La señora Rafaela se confiesa
Confesiones cuaresmales en el pueblo. Poca gente, pero siempre acude un grupito que aprovecha para acercarse al sacramento. Entre otros penitentes, la señora Rafaela, que se las tendrá con el párroco, pero el sacramento es el sacramento y una cosa es que le ponga las cosas claras y otra muy diferente que no sepa que en la confesión el sacerdote es Cristo, por más que en este caso vaya con camisa de cuadros y tengan sus discrepancias en algunos asuntos. Cosas de la señorita María Teresa, maestra de pueblo, pero que supo educar a las niñas con sólidos fundamentos.
A la salida, Jesusa: ¿Pero vosotras sois de las que todavía vais a contarle al cura vuestras cosas? Anda y qué le importaré a él lo que yo haga, si luego los curas son los peores. Yo ya me confieso con Dios. Hay que ser modernos.
Tú lo que eres es una tramposa, le respondió Rafaela, que vienes a la Iglesia solo para lo que te interesa.
Vaya boda montaste para tu niña. No te bastó un cura y tuviste que buscar a D. Jeremías para que fueran por lo menos dos y luciera más. Llegaron tus bodas de plata y hale, a la iglesia otra vez, y buenas flores, y misa aparte y todo bien lucido. ¿Y el numerito de la limusina para la comunión de tu nieto? No se ha visto cosa igual en el pueblo, un coche que ni podía pasar por las calles.
Podías haber celebrado la boda de la niña directamente con Dios, tus bodas de plata también directamente con el Padre celestial y la comunión del niño con nuestro Señor Jesucristo en persona, que hasta te habías ahorrado la limusina. Y el día que te mueras, que te entierre también Dios, que a tus padres los dijo la misa el cura.
Aquí estamos a lo que nos interesa. Para confesarnos, directamente con Dios, y para cuando nos conviene a buscar al cura. Pues a ver si te aclaras, que tú no eres moderna, eres una estafadora.
Cuando se fueron calle adelante a merendar a su casa, las vecinas le dijeron que cómo soltaba esas cosas. Rafaela les dijo: a mí que se confiese o se deje de confesar, es cosa suya y ya se entenderá con Dios. Pero que me suelte esa bobada de que ella es moderna y por eso se confiesa directamente con Dios pues no, que tengo demasiados años para que me tomen el pelo.
Al llegar a su casa estaba su marido viendo la tele. ¿Tú no vas a ir a confesarte? Me estaba dando pereza… Anda, anda, que bien te vendrá y el señor cura está hasta las ocho. Salió el hombre por la puerta mientas Rafaela exclamaba: ¡ay qué hombre, todos los años acaba confesándose, pero todos los años le hace falta el empujoncito!
Me han traído unos bollos de Colmenar, ¿queréis?
33 comentarios
En la iglesia de mi barrio el sacerdote tiene la costumbre (buenísima) de sentarse en el confesonario media hora antes de la misa. A veces se pasa el tiempo sin que acuda nadie. Otras veces sigue confesando al acabar la misa a aquellos a los que no les ha dado tiempo, por la cantidad de personas que han solicitado confesión. Pero es importante ver al sacerdote con disposición de confesar. A muchos, tal vez, después de verlo uno y otro día, se les remueva algo por dentro y por fin se acerquen al sacramento.
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Jorge:
No entiendo.
En mi parroquia, que tiene la gracia de contar con capilla de Adoración Perpetua, tenemos otra gracia adicional: el párroco confiesa como el que cita Inmaculada. Todas las misas todos los días. Recuerdo que en ocasión de sus vacaciones anuales lo reemplazó otro sacerdote amigo, pero sólo en la misa dominical, o sea que la feligresía había pasado una semana sin confesión: la fila de confesión era tan larga que el cura tuvo que continuar confesando luego de misa.
Ante la manida frasecita "yo ya me confieso con Dios" usted debe advertirles "muy bien Sr./Sra., usted se confiesa con Dios, pero el problema es si Dios quiere confesarse con usted".
A Gonzalo:
Debes susbsanar tu error. Fórmate.
esta mañana, después de rezar Laudes con los niños, José ( de siete años) me ha dicho:
-papá quiero ir a confesarme, que tengo muchos pecados.
Como yo también tengo muchos pecados, le he dicho que bien, que nos confesábamos esta tarde.
A última hora nuestra hija de dieciseis años también se ha añadido. Y así nos hemos ido los tres a la parroquia.
Cuando los niños ven que los papás nos confesamos con frecuencia, y que cuando lo hacemos, nos va mejor, quieren hacerlo también ellos.
Es mi experiencia.
Un saludo.
