El móvil (celular) del cura, siempre operativo
Compré mi primer teléfono móvil creo que el año 1996. Acababa de ser nombrado párroco de dos pueblos y desde el primer día hubo una cosa que me preocupó mucho: que alguien me necesitara y no estuviera localizable, sobre todo si se trataba de un enfermo grave o un fallecimiento. Lo que para muchos era sinónimo de atadura, a mí me resultó una fuente de libertad. Con qué tranquilidad podía moverme por el pueblo o salir a algún sitio sabiendo que siempre estaba localizado. Me he dado cuenta de que ente un problema grave, como un enfermo o una defunción, lo que más tranquiliza a la familia es la pronta respuesta del sacerdote que dice: “tranquilos, voy para allá”, y más sabiendo que hoy con un coche estás en minutos en cualquier sitio. Más de una vez recibí una llamada urgente estando en Madrid. Cuarenta minutos de coche.
Desde entonces mi teléfono no se apaga jamás. Da igual mañana, mediodía, tarde o noche. Donde voy, el teléfono conmigo. Por supuesto que si estoy celebrando o en alguna reunión especial se queda sin sonido. Pero encendido. Así al acabar la celebración o la reunión correspondiente, puedo ver si hay alguna cosa y responder.
Me aterra que alguien pueda necesitar al sacerdote y no estar localizable. Por eso en el contestador automático de la parroquia hay un mensaje en el que se dice que en caso de que necesiten contactar con el párroco pueden llamar al 669…
¿Y cuando estás de vacaciones? ¿Y por la noche? Siempre encendido. Hay mucha gente que me dice que eso es complicarte la vida y que así no hay forma de descasar. No es para tanto. Lo que sí es cierto es que tiene sus riesgos. No falta quien te llama a las siete de la mañana para preguntar si es día de precepto, la llamada a las cuatro de la tarde de una calurosísima tarde de verano para confirmar que la misa sigue siendo a las 19:30, o la persona que cada día se pone en contacto contigo para consultar su última duda de conciencia. La semana pasada dos días seguidos a las cinco de la mañana. La verja exterior de la capilla del Santísimo no se abría y alguien tenía que aparecer con la llave. Pues para eso está el párroco.
Pero quede claro que son cosas mías y como tales las cuento. Hay parroquias que tienen un móvil para urgencias y cada semana lo lleva consigo uno de los sacerdotes. Lo que no puede ser es que alguien necesite a un sacerdote, en la parroquia no haya nadie, el móvil apagado o fuera de cobertura y una persona o una familia angustiados por el enfermo, un fallecido, una urgencia de Cáritas o alguien que necesita imperiosamente una palabra de tranquilidad ante cualquier problema.
¿Qué es una lata el teléfono? Sí. ¿Qué hay gente muy indiscreta y muy latosa? Sí. ¿Qué suena en los momentos más inoportunos? Por supuesto. Pero es una de nuestras pobrezas: la de estar siempre SIEMPRE disponibles por si acaso.
Recuerdo en una ocasión que entraba un servidor en la capilla del Santísimo con un grupo de niños de catequesis. Al entrar quité el sonido del móvil (el celular que dicen allende los mares). Y un niño, porque los niños no se pierden una, dice: “anda, pero si tienes un móvil”. La respuesta fue fácil: “sí, para que me puedas llamar en cualquier momento si necesitas algo”.
8 comentarios
Iba a decirle que Dios le bendiga; pero este subjuntivo es inapropiado.
Porque si después de lo que ha pasado en la Iglesia los últimos 40 años, sigue siendo fiel a Cristo y al Magisterio, y tiene una disposición y entrega de curita recién ordenado, habrá que deducir que usted está continuamente bendecido por Dios.
¡ ENCHUFADO !
En la catedral, ya se había pasado la hora, vaya por Dios... Encontré un hombre que decía que el me confesaba, que no era cura pero que con él se confesaban los curas... blah, blah, blah.
Luego a una Iglesia, a otra, donde me ivan mandando... El paseo duró hasta las 7:30 de la tarde, cuando por fin decían Misa en la Sagrada Familia.... Vaya por Dios, que aquel Cura decía que él no confesaba...
Bueno, a seguir recorriendo Iglesias... Finalmente Conseguí confesar, cerca de las 10 de la noche, desde media mañana que lo intentaba... Total na, jartá de metro...
Así atendio la llamada más importante de su vida para responder SÍ aceptando su profesión de cura-almas.
Y como dice otro acá, sigue Vd. a Dios gracia, aun ENCHUFADO y enchufando a no pocos.y no lo digo por su gloria sino para la de nuestro Señor que está en control de nosotros.
A pesar de los perjuicios que ello le pueda ocasionar.
Yo a veces, he tenido que llamar a mi parroquia, para confirmar el horario de misas de precepto, en días laborables, y no ha habido manera de contactar, a pesar de llamar a horas normales, ni de noche por supuesto ni después de comer.
Cuando me ha pasado esto, siempre he pensado en la angustia que puede pasar quien llame para algo urgente, y se encuentre con que no tiene respuesta.
Un saludo afectuoso Padre.
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