Católicos ultraconservadores
Reconozco mi mala suerte. Ayer un comentarista me llamaba “ultraconservador”, lo que me hizo solicitarle amablemente si sería posible que me explicara la diferencia entre católico ultraprogre, progre a secas, católico sin más, conservador, ultraconservador y cavernícola. Nada, que no hay forma. Y eso que lo he intentado varias veces con personas diferentes. Lo único que consigo es que además de ultraconservador me llamen facha.
Todo esto me tiene muy deprimido, porque si me dicen que estoy equivocado en una cosa, pues se ve, o si patino en algún punto de dogmática o moral se revisa. Pero claro, si me dicen que mi problema es ser ultraconservador y no me explican lo que es eso, pues átame esa mosca por el rabo. Es como si yo en respuesta le digo que su problema es ser ultraprogreantiatchís. Toma esa. A ver cómo me responde.
Jamás entendí lo de ser progre, carca, conservador o ultramontano. En serio. Lo que servidor cree es que en la Iglesia hay cosas opinables y cuestiones cerradas. Por ejemplo, si uno está a favor del aborto, no acepta el primado de Pedro, afirma que los sacramentos es igual que sean siete o tropecientos, niega la presencia real de Cristo en la eucaristía, y sostiene que es exactamente igual ser cristiano católico que animista, no es que sea progre, es que está fuera de la comunión de la Iglesia. Pero igual de fuera que el que afirma que la sede apostólica hoy está vacante porque Benedicto XVI no es un papa legítimo o no reconoce la validez de un concilio ecuménico como es el Vaticano II. No es un ultra, es un no católico.
Luego hay cosas que sí son opinables, por ejemplo las que corresponden a derecho positivo. Uno puede ser partidario de que la casulla no sea obligatoria para celebrar la misa, puede estar a favor o en contra del celibato opcional, pensar que sería conveniente un concilio Vaticano III, entender que se debería acabar con el indulto que permite comulgar en la mano, apoyar el regreso de la lengua latina para toda la liturgia de la iglesia o una revisión del sentido de las conferencias episcopales. Nada que objetar.
En la Iglesia se supone que todos deseamos lo mismo: alcanzar la santidad y anunciar el evangelio a todos los hombres. Y en esto siempre discuten doña prudencia y doña audacia. Doña prudencia, que es virtud cristiana, anda siempre preocupada con dar pasos seguros, con no cometer errores, con ir despacito, con no perder el tesoro de la historia y la tradición. Doña audacia, que también puede ser santa, es combativa, amante de arriesgar, urge a no tener miedo aunque pudiera haber algún tropezón.
Hay personas que, por su propia naturaleza son más amigas de doña prudencia. Otros se llevan mejor con doña audacia. Aunque en verdad lo normal es que cada uno trate un poco con las dos. De ahí a sacar etiquetas con tu ultraprogre, tu superconservador, tú cavernícola, tú titiritero, la distancia es enorme.
Y tú Jorge qué eres, ¿conservador o progresista? Intento ser buen cristiano en el seno de la Iglesia, que no es poco, como todos, supongo. El resto, ganas de colgar etiquetas.
32 comentarios
Muy de acuerdo en revisar el papel de las conferencias episcopales.
en España hace un daño impagable,vinculandose al PP de manera nauseabunda,
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Jorge:
Tiene razón, ya está corregido.
En la Iglesia o se es católico, o no se es. Pero cuando alguien, desde fuera o incluso desde dentro, pretende catalogar a un católico de ultraconservador, ultracatólico o se define como católico progre realmente me da la risa.
Ni Lefebvre ni Masia, o se es católico o no se es.
Si uno ve la historia como constante evolucion y desarrollo, progresista es aquel que no quiere poner barreras a los tiempos presentes.
El conservador seria mas bien prudente, no muy desarrollista.
Ahora bien, la dialectica hegeliana es muy útil para comprender la naturaleza, la sociedad, la cultura...en el momento en que tienes un corpus doctrinal inamovible ahí no hay evolucion que valga.
En lo referente al derecho positivo si que hay lugar al evolucionismo. El problema es que a dia de hoy el binomio conservador/progresista encierra una valoración axiológica. Ser conservador es malo y ser progresista bueno y eso no es así.
