Hoy voy a cometer alguna irregularidad litúrgica
Ya sé que esto es ponerse la venda antes de la herida, y también que no vale arrepentirse de antemano por el pecado que se va a cometer. A pesar de todo eso, confieso que en unas horas voy a incurrir en algunas irregularidades litúrgicas.
La culpa la tienen un montón de adultos con discapacidad intelectual con los que voy a celebrar la misa de Navidad en un par de horas. Viven en una residencia en un pueblo cercano a Madrid y acudo a pasar un rato con ellos cuando puedo, siempre menos de lo que quisiera.
Hoy es su fiesta de Navidad. Tendríais que verlos. Ellos han sacado el armario sus chaquetas y quién sabe si incluso aparecerán corbatas. Ellas hoy, como cosa excepcional, vendrán con el ojo pintado. Niños de cuerpo adulto y mente chiquitina. Cuerpos grandes con mentes que se negaron a crecer. Hoy es un día grande. Misa de Navidad, comida, festival en la tarde con la presencia de sus familias.
Supongo que la liturgia sufrirá pequeños desajustes. Allí no hay iglesia, ni órgano litúrgico. Confieso que voy a cambiar las lecturas del día para acercarnos más al nacimiento de Cristo. Tampoco sé si todos los villancicos que van a cantar los niños serán estrictamente litúrgicos e irreprochablemente históricos. Y ya sé que en la paz será inevitable que corran a abrazarse unos a otros.
Arrodillarse en la consagración, difícilmente. Por las características del lugar y porque la mitad escuchan la misa desde sus sillas de ruedas. A ver, no nos asustemos, que nadie toca lo fundamental. Misa con sus libros litúrgicos, su plegaria eucarística aprobada, lo mejor que podemos, pero si nos ponemos en plan purista algo nos faltará, seguro.
Sin embargo es mi mejor misa de navidad. Quizá por eso de que Dios se revela a los sencillos y se da a conocer a los débiles. Quizá porque en los ojos de esos niños grandes brilla hoy de forma especial la luz de la estrella que nos lleva a Cristo. Quizá porque en la sencillez Cristo resplandece de forma nueva. Quizá…
Niños grandes. Mis niños grandes. Sí, los que cada vez que acudo a estar con ellos me abrazan, me besan y saben llenarme el rostro con sus lágrimas y esa saliva que rebasa su boca. Los que son capaces de montar un belén poniendo en el rostro de los angelitos la foto de cada compañero que ya está en el cielo. Niños que me hacen redescubrir el valor de la vida humana por encima de cualquier problema o discapacidad. ¿Por qué ellos, justamente ellos, no van a tener derecho a la vida?
Sí. Quizá nos falte algún detalle litúrgico. Lo sé. Pero es una misa tan grande, tan bonita, tan de Dios, tan de amor a todos… que espero que Cristo y la Iglesia nos disculpen.
20 comentarios
Disfrute de la Celebración. Y de paso, le ruego que rece por nosotros.
Feliz Navidad.
'La culpa la tienen un montón de personas con discapacidad intelectual...'
: )
Nihil obstat!.
hacia años que no iba, y me encantó el detalle del reclinatorio para poder coumulgar de rodillas, y la exposición permanente del Santísimo...
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Jorge:
Vaya, siento no haber coincidido... Otra vez será. Vuelva cuando quiera.
El caso (ahora es que me pondré sarcástica), el caso es que da rabia que muchas misas sean celebradas como si la mayoría tuviéramos cuerpos grandes con mentes chiquitinas. Sin desprecio por quienes las tienen, obviamente.
Misericordia, Dios mio, misericordia.
¿Qué os parece esta enseñanza?
CAPÍTULO V
Decoro de la celebración eucarística
Por tanto, siento el deber de hacer una acuciante llamada de atención para que se observen con gran fidelidad las normas litúrgicas en la celebración eucarística. Son una expresión concreta de la auténtica eclesialidad de la Eucaristía; éste es su sentido más profundo. La liturgia nunca es propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de la comunidad en que se celebran los Misterios. El apóstol Pablo tuvo que dirigir duras palabras a la comunidad de Corinto a causa de faltas graves en su celebración eucarística, que llevaron a divisiones (skísmata) y a la formación de facciones (airéseis) (cf. 1 Co 11, 17-34). También en nuestros tiempos, la obediencia a las normas litúrgicas debería ser redescubierta y valorada como reflejo y testimonio de la Iglesia una y universal, que se hace presente en cada celebración de la Eucaristía. El sacerdote que celebra fielmente la misa según las normas litúrgicas y la comunidad que se adecúa a ellas, demuestran de manera silenciosa, pero elocuente, su amor por la Iglesia. Precisamente para reforzar este sentido profundo de las normas litúrgicas, he solicitado a los Dicasterios competentes de la Curia Romana que preparen un documento más específico, incluso con rasgos de carácter jurídico, sobre este tema de gran importancia. A nadie le está permitido infravalorar el Misterio confiado a nuestras manos: éste es demasiado grande para que alguien pueda permitirse tratarlo a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su carácter sagrado ni su dimensión universal.
