Recogida de firmas para que se quede D. Fulano

Me contaba hace algún tiempo un buen amigo que en su parroquia habían recogido firmas en apoyo a un sacerdote y pidiendo que se revocara su traslado a otro destino pastoral. Se mostraba orgulloso por lo que, según él, era una muestra de la valía del sacerdote, de su buena labor en la parroquia, y del afecto de la gente.

Lo que no se imaginaba mi amigo era que un servidor, en lugar de abundar en sus tesis, sacara justo la conclusión contraria. Si se recogen firmas para que un sacerdote no sea trasladado, eso significa que no se ha entendido lo que es el ministerio, que no se ha hecho comprender a la gente en qué consiste la labor del pastor como colaborador del obispo y además, y sobre todo, que el cura en cuestión es un cantamañanas con ganas de incordiar.

La gente está intoxicada de programas de televisión, por eso no es de extrañar que ante la marcha de un sacerdote de la parroquia surjan personas de buena voluntad que no tengan mejor ocurrencia que recoger firmas y llamar a los de la tele. Me pasó en mi último traslado: “si estás bien, y nosotros contigo, ¿por qué te cambian? ¿No se pueden recoger firmas?” Mi respuesta: “si se os ocurre hacer una cosa así, mañana me voy y no vuelvo a pisar el pueblo”.

El ministerio sacerdotal no puede entenderse si no es desde la colaboración con el obispo. Es el obispo quien tiene encomendado el cuidado pastoral de la diócesis y es él quien va tomando las decisiones más oportunas buscando el bien de las personas y el mejor servicio de los sacerdotes. Ya no existe eso tan antiguo de “parroquias en propiedad” ni nada semejante. Uno está para servir allá donde su obispo vea más oportuno. Ahora toca aquí, y mañana puede ser que en la otra punta por las razones más diversas. ¿Dónde está el problema?

Hay que enseñar a los fieles que el obispo se encarga de apacentar a su rebaño, que tomará las determinaciones más convenientes, y que bajo ningún concepto pueden pensar que nadie anda clon intención de fastidiar, hacer daño y cargarse la fe de nadie, más bien todo lo contrario. También hay que saber explicar que la diócesis es algo mucho más amplio que mi pueblo, mi parroquia o mi barrio, que es algo de todos y que entre todos hay que colaborar. A partir de ahí, agradecidos al sacerdote que se fue, y agradecidos al que viene.

¿Y por qué llamo cantamañanas al cura que acepta eso de las firmas? Es sencillo de comprender. Una recogida de firmas, seamos claros, no vale para nada. Apañados estábamos si hubiera que pastorear la diócesis a golpe de firmas vecinales. La recogida de firmas lo que produce es animadversión contra el pastor (fíjate, llevarse a D. Fulano), desconfianza hacia los compañeros (seguro que le han hecho la vida imposible), división entre los fieles (este no firma porque no quería a D. Mengánez) y siempre mal ambiente. No digamos lo que es de cara al cura que llega, que para algunos podría ser el usurpador.

Los sacerdotes vamos y venimos. Es lo normal. Son las exigencias corrientes de la vida diocesana. D. Fulano se va a tal parroquia porque allí necesitamos un sacerdote que…, o va a tal otra porque lleva muchos años en esta y es bueno para todos un cambio, o a aquella por tal razón. Por cierto, hay razones que tampoco es fácil decir a los fieles.

¿Firmas? Nunca, por favor. Y si un sacerdote se deja querer así, y consiente en ellas, que me perdone, pero no es un sacerdote, es un cantamañanas. Si tiene problemas con el cambio, que lo hable con su obispo, pero que no encizañe a la gente.

13 comentarios

  
Maricruz Tasies
Bien dicho!
:)
02/05/13 12:27 PM
  
Enrique, de Sevilla
¿Y las firmas para que se vaya D. Fulano? A veces entran ganas.
02/05/13 2:35 PM
  
FZalacain
Seguro que el que acepta la recogida de firmas no es de los que predican la primacía de la gracia y la necesidad de oración en la vida cristiana.

Ocurre en muchas parroquias que los fieles son más seguidores del Padre Fulánez que del propio Cristo.

Y, por último, es un signo más del voluntarismo que lo contamina todo.

Más oración y menos recogidas de firmas.
02/05/13 3:02 PM
  
Haddock.
Bueno, D.Jorge:estoy de acuerdo con usted en el calificativo de cantamañanas para esa gente que no entiende el ministerio y además siembra división;pero es que uno ha conocido parroquias donde se recogen firmas CONTRA EL OBISPO, porque no es cercano a cierta ideología.
Por más que he consultado los diccionarios de Autoridades,Academia, Casares, M.Moliner,Seco Andrés y Ramos y lexicones venerables, no he encontrado un término exacto para señalar con precisión a estos activistas.
¿ Se le ocurre alguno ?



