La escondida cama del señor cura
No sé apenas nada del padrecito. Lo conocí apenas a través de un comentario dejado en mi blog hace apenas unos días en la entrada sobre la adoración perpetua. Una comentarista que firma como Delia Barone nos dice de él lo siguiente: “Conozco un sacerdote de pueblo que no llega a 5000 habitantes, y aún así cubre todas las horas semanales de la AEP. Para resolver lo de las horas no cubiertas, se ha hecho un lugarcito con cama y así cuando no le llega el adorador responsable, el viene y cubre. ¡Para mí es un gran testimonio! Ese mismo sacerdote atiende 2 capillas y se ocupa de sus 2 padres viejitos, porque es único hijo y sacerdote! para gracia de Dios.”
Esto es un cura. Un cura de los pies a la cabeza. Un cura enamorado de Cristo. Un cura que ejerce de cura. Un gran testimonio.
El mundo está lleno de sacerdotes así, que son justamente los menos conocidos. Muy posiblemente el padrecito ande más bien justo de formación y no predique con especial brillantez. Quizá incluso frecuente poco la curia y carezca de amigos influyentes. Por eso no tiene cargos importantes ni ha sido llamado a tareas humanamente más altas. Pastoralmente desconozco si es un torbellino o más bien flojito.
Pero tiene una fe que mueve montañas, tanto que está convencido que no puede hacer nada mejor que colocar a Cristo Eucaristía vivo en medio de su pequeño pueblo y hacer un llamamiento a los vecinos: “venid a adorar a vuestro Dios”. Parece ser que lo tiene complicadísimo. Un pueblo de cinco mil habitantes y además dos capillas. Sus padres viejitos. ¿No tiene bastante con eso? ¿No está suficientemente justificado? ¿Se le puede pedir más?
Nadie se lo ha pedido. Es él quien ha comprendido que no podía regalar nada mejor a sus fieles que la presencia perpetua de Jesús en la custodia invitando a la adoración. Peliagudo lo tenía, pero mira por donde cuando un cura tiene fe todo se hace simple. ¿Qué faltan horas? Pues las cubre el padrecito. ¿Y si son por la noche, en la madrugada? Sin problemas: un lugarcito con cama junto al Señor y siempre disponible.
¿Cuántos no llamarán loco al buen cura? Hasta casi que me imagino a algún compañero sonriendo ante la última chaladura de ese pringadillo al que no se le ha ocurrido otra cosa que montar un camastro al lado del Santísimo.
Yo me quito el sombrero antes este hermano. Como me descubro igualmente antes esos curas de pueblitos que mantienen la fe de su gente dando la vida entera por Cristo, por ese anciano que casi arrastrándose pasa horas de confesionario, por el chavalillo recién ordenado siempre disponible. Benditos curas de segunda o tercera fila, con tanta fe y con tanto amor a Cristo que hasta son capaces de acostarse en un camastro cada noche con un ojo abierto por si se hace necesario velar junto al Señor.
Vosotros sois ejemplo para el pueblo de Dios y un estímulo para los compañeros. Un día Dios Padre os invitará a entrar en su gloria donde encontraréis el mejor descanso y los ángeles proclamarán vuestro triunfo de amor a Dios.
15 comentarios
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Un abrazo padre Jorge, de parte de un descreído que intenta encontrar el camino.
Lastima que otros (si se me permite la broma), han cambiado el tabernaculo por la taberna
Espero que haya muchos sacerdotes así y que con el año de la FE, desaparezcan los sacerdotes oficinistas , a pesar de que yo me daría con un canto en los dientes si al menos atendieran su parroquia 8 horas. El mío abre, dice misa, predica muy bien, no se sienta jamás a confesar y se larga. Un día por semana recibe durante dos horas a los feligreses. Y ya está todo. No cabe duda que tiene buenos jefes.
Cuantos más años voy teniendo más deseo conocer personas así. Estoy harto de los tontos en cinco idiomas. Por favor, sencillez de corazón, sencillez de corazón.
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Jorge:
Que lo de no ir a Castelgandolfo tendrá repercusiones sobre todo en el comercio es evidente.
Excelente y edificante historia.
Ud. tiene razón son muchos los sacerdotes como los que usted relata.
Conozco uno en particular, que el día de descanso en la parroquia en una población apartada (viaja 4 horas en autocar) para ir a celebrar una eucaristía y confesar a una familia de cuatro miembros, visitar tres enfermos y acompañar espiritualmente a un grupo de oración. Todos lejos de donde vive, simplemente porque requieren de su servicio espiritual. Eso es entrega a Dios.
Tema aparte Don Jorge... ni hasta en las respuestas usted deja de tirar "palitos" al Papa Francisco, eh?, no se cansa?.
Saludos.
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