El perdido silencio de los templos católicos
Seis de la tarde en la parroquia. Estoy abriendo las puertas porque en media hora comienzan los bautizos. En ese momento una señora mayor con dos niños que vienen a los bautizos me pregunta que si pueden pasar ya. Mi respuesta: si es para rezar, sí.
No sabemos estar en los templos y me temo que no sabemos estar en ningún sitio. A los cinco minutos de haber entrado en la capilla del Santísimo, los niños estaban corriendo y la señora había encontrado una amiga con la que charlar tranquilamente. Insistí. Silencio total en el templo y en esta capilla de manera especial: aquí está el sagrario. Cinco minutos más tarde los niños, además de correr, habían decido jugar al escondite en los confesionarios con la mayor indiferencia por parte de la abuela. Evidentemente, los eché a todos mientras aguantaba los reproches de la señora porque ya sabe, son niños.
Tenemos un serio problema de saber estar en un templo católico. Mucha gente confunde el templo con el teatro donde se desarrolla una función, de forma que hasta que comienza el espectáculo todo es posible: se habla, se cuchichea, se saluda a los parientes.
Creo que tenemos un problema de fondo en todo esto que es el haber perdido lo que toda la vida se llamó la buena educación, el saber estar. Una persona mínimamente educada sabe comportarse en un templo, el teatro, el cine, una conferencia o un concierto. Pero… Hemos pasado un tiempo en el que la buena educación, eso de las buenas costumbres, se consideró que era algo que coartaba la libertad del individuo y se acabaron las normas más elementales de educación. No es extraño que hable en un templo un niño que no tiene problema en interrumpir por las bravas una conversación entre adultos sabiendo que en ese momento, en lugar de una corrección lo que consigue es que todos callen para atender inmediatamente al mocoso. Tampoco lo es que grite un adulto de esos que dicen a mí me da igual, yo hago lo que me da la gana.
Hace unas semanas estuve en el auditorio nacional escuchando nada menos que el Mesías de Haëndel. Pues durante la interpretación me tocó soportar el sonido de varios móviles y hasta alguien que respondió a la llamada. Por eso afirmo que es un problema de mala educación generalizada.
Otra cosa es lo que se pueda hacer en un templo católico. En celebraciones muy especiales como primeras comuniones o bodas, desgraciadamente poco. Se pueden colocar carteles en la entrada y dar algún pequeño aviso. En celebraciones cotidianas como las misas dominicales, es más sencillito y de vez en cuando hay que recordarlo. Pero sí, hay que ver cómo se ha perdido eso tan simple de la buena educación y cómo nuestros templos parecen tantas veces el cine antes de comenzar la proyección. Algún día vendrán con palomitas.
45 comentarios
Y de esta pérdida, ¿quién ha tenido la culpa?.
Hoy la educación consiste en intervenir lo menos posible en el comportamiento de los demás, para no tener problemas. Así de sencillo.
Aparte de esto, en el caso de los niños, existen varios componentes educativos deletéreos: se les idealiza y coloca en un pedestal, consintiéndoles todo y satisfaciendo todos sus gustos, para dejarlos después solos y entretenidos con cosas, para que no estorben a los adultos, y , de paso, se les sobreeestimula, creando un circuito involutivo.
Los niños, salvo muy pocas excepciones, han sido educados en una absoluta incapacidad de contenerse y disciplinarse, de apreciar el silencio y la serenidad, y de estarse quietos. Son totalmente intolerantes ante el "aburrimiento" (cualquier cosa que no les haga saltar y gritar). Y los responsables principales de esto son los propios padres.
Me vuelvo pesimista y no le veo solución práctica.
Casi pienso que hay que empezar todo de nuevo...
Pero claro, para tener hijos bien educados es necesario que los padres estén también bien educados, y eso hoy es cada vez menos frecuente.
La razón de ello es bastante sencilla: la buena educación consiste en gran medida en madurar la personalidad para, con la fuerza de la voluntad y basándonos en unos principios y valores claros, sacrificarnos por el bien común. Por ejemplo, permanezco en silencio aunque tenga ganas de hablar para no perturbar ni ofender a quienes están en la iglesia, Cristo incluido.