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Jorge:
Me lo pone muy difícil...
02/05/13 4:10 PM
  
DavidQ
Hace poco mas de un año, nuestro querido párroco de muchísimos años nos dijo a media Misa que se retiraba "por motivos de edad y salud". Al poco tiempo nos llegó un nuevo párroco, mucho más viejo y enfermo que el anterior.

¿Que si me dieron ganas de juntar firmas? Todavía las tengo. ¿Que si lo hice? ¡Nooo!

Uno no sabe, ni tiene por qué saber las razones por las que el obispo -y en este caso, el superior de la Orden- toma la decisión de llevarse al padre de aquí para allá. Aunque esté equivocado (supongo que alguna vez los obispos se equivocarán), aunque los argumentos y las excusas presentadas al pueblo sean poco creíbles, el que manda es el obispo y ya.

Comprendo que es parte de nuestra cultura, pero quizás lo único que me molesta es que haya que inventar historias para justificar un traslado. No digo que el asunto de la salud de mi ex-párroco haya sido mentira, no tengo visión de rayos X, pero sería mucho mejor, para mí, si en estos casos se dijera "Manda el señor Obispo..." y punto en boca. Hasta sería pedagógico para el pueblo entender que el obispo es el que manda. Es más, el Obispo debería tener por costumbre mandar órdenes arbitrarias de vez en cuando a ver cuántos de verdad son fieles y cuántos son "demócratas".

Por de pronto, con mi firma no cuenten. Aunque me muera de ganas de ser yo quien las empiece a levantar.
02/05/13 4:28 PM
  
Gregory
Estoy deacuerdo la misión de un Sacerdote es un ir y venir donde sea más necesaria su labor. Sin embargo cuando los feligreses se pronuncian contra el parroco porque un grupo determinado de personas no se sienten a gusto con él y asumen el nombre de toda la comunidad pare exigir su salida no es justo en verdad. Ni lo uno ni lo otro aunque admito que el Sacerdote antes de todo es un pastor, un mediador.
02/05/13 6:28 PM
  
Luis Fernando
Hay otro factor a tener en cuenta. Al cura que llega a una parroquia tras un traslado con esa polémica, suele caerle un marrón encima de mucho cuidado. Si a la polémica ha contribuido el trasladado, es como para pensar si no sería mejor retirarle durante un tiempo de cualquier encargo pastoral. Para que se lo piense.
02/05/13 8:18 PM
  
jose 2
Confio que el Espiritu evite el cizañar usando palabras gruesas. No se de que barrio de Madrid es el dialecto que usa, pero hay palabras malsonantes que no suenan bien a los que vivimos en Madrid y no hemos nacido aqui y tenemos una edad para que no leer en argot o jerga. Supongo que se refiere en su articulo a la politica del Cardenal Arzobispo de la archidiocesis de Madrid de enviar curas recien ordenados a las parroquias a ayudar al parroco durante unos años. Mi parroquia esta en Madrid capital. Por cierto nunca he conocido un cura al que se le califique con la palabra que Ud ha usado. Supongo que pensara que sigo sin enterarme de sus articulos, pero ahora sigo con la Expo en Radio Maria. In Domino

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Jorge:
Argot, jerga, palabras gruesas? Ahora el que no se entera soy yo. O me entero de todo. Vaya usted a saber.
02/05/13 11:07 PM
  
J. Ronaldo de la Roca H.
Claro, mientras todos estos asuntos se manejen desde lo normado por el Código del Derecho Canónico (un instrumento administrativo-pastoral(?)- hecho por curas, para curas - las cosas serán así.
Quizás llegue un día cuando la comunidad deje de ser vista como "un rebaño", y entonces a lo mejor pueda modificarse algo del mencionado código.
Por otro lado, si un cura ha formado y hecho crecer a su feligresía en el conocimiento, práctica y compromiso de su fe, (una comunidad adulta), estos traslados no revestirían esos detalles de sentimentalismo, sufrimiento y fatalidad que frecuentemente se dan.
03/05/13 4:42 AM
  
pepiño
Vd. es de Madrid.

Conozco una pequeña parroquia de Madrid que recientemente ha venido cambiando de párroco cada dos años más o menos.

En 10 años tuvo 5 párrocos. Ole.

Era curioso, porque podía empezar un grupo de confirmación o comunión con un sacerdote y acabar con otro. Por supuesto, lo corriente es que ninguno de los dos supiera siquiera el nombre de los niños.

