Completamente de acuerdo con Foro Curas Bizkaia y Eutsi berrituz de Gipuzkoa
Pues sí. Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy completamente de acuerdo con lo que afirman los foros de curas de Vizcaya y Guipúzcoa, aunque quizá por otras razones que intento explicar a continuación. Copio el documento, destacando en negrita algunas cosas, y dejo mis comentarios en rojo (que ya he aprendido, gracias Mario):
Ahí van documento y comentarios:
Observamos que la Iglesia Católica entre nosotros sufre un proceso de involución en sus postulados y estructuras jerárquicas (yo también lo observo: menos vida, menos vocaciones, un discurso que no se renueva desde los años sesenta). Cada vez más, constatamos en nuestras comunidades y también entre amigos y familiares, la preocupación que este influjo negativo causa en nuestras comunidades, que languidecen sin una esperanza, por su limitada capacidad de renovación (esto lo entendemos todos: su capacidad de renovación es cero empezando por sacerdotes y religiosos).
Una buena muestra de este proceso de involución han sido los nombramientos de Obispos en las diócesis de Baiona, Bilbao y Donostia (pues sí, visto lo que hemos visto, y constatado lo constatable, había que estar locos para seguir nombrando obispos de la misma cuerda).
Al mismo tiempo vivimos una realidad social compleja donde se producen cambios acelerados y en los cuales las personas y también los cristianos nos encontramos cada vez más aislados y desorientados, sin recibir una palabra que oriente o ayude a encontrar caminos (normal, ya que en esta época de grandes cambios no se pueden seguir manteniendo los discursos de los años setenta, que ya no sirven para nada, ni aclaran nada ni sugieran nada, y en cuanto se dice una palabra diferente se pierden).
La debilidad de los proyectos pastorales presentados, manifiesta al mismo tiempo una incapacidad de leer los “signos de los tiempos” y de hacer llegar el Evangelio a esta sociedad tan necesitada de Buena Noticia (sabemos que cuarenta años de otro tipo de iglesia ha dejado el País Vasco arrasado, los nuevos proyectos son muy nuevos, habrá que dejar que pasen si no cuarenta años, al menos cuatro o cinco para ver si sirven de algo).
La imposición, la incapacidad para adoptar actitudes evangélicas y dialogantes han sido (sobre todo han sido) y siguen siendo actitudes y modos de actuar constantes, por parte de los responsables actuales de nuestras diócesis (¿qué me dicen de anteriores obispos, vicarios, arciprestes, delegados…? Pues que han vivido de imponer sus formas sin ningún tipo de diálogo). Lo que ha generado el miedo de algunos, la desidia de otros y el desinterés de muchos de los miembros de las mismas (¿y a mí esto que me suena pero al revés?)
La Iglesia que se ha tratado de construir durante los últimos cuarenta años, como fruto del Concilio Vaticano II y las orientaciones y trabajos realizados con los anteriores obispos está en fase de derribo (afortunadamente viendo los frutos que ha dejado) y cada vez es más evidente que las decisiones no se toman de manera colegiada (no hay por qué hacerlo), no se consulta a los consejos y órganos preceptivos y la desinformación, la continua improvisación, la falta de rigor y en ocasiones la tergiversación (¿este documento no es tergiversar, no está falto de rigor, no está improvisado?) son el día a día, al que nuestras comunidades y parroquias se ven abocadas. Esto o se demuestra o no deja de ser un conjunto de frases hechas.
Así las cosas, y ante a esta situación, grupos de cristianos han querido reivindicar y recuperar el espíritu del Concilio Vaticano II (yo también quiero reivindicar el concilio Vaticano II entero, en espíritu y letra) y se han organizado en diferentes grupos, como son : Bizkaiko Abadeen foroa en la Iglesia de Bilbao, Eutsi Berrituz en Donostia y más recientemente Atxik Berrituz en Baiona.
El pasado día 1 de Diciembre estos tres grupos dieron un paso al reunirse y constatar que partiendo de las mismas realidades los objetivos y tareas que pretenden promover fortalecen y aúnan una línea común de trabajo en la evangelización de nuestras diócesis (genial lo de la línea común, la coordinación del trabajo pastoral con toda la diócesis superando la división en grupúsculos al margen de los demás).