Los obispos y los presbíteros, en virtud del sacramento del Orden, tienen el poder de perdonar todos los pecados "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo"
Y es justamente ese abajamiento, esa vergüenza de descubrir lo peor de nosotros mismos ante un hombre, tanto o más pecador que nosotros, lo que libera mentalmente de la culpa que destruye físicamente a la persona. "Bueno, ya lo dije". Y ya dicho, no era tan malo como yo pensaba. O talvez era peor. Y el sacerdote, hombre al fin, se escandaliza o no, nos regaña o no, de una manera que el "dios mental" no puede hacer.
Si sólo para eso sirviera confesarse, ya serviría de mucho. Pero aún queda y abunda la certeza de recibir el perdón de Dios. "Sólo ante Dios" mi propia mente es incapaz de sentir la certeza del perdón. Mis oídos no oyen, mis ojos no ven, no puedo "saber" con seguridad que el Dios vivo me ha perdonado. Pero cuando escucho al sacerdote decir "yo te absuelvo" lo sé, lo oigo, lo siento. No importa que cinco minutos antes "sabía" que me iba a perdonar. Escucharlo me alivia, me prepara a salir saltando del confesionario a alabar a Dios y darle gracias por una nueva oportunidad.
Me dan pena los que no conocen esa sensación. Felicito a doña Rafaela por su buena costumbre, a pesar de estar peleada con el cura. Ella sí sabe.
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Jorge:
Y una falta de la más elemental prudencia.
Por favor , ¿podemos esperar un post sobre la Misa tradicional o alguna aclaración?
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Jorge:
Algo habrá.
-El acto de confesar el pecado libremente asumido ya sea como circunstancia moral; ya sea como delito contra la sociedad, ante el Dios de sus creencias; o ante el juez social; amen de las añagazas del psicoanalista que cuestan una pasta, de por sí, libera al penitente de gran parte de la responsabilidad personal del mismo.
-Esto lo saben hasta los chinos cuando quieren reciclar a alguno de sus desviacionistas del partido.
-Por si cabe: Yo sé de uno que en un momento crítico de su existencia. Asegura, y razones tiene para asegurarlo, que fue confesado y fue perdonado de sus pecados, no ya por el cura que él sí vio entrar en el confesionario; Sino por el propio Cristo que no vio entrar; Pero que acorde a la circunstancia personal del penitente y su momento; en singular absolución-:...hasta donde ninguno otro puede perdonar- moral y físicamente: éste sí oyó y notó la presencia del Cristo.
DIOS perdona... por medio del sacerdote.
No hay que contraponer a Dios vs sacerdotes.
Claro que los sacerdotes perdonan -ellos- los pecados. Tienen ese divino poder concedido por Cristo. Aunque el "poder " en sí sea de Dios.
El sacerdote que retiene un pecado - no observa ánimo de enmienda- lo deja retenido, ya se equivoque o no.
Deduzco de ello que si la gente no se confiesa ahora tanto como debiera, no es por su culpa, sino porque no encuentra quien le administre el sacramento.
"Una puntualizacion, está mal dicho eso de que "en la confesion el sacerdote es Cristo", es solo el medio por el que Cristo perdona, pero de ninguna manera es Cristo, ni perdona el sacerdote"
A Gonzalo le digo, cariñosamente y con ánimo de formarlo:
El sacerdote consagra y absuelve en primera persona: "Este es mi cuerpo..." "Yo te absuelvo..." .
Aunque veas en tu párroco a un tipo calvo, bizco y medio tartamudo y que tiene los mismos defectos que cualquier hombre, acuérdate de su dignidad.
Creo que vd se equivoca al corregir a Gonzalo, ya que ni el sacerdote es Cristo, ni al consagrar dice sólo "este es mi cuerpo", ni al confesar dice sólo "yo te perdono". Al descontextualizar esas últimas frases, hace que acaben diciendo lo que no deben, que acaben aparentando justificar la primera errada afirmación.
Recuerde que los sacerdotes son sólo ministros de Cristo y que en ningún caso le impersonan, lo cual queda claro en las fórmulas rituales que éstos emplean.
Por ejemplo, al consagrar el sacerdote describe en tercera persona lo que hizo Jesucristo. Las palabras que vd menciona aparecen en primera persona porque se citan textualmente, no porque se las apropie el sacerdote:
"Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS."
Del mismo modo, al confesar, aunque sí es cierto que el sacerdote dice el "yo te perdono" con una primera persona que hace referencia a sí mismo, deja claro con el resto de la fórmula que no actúa en su propio nombre sino en nombre de Dios:
"Yo te perdono en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
Así pues, el sacerdote consagra en tercera persona ("[Jesucristo dijo] este es mi cuerpo") y absuelve como mera herramienta de Dios ("Yo te absuelvo EN NOMBRE DE El Padre, del Hijo y del Espíritu Santo").