La sociedad actual, en cambio, favorece justo lo contrario: vivir al albur de las pasiones, sin apenas autocontrol y en ese tono general hedonista en el cual YO soy lo importante, y los demás sólo existen para satisfacerme y para mantenerse al márgen cuando no les necesito. Lógicamente, Cristo excluido porque el centro soy YO, no Él.
Y si eso es lo que practican tantos padres, ¿Cómo cabe esperar que los hijos actúen mucho mejor? Por cierto, tampoco es que ayuden las leyes que criminalizan a los padres que tratan de educar a sus hijos.
Lógicamente, los niños son niños y en cualquier momento pueden saltar con cualquier cosa imprevista, pero no es a eso a lo que viene D.Jorge sino a la actitud de infinito pasotismo de los responsables de esos niños, que encima se ofenden si se lo recuerdas.
PD: Creo recordar que el otro día se trató este mismo tema. Para padres con hijos se proponía que fuesen a misa por separado, cada uno dejando a los niños con el que quedase fuera. Si se quiere que los niños conozcan y se acostumbren a estar en la iglesia, que entren todos y se sienten cerca de la salida; si los niños se descontrolan, que se salga fuera uno de los padres, llevándose con él al descontrolado: el adulto que se haya salido tendrá que ir después a misa por su cuenta, y el niño díscolo, naturalmente, tendrá su justo y proporcional castigo, porque sin ese refuerzo no aprende, o aprende al revés (vamos, que aprende que las pataletas son rentables).
Un saludo.
La misa, poco a poco, ha calado en el subconsciente de mucha gente como una función a la que asistimos los domingos por eso de que es lo que hacían mis padres, porque soy una persona 'de orden', o vaya Ud a saber por qué. Eso queda muy patente en el no saludo al Señor al entrar o salir de la iglesia, en la ausencia de gestos de adoración durante la misa (como el arrodillarse durante la consagración, durante la procesión con el copón desde/al sagrario, etc...)
Creo que recuperando la sacralidad en la Santa Misa, la actitud de mucha gente cambiaría. Y para aquellos que pisan la iglesia para bautizos o comuniones, una breve y clara nota antes de empezar la misa y suficiente. Y si a servidor lo tachan de borde, cualquier cosa por poder despertar la conciencia de la gente en la casa del Señor
Un abrazo
La pregunta es: Por qué los sacerdotes no siguen las rúbricas? Desde las escritas IGMR hasta el Redemptionis Sacramentum. Un cumplimiento escrupuloso de las mismas son las ceremonias del Papa y que no parecen muy difíciles de seguir y que sin duda harían un gran bien en la recuperación del sentido de la misa y la disposición de fieles y sacerdotes en ella
Yo tengo cinco hijos. Mi mujer y yo hemos pasado las de Caín al llevarlos a la Iglesia. Cantidad de veces he tenido que soportar giros de cabezas hacia nosotros con malas caras de viejecitas, una incluso llegó a decirme ¡ya no se puede ni escuchar Misa con esta gente! a lo que yo (que tengo el defecto o acierto de ponerme de muy mala leche cuando "tocan" a mi familia) le dije "lárguese a la primera fila que está vacía y atienda a lo que tiene que atender".
Por si alguno que no tiene hijos lo ignora, le informo que es muy jodidillo pasarse una Misa en la última fila como un paria, sin escuchar la mitad de las cosas, por que estás más atento a las jaimitadas que puedan hacer cinco niños pequeños para que no molesten a nadie.
Un día hablé con el cura para ver si podíamos habilitar una cámara con cristal para encerrarnos los padres con sus monstruitos y al aparecer no lo permitía Patrimonio.
Los niños son niños, les puedo asegurar que les trato de inculcar una buena educación pero no todo se puede controlar. Por ejemplo, hace dos domingos, uno de mis hijos (4 años) lo descubrí con la almohadilla del confesionario como si fuera una tabla de surf por un pasillo de la Iglesia.
Así que tranquilidad Sr. Cura, no todo el mundo podemos colgarle cinco hijos a una asistenta para ir a Misa.