En resumen,
Cuestiones de Fe, el que quiera desarrollo y evolucion que espere sentado.
En lo referente a derecho positivo para evitar juicios axiológicos, divivdiria a los católicos en dos polos extremos: evolucionistas y antievolucionistas. Considerando la amplia gama existente entre ambos polos.
Y no crea que exagero, porque de que los hay, los hay. Ya alguna vez los ha comentado mi párroco en Misa (siendo ipso facto condenado al infierno por "progre" y atreverse a tratar tales temas en público), sobre confesiones que oye de gente que se acusa de morder la hostia, distraerse con el llanto del bebé o derramar inadvertidamente una gota de agua bendita.
Y entre el ultra y el progre, caben las demás etiquetas, según el punto de vista de cada quién. Desde el que sigue siendo católico devoto aunque jamás se confiesa hasta el que se siente infiel porque el jueves hace tres años faltó a la Misa porque estaba sufriendo un ataque cardíaco.
Lo curioso de las etiquetas, es que como las que llevan los frascos, no se pueden leer de dentro para afuera. La etiqueta la pone otro y uno sólo puede suponer qué dice la propia. Al menos, eso creo yo, "católico sin más" :) .
Pero usted, frente en alto. Mmientras, que lo llamen como lo llamen y que siga contento y en paz, es lo que necesitamos.
De todas formas, aquí no valen medias tintas como dijo el Jefe: recoges o desparramas. Todo lo que medie entra ambos extremos es mediocridad o tibieza mortal que merece un vómito en la cara.
EGO OS ABSOLVO D. JORGE Y A TODOS LOS ULTRACONSERVADORES DEL MUNDO POR HACERLO TERRIBLEMENTE INSOPORTABLE BAJO PESADO YUGO DE CRISTO.
A veces es necesaria la etiqueta para hacerse entender. Por ejemplo es una realidad que existe una "izquierda eclesial" que son los "progres" aunque es mas exacto llamarlos "zurdo-progre". El ultracatolico se supone es de "derecha eclesial". Se convierte en problema cuando se olvidan que son cristianos y amparandose en la libertad de conciencia la etiqueta la convierten en bullying...Es como dice Juan Mariner, me hace reir tanto infantilismo de hombres y mujeres maduros que hace rato pasaron la barrera de los cuarenta...
Ya se ira enterando, padre Jorge, y me da mucha curiosidad que escribira usted al respecto con su estilo tan particular.
Respecto de nosotros: pecadores.
Respecto Dios:Santo.
Otras etiquetas, van y vienen con las marejadas del mundo, como la fama que espuma y se desvanece, en un tiempo suenan, en otro silencian.
Pero también le doy una opinión sobre lo que yo entiendo por ultraconservador: aquel que pretende ser más papista que el papa; que lucha por callar a todos los que se atreven a opinar diferente y los destierra al infierno inmediato de lo progre, que defienden a ultranza la inquisición moderna, es decir que ataca frontalmente todo lo que no sea de lo suyo, que culpan a la vida religiosa y a los que ellos definen como "progres" de la falta de fe de la sociedad actual. Que se olvidan del contenido de fondo, porque lo importante para ellos es lo formalista, lo pomposo,... Viven obsesionados con la sexualidad, especialmente con las tendencias homosexuales y lo legalista.
Ah... defienden a cierto Partido en el gobierno pese a recortes, más recortes, más recortes, y tienen la callada por respuesta cuando en algo más de año de legislatura no ha cambiado ni una coma de la famosa ley de sistema de plazos en el aborto, y no creo que lo haga.
Bien, "conservador" significa "favorable a la continuidad de las estructuras vigentes y defensor de los valores tradicionales" y "ultraconservador" es, simplemente, muy conservador. La palabra que a usted le gusta usar, "progre", es coloquial por "progresista", que quiere decir "de ideas políticas y sociales avanzadas enfocadas a la mejora y adelanto de la sociedad".
Siempre un placer serle de ayuda.
Por cierto, ayer le llamé "ultraconservador" dando por supuesto que usted considera que esa palabra es un piropo, pero si le molesta, ya no lo haré más.
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Jorge:
Sigo sin entender nada.
Por ejemplo, no sé cómo se mide si una idea política o social es avanzada, no conozco el avanzómetro. Tampoco tengo un mejorómetro que me defina cuándo una sociedad mejora y adelanta.