El texto completo se puede leer aquí:
http://www.alfayomega.es/documentos/020/p6.php
Por lo demás, que la obediencia a las normas litúrgicas están en las obras de misericordia, y lo que hace el P. Jorge, no es ningún abuso, sino según veo, es otra obra de misericordia, no es un abuso como queda dicho, y lo digo desde mi más profunda ignorancia, pues la caridad con estas personas, agrada a Dios, y sigo insistiendo, no es abuso pues los abusos litúrgicos son graves, pero la misericordia con los enfermos "discapaticados", pero que son capaces de comprender más el misterio eucarístico, que otras personas que se creen sanas y no reconocen la propia culpa,
A mi me parece que lo que hace el P. Jorge en momentos como éste, complace mucho a Dios. Pero mi reflexión es imperfecta, más lo que enseña la Iglesia Católica sí que debe tenerse en cuenta para no andar en camino erróneo.
Tengo un hijo de 17 años con una minusvalia psiquica (precisamente va a un centro cerca de su Parroquia). En su día hizo la 1ª Comunión y hace poco recibió la Confirmación. Cuando expresé a mi Párroco (que ya había confesado a mi hijo) mis dudas y temores sobre la conveniencia de que recibiera los Sacramentos me dijo una gran verdad: ¿Quienes somos nosotros para juzgar la relación que tiene tu hijo con el Señor?. Y la verdad es que se te abre el alma cuando le ves rezar y pedir por las personas que quiere. Estoy seguro que es más digno de ser escuchado por Dios que muchos que nos decimos o creemos cristianos.
No deje de rezar por mí, que hoy tendrá a Dios más cerca de lo habitual. ;-)
De ellos es el Reino de los Cielos, pues cómo no.
Entre mis parientes tenemos un angelito ya adulto y lleno de amor para los demás. Gracias y Feliz Navidad.
La liturgia es sagrada, es una cosa de Dios, y lo bueno es quererla, respetarla y cumplirla con esmero. Y lo contrario es malo.
Algunos parece que están deseando cualquier excusa para traer a cuento lo de las curaciones en sábado para elogiar la infidelidad en la liturgia.
Tampoco me me convence esa sibilina y venenosa asociación subliminal "católico defensor de la fidelidad a la liturgia = hipócrita fariseo desalmado y sin caridad". Porque, si somos católicos de verdad, sabemos que la liturgia es lo que más nos santifica. Los que van de desapegados y despectivos hacia la liturgia se alejan del camino ordinario querido por Dios para su santificación.
En cuanto a la obligación de arrodillarse durante la consagración, la propia Ordenación General del Misal Romano prevé como excepción los motivos de salud u otras causas razonables.
A veces me gustaría que el sacerdote se bajara del ambón a la hora de la homilía y llegara a explicarme con dibujitos lo que está tratando de decir.
Sin ir más lejos, tengo un hijo con parálisis cerebral. No sabe leer y quizás nunca aprenda. Desconoce los números. Pero fue el único fiel de la parroquia que notó una variación en una parte muy importante de la Misa (que no voy a mencionar para que los "fieles inteligentes" no vayan con antorchas a quemar al sacerdote en cuestión), fue con el sacerdote, preguntó a qué se debía el cambio, escuchó con atención y entendió a cabalidad lo que estaba ocurriendo. Ni uno solo (yo incluído) le había preguntado al padre eso antes. Si alguien más lo notara, ya vería yo el hecho anotado con letras mayúsculas en la lista de "abusos litúrgicos" y el pobre padre acorralado contra la pared, sin culpa.
Quiera Dios que ninguno de los fieles de su Misa lleve cámaras o grabadoras, padre. Confisque los celulares, por favor. Y espere la oleada de críticas "firmemente documentadas en el Magisterio" por haber puesto el amor enfrente de la forma.
Paz y Bien
Lo que más nos santifica son las obras de misericordia, llevar a cabo el evangelio en nuestras vidas, ser verdaderamente cristianos, eso, eso es lo que más nos santifica, la liturgia también, pero no por encima de lo otro, ¿por qué de que te sirve llevar tu ofrenda al altar y celebrar muy bien y todo eso, si tu corazón en una cueva de bandidos?
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