De modo que cuando vea en mi párroco a un tipo calvo, bizco y medio tartamudo y que tiene los mismos defectos que cualquier hombre, recordaré que sigue siendo un hombre y que su dignidad (que no es poca) no proviene de que se identifique con el propio Cristo sino sólo de que está facultado para actuar como uno de Sus ministros, con poder para actuar en Su nombre, pero no para suplantarle.
De hecho, si un sacerdote pretendiese identificarse con el propio Cristo, habría caído en la mayor de las indignidades, ya que atentaría contra el mismísimo Primer Mandamiento, ¿no cree?.
Un saludo.
Si alguien dudad de que es Cristo quien te espera en un confesionario, mejor es que vaya a contar sus problemas al peluquero.
Rectificar es de sabios.
Mantenerse en el error es de necios.
Vd repite que el sacerdote ES Cristo mismo, y dice mal.
Para apoyarlo, argumenta que un determinado fragmento descontextualizado de la plegaria eucarística está redactado en primera persona... y no admite que se lo contextualicen, no sea que tenga que rectificar.
Tomemos por ejemplo la frase: "te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor". Imagino que vd negará que en esta frase:
- el sacerdote y la comunidad son la primera persona ("[nosotros] te pedimos"..."sea para nosotros"..."nuestro Señor")
- Dios es la segunda ("que santifiques"..."tu espíritu")
- Jesucristo la tercera ("de Jesucristo [de Él]")
Del mismo modo supongo que negará que el sacerdote no obra el milagro por sí mismo sino que pide a Dios que sea Él quien lo obre.
Así que mejor explíquenos qué es para vd "primera persona", ya que nos asegura que si Pepito dice "Jesucristo dijo: esto es mi cuerpo", la frase "esto es mi cuerpo" se refiere a Pepito y no a Jesucristo.
Y sobre la confesión, me temo que el sacerdote sólo puede atar y desatar por sí mismo en la tierra, no en el cielo. Es sólo en virtud de su ministerio y por atar y desatar "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" que las cosas quedan también atadas y desatadas en el cielo.
Así pues, me temo que vd confunde la identidad con el ministerio, porque sólo así se explica lo del peluquero.
Cuando yo voy a confesarme, sé que quien tengo enfrente es una persona y no Cristo mismo, pero también sé que esa persona actúa en nombre de Cristo y ejerce el ministerio sacerdotal que otorga validez a esa confesión, cosa que obviamente no sucede con el peluquero, que no tiene potestad ninguna para atar y desatar en el cielo.
Desde luego, sé que Dios omnipresente está en ese confesonario y sabe exactamente todo lo que allá sucede, pero sería absurdo tomar al sacerdote por Dios mismo.
¿O es que propone vd que adoremos al sacerdote? Total, como según vd el sacerdote es Cristo mismo...
PD: Como mucho le admito que "el sacerdote está investido de Cristo" cuando realiza los sacramentos, pero no que "el sacerdote es Cristo" (por cierto, las especies tras la transubstanciación sí "son Cristo").
Un saludo.
El sacerdote no es Cristo cuando peca o cuando practica paracaidismo. Pero quien actúa en Misa (orad hermanos para que este sacrificio MIO MIO MIO ¡no del cura, contro! y vuestro....) es Cristo. No alter Christus. Si usted no se lo acaba de creer tiene un problema de fe y si sostiene otra cosa es un hereje.
Yo no le puedo explicar el misterio en que un señor como D. Jorge puede actuar in persona Christi al igual que no le puedo explicar como desaparece el pan y el vino y llega Cristo.
P.D.
D. Jorge, yo no soy teólogo ni sacerdote, ¿podía usted intervenir brevemente y quitarnos de dudas?
Con ello, el ritual deja bien claro que el sacerdote, y con él el resto de la comunidad, son quienes ofrecen el sacrificio eucarístico (todo sea dicho, ese matiz quedaba mucho más claro en la misa tradicional, donde el sacerdote encabezaba la comunidad en lugar de oficiar hacia ella), pero para nada significa que sean el sacerdote y los fieles quienes constituyen el propio sacrificio (¿se da cuenta de que con su cita está vd argumentando que es toda la comunidad quien actúa in persona Christi, ya que el sacrificio se describe como "mio y vuestro"?).
El constituir el sacrificio mismo es algo que queda reservado al propio Cristo, que por algo es "el cordero de Dios": Él ES el sacrificio mismo, y es por tanto debido a su acción extraordinaria por la que se produce la transubstanciación, que para el sacerdote actuando en nombre propio sería de todo punto imposible.