¿Lo de conservador podría ser por ejemplo el gobierno cubano?
-Catolico ultraconservador: lo que antiguamente se llamaban ortodoxos respecto a la doctrina, fieles al Papa en TODO, defensores de la vida, los que tienen familias numerosas, los que defienden su fe en publico, etc; osea los catolicos que incordiamos (segun el mundo claro) (generalmente califican asi a TODOS los movimientos eclesiales).
-Catolico a secas: lo que nosotros denominamos cristiano tibio, este ni molesta ni nada ya que no es una amenaza (en realidad este no seria ni catolico, pero en fin, todos sabemos que son los tibios.
-Los catolicos progres: lo que se denominaria HEREJES, todos aquellos que van en contra de los dogmas y la propia Iglesia: defensores del aborto, del matrimonio homosexual, de los anticoceptivos, de las relaciones prematrimoniales, del divorcio, que si la Virgen no fue Virgen, que si Jesus estuvo casado, que si la Trinidad no existe, etc.
Conclusion: si el mundo te llama ultraconservador, estate contento porque quiere decir que estas en buen camino; si te llama catolico a secas, conviertete rápidamente y si te llama progre, conviertete pero todavia más rapido.
Porque conservar íntegro y sin mácula el Depósito de la fe, necesaria para nuestra justificación y salvación, es la misión esencial de la Iglesia. Y ahí no hay reservas ni excepciones.
Porque aspirar a que todos los bautizados, laicos y no laicos, seamos santos (o en palabras del Señor "perfectos") es tarea irrenunciable de la Iglesia. Y ahí tampoco hay reservas ni excepciones.
Por eso, el día que deje de ser "conservadora", ya no será la Iglesia de Cristo, sino del Anticristo.
Y por eso el día en que la Iglesia, vencida por la impotencia de ver cómo el pueblo de Dios cada vez es más mediocre espiritualmente, rebaje la exigencia del Señor de perfección, ya no será la Iglesia de Cristo sino del Anticristo.
La etiqueta se usa sobre todo como insulto y resulta imposible de argumentar porque es un acto visceral que no responde a más proceso lógico que la no adscripción del etiquetado a las soflamas del etiquetante.
La descripción, en cambio, se usa de forma mucho más serena y puede argumentarse perfectamente porque es un acto racional que responde al análisis lógico de quien es descrito, de sus actitudes, afirmaciones, simpatías, etc.
Así pues, D. Jorge, desengáñese: ni uno sólo de quienes le llaman "ultracatólico" o "ultraconservador" podrá explicarle por qué se lo llama o en qué se diferencia de un "católico" a secas, simplemente porque no lo saben. Es una reacción visceral que han aprendido con el método de Pavlov, y no tiene más vuelta de hoja.
De hecho, la presencia del prefijo "ultra" deja constancia de la radicalización de quien lo usa, y a mayor radicalización, mayor visceralidad e irracionalidad.
La lástima es que estos elementos hacen que uno envejezca demasiado pronto.
Total, siempre se ha dicho que los "radicales libres" eran malos para la piel... :-)
Un saludo.
El tema global del fundamentalista es que ve al mundo en blanco y negro, con poquísimos, si acaso, grises intermedios. A esto le acompaña una tendencia hacia el literalismo. Si las escrituras dicen que Noé construyó el arca, que juntó a una pareja de animales y que navegaron por todo el mundo mientras ocurría un diluvio, entonces ocurrió así. No hace falta preguntar cómo; pasó, independientemente de que concuerde o no con la lógica y conocimientos actuales sobre los animales, las inundaciones, naves antiguas, o geología histórica.
Un elemento importante de la mentalidad fundamentalista es la repulsa del modernismo. Los valores occidentales contemporáneos son inconsistentes con los valores de Dios y con su voluntad para la humanidad. El deber del pueblo es adorar a Dios, y no ignorarlo o ridiculizarlo. Las reglas de Dios están claras y tienen que ser cumplidas y respetadas, no violadas. Como resultado, los fundamentalistas tienen puntos de vista muy conservadores en asuntos sociales. Los fundamentalistas creen que varios elementos de la cultura occidental, como la discusión del sexo y los papeles de ambos sexos, están desarmonizados con la voluntad divina. A Dios no le gusta, no lo tolera, y tampoco les gusta o lo toleran los devotos de Dios.