Las personas que integran estos colectivos son laicos, religiosos y presbíteros que proponen una forma de ser Iglesia que reivindica el espíritu del Concilio Vaticano II (insisto en que yo también reivindico el Concilio Vaticano II de verdad, enterito), con una relación más dinámica, más dialogante, más actualizada y en conexión y relación con la sociedad de hoy, con sus inquietudes, preocupaciones y problemas. Pero teniendo en cuenta sus raíces sociales y culturales, sus ilusiones y esperanzas para que ese mundo y la sociedad en la que vivimos tengan un carácter más “humano” (no tengo nada que objetar). Una Iglesia que inculturizándose en la diversidad social de su entorno busca ser fermento, proponer la fe al que quiera optar (no me queda muy claro esto exactamente qué es, lo de ser fermento sí, lo de proponer la fe también, pero me pierdo en eso de “al que quiera optar”, pero tampoco uno va a estar de acuerdo al cien por cien).
Pues ya ven, estando de acuerdo prácticamente en todo, me apuesto un dedito de agua del Carmen a que jamás me considerarían un cura de los suyos. Y no acierto a comprender por qué.
19 comentarios
Yo creo que eso se acerca más a lo que dicen ellos.
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-Por favor: ¿Alguien, me puede decir, así escuetamente sin mucho adorno qué quiere decir en qué consiste esto del espíritu y letra del Concilio VII?
- Porque la hermenéutica que yo veo y entiendo a propósito de la susodicha consigna "AGGIORNAMENTO", como signo de los tiempos que nos ocupa; digo mejor que nos obligan.
Desgraciadamente no ha sido entendida como debiera ser. Y así estamos.
-Lo digo y lo repito:
-El espíritu del Vaticano II; y por ende la letra del mismo fielmente expresa en los evangelios y en el libro del Apocalípsis de la consigna "AGGIORMANENTO", es la invitación formal que Dios hace a los hombres a considerar que estamos ante el final de los tiempos.
En tales proclamas se nota una exagerada autoestima localista, de poca visión, de empecinamiento a ultranza.
-Por favor: ¿Alguien, me puede decir, así escuetamente sin mucho adorno qué quiere decir en qué consiste esto del espíritu y letra del Concilio VII?
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MI RESPUESTA:
Que los fieles entiendan y participen de la vida de la Iglesia, que está centrada en la Eucaristía, pero no se limita a la Misa del domingo.
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COMENTARIO:
Antes, la gente iba a "oír" Misa poco más o menos como oír llover. Y ya. Con eso creían terminada su obligación como cristianos. Aún hay muchos que hacen eso.
Ahora, es bastante más fácil, entender que no hay "divorcio entre Fe y Vida" (dijo Juan Pablo II, beato). El espíritu y la letra del CV II nos lleva SIEMPRE hacia allí.
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LAS MALAS INTERPRETACIONES:
Creen que al darle comprensión y participación a los fieles queda anulada la autoridad del clero. Falso.
Creen que "comprensión" es sinónimo de "libre interpretación". Más falso todavía.
Creen que participación más allá de la Misa significa que la Eucaristía no sirve para nada y que todo es estar en la calle "con los pobres". Eso es tan falso que ya ni es Iglesia, mucho menos Concilio.
Creen que abrirse al diálogo con otras creencias nos autoriza a rendirle culto a Yemayá, que todos se van al cielo con todo y mascotas, que no tiene nada de malo un abortito por aquí y diez millones de condones por allá, que eso de la confesión no queda bien con los Nike, que habría que ponerle cajeta a la hostia que así va como muy insípida... Bueno, eso ya no tiene ni nombre.
(Perdón por los adornos, la respuesta sí que iba escueta)
Ciertamente es un drama el que te digan demasiado tarde que tu fe no es la de la Iglesia, pero mayor drama es mantenerse en el error y vivir de facto en la herejía. Me temo que es lo que hará la mayoría. Se enrocarán en su pecado, se alabarán unos a otros, se dirán lo mucho que se aman y lo mala que es esa jerarquía reaccionaria y talibán que les “condena", y seguirán juntos de la mano por la senda de la perdición. Pero ya no podrán decir que no se les avisó. Como dijo Cristo a los fariseos que presumían de no estar cegados por el error: “Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís `Vemos´, vuestro pecado permanece” (Jn 9,41).
