Padre, ayúdeme a ser santo
Tengo ganas de que alguien me lo diga. O que me pidan que les enseñe a rezar, me pregunten por un buen centro de formación o una tanda de ejercicios espirituales que merezcan la pena.
Verán por qué digo esto. Voy notando sobre todo en los comentarios que demasiadas veces echamos la culpa a los sacerdotes de todos los males de la Iglesia. Que si no celebramos bien, que si no dedicamos suficiente tiempo al confesionario, que si la liturgia, que si la ortodoxia, que si salimos, que si entramos.
Me parece una táctica tan antigua como ineficaz. Ya se sabe que la mejor defensa es un buen ataque, y siempre será más sencillo poner de relieve los fallos –que los tenemos- de los sacerdotes que iniciar un auténtico proceso de conversión al evangelio.
Quizá efectivamente la culpa sea de los curas que no sabemos motivar suficientemente a nuestros feligreses para que lleven una vida santa. Pero lo cierto es que un servidor la impresión que tiene es que los fieles lo que de verdad quieren es que no se les complique la vida, que haya muchas facilidades para todo, y que nos acomodemos a sus necesidades concretas.
En estos días de inicio de curso no sé si alguna familia nos habrá pedido orientaciones para ayudar a sus hijos en catequesis, pero seguro que todos hemos tenido peticiones para que hagan la comunión juntos los dos hermanitos que total apenas se llevan año y medio (y de paso los padres se ahorran una pasta). No creo que muchos padres nos pidan ayuda para iniciar en la fe a los chiquitines, pero sí nos dicen que el bautizo del niño tiene que ser exactamente tal día que es cuando la madrina está aquí, ya que vive normalmente a diez mil kilómetros. Tampoco es que tengamos avalanchas de personas pidiendo vivir mejor la eucaristía, pero sí que tenemos peticiones de más horarios que casi nos exigirían un horario de misas imposible. Los novios aguantan la formación mínima como sea, eso sí, luego se pasan las horas decidiendo las flores y se agarran rebotes monumentales cuando dices que música de los Beatles en la comunión pues que casi mejor no.
No. No me quejo de mi vida como sacerdote. Pero sí creo que es bueno que de vez en cuando se asomen a la arena de la vida parroquial desde el lado del cura. Y que comprendan que puede ser descorazonador sentirte como alguien a quien se acude tan solo a pedir, a buscar la conveniencia y acabar con la sensación de que eres la disculpa para la fiesta familiar. Cuántas reuniones con los padres hablando de la educación cristiana de los niños sin apenas participación. Eso sí, el día que se habla de fotos y fotógrafo en las comuniones, ese día arde Troya. Triste realidad.
Evidentemente no todo el mundo es así. Y en todas partes tenemos gente buenísima, preocupada por su fe, cariñosa con sus sacerdotes, excelentes colaboradores y todo lo bueno que se pueda decir. Pero no me negarán que demasiadas veces lo que se nos demanda a los sacerdotes no es fe, espiritualidad, formación, sino más bien comodidad, celebraciones “monas”, que seamos menos exigentes con las cosas de la fe y nos adaptemos a la vida moderna, que es algo así como adaptarte al secularismo más feroz.
Por eso no nos lo tomen muy en cuenta si un día andamos cansados, desanimados o algo bajos de moral. Somos humanos. Y nos pasan cosas. Y esto de querer anunciar a Jesucristo y descubrir que lo que en realidad quiere la gente es que hagan la comunión los dos hermanitos juntos para ahorrarse una comilona te deja un tanto “plof”.
28 comentarios
vaya por delante que pienso que tiene toda la razón.
Pero el último párrafo me ha hecho recordar un vídeo de youtube que un día colgó mi hijo mayor, que es seminarista, en la página del seminario menor. (El vídeo no es suyo, sólo lo encontró y compartió...)
http://www.youtube.com/watch?v=ch9EcmpamwA
Un abrazo muy fuerte, y rece por nosotros, que lo necesitamos.
José Manuel Genovés
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Jorge:
Gracias a vosotros. Me ha encantado el video y me ha emocionado. Que Dios os lo pague.
Buena parte de las desazones que nos comparte hoy existen, de manera analoga, en casi todas las otras actividades profesionales que se realizan de cara al publico. Hasta ahi lo normal.
Lo anormal es algo que se deja entrever en su texto y que me parece vicio comun entre los curas: la pretension, casi "craving" de tener feligreses dirigidos espiritualmente, como si la direccion espiritual fuese inherente al ejercicio del sacerdocio ministerial.
Y este desvio se me presenta problematico. La labor de ustedes es la administracion de los sacramentos, la predicacion del Evangelio y la administracion, de estas dos maneras, de la multiforme gracia de Dios.
Pero, que es eso del ejercicio de la direccion espiritual y que importancia tiene en la vida del cura? Pues las mas de las veces un antojo, no mas, y las mas de las veces cero importancia.
Si no tiene dirigidos espirituales, tranquilo. Y si los tiene, desconfie de si mismo por haber desedo meterse donde su vocacion no le llama.
Y para esperar a los feligreses esta el asiento del confesionario.
Rece por nosotros (creo que ya lo he dicho) que nosotros y nuestros hijos rezamos todas las noches por todos los sacerdotes.
José Manuel Genovés
Así nos va a ambos. Ni ustedes nos soportan a nosotros, ni nosotros a ustedes. Como diría José Ángel Antonio: ¡menudas comunidades formamos!
