La viva memoria histórica de la señora Rafaela
Las iglesitas de pueblo siempre están en obras. Cuando no es una gotera en la sacristía, son las humedades de la nave central, y cuando todo parece que está arreglado surge un desprendimiento en la torre. Los mayores ya se sabe que tienen sus achaques, y la iglesia del pueblo de la señora Rafaela dicen que es muy antigua y de cierto mérito.
Después de mil avatares estaban terminado una restauración de las grandes: tejado nuevo, remodelación del presbiterio, sustitución de las viejas baldosas de barro del piso. Ya tenían todos ganas de ver la obra terminada, dejar el localito provisional donde estaban celebrando las misas y regresar al templo. Por eso no era extraño que a determinadas horas, especialmente de la tarde, se reunieran unas cuantas vecinas a la puerta de la iglesia a ver si conseguían ver algo.
La última tarde se añadió Paquita, una de esas “rojas” del pueblo de siempre. Ya lo decía Rafaela: ¿pero qué vas a esperar de ella si ha sido comunista toda la vida?
Paquita se acercó, miró la iglesia por fuera, la remiró… para exclamar a continuación: “aquí cura que viene, otro destrozo a la iglesia, todos que hay que dejarla como estaba antes y nadie sabe cómo era, así que perder el tiempo y los cuartos”.
Se hizo el silencio. Paquita siempre tuvo muy mal genio y no era para nada agradable discutir con ella. Generalmente respondían a sus bravatas con el mayor de los silencios.
Generalmente. Porque ese día la señora Rafaela tenía ganas de hablar y decidió hacerlo:
Mira Paquita, vamos a ser claros de una vez. Las cosas buenas que tenía esta iglesia se perdieron en la guerra civil, tú lo sabes mejor que yo. Teníamos algunas imágenes buenas, un retablo, las ropas de los curas, los libros antiguos. Aquello se perdió y por no liarla hemos preferido callar y decir que se perdió todo en la guerra, como si se hubiera producido en la iglesia un terremoto.
Lo que teníamos en la iglesia de valor lo quemasteis tú y los tuyos. ¿O no te acuerdas de cuanto te vestiste con la ropa de los curas y fuiste bailando por todo el pueblo mientras arrastrabais a los santos? ¿Y ahora protestas?
Durante muchos años hemos preferido todos callar y dejar pasar las cosas. Pero si quieres que hablemos, pues hablamos. De la iglesia, de los curas, de las cosas que faltan y de lo que hubo que hacer para sacaros de la cárcel y que no se quedara sola tu madre.
Yo no quiero hablar más de esas cosas, que todos sufrimos y a todos nos tocó algo. Pero como te empeñes se habla todo lo que haya que hablar.
El silencio se mascaba. Paquita sin decir nada se fue a su casa. Las otras se hacían las tontas. La señora Rafaela se despidió de todas ellas: “Hasta mañana, que por hoy fue bastante”. Y se fue calle abajo mientras se decía: “y encima la Paquita que si los curas… si no falla, los que más tienen que callar, los que más hablan. Pues me da que esta no vuelve a abrir el pico”.
13 comentarios
La contienda bélica no destrozó demasiados recintos eclesiásticos como tales, y sí las "jornadas culturales" que precedieron a nuestra Guerra Civil (como diría el autor Carlos Fisas). En Cataluña la batalla destruyó iglesias en los frentes, pero donde no hubo frente de guerra, fueron saqueadas y quemadas por gente muy bien organizada de izquierdas (con la aquiescencia de los liberales a los que más tarde les tocó la represión también), y no turbas incontroladas.
Lo peor de todo fue el genocidio religioso coetáneo.
Algunos utilizan el perdón y el olvido de unos para justificar y defender lo injustificable...
Esta ley es necesaria única y exclusivamente para hacer historia-ficción, para dejar atada desde el poder la historieta de buenos y malos que nos llevan contando desde hace lustros y para malgastar el dinero de los contribuyentes (muchos, muchísimos millones de euros) en placas, homenajes, estatuas, monumentos, parques y subvenciones a porrillo, tan innecesarios como estériles. Y en ello se afanan desde el Pp hasta la Esquerra.
Cuando el Sr. Rodriguez de los zapatos nos desgobernaba se descubrió, al menos, una fosa con los asesinados por los de la ´desmemoria´, para esa fosa no quedaba dinero.