Uno de los errores que podemos padecer si alguien habla cerca de nosotros, hacerle callar "shssss", yo me di cuenta, hace muchos años, me comportaba así, era cosa del diablo, para que yo tampoco estuviese atento a la Santa Misa, y miraba para atrás, para hacer callar a alguien. Alguien me dijo, "nunca me habían llamado la atención hasta ahora". Ciertamente hay que ayudar a las personas haciéndolas callar, pero sin malas caras, sino con caridad, con amor fraternal, si no calla, no debe angustiarnos, pero si calla, tampoco pensemos en ello, y continuemos con nuestra oración.
Pero surge otro problema, que podría ser que un sacerdote entable una conversación con otras personas en la misma capilla, y las hagan reír, tampoco esto debe enturbiar nuestra oración, sino centrarnos. Porque no todos están interesados por la espiritualidad radical, y prefieren la medida del insolente hombre viejo. Nosotros sigamos dedicándonos al Señor. Puede que el tentador venza fácilmente a otras personas, pero no tiene que hacerlo con nosotros si nosotros no queremos.
Ya había referido, lo de la corrección con caridad, si es que la persona está a nuestro lado derecho o izquierdo, pero si lo tenemos detrás, nosotros no podemos desviar nuestra mirada del Sagrario.
El deber de corregir debe comenzar por el sacerdote, yo admiro a esos dignos sacerdotes, que por amor a Cristo y a las almas, cuando tienen que corregir no dejan pasar el tiempo, sino lo hacen como un bien para esa alma.
Tengamos el recuerdo de aquellos que nos enseña Jesucristo, muchos son los llamados, más pocos los escogidos, y para no perder la oportunidad de ser escogidos por el Señor, necesitamos también orar por el bien de todos nuestros hermanos y hermanas, que no saben nada de comportamiento de la Santa Misa, que no quieren aprenderlo para nada, podría ser que algunos por la Gracia de Dios, digan sí al Señor y cambien su vida.
No caigamos en la tentación del "shssssst", miremos mejor lo que hay en nuestro corazón, porque lo que se trata de crecer en la fe y vida de santidad.
Uno de ellos, es que los templos están diseñados para "otros tiempos", tiempos en los que el templo era el edificio más adornado del pueblo, con sus retablos brillantes, sus pinturas gigantescas, mucho oro y candelabros titilando por todos lados, coros y órgano majestuosos. Seguro que no costaba antes "entretener" a niños y adultos con semejantes despliegues "audiovisuales". Hoy día hasta el templo más suntuoso está descuidado, el órgano ya no suena, las pinturas están oscurecidas y abundan los minimalistas donde un caracol se aburriría, no digamos un niño.
Por otro lado, también hay que reconocer que la cultura del "entretenimiento" se ha colado hasta en los templos. Desde que llegó el primer micrófono hasta las pantallas grandes de circuito cerrado que ya se van haciendo comunes, no es raro que la gente -niños y adultos- pidan cada vez más "show" y eso es una carrera que no acaba nunca.
Si sumamos un pueblo en el que la Misa ya no es el acontecimiento más importante de la semana, con una ceremonia que no ha sabido responder del todo -50 años más tarde- al "aggiornamiento" que pedía Juan XXIII, la consecuencia es evidente.
¿Qué haría yo? Ceremonias más cortas para aprovechar el "attention span" de la gente, y mayor variedad de acercamientos a Dios. La capilla de adoración es ideal para quien desea pasar horas de silencio, pero no es para niños. Los sermones 100% orales con palabras raras son excelentes para fieles comprometidos, pero no son para el pueblo llano. Y con mucha pena las puertas abiertas media hora antes ya no funcionan ni en los estadios.
Todo se puede ajustar a los tiempos que vivimos sin violentar al pueblo, ni a la liturgia que es lo más importante.
Al contribuir al ruido, si se van al frente quitarán la atención a todos los de atrás, si además no se arrodillan, también la visibilidad.
Conozco un grupo que en su Misa, antes de empezar tienen verdadera tertulia, si además dan la espalda al Sagrario, no importa. A la hora de la paz, una fiesta. Ya es formación.
Y sí, yo ya he visto que llegan con palomitas de maíz, con chicles y otras cosas para comer. Hay que saber qué es la misa para ir con el debido respeto y moderación. Los niños son niños, sí, pero tienen padres. Yo he visto padres de familia que pueden controlar a sus hijos con cariño y firmeza.
