Un angelito llamado Nuria
Hacía tiempo que no me emocionaba en la acogida de Cáritas. Pero la historia de Manoli me superó. Llegó a España de allende los mares ilusionada con un nuevo Dorado esta vez en el camino inverso. El principio no fue malo a pesar de no tener “papeles”. Todavía atrapó los últimos coletazos de tiempos buenos, pero pronto se torció todo.
Hoy malvive en una habitación realquilada sin más apoyo que unos servicios sociales insuficientes y Cáritas que nunca falla. Por no tener, no tiene ni leche para su hijo de tres meses. Ayer hasta nos quería mostrar su pecho seco mientras lloraba. ¡Cómo va a tener leche, si hay días que come un yogur y un bollo escamoteados tras la estantería de un hipermercado!
En Cáritas le hemos facilitado un carrito para el bebé y la ropita que necesita, pañales y alimento para los dos. Pero hay más cosas. Un mes de alquiler de habitación que se debe y las maletas en la puerta. No tiene ni un euro para comprar un simple epiretal. Ni para un bono transporte.
A veces, cuando hay problemas serios, Dios manda un angelito para aliviar el sufrimiento. Hoy nos ha mandado un angelito pequeño, de apenas ocho años, que se llama Nuria.
Estaba charlando con Manoli. Nos ha pillado en un momento difícil. Los problemas se multiplican y sientes que no llegas. Pura impotencia. Y apareció el angelito Nuria de la mano de papá.
Jorge, ¿tienes un momento? Sólo dos minutos por favor. Y entonces Nuria ha sacado un sobre del bolsillo de su abrigo y me ha contado que esta semana fue su cumpleaños y que en vez de juguetes pidió a sus amigos un donativo para Cáritas, y que estaba en ese sobre. ¿Os imagináis? Sólo le dije: “hoy estaba necesitando un angelito y has sido tú”.
Me acerqué a Manoli. Y así se lo dije: “mira, no tenía nada, pero me ha venido un angelito con un regalo de parte de Dios”. No es que sea mucho, pero de momento tienes habitación un mes más y me parece que sobra algo para el bono transporte y el epiretal.
Dios es así. Y cuando menos te lo esperas te manda un angelito con algún regalo especial.
Hoy el angelito se llamaba Nuria.
5 comentarios
Mucho ánimo para Manoli y su niño
Le dije que la entendía pero que me resultaba una situación un tanto violenta, porque entendía que debía acudir primero a los servicios sociales. Me explicó que había estado en los servicios sociales y en Cáritas de Pamplona y que había terminado discutiendo con el responsable de Cáritas porque prácticamente todas las ayudas eran "para los de fuera" (una forma muy elegante de hablar de los extranjeros). El mal cuerpo que se me puso me dura hasta hoy.
Por supuesto que todos somos hijos de Dios, pero tampoco estaría de más establecer prioridades en cuanto a la caridad. Primero las situaciones más urgentes y después, en igualdad de condiciones ¿qué tiene de malo entender que la caridad empieza por uno mismo? ¿quién dejaría sin comer a sus propios hijos por dar de comer a su vecino?
No lo digo por su historia, Padre, pero es lo que a mí me pasó ayer.
Por otro lado, se suelen establecer prioridades, y ese es el motivo por el que los extrajeros suelen recibir más ayuda, porque generalmente tienen menos y la necesitan más.
Un saludo en la Fe
Y por supuesto para Caritas, yo ya sabe que soy no-creyente pero para ayudar no confio en nadie mas que en Caritas.
Por favor, digale a Nuria que la queremos!
Si a esa señora le quedasen realmente sólo dos años de hipoteca, entonces no tendría ningún problema (incluso habría que decir que tampoco lo tiene el banco, que sería probablemente el menos interesado en ejecutarla).
Por ley, cuando se ejecuta una hipoteca se debe utilizar el importe de su subasta para amortizar la deuda pendiente (que a esas alturas de la hipoteca debe ser una cantidad ridícula), abonando al desahuciado la diferencia. Si la vivienda no se pudiera vender en dicha subasta, aun así el banco deberá abonar al desahuciado su valor de salida, que creo que subió del 50% al 60% del importe original del inmueble (es decir, que aún tendría que abonarse al desahuciado más o menos un 50% de lo que pagó al comprar, supuesto que en esos dos años quede por abonar un 10% de la deuda, lo que a ojo aún me parece mucho).
Así pues, hablamos de alguien a quien se supone que van a echar de su casa, pero a quien también se supone que van a abonar al menos el 50% del valor por el que adquirió el inmueble. Con la caída de precios que se ha producido debido a la crisis, me parece indudable que con esa cantidad de dinero en la mano podrá comprar una nueva casa sin mayores problemas o, al menos, buscar un alquiler digno durante unos cuantos años.
De modo que me da en la nariz que la pedigüeña era probablemente una farsante y que decía eso de que le quedaban sólo dos años de hipoteca para, aprovechando la animadversión generalizada contra la banca, hacer más sangrante el cuento, sin caer en la cuenta del significado real de lo que estaba diciendo.
Naturalmente, la patada en el culo de Cáritas me parece también bastante dudosa, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de declaraciones de responsables de Cáritas en las que hablan del perfil de los nuevos pobres A LOS QUE ATIENDEN, que son a menudo familias jóvenes atrapadas por la hipoteca.
Lo siento, pero ni lo de la hipoteca ni lo de Cáritas tiene ningún sentido. No dudo que a vd le contasen semejante cuento, pero sí dudo y mucho que tal historia sea cierta.
Un saludo.
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