confesores a causa sólo de una gran concurrencia de penitentes, como puede suceder en una gran fiesta o peregrinación.
§ 2. Corresponde al Obispo diocesano juzgar si se dan las condiciones requeridas a tenor del § 1, 2 , el cual, teniendo en cuenta los criterios acordados con los demás miembros de la Conferencia Episcopal, puede determinar los casos en los que se verifica esa necesidad.
Canon 962 § 1. Para que un fiel reciba válidamente la absolución sacramental dada a varios a la vez, se requiere no sólo que esté debidamente dispuesto, sino que se proponga a la vez hacer en su debido tiempo confesión individual de todos los pecados graves que en las presentes circunstancias no ha podido confesar de ese modo.
§ 2. En la medida de lo posible, también al ser recibida la absolución general, instrúyase a los fieles sobre los requisitos expresados en el § 1, y exhórtese antes de la absolución general, aun en peligro de muerte si hay tiempo, a que cada uno haga un acto de contrición.
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Me gustaría recalcar lo establecido en el canon 962.1: el fiel que recibe una absolución general, por incurrir las circunstancias graves establecidas en el canon 961, debe proceder a confesar los pecados graves de modo individual una vez que desaparezcan esas circunstancias graves.
Recogiendo la doctrina del Concilio de Trento, el punto 1456 del Catecismo de la Iglesia Católica dice que los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo:
1456 La confesión de los pecados hecha al sacerdote constituye una parte esencial del sacramento de la Penitencia: "En la confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo (cf Ex 20,17; Mt 5,28), pues, a veces, estos pecados hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los que han sido cometidos a la vista de todos" (Concilio de Trento: DS 1680):
«Cuando los fieles de Cristo se esfuerzan por confesar todos los pecados que recuerdan, no se puede dudar que están presentando ante la misericordia divina para su perdón todos los pecados que han cometido. "Quienes actúan de otro modo y callan conscientemente algunos pecados, no están presentando ante la bondad divina nada que pueda ser perdonado por mediación del sacerdote. Porque si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la medicina no cura lo que ignora" (Concilio de Trento: DS 1680; cf San Jerónimo,Commentarius in Ecclesiasten 10, 11).
Usando una metáfora médica, digamos que estoy de acuerdo con vd en que no es necesario el "encarnizamiento terapéutico" que puede practicar algún que otro sacerdote, digamos, "excesivamente escrupuloso".
Pero hay que respetar unos mínimos, y diluir todo en un genérico "he sido malo" viola ese mínimo.
Un saludo.
usa usted mucho los símiles médicos.
por una casualidad no será usted sanitario ? farmacéutico , fisioterapeuta, médico , enfermero, veterinario , biólogo ?
alomejor cura usted el cuerpo y el alma ...
o a la persona en su conjunto ...
en último término , da lo mismo ; es una mera curiosidad sin ninguna importancia.
un saludo cordial
Cogolludo
Suelo usar muchos símiles de las más diversas naturalezas (médico, automovilístico, taurino, físico, informático, etc). Una de las ventajas de ser curioso por naturaleza, sin que esa curiosidad esté atada a una disciplina concreta, es precisamente que se pueden encontrar con más facilidad símiles de todo tipo.
Por cierto, no, no soy sanitario ni nada por el estilo sino que me dedico a los ordenadores (a los que en vez del cuerpo y el alma se "cura" el hardware y el software, en lo que es otro símil bastante útil).
De todos modos, la cuestión del "encarnizamiento terapéutico" y de sus límites es capital para entender la postura de la Iglesia respecto a la eutanasia, ya que los partidarios de esta forma de asesinato suelen manipular demagógicamente el encarnizamiento terapéutico para tratar de justificar con él el asesinato de pacientes que NO lo sufren.
Es normal que cualquier cristiano medianamente informado sobre el debate de la eutanasia esté familiarizado con ese término y lo pueda usar en un símil como el que usé el otro día.
Un saludo.
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