¿Pero cómo puede cualquier cristiano estar en desacuerdo con el siguiente comentario: «Dios debe ser adorado, respetado, temido y obedecido por encima de todas las cosas. Las demás consideraciones son secundarias»? Si Dios es Dios, el supremo, omnipotente, omnividente creador y Señor de todo, ¿cómo podemos hacer otra cosa que no sea poner a Dios primero?
El problema con el fundamentalismo no es que los fundamentalistas pongan a Dios primero. El problema es que no ponen a Dios primero. Ponen un entendimiento particular, simplista, limitado y humano de Dios por encima de todo. En la mayoría de los casos, la descripción fundamentalista de la voluntad de Dios para la humanidad es que Dios quiere que las cosas sean como eran antes. Las leyes divinas son las que nos enseñaron desde niños. Los fundamentalistas entonces no son ni cristianos ni islámicos, sino defensores de la cultura, dedicados a mantener «todo lo que consideramos bueno».
En este aspecto, los fundamentalistas son mucho más parecidos a los fariseos que a Cristo. Cristo era un revolucionario cultural y social que no cumplía con las convenciones de una sociedad formal, vulneraba las leyes religiosas constantemente, se asociaba con «indeseables» y por lo general desafiaba el vacío y la superficialidad de las tradiciones y creencias de la sociedad. Cristo fue crucificado, por lo menos parcialmente, por ser un modernista y un relativista ético. Si Cristo viniera a vivir con nosotros en el siglo XXI, sería crucificado de nuevo, no porque le odien, sino porque no sería reconocido.
Un problema principal del fundamentalismo es que los fundamentalistas creen que saben cuál es la voluntad de Dios para la humanidad. Creen que saben la verdad, que su entendimiento es exacto y que no puede haber cuestionamiento o acomodo. Su postura es «absolutamente innegociable». Creen que saben lo que es bueno, malo e inmoral. Como dice el Dr. Neilsen, esto se debe a una tendencia hacia el literalismo. El literalismo, sin embargo, es utilizado por los fundamentalistas como una excusa de la rigidez de sus creencias. Se les ha dicho que sus creencias son la verdad porque son literales y proceden directamente de la Biblia y por lo tanto no pueden ser cuestionadas. Sólo hay una interpretación permitida de la Biblia: la que les han enseñado.
Tener creencias firmes es una cosa. Todos tenemos preceptos que no queremos cambiar o evaluar. Todos creemos en algo y no nos podemos plantear todo constantemenet. Pero el fundamentalismo se pasa de la raya y se vuelve peligroso cuando los fundamentalistas se niegan a que los demás tengan creencias diferentes a las suyas. Es obvio que aquellos con personalidad fuerte se negarán a acomodar sus creencias. Pero los fundamentalistas consideran un acomodo permitirte creer en lo que quieras si es que es diferente a sus creencias.
El fundamentalismo es incompatible con la libertad de culto. La base de la libertad religiosa es el respeto a otros que no coinciden contigo. Para tener libertad de religión, se ha de respetar el derecho ajeno a discrepar contigo. Por ejemplo, los cristianos que creen que puedes «caer en desgracia» (o sea, perder tu salvación) deben permitir a otros cristianos creeer en «seguridad eterna» (i.e., una vez salvado, estás salvado para siempre), y viceversa. Debido a las raíces tradicionales de Estados Unidos, el concepto claro de libertad religiosa se ha desarrollado lentamente. La necesidad de respetar las creencias ajenas todavía no es entendida por una porción importante de nuestra población. Todavía hay muchos «Cristianos» a los que no les cabe en la cabeza la vergüenza e incomodidad del niño judío o musulmán que tiene que estar callado en la clase mientras el maestro reza en el nombre de Jesús.
El fundamentalismo es incompatible con la democracia. Obsérvese las naciones islámicas, donde un régimen fundamentalista (como el ayatola o El Talibán) se ha apoderado del gobierno. La democracia se basa en el concepto de que personas de diferentes creencias y cultura puedan vivir juntos en paz si se respeta el derecho ajeno a estar en desacuerdo. Es una característica de la democracia que la mayoría manda. Pero eso no quiere decir que la mayoría haga lo que le dé la gana. Para que la democracia sobreviva, la mayoría debe proteger los derechos de las minorías. Para que la democracia perdure, la mayoría debe tratar a las minorías como ellos quisieran ser tratados de ser la minoría. Los fundamentalistas no pueden permitir que eso ocurra. Para ellos, los que creen y se comportan de manera diferente a la de ellos están equivocados y a «Dios no le gusta, Dios no lo tolera y tampoco lo hacen sus devotos».