Cariño y firmeza no son opuestos, por si acaso. Cariño y firmeza más bien son compuestos de la buena educación.
Dos ideas:
- De la misma manera que se hace en los teatros o en el cine avisar antes de empezar la misa -siempre- que hay que apagar los móviles.
- Antes y después de la misa poner música religiosa vocal, que eleve las almas al cielo y que silencie el ruído de las conversaciones.
Saludos.
Vomitivo.
Sábete que yo soy padre de más hijos que tú, que los he llevado a todos, todos los domingos de la vida a misa y que jamás - léete esto: JAMAS- hubo nadie que me reprochara absolutamente nada de mis niños. Al contrario, nuestra familia era el centro de los comentarios de tus odiadas "viejecitas", que venían a saludarnos, encantadísimas, a la salida.
Es claro que no solamente no has sabido educar correctamente a tus hijos sino lo que es peor, no eres conciente de tus carencias. Eres de los que proyectan en los demás las propias fallas.
PD: He conocido en mi parroquia a gente como Ricardo F., cuyos hijos hacían de la misa un calvario, para ellos y para los demás. ¿Y saben una cosa? Me he terminado finalmente de enterar que por detrás nos criticban a mi esposa y a mí, acusándonos de ser "opresores" y "tiranos" de nuestros niños.
Que eso es lo que entienden por buena educación ciertas mentalidades modernas.
Una familia conocida por mi, lleva todos los domingos a misa a sus seis hijos desde que fueron naciendo, son un ejemplo, ninguno habla, ninguno se levanta.. bien criados.
Como dijo un comentarista mas arriba.. no tienen idea de la presencia del Señor en el Sagrario, por ello, no respetan.."Nadie defiende lo que no conoce".
Y habrá que insistir en esas normas y buena costumbre.
+
Me parece que estás meando fuera del tiesto, amigo.
Me alegra que tus hijos tengan una "educancia" tan elegante como la tuya, pero les deseo más prudencia de la que muestras tener.
Yo no sé cómo las montan los bebés sudamericanos, pero los mío a veces lloran y hay gente que les molesta cualquier ruido (sobra ya decir que la solución es entrar y salir hasta que pare de llorar).
Vomitiva es tu imprudencia, tú no me vas a enseñar a educar a nadie y no escupas mucho para arriba: quizás te vengan a llamar la atención de ellos ya de mayores cuando a mí me la reclaman de bebés y de niños de 4 años.
¡Viva Inglaterra y las Falkland Islands!
Mi técnica mientras mis hijos fueron pequeños consistía en situarme cerca de la puerta, y salir tan pronto como empezaban a llorar o hacer ruido.
Y no es (sólo) problema de falta de educación, sino de falta de fe y de sentido de lo sagrado, como han señalado algunos arriba. Recuerdo que en mi infancia no era así; recuerdo más recogimiento en las iglesias. Vamos cada vez peor.
Pongo ejemplos: una vez mi abuela que en paz descanse me dijo: "cuando yo era joven también nuestros abuelos se escandalizaban de sus nietos",
Mis padres me dicen habitualmente: "tu abuela se quejaba de que no sabíamos educar a nuestros hijos, igual que yo me quejo de que no sabéis educar a los vuestros".
Se soluciona con ponerse en la piel del que tiene hijos, intentando ayudar y no siendo parte del problema. Igualmente, se soluciona por parte de todos, intentando no molestar al resto con nuestras actitudes, o con las actitudes de quienes dependen de nosotros; todo es ponerse en lugar del otro, sencillamente. Pues tan mala educación es "dar la nota", como quejarse en voz en grito en mitad de cualquier templo de las actitudes de los niños/móviles, etc.