Y te recuerdo que ya existe santo lugar donde yacen bastante de los abuelos del lado de La Sra. Rafaela junto a los abuelos de la convenientemente desmemorizada Paquita. Lugar Santo donde los haya, en honor a todos los caídos de aquella desdichada contienda y que los descendientes de ´la Paquita´esta estuvieron a punto de derribar ese santo y hermoso recinto. Yo recuerdo nueva una víctima, además de “La Piedad” , que murió camino de la Misa Campal en defensa de la Justicia (por un ataque al corazón)
Permíteme un deseo, espero no seas nieto de “La Paquita” Si no, no andarías por acá.
Lugar de descanso digno a todos.
Saludos
Y, hombre, don Jorge, no me vaya a decir en serio que "hemos preferido todos callar y dejar pasar las cosas".
Desde que tengo uso de razón no he oído más que lo malísimos que fueron los rojos quemando Iglesias, cargándose el patrimonio histórico de la Iglesia y matando curas y monjas. Todo lo cual fue cierto, y por ello pagaron, unos con trabajos forzados, otros con cárcel y otros con exilio. Y muchos con la vida. Se hizo toda la justicia que fue posible hacer a esas atrocidades. Pero callar, vamos, no se ha callado nada en 75 años.
La ley de memoria histórica es una estupidez revanchista y un sacacuartos. Pero lo cierto es que durante cuarenta años los muertos de un bando, sólo los de uno, el ganador, fueron reivindicados, ensalzados y cubiertos de honor. No es cierto que el Valle de los Caídos rinda homenaje a los caído del bando perdedor, muchísimos de los cuales no se sabe donde yacen. ¿Es justo? No lo sé, a mí ya no me importa mucho; y si sus familiares reivindican sus cuerpos es porque esperan sacar tajada económica, eso está claro. Pero lo cierto es que miles y miles de muertos del bando perdedor quedaron sin enterrar, sin reivindicar, sin sepultura y sin honra.
Y no, no hemos callado nada los católicos en 75 años.
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Jorge:
En la transición se llegó al consenso de no volver a hablar de aquellas cosas. Y de la transición han pasado 35 años. Mis padres eran de derechas, mi padre combatiente en la guerra, y en casa de esas cosas no se hablaba, ni preguntando nosotros.
El Valle de los Caidos se abrió como lugar de reconciliación y de sepultura de muertos de los dos bandos.
Muchas fosas comunes en los frentes (sobre todo en el del Ebro) son propias y obra del ejército rojo (así se denominaban ellos mismos con mucho orgullo), que ya no tenía ni gente ni tiempo ni ganas de enterrar como se debe en el campo de batalla a sus caídos, amén de los fusilamientos constantes de "emboscados" (desertores llamados a filas que no se incorporaban) a pie de trinchera para levantar la moral de su tropa. Mi abuelo me lo contó con pelos y señales porque lo vio antes de pasarse de bando el día de una importante refriega...
¿En la transición se llegó al consenso de no volver a hablar de aquellas cosas? Cierto a medias. Porque uno puede comprometerse en nombre propio a "no remover" pero no puede comprometer a nadie más. Ahí hay que reconocer que los más generosos en a transición fueron los que venían con ganas de "hablar de los suyos", les impusieron silencio y lo respetaron.
Los sobrinostataranietos de los que yacen en fosas comunes aún, en realidad sólo quieren sacar tajada de un revanchismo que ya ni es revancha siquiera. Porque me dirá qué amor le mueve al sobrinotataranieto de un muerto: nada. El dinerito, por si lo hubiera.
Pero no se puede dejar a los muertos en fosas comunes y anónimas. Ni se debe silenciar los horrores de un bando mientras se han proclamado, difundido, escrito y compensado y vengado con creces los del otro.
Muchas cosas se pactaron en la transición, sí, y algunas sólo han postpuesto los problemas.
Claro es de qué pie cojeas. En mi familia se luchó en izquierda y derecha, incluso en el Ebro. En mi casa, de política ni hablar; eso era la norma. No obstante lo único que oí por doquier, fue lo malo que Franco era y fue. He crecido lo suficiente para saber en qué bando el odio y la mentira subsiste. De tal manera que eso de que la Historia la escribe el que gana, es monumental falacia en España. Víctimas de Injusticias las hubo en todos los bandos. La guerra es la guerra, pero no sé qué seríamos si la hubiera perdido Franco.