El fundamentalismo es incompatible con el cristianismo. El cristianismo es la religión de la libertad. Es la religión de la tolerancia y diversidad. La cristiandad es una religión para todos en todas las culturas en todos los tiempos. El fundamentalismo se ha comprometido a una homogeneidad cultural y a un comportamiento uniforme, a tradiciones inalterables y a convenciones para regir las interacciones sociales. El cristianismo no consiste en ir a otras tierras y culturas para enseñar a los nativos a vestir la indumentaria occidental y a llenar el cepillo eclesiástico. El fundamentalismo consiste en condenar el pecado cuando lo ves y en enfrentarte en nombre de la «verdad». El cristianismo consiste en cuidar al pecador tanto como al santo, en entender los factores que contribuyen a los comportamientos destructivos, y conducir a aquellos que se han destruido a sí mismos, a sus familias y a sus amigos a la sanación y al perdón. Los fundamentalistas nos quieren convencer de que son los guardianes de los fundamentos cristianos. No lo son. Son los guardianes de su propia posición, cultura y poder. Hay fundamentos cristianos, y muchos fundamentalistas respetan algunos y todos de esos fundamentos. Pero es la similitud con el cristianismo que hace que el fundamentalismo sea tan peligroso.
El fundamentalismo es una herejía cristiana. Es incompatible con la libertad de culto. Es incompatible con la democracia. El crecimiento del fundamentalismo es una amenza para la obra de Cristo, para la sociedad, para nuestro país y para nuestras libertades. Tenemos que esforzarnos en exponer los peligros del fundamentalismo
Steve Falkenberg
Extraído de What is Fundamentalism and Why is It So Dangerous?
Hoy día, desgraciadamente, no pocos “católicos” incurren en este sinsentido. Como decía Benedicto XVI, junto al ya clásico “católico no practicante”, ha aparecido en los últimos años la nueva figura del “católico no creyente”.
Por supuesto que el gobierno cubano es ultraconservador. De distinta ideología a la suya, pero igual de ultraconservador. ¿Lo va captando?
Le van a decir hasta siempre:
"Lo suyo es demagogia fascista"
Por lo tanto, razone y arguya, desenmascare toda ideología del anticristo.
Pero siempre acostumbrese a oir:
"Lo suyo es demagogia fascista"
Y a que no hay nada que hacer.
Pues que sí, lo somos (o deberíamos serlo), pero el Señor y los Apóstoles siempre distinguieron carismas y llamados diferentes para cada gente que encontraban. A aquél joven le pidieron que vendiera todos sus bienes, y al otro lo llamaron a pescar hombres; al endemoniado lo mandaron con su familia y a la samaritana a dejar al marido (o maridos, según parece). Así hay católicos que hablan en lenguas y otros que las interpretan, habemos feos y hay guapos, los hay gritones y los habemos callados y no pasa nada.
Eso de pretender que todo quisque sea idéntico al vecino no es muy católico que digamos. De hecho, el ponerle etiqueta al otro con ánimo de insultar, es una forma de decir "tu no eres como yo y eso es malo". Pues no, no soy como tu ni como nadie. Y aunque creamos lo mismo, lo entendemos diferente. Y aunque nos guste lo mismo, lo practicamos diferente. Vamos que esto no es ningún ejército, que mientras todos vayamos con nuestro pan de cada día y la cruz correspondiente, ser feo y chaparrito no tiene nada de malo, ni tampoco es virtud ser alto y buen mozo.
Me temo que en la Iglesia nadie pretende uniformar a los fieles. Lo que vd dice es algo que se sabe desde siempre, ya que "los caminos de Dios son infinitos", pero eso no significa ni que esos caminos lleven a destinos diferentes (la Salvación es sólo una) ni que cualquier camino que emprendamos sea de Dios ni, por tanto, siempre lícito.
Un saludo.
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