Este tipo de situaciones nunca son sencillas, y siempre exigen una cierta tolerancia por parte de todos. Desde luego, no es normal volverse contra los padres al primer ruido que haga el niño, como se comenta de algunas beatas y de algunos sacerdotes, pero tampoco es de recibo ver, como he visto yo, que el padre le deje el móvil o la consola portátil al niño para que se pase la misa jugando (y distrayendo a todos los de alrededor), o que los padres sigan en la iglesia después de muchos minutos de berrear el niño, cuando todos vemos desde hace rato que ya no hay quien le controle... o que en lugar de salirse con el niño incontrolable, le propinen un cachetazo nada discreto en mitad de la ceremonia, desatando el inevitable recital de alaridos, que cualquiera diría que en vez haberle caido un cachete se le estuviera desollando vivo (y ahí sí, los padres suelen salirse llevando el niño a tirones, a rastras o en volandas y pataleando).
Como digo, lo que D.Jorge critica en la entrada de hoy no es tanto la inevitable inquietud de los niños (ojo, que un niño educado se mueve mucho menos que uno maleducado, síndromes de hiperactividad aparte) cuanto la actitud de pasotismo de muchos padres ante la actitud de sus hijos, al grito de "déjalos, que son niños".
Me habla vd de la familia numerosa, pero lo normal es que no se tengan todos los hijos a la vez, de modo que los habrá más mayores (y ya capaces de comportarse) y más pequeños (que serán normalmente los más incontrolables). Así pues, si uno de los padres se tiene que salir con uno o dos niños que arman jaleo (no es tan raro que alboroten dos por empezar a pelearse), no tiene por qué haber inconveniente para que el resto de la familia se quede. Lógicamente, no pretendo que los padres se salgan al primer ruidito del niño, pero sí que lo hagan cuando se ve que no va a haber forma de calmarle, cosa que muchos NO hacen. Que es más deseable que estén todos no lo pongo en duda, pero si el hecho de mantenerse les impide seguir la liturgia a ellos y al resto de los fieles, entonces es obligado sacrificarse y hacer lo que se ha de hacer.
Lógicamente, todo lo que se ha comentado sobre faltas cometidas por los adultos, entiendo que casi siempre se debe a la mala educación, y ahí incluyo también la respuesta desabrida que muchos dan a esos padres responsables que sí están intentando controlar la situación pero se ven desbordados.
Desgraciadamente, el sentido común es el menos común de los sentidos, y eso se cumple tanto para muchos padres como para muchos que no son capaces de entender a esos padres.
Un saludo.
Claro que los niños son un coñ... y hacen ruido. Yo creo que ya nadie se acuerda de niño. Yo si.
Si los niños no van a misa, ¿como se va a transmitir la fe?.
Eso no quita que es verdad que hay una cierta desacralizacion y por lo tanto una falta de respeto generalizada. Pero los niños se les intenta educar y hay niños mas rebeldes que otros.
Ya nadie se acuerda lo que dijo Cristo: dejad que los niños vengan a mi, no se lo impedais. Pues eso es lo que veo en algunos comentarios, que algunos impiden que los niños se acerquen a la Iglesia.
Y lo de hablar en el templo supongo que depende de lo que se este celebrando: no es lo mismo una catequesis en el templo, que una eucaristia, que una boda, que un entierro, que una adoración al Santísimo, una reunión parroquial, etc.