Estamos en el final de los tiempos desde que Cristo vino al mundo, y no sabemos cuánto va a durar esto. Pueden quedar milenios. Nadie sabe el día ni la hora, ni el Hijo del hombre. Para Dios un día es como mil años y mil años, como un día. En este sentido, es correcto pensar en el final como si la humanidad hubiese de durar siempre. Estamos abusando del Apocalipsis, interpretándolo según nuestros deseos, frustraciones y sentimientos. A muchos les gustaría que el mundo acabara mañana mismo, pero hasta qué punto, en muchos, no significa sino una cierta cobardía oculta por no querer enfrentarse a las realidades del mundo y los signos de los tiempos, tal como los interpreta la Iglesia: no es con ese espíritu mundano como la Iglesia clama su “maranatá”, ni es por ese espíritu como el Señor responde: “Sí, vengo pronto”.
En cuanto a “el espíritu y la letra”, es una expresión humana no ajena a nuestra habitual esquizofrenia “comunitaria”, cuando tratamos de vivir el Evangelio de acuerdo con los signos de los tiempos, los que le van sobreviniendo a la Iglesia, y que, si no los tenemos en cuenta, se convertirán en una tormenta que amenace la Barca de Pedro. La Iglesia está a merced de las olas, (signos de los tiempos), y lo estará siempre. Necesita tanto de la letra (el ancla, el timón, la cartografía, la brújula …), como de las velas empujadas por el espíritu, que sopla donde y como quiere, sin que ningún marinero sepa de dónde viene y a dónde va. Si prescindimos de la una o del otro nuestra navegación será errática, seremos víctimas de la tormenta y nunca llegaremos a puerto. Yo diría que la expresión “espíritu y letra”, (o equivalente), no viene en la Biblia tanto como una enseñanza de Cristo, como por las necesidades de una sana praxis evangélica. Pero si dudamos del Espíritu que guía a la Iglesia, o no confiamos en la embarcación echando mano de los salvavidas de la impaciencia, el orgullo y la pereza, ¿a dónde llegaremos?
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Hoy día usamos la expresión “el espíritu y la letra” para dar a entender lo distantes que están unas interpretaciones de la Biblia de otras, con las trágicas consecuencias que esto supone. Ocurre que no interpretamos la Palabra de Dios, ni la aplicamos en nuestras vidas, sino sólo a partir de nuestras particulares filosofías, pensamientos, visiones y estamentos sociales particulares, y no somos capaces de renunciar a “lo mejor según nosotros lo entendemos”, en aras de “lo simplemente bueno porque no necesita ser ‘mejor’ ”, según lo entienden la Tradición y el Magisterio, los cuales no se equivocan cuando aplican, con la autoridad de la Palabra de Dios, dicha Palabra a cada circunstancia histórica o “signo de los tiempos”. La Garantía está en la Iglesia, una y universal en tiempo y espacio, jerárquica y apostólica en su Magisterio, “Cristiana” y santa en su vida, obras, liturgia y Tradición.
Por todo ello, el uso de las palabras relacionándolas entre sí “ESPÍRITU Y LETRA”, es necesario, en un intento de dejar atadas y bien atadas las enseñanzas AUTÉNTICAS de la Biblia y, con ellas, las del MAGISTERIO siempre autorizado de la Iglesia, INSTITUIDO POR SU FUNDADOR sobre Pedro y los Apóstoles, sobre el Papa, y los Obispos en Comunión con el Papa y con la Tradición Perenne y Universal de la Iglesia, transmitida incólume de generación en generación.
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Con todo, creo que las tensiones en la Iglesia, aunque debamos huir de ellas, son útiles, porque despiertan e invitan a seguir caminando, dada la tendencia que tenemos hacia el abandono, la rutina, la autocomplacencia, y la ignorancia de lo que de verdad ocurre con nuestro prójimo. Las “defecciones” en la Iglesia nos despiertan y nos sirven de acicate, lo mismo que las fidelidades y buenos ejemplos. En las crisis de la Iglesia y las críticas hacia ella, encontramos una balanza en la que no hemos de prescindir de ninguno de sus dos platillos: junto con lo malo que encontramos, hemos de considerar lo bueno, y junto con lo bueno hemos de considerar lo malo. Si no lo hacemos así, estaremos teniendo una visión sesgada de la realidad.
En el “contraste” de la BUENA NUEVA, con el Evangelio, el Magisterio y Tradición de la Iglesia, está el meollo sobre el que se asientan las expresiones “Espíritu y letra” y “signos de los tiempos”, clave de los años del posconcilio.