Lo peor venía cuando a uno de esos sacerdotes se le cogía cariño y caía en gracia a los padres de los niños u otros feligreses. Parecía que el tema pastoral cogía arraigo. Parecía que se había formado una pequeña comunidad con los niños y sus padres que se encontraban a gusto en la parroquia. Parecía, porque no se tardaba mucho en cambiarle a otra parroquia. Entonces lo único que hacía que los niños perseveraran en la catequesis de confirmación o comunión eran los catequistas.

Menos mal que a los catequistas no se les puede trasladar.

Pero un día los catequistas tienen que dejarlo por motivos de fuerza mayor. ¡Ay amigo!, resulta que después de tanto cambio el cura no es más que un señor que dura poco, que no conocen y con el que no tienen ninguna vinculación. Vamos que la figura de referencia es el catequista. Se va el catequista, ¿y quien les acoge en la parroquia?, nadie. ¿Y que hacen?, se van.

De vez en cuando, oigo a algún sacerdote decir, o casi regañar a los feligreses, diciendo que no se pueden apegar al sacerdote. Que el sacerdote viene y va, y el queda es Cristo. Este tipo de sacerdotes confunde a la feligresía con monjas carmelitas. Se le olvida o no sabe ver que la mayoría de los feligreses son gente con la fe débil, son niños o chavales, son gente que vuelve después de muchos años, son los padres, o son algunas abuelitas fáciles de escandalizar. Y estos necesitan un referente humano, algo perfectamente lícito para ellos, aunque quizás sea criticable en otras almas.

Además se los olvida que esas almas necesitan un director espiritual, que la propia Iglesia aconseja no cambiar. Cuando hay un cambio de sacerdote, a muchas personas se les obliga forzosamente a hacer un cambio crítico en sus vidas. Que, por desgracia, muchas veces el sacerdote que entra, pasa, o no sabe hacer la dirección, y que las almas quedan desamparadas.

Que esto es especialmente dañino para los chavales, que están aprendiendo todo, porque con esos cambios queda la posibilidad de confesarse, pero no de dirigirse.

Que cuando pasan estas cosas, en lugar de poner el dedo en la llaga, se acusa a la parroquia de no servir para evangelizar, que hace falta el grupo tal o pascual - que curiosamente no hacen cambios en sus figuras de referencia -.

Y no me quiero olvidar del propio sacerdote. Más de una vez se le ha cambiado con resultados muy malos para su propia salud espiritual.

Así que cuando los feligreses toman la iniciativa que Vd. dice, en principio no es nada más que eso, una recogida de firmas para hacer entender al obispo que aquello funciona bien. Porque, si el obispo no pregunta, ¿sabe el obispo la transcendencia que tiene el cambio?. Luego él podrá hacer lo que crea oportuno, pero saber lo que opinan los feligreses, y si encima es bueno, no hace sino que ayudar al obispo a tomar una decisión correcta.

"Hay que enseñar a los fieles que el obispo se encarga de apacentar a su rebaño, que tomará las determinaciones más convenientes, y que bajo ningún concepto pueden pensar que nadie anda con intención de fastidiar, hacer daño y cargarse la fe de nadie, más bien todo lo contrario. "

Alguno pensará que hay mala intención del obispo. Por lo general, no. Casi todos sabemos que el obispo es el que se encarga de apacentar el rebaño, pero, oiga, se equivoca Vd., y mucho, si piensa y predica que el obispo es el que toma las decisiones más convenientes, por ser obispo. Luego cuando el obispo mete la pata, la primera excusa que alguien pone es que desconocía la situación. Pues mire, aquí tiene oportunidad de oír alguna opinión más.

"La gente está intoxicada de programas de televisión (...)" ¿Es eso lo que opina de su feligresía?. Cierto es que hay gente para todo, pero por lo general, la gente que tiene una vida activa en la parroquia es gente razonable, gente que Vd. no puede despreciar de ese modo. En España hay miles y miles de parroquias, y no sé si llegan a 5 siquiera los casos que Vd. cuenta que han salido en la tele. No se pase.

¿Sabe lo que puede ocurrir?. Que cuando hay un cambio y la gente de la parroquia está contenta, sobretodo si ha salido de una experiencia anterior mala, a los feligreses no se les da la oportunidad siquiera de dar su opinión, a sabiendas de que es solo eso, un parecer sin poder de decisión. Que a los feligreses no se les da la oportunidad de transmitir al obispo lo contentos que están con Fulanito. Que al final, simplemente tienen miedo, miedo de que las cosas cambien a peor, y miedo bien fundado por otra parte.