Desde hace 50 años nuestros pastores hacen lo posible y con bastante frecuencia lo imposible para que cada dia los fieles pierdan mas y mas el respeto a Dios y Su casa.Se empezo quitando los reclinatorios para que los fieles no se arrodillaran durante la Misa y lo mas grave para Comulgar,el Santisimo se quito del Altasr amyor para meterlo en un rinconcito lateral!!!!!!!!!!!!!!!!!!siguieron unas musicas horribles,con letras de dudosa doctrina,se abandonaron los confesionarios y son una rareza los sacerdotes que se meten dentro muchos de los cuales es solo por 15 minutos, la liturgia se lleno de abusos, unas senoras empezaron a revolotear por el altar,(normalmente vestidas inadecuadamente)empezaron leyendo la epistola(normalmente muy mal)siguieron leyendo cada vez mas textos,ademas de introducirnos a la Santa Misa y cada parte de ella con una especie de parlanchina que quiere ser una especie de catequesis fuera de lugar y de ambito,en un trajin interminable, ahora yo, lo siguiente tu,etc., hoy distribuyen la Comunion junto con el sacerdote, haciendo que al final este parezca una especie de invitado a la ceremonia.Abusos insufribles y continuos han banalizado la Liturgia de una manera sacrilega. El pecado dejo de existir. Alguien oye en una homilia hablar de la recta doctrina? de los fundamentos de nuestra fe? De las obligaciones de un cristiano? del pecado,la condenacion, el diablo,la obligacion de confesarse, el no poder comulgar si se esta en pecado mortal,? yo desde luego no, y vivo entre España y el centro de la cristiandad. Lo que hace que millones de fieles comulguen sin confesarse, todos santos estos nuevos cristianos, ¿como les llaman ustedes? ah, si,cristianos adultos.Claro que para encontrar un sacerdote dentro de un confesionario, se las trae.A Jesucristo se le ha convertido en una especie de amiguete que dijo que se hiciera una reunion los Domingos para que recordemos una cena (o banquete) que dio hace algun tiempo, que la gente no sabe muy bien para que,y nadie, desde el celebrante que pasa un rato en una homilia, rara vez preparada y edificante, mas unos minutos mas para meditar sobre lo que ha dicho ( que seria interesante saber el porcentaje de edificados con su contenido),parece dar mucha importancia a lo que sigue, pues la Comunion se da a todas velocidad como si se repartieran hojillas de publicidad y despues no se pasa ni un segundo de recogimiento para hacer recapacitar a los fieles sobre Quien han recibido,no,alli llegan las prisas, corre, corre, a ver si terminamos. Por otra parte dentro de las Iglesias se puede hacer de todo, conciertos, conferencias, ir medio desnudos, no solo entrar asi en un templo, sino ir incluso a Comulgar, sin que nadie diga esta boca es mia.Enfin Padre, si se ha sacado a Dios de las Iglesias,y del corazon de los fieles desacralizando y banalizando todo lo relacionado con El, con Su dotrina, con Su culto, con su Adoracion, con Su respeto, como es que les sorprende
que los fieles bombardeados año tras año con estas actitudes, (donde hasta los sacerdotes pasan delante del Sagrario sin hacer una genuflexion, no hablemos de las famosas señoras y de los fieles en general que ya ni se les pasa por la cabeza),puedan distinguir una Iglesia de una plaza publica y por lo tanto comportasrse a la altura?
- Que los adultos que se despreocupan de unos niños que jamás asisten a una misa, no es porque los niños estén maleducados, sino que NO ESTÁN educados. En estas celebraciones (bautizos y comuniones sobre todo) asisten muchos niños que nunca van a Misa, por lo que no es sorprendente su actitud irrespetuosa.
- Que muchos de los adultos que asisten a estas celebraciones (me refiero sobre todo a Bodas, Bautizos, Comuniones y Funerales) normalmente no pisan la Iglesia, y son ocasiones excepcionales para que muchos alejados reciban una Palabra, una semilla que en algún momento pueda acercarles a Dios y a la Iglesia.
- Los niños de familias creyentes, muchas veces familias numerosas, suelen portarse bien, si les has transmitido en familia la importancia de la Eucaristía. Nosotros asistimos siempre juntos a Misa, y aunque a veces hay que tener un poco de paciencia con ellos, yo creo que demasiados adultos se pasan con sus recriminaciones.
Seguro que recibirían una buena reprimenda de Cristo.
"Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos" (Marcos 10, 14-16).
Se sientan en la primera fila acompañados de los maestros de niños para que no pierdan detalle y puedan preguntar las dudas después a sus padres o maestros. Si el sacerdote lo ve oportuno les pregunta durante la homilía para que vayan aprendiendo.
Es curioso, pero no suele haber problemas con los niños. Otra cosa son los móviles. :-)
María Valtorta describe cuando Nuestro Señor dijo." dejad que los niños...", es hermoso el amor conque los niños se acrcaban a El, no para corretear alrededor. Eran cautivados por Su Presencia, que ahora toca a los mayores tramitir pero primero aprender.
Pero bueno, los esfuerzos para que se quedaran quietos, para no molestaran al resto de los feligreses, estoy segura que valen la pena. Los padres podemos ofrecer este sacrificio al Señor, y una familia rezando unida es un testimonio para el mundo de hoy.
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