Importa mucho lo que pone en el la Biblia y en el Evangelio escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” y “Si cuando llegues al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda y vete a reconciliarte con tu hermano…” Es decir, Fe y Obras: es así como hemos de escuchar la Palabra de Dios.
Viviendo la gracia EN HUMILDAD no hay interpretaciones que valgan. LA HUMILDAD DE MARÍA ES LO QUE SUBYUGÓ AL CREADOR (MAGNÍFICAT). María no interpretó la Palabra porque nunca se alejó de ella, sino que se hizo la esclava del Señor como Cristo, más adelante, se hizo esclavo de su Iglesia, e hizo un hermoso signo visible que lo confirmaba: el “lavatorio de los pies”, tan olvidado por nosotros. Este signo, letra y espíritu del Evangelio, debería ser resaltado y celebrado de forma especial en la Iglesia, y no sólo con el rito del Jueves Santo que, mal hecho, tiene un sentido folclórico pero, bien hecho, lo convertimos en signo eucarístico, en cuanto que nos invita a darnos los unos a los otros como Él mismo se nos ha dado.
Que el Señor nos bendiga.
-Gracias por vuestra atención. Pero me he quedado igual que estaba.
-Me quedo con lo dice L.F:
- Pero ya no podrán decir que no se les avisó. Como dijo Cristo a los fariseos que presumían de no estar cegados por el error: “Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís `Vemos´, vuestro pecado permanece” (Jn 9,41)
-Es decir como yo lo digo: "Pero ya no podrán decir que no se les avisó".
-O como yo lo aviso:
-Lo digo y lo repito:
-El espíritu del Vaticano II; y por ende la letra del mismo fielmente expresada en los evangelios y en el libro del Apocalípsis de la consigna "AGGIORMANENTO": es la invitación formal que Dios hace a los hombres a considerar que estamos ante el final de los tiempos.
-Y aquí, hoy día, los fariseos que han sido avisados; Porque sí que lo han sido: ¿quiénes son?
-Se entiende que si acorde a los signos de los tiempos que nos ocupan, en su autoridad moral, la Iglesia exhortare penitencia y oración general por nuestros pecados y los de los que no creen: Del mundo actual tal sería la confusión que éste, en su economía para empezar, se desbarataría como un castillo de naipes en tiempo y tormenta de arenas
-Y ni qué decir: Cómo serían, -que serán- el furor de las gentes en sus mundanáles proyectos de progreso y gobierno contra la Iglesia y sus seguidores.
-Lo cual, de cualquier forma, estando en justa causa profetizado así será. ¿Por quién... por estos fariseos; o por otros que no lo serán tanto?
Con Iceta conseguirán poco, de Munilla nada pero es que de Aillet no van a recibir, les va a quitar (literal) las ganas de seguir haciendo el mamarracho.
1) "No se consulta a los consejos y órganos preceptivos... estos colectivos son laicos, religiosos y presbíteros sacerdotes...". ¿Qué tan preceptivos creen ellos deben ser esos órganos y esa "masa" ante la autoridad de un Obispo? Para mí que lo que quieren es que el Obiso haga lo que ellos digan (i.e. lo que les dé la gana). Una reivindicación "democraticista". Eso no tiene nada que ver con la estructura que Cristo ha querido darle a su Iglesia. Con o sin Concilio Vaticano II...
2) "El espíritu del Concilio...". Es el pretexto. Y es que les traiciona el lenguaje. Sobre todo cuando ya se ha dicho y se está diciendo tanto sobre ese pretendido "espíritu" que se salta la letra y toda la tradición de fe. ¿Por qué no modernizan su cantilena? Si es que hasta las palabras y la memoria se les han quedado ancladas en los 70': una memoria anquilosada. Tristes estertores.
Por fortuna, les queda poco tiempo para seguir dando la lata. Muchos apostaron por los batasunos (izquierda, revolución, compromiso... y los terroristas como modelos), pero los etarras 'pasan' de ellos. Y son incapaces de regenerarse.
¡Qué daño han hecho! Porque ellos jamás admitieron las diferencias y el diálogo cuando tenían el poder.
Como bien escribe el padre, siguen con el vocabulario y las frases hechos de los años 60 y 70. "Una Iglesia que inculturizándose en la diversidad social de su entorno busca ser fermento, proponer la fe al que quiera optar". Buffff.
(PALABRAS DEL SANTO PADRE en la SANTA MISA PARA LA XXVI JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, Aeropuerto Cuatro Vientos de Madrid
Domingo 21 de agosto de 2011)
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