El niño que no podía ir a misa los domingos
Muy cercanas las fechas de primeras comuniones en la parroquia. Aunque, como es natural, los niños tienen sus catequistas, estos días de forma especial charlamos con ellos mi compañero y un servidor.
Ayer andaba yo con un grupo de doce chavales. Charlando sobre la bondad de Cristo, el amor de Cristo que se les va a dar en la Eucaristía. Les decía que de forma especial, en estos días hasta la primera comunión, necesitan intensificar más las buenas obras, la oración, la asistencia a misa, especialmente la dominical.
Te das cuenta de que cada niño es diferente. Todos escuchan, aunque no todos atienden de la misma forma. Frente a mí un pequeñajo de ojos vivos, brillantes, que notas que se bebe tus palabras y las acoge con todo el corazón. Hasta que de sus ojitos se escaparon unas lágrimas apenas.
¿Qué ocurre? Es que yo no puedo venir a misa casi nunca. ¿Y eso? Mis padres no pueden traerme porque los domingos tienen michas cosas que hacer y como soy pequeño no me dejan venir solo. Me gusta venir, y cuando alguna vez me han traído lo paso bien, pero es que no pueden.
Se me partía el corazón. Porque hay niños que te dicen que no vienen a misa, o solo algunas veces, o cuando pueden ¡ay, Señor! y se quedan tan tranquilos. A este pobre se le escapaban las lágrimas.
Hijos de padres modernos, respetuosos y liberales. Padres que han decidido que sea su hijo, en alarde de madurez, quien decida el día de mañana su opción religiosa, pero eso sí, arrancando de su vida cualquier posibilidad de que lo haga libremente. Lo bautizaron, ellos sabrán sus razones, viene a catequesis una hora por semana y celebrará su primera comunión. Pero el niño, con sus nueve años llenos de ilusiones, apenas conoce lo que es la comunidad reunida para celebrar la eucaristía, el valor de la misa más que de forma teórica, la alegría de ver cómo un domingo cualquiera la gente va apareciendo por todas las calles para celebrar juntos el día del Señor.
Yo tuve mucha suerte. Mis padres, creyentes, practicantes y comprometidos con la parroquia. Servidor, monaguillo desde los seis añitos. Y, sobre todo, el privilegio de vivir en un pueblo donde no necesitabas a nadie para ir a la escuela o a misa. La calle era tuya. Es más, no recuerdo que nadie me llevara al colegio.
Niños de ciudad. En libertad vigilada. Dependientes de mamá o papá hasta para las cosas más simples. Niños que estudian en mejores colegios que una escuela de pueblo con cincuenta o sesenta compañeros y de edades muy diversas. Niños con informática, inglés, deporte, breakers dentales y kumon los martes. Pero niños que jamás pudieron ir a la escuela solos, correr por los prados, hacerse un trineo, revolotear por la iglesia, enfadar al sacristán, beberse el vino de misa o montar en la burra del tío Pedro.
Mi amigo, niño de hoy, es completamente dependiente. Ni a misa puede ir solo. Hará su primera comunión y vaya usted a saber. Es verdad que en el pueblo también pasaban estas cosas, pero al menos lo religioso se hacía presente en mil formas: la fiesta, una procesión, Navidad, semana santa, una boda, o el entierro del abuelo. Quizá se faltaba a misa, pero no se perdía el sentido de lo religioso.
Estos niños de ciudad… que parece que tiene todo y yo los veo como sin nada…
26 comentarios
Será muy complicado encontrar a un feligrés con voluntad y un automóvil que sirva para tal propósito?
Si se pregunta a esos padres, auguro una alta posibilidad a que la escusa esgrimida sea la seguridad.
Jorge: Creo en conciencia que usted ha de hablar con sus padres y explicarles lo importante que es para el niño asistir a Misa, estimando una frecuencia mínima adecuada a su edad.
Dado que estamos en una sociedad consumista caprichosa, donde el deseo lo justifica todo, tienes la "a modo" escusa perfecta: Es el deseo del niño. Habla su idioma.
También tienes, según mi opinión, que incitar al niño a que lo pida: ¿En cuantas otras cosas no está consentido, simplemente para que no dé la lata?
Perdona si soy duro, pero, es que hoy los padres de esta sociedad desviada, cuando sospechan que sus hijos quieren practicar sexo, aunque sea simplemente por su edad, les dan facilidades de acceso a anticonceptivos (preservativos para ellos, pastillas para ellas, que he visto dárselas en engaño, haciéndoles creer que es un refuerzo vitamínico, ya sabe, para prevenir, por incapacidad de educarles (posiblemente basada en la pereza)).
Además, si el niño no ve que sus padres van a Misa es posible que piense que eso de ir a la Iglesia es sólo para la primera comunión, las bodas y los funerales...
Yo digo que el problema, al menos aquí en mi patria, es que los padres de hoy se esfuerzan muchísimo en educar niños, y se les olvida educar adultos. A los 18 años tienen niños maravillosos, encantadores, rebeldes, juguetones y totalmente inmaduros e incapaces de enfrentarse a la vida por sí mismos.