Para rematar la faena, siempre hay gente como Vd. que se empeña en quitarles las razones a golpe de insulto. ¿Qué los feligreses no están contentos con el cambio y lo hacen saber?, el cura es un cantamañanas, y los feligreses adictos a tele5. Pero el mal ambiente lo crean otros.

Y aún así le digo que no pocas veces se podrá decir de algunos casos lo que Vd. afirma aquí. Ahora bien, nunca he firmado nada, ni me lo han propuesto, ni se me ha ocurrido, pero créame que si pudiera, yo mismo hubiera ido en persona a entregarle las firmas diciendo que, él decide, pero ese cambio va a hacer daño.

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Jorge:
Algunas precisiones, aunque habría mucho que matizar.
Hablo de la generalidad de las cosas. Cinco párrocos en diez años es mucha tela. Habría que saber qué pasó.
Los feligreses por supuesto que tienen derecho a manifestar su opinión y a hacérsela ver al obispo o vicario territorial correspondiente. No creo que nadie se haya negado al diálogo.
Por otra parte, los feligreses mejor formados, los más colaboradores, los más comprometidos, suelen ser los que saben dialogar y aceptar las cosas con mayor normalidad, y los que siguen al pie del cañón con D. Pepe o con D. Juan.
Cinco curas en diez años... ¿No tendría nada que ver algún cura anterior?
03/05/13 1:30 PM
  
pepiño
Pues mire, el primer cambio fue por que el cura ya estaba muy mayor. El pobre no está para intrigas. Los otros tres cambios fueron por decisiones ordinarias. Salvo algo muy raro que desconozca, y conocía bien a los tres últimos sacerdotes, no había nada fuera de lo normal.

Todo es muy matizable. Pero a veces se crean una serie de estereotipos o de futuros problemas que no existen. Y cuando se habla del modo que Vd. ha hecho, los laicos asumen que discrepar cae mal, y no merece la pena insistir más.

Al menos para la mayoría.
03/05/13 6:53 PM
  
Alvaro
Por una parte, entiendo que el sacerdote no debe instigar ni apoyar una semejante recogida de firmas, ya que ello va contra su deber de obediencia (pretende contravenir la orden recibida con la fuerza de esas firmas).

Por otra, las ovejas no son quiénes para decidir por sí mismas a dónde va su pastor o a quién pone de pastor el dueño del rebaño (que es Cristo a través de sus ministros, en este caso el obispo como cabeza de la diócesis).

Pero tampoco hay que olvidar que las ovejas somos... pues eso: ovejas. Nos encariñamos de las personas que nos quieren, nos duele separarnos de ellas y nos asustan los cambios. No es extraño, pues, que haya iniciativas por las que las ovejas intentemos mostrar ese apego, aunque puedan ser iniciativas torpes o improcedentes.

Además, hay buenos pastores y no tan buenos, hay buenos y malos curas, y las ovejas los conocemos (Jn 10, 14). Con los buenos pastores, las iglesias se llenan, y con los malos se vacían. Si el cura es malo, lo normal es que a nadie le importe que se vaya, pero si es bueno afectará muchísimo más, y aparecerán actos de resistencia como el mencionado de las firmas.

Sé que es en cierto modo egoísta el pretender acaparar para la propia comunidad al buen cura que nos había tocado en suerte, pero también es cierto que con cada cambio se corre el riesgo de ir a peor (y cuanto mejor sea el cura que se va, mayor es ese riesgo de ir a peor), y en las parroquias con peores curas peligran más las almas de los feligreses, abandonados a su suerte como quedan. ¿Qué civil aceptaría sin chistar que a ellos y a sus familias les trasladasen a una zona de guerra donde corran peligro de muerte, pudiendo vivir mucho más seguros y en paz en un sitio civilizado? ¿Qué buenos padres aceptarían sin chistar correr el riesgo de que a ellos y a sus familias les cambien un buen cura por uno malo que les ponga en peligro de perdición eterna?

PD: A todo esto, también creo necesario reflexionar sobre un detalle: cuando mejores cristianos sean los feligreses, más mansamente aceptarán el cambio. Así pues, no serán ellos quienes pongan en marcha este tipo de iniciativas.

Un saludo.
06/05/13 11:20 AM
  
liseth
no estoy de acuerdo que el los cambios sea de un momento a otro sin pesar que quedan obras pendientes tanto de lo externo de la parroquia como en lo procesos de guía espiritual y trabajo de familias en divorcios eso debe culminarlo el párroco que esta es muy difícil confiar y montar nuevamente la vida de uno cuando ya lleva un proceso, no menosprecio el trabajo de todos los sacerdotes pero es fundamental que los dejen terminar .vreo yo y asi ya dejan familias sanas para servir
29/06/18 4:13 AM

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