La forma más clara de ver que la frase que vd cita no implica que el sacerdote tome el lugar del sacrificio mismo (como vd sugería al aplicarle la primera persona del "esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros") es imaginar que estamos ante un sacrificio judío, por ejemplo sacrificando un par de palomas. Tras sacrificarlas, los oferentes podrían perfectamente decir "orad hermanos para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios, Padre todopoderoso" sin que ello tenga ninguna implicación extraña.
PD: Concuerdo con vd en que D. Jorge es la persona indicada para arrojar luz sobre la cuestión.
PD: En tanto D. Jorge no intervenga, he localizado una cita de Benedicto XVI sobre la cuestión:
"Para comprender qué significa actuar in persona Christi Capitis – en persona de Cristo Cabeza – por parte del sacerdote, y para entender también qué consecuencias derivan de la tarea de representar al Señor, especialmente en el ejercicio de estos tres oficios [enseñar, santificar y gobernar], es necesario aclarar ante todo qué se entiende por “representación”. El sacerdote representa a Cristo. ¿Que quiere decir “representar” a alguien? En el lenguaje común, quiere decir – generalmente – recibir una delegación de una persona para estar presente en su lugar, hablar y actuar en su lugar, porque aquel que es representado está ausente de la acción concreta. Nos preguntamos: ¿el sacerdote representa al Señor de la misma forma? La respuesta es que no, porque en la Iglesia Cristo no está nunca ausente, la Iglesia es su cuerpo vivo y la Cabeza de la Iglesia es él, presente y operante en ella.
(...)
Por tanto, el sacerdote que actúa in persona Christi Capitis y en representación del Señor, no actúa nunca en nombre de un ausente, pero en la Persona misma de Cristo Resucitado, que se hace presente con su acción realmente eficaz. Actúa realmente y realiza lo que el sacerdote no podría hacer: la consagración del vino y del pan para que sean realmente presencia del Señor, la absolución de los pecados.
(...)"
En el enlace está el texto completo de la cita:
http://www.sacerdotesp.com/index.php/enviado-a-la-mision/15-el-sacerdote/la-mision/136-el-sacerdote-actua-in-persona-christi-capitis
De esta cita no deduzco que el sacerdote sea Cristo, como vd defiende, sino que actúa en Su representación, siendo lo extraordinario del caso que no es en representación de un ausente (como ocurre por ejemplo con un embajador, que actúa en nombre del ausente que le ha enviado) sino en representación de Cristo, que está presente y que actúa eficazmente a través de ese sacerdote que le representa.
Para entender eso es muy revelador que cuando el Papa dice que "la respuesta es que no", no argumenta esa negativa negando la primera parte de la definición común ("recibir una delegación de una persona para estar presente en su lugar, hablar y actuar en su lugar") sino sólo contra la segunda ("porque aquel que es representado está ausente de la acción concreta").
En definitiva, aunque precisando algunos matices que se me escapaban (cosas de usar habitualmente el lenguaje común), entiendo que el texto del Papa viene a corroborar lo que le venía diciendo.
Un saludo.
ES CRISTO QUIEN HABLA. ¿Le cabe alguna duda Sr. Álvaro?.
De que la acción efectiva de Cristo se realiza mediante la acción actual del sacerdote, tampoco.
En definitiva, de que Cristo se hace presente durante la eucaristía, y de que lo hace por medio del sacerdote, no me cabe la menor duda.
Pero me temo que tengo la mala costumbre de llamar a las cosas por su nombre y de tratar de evitar las confusiones, incluso a nivel de detalle, de modo que si el sacerdote "presta" su voz a Cristo, su voz no "es" la voz de Cristo; si el sacerdote "representa" a Cristo, no "es" Cristo; si el sacerdote realiza el sacramento "en conmemoración" de Cristo, no se identifica con Él; si el sacerdote recita toda la fórmula en tercera persona, aun cuando repita Sus palabras textuales, deja bien claro que Jesucristo es una persona distinta de sí mismo.
Basándome en todo ello, no puedo concluir que el sacerdote ES Cristo, como defiende vd, porque el verbo ser, en español, implica una identificación plena entre las partes comparadas, como la que habría entre el nombre de una persona y su seudónimo.
Así pues, al celebrar los sacramentos el sacerdote ciertamente "es como Cristo", pero no "es Cristo": si el sacerdote fuese realmente Cristo, entonces deberíamos adorarle.
¿Le cabe alguna duda, sr. Azcárate?
Un saludo.
Discrepo de todo lo expuesto por usted y lo siento por usted, porque yo voy a Misa con la alegría de escuchar al mismísimo Cristo y usted va a escuchar durante media hora a un cura que "representa" a Cristo. Yo me quedo con el Jefe y usted con el encargado. Ale, todos contentos.
Zanjemos el asunto, un saludo.
Así pues, zanjado queda, salvo que D. Jorge tenga a bien agregar alguna aclaración.
Un saludo.
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