Siento mucho decirle, Maricruz, que el problema no se limita al transporte. Mil veces he ofrecido yo llevar y traer al "niño", que me queda en camino y es amigo de mi hijo, pero sus padres se niegan a que salga "sin permiso" o con "un extraño" (cosa que no lo soy, pero así me consideran). El problema es mucho más profundo. Los padres están emperrados en que lo único valioso en el mundo es lo que rinde dinero, y por eso los obligan a todo lo que dice el padre y les prohíben las actividades "improductivas" como ir a Misa, o montar el burro del tío Pedro.
¿Se podrían rebelar los "niños" de 18 y hacer lo que les venga en gana? Sí. Y no lo duden que lo harán. Y cuando esa generación nos gobierne, que Dios nos ampare.
Das en el clavo de lo que se trata es de la maximizacion de la eficiencia de todas las actividades para obtener algo, generalmente dinero.
La Eucaristía como actividad de contemplatio queda fuera del mundo moderno.
¿Será necesaria una reforma estructural de la Eucaristia como piden algunos, véase el Cardenal Hummes?. A saber, ahora bien el pragmatismo moderno que guía nuestras acciones es incapaz de entender a la Eucaristía.
Pero no todo es así, gracias a Dios. Yo conozco chavales que sus padres no los llevaron nunca a misa, se encontraron con un buen grupo de jóvenes en una parroquia o colegio religioso y hoy llevan a sus hijos a misa.
Odio Eterno al Mundo Moderno.
Y me quedo tan agusto
A la velocidad que avanza la técnica hoy en día, todo lo que los niños aprenden en el colegio hoy será inútil en dos años, quizás menos. En cambio, lo que se aprende en la Iglesia -en Misa, en Catequesis y en los grupos de jóvenes- seguirá siéndoles útil incluso a sus nietos.
Es un error, aún con la mentalidad mercantilista del Mundo Moderno, privar a los hijos de una formación moral. Todo lo que yo hago hoy para ganarme la vida ni siquiera existía hace cinco años. Si yo no tuviera la base formativa (y sólo tuviera la "in"formativa) no habría podido adaptarme al cambio. Gracias a lo que no cambia nunca, "nada me turba, nada me espanta", sé que dentro de un año los retos serán completamente distintos y no sudo ni una gota.
Mi cuñado poco tiempo antes que su hija mayor hiciera su primera comunión me contó muy contento que el "catequista" les había dicho que "no había que sentirse cristianos de segunda por no ir a misa los domingos..." así que muy tranquilo calmó su conciencia y decidió seguir usando su tiempo dominical para relajarse en su casa...
Si fuera que los padres por poner un ejemplo tienen un restaurante seria util la propuesta de alguien que lleve al niño a misa.
Pero si es desinteres y apatia, la cosa se complica
Tal y como he indicado yo no se si ha de hacerse o no. Supongo que por reforma estructural se entiende una Eucaristía adaptada al mundo moderno, que las mentes modernas puedan entenderla.
Ahora bien no puede negarse el hecho de que si se modifica sustancialmente el carácter de contemplatio de la Eucaristía esta quedaría desnaturalizada lo que acabaría con la Fe.
Es desde luego un asunto delicado,.
En mi infancia yo iba solo a la escuela y solo a Misa, cuando no iba con mi hermano mayor o a Misa con mis papás. Y mis papás siempre estuvieron al pendiente de que fuéramos mi hermano mayor y yo, a ambos eventos.
Soy unos 4 años mayor que mi hermano menor. Yo ya salía solo a la calle, a 'vagar' y a 'hacer mandados', cuando el era recién nacido; así que en la pequeña infancia, poco convivimos. Pero mis padres también estaban pendientes de que cumpliera sus obligaciones, y empezó a responsabilizarse desde las mismas edades.
¡Qué diferentes costumbres, aquellas! Los deberes, más que los derechos.
http://www.youtube.com/watch?v=0hJIsVSYREQ
http://www.youtube.com/watch?v=a2wzAG7SYUc
Son dos partes y falta la tercera, Oremos todos por que Dios nos de buenos y santos sacerdotes.
En cuanto a la historia, que quiere que le diga, me parece una cursilada, un niño que quiere ir a misa pero no le dejan... En fin... sinceramente todo esto lo veo preocupante en un niño.
En cuanto al caso descrito en el blog, sinceramente creo que la única fe que puede ser interiorizada a esa edad es la trasmitida por los padres. Sinceramente creo que las catequesis de comunión y de confirmación tal como se realizan en las parroquias es un triste sucedaneo de la obligación de pasar la fe a los hijos por parte de los padres y tienen unos resultados casi testimoniales.
Estoy convencido que si unos padres no tienen tiempo para asistir a la eucaristía y por lo tanto no forman parte de la comunidad parroquial, el niño debería esperar y recibir a su tiempo,y si lo pide, catequesis de adultos.
Lo que quería decir se ajusta perfectamente a lo que dice _juan velasco_
Los padres que dicen que "no tienen tiempo" lo que están diciendo con otras palabras es que no son católicos.
y si se refieren al niño colombiano que juega a decir misa, tomen en cuenta que es un niño huerfano de padre y madre y es la abuela quien lo lleva a misa los domingos y los martes. esto debe motivarnos para promover las vocaciones sacerdotales. DIGO
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