Me importa un rábano que seas rojilla, pero eso es lo que eres. La Guerra, de manos del infierno nos vino, pero antes que Franco saltara (a Dios Gracias) ya habían muerto muchos curas y cristianos de Misa. Alguien lo tenía que parar y Franco lo hizo.
Léete la carta de Franco pidiendo perdón en su lecho de muerte y compárala con el libro de Carrillo y su actitud mentirosa e irrepenta. Mientras tanto haz como esa Paquita, calla, que saldrás mas guapa.
De nuevo, mientras protestas del franquismo, hay amenazas de quemar curas e iglesias, intentos y actos verídicos y abundantes de prender fuego iglesias y otras profanaciones. Recuerda Majadahonda. Nada de eso nos viene de los herederos de Franco o Rafaela pero sí de Paquita.
¡SALUD!
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Pues en la mía no. ¡En mi familia no hay rojos, caballero!: soy el primer caso. El garbanzo negro.
:)
Ahora en serio. Que me llame usted rojilla es algo que no me impresiona. Más que rojilla soy anti carcundia, anti PP, anti franquista y anti conservadurismo pacato. Pero, como es obvio no concuerdo con ninguna ideología que ampare el laicismo y menos aún el anticlericalismo agresivo. Hay quien me conoce y piensa que soy "rojilla", como usted dice (que no lo lo soy), por sobredosis y empacho de franquismo ambiental en la infancia.
¿Y qué me cuenta usted a mí de los testamentos de Franco y Carrillo? ¡Como si yo tuviera algo que ver con el uno o con el otro, o defendiera al segundo, por Dios! Si me he limitado a reconocer que, con todo lo malvados que fueron los rojos en la guerra (y antes) con la Iglesia, se les hizo pagar por ello y las víctimas fueraon vengadas. Pero no ocurrió lo mismo con las del otro bando y sólo insisto en que no se pueden dejar miles de cadáveres en fosas y cunetas y prtendernos reconciliados. No he dicho más.
Si es que no se puede con esta gente de blanco o negro, que no concibe que alguien que odia el franquismo no sea forzosamente fan de un miserable como Carrillo. Pues mire, es así: ni Carrillo, ni Paquita. ¿No entra en su cabeza? Ya veo, pero hay más cosas entre el cielo y la tierra...
Y no me callo como esa Paquita, porque si algo es justo responder, lo respondo. Sobre todo en un sitio como éste, en el que la gente se pone a contar atrocidades de la guerra y parece el mismo disco rallado de mi infancia. Y porque no es cierto que callada esté más guapa: estoy guapa siempre... ;)
Lo siento,pero es que cada vez me aburre más la "historieta" que se montaron algunos,para gobernar y ganar votos.Léase Zapatero y sus compinches.Estamos en el siglo XXI y mi hija y mis nietos,pasan de todo ésto.Buenas noches.
Ahora se ve claro que la supuesta "reconciliación nacional" era una mentira. Que la memoria histórica es elevar monumentos a los combatientes de la revolución anarcomarxista y erradicar todo recuerdo de quienes lucharon por Dios y por España.
No hay acuerdo ni concordia posible entre los prosélitos de la revolución anticristiana y los defensores de España, la Civilización Occidental y un orden cristiano. No los hubo en 1936. No los hay ahora. En los años sesenta y setenta pareció haber esa concordia, pero fue un mito que se creó para hacer posible el cambio político cuyas consecuencias hoy vivimos.
Dejemos la crónica negra a un lado. Todos tienen muertos que llorar y lamentar. Lo importante es la causa que se defiende. Y no ha habido causa más bella, pura y limpia que la del movimiento nacional español de 1936.
Entre los objetivos de la España Nacional estuvieron, no solamente la supervivencia y la libertad para la Iglesia y para sus hijos, sino también la preservación de un orden temporal cristiano, con leyes civiles adecuadas a la ley natural y a la Ley de Dios, como siempre ha exigido la enseñanza de la Iglesia. Por eso la Iglesia no pudo ni quiso ser neutral. Por eso tampoco puede serlo ahora. Y por eso es vergonzoso el silencio de la jerarquía eclesial ante la erradicación de toda memoria a los Caídos por Dios y por España, muchísimos de los cuales -los requetés por ejemplo- tuvieron su fe como motivo principalísimo para dar la vida. En buena medida gracias a ellos los actuales obispos han vivido en un país católico y han podido ser cristianos y ser sacerdotes de Cristo. Nada menos.
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