Aproveche para hablarle de lo importante que es por ejemplo que reze con ellos por las noches, y luego vaya poco a poco.
Cierto que nos quejamos mucho de nuestros sacerdotes, pero es que se nos olvida rezar por ellos y conocerles poco a poco.
Aunque creo que el tema también funciona a la inversa cuando el sacerdote reza por sus feligreses e intenta conocerlos.
;-)
La inmensa mayoría de los pastores que conozco son magníficos pastores. Unos tienen más "carisma", "enganchan" más. Otros menos. Todos tienen sus "miserias", son humanos. Algunos tienen más "dormido" el origen de su vocación, otros menos...
Pero, o bien he tenido muchísima suerte, o bien la mayoría de los sacerdotes son dignos sacerdotes. No recuerdo ninguno que me haya defraudado cuando me he acercado a él para buscar al Señor.
Y por otra parte, YO SÍ QUIERO SER SANTO. Perdón por el grito, pero es gritando como quiero decirlo. Soy tremendamente pecador. El demonio es muy astuto, y Príncipe de la Mentira. Me engaña contínuamente. Pero es cierto que quiero ser santo. Y por eso acudo con frecuencia a la Confesión y a la Eucaristía. Y por eso rezo día y noche, y por eso rezan mis hijos. Y por eso busco continuamente sacerdotes que in persona Christi me ayuden a serlo. No que lo haya logrado, conmo dice S. Pablo, pero bueno...el camino está claro, y en eso andamos.
Un saludo afectuoso.
José Manuel Genovés
Le diré, uno mira la santidad de los sacerdotes, como se la mira a los hermanos en la fe, cada uno lleva un poco de ella así como de pecado, sin embargo, existen curas que se salen de lo común ya que en ellos la dosis de virtud sobresale.
Lamentablemente no es una mayoría por lo que católicos como yo que tampoco somos mayoría nos resulta muy difícil hallarlos para pedirles que nos ayuden a ser santos.
Y es que, además, sucede otra cosa, los católicos hemos llegado a estar convencidos de que santidad implica colaborar y eso es un grave error. Puede observar eso en la pasión con la que algunos pocos un tanto más piadosos y colaboradores se toman sus funciones dentro de la parroquia. Se les pervierten sus intenciones cuando confunden santidad con participación. De eso no digo que tengan culpa los curas pero si un poco ya que no los corrigen. No los corrigen porque es obvio que los necesitan.
Toda esta situación de la Iglesia es muy complicada pero no digo que sea imposible de corregir.
La solución la veo en lo que señala el Papa en cuanto a que necesitamos volvernos al Señor como individuos, encontrarnos de nuevo con el y reconocer que es El quien nos da identidad. No la administración de bienes espirituales y materiales de una parroquia, no lo mucho o poco que nos entregamos a lo pastoral. No. Volvernos con el corazón desnudo hacia el Señor.
Por eso, y aunque se sale un poco del tema, les ayudaría mucho a los curas y a los laicos, asistir a misas ad orientem ya que el gesto de unos y otros, da forma a la fe. Necesitamos celebrar de cara a Dios frecuentemente para aprender a reconer su rostro.
En fin, me disculpa si me excedí. Dios lo bendiga, es claro que para usted la santidad es importante tanto como para mi.
Cito de la exhortación postsinodal Pastores dabo vobis, del Beato Juan Pablo II, Papa:
En esta perspectiva, la atención a las vocaciones al sacerdocio se debe concretar también en una propuesta decidida y convincente de dirección espiritual. Es necesario redescubrir la gran tradición del acompañamiento espiritual individual, que ha dado siempre tantos y tan preciosos frutos en la vida de la Iglesia. En determinados casos y bajo precisas condiciones, este acompañamiento podrá verse ayudado, pero nunca sustituido, con formas de análisis o de ayuda psicológica.(111) Invítese a los niños, los adolescentes y los jóvenes a descubrir y apreciar el don de la dirección espiritual, a buscarlo y experimentarlo, a solicitarlo con insistencia confiada a sus educadores en la fe. Por su parte, los sacerdotes sean los primeros en dedicar tiempo y energías a esta labor de educación y de ayuda espiritual personal. No se arrepentirán jamás de haber descuidado o relegado a segundo plano otras muchas actividades también buenas y útiles, si esto lo exigía la fidelidad a su ministerio de colaboradores del Espíritu en la orientación y guía de los llamados.
Y cito del "Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros" Dives Ecclesiae, de la Congregación para el Clero:
De manera paralela al Sacramento de la Reconciliación, el presbítero no dejará de ejercer el ministerio de la dirección espiritual. El descubrimiento y la difusión de esta práctica, también en momentos distintos de la administración de la Penitencia, es un beneficio grande para la Iglesia en el tiempo presente. La actitud generosa y activa de los presbíteros al practicarla constituye también una ocasión importante para individualizar y sostener la vocación al sacerdocio y a las distintas formas de vida consagrada.
Es obvio que el P. Jorge seguirá más los consejos de un Papa beato y los de un dicasterio romano que los de un cismático.
Supongo que, en tu línea irónica, lo de que el blog de Dom Terzio "merece la pena" es una broma. Pero te has pasado con el mal gusto de la broma. ese blog, anónimo, pero que no oculta ser de un sacerdote, ha traspasado mil veces la línea de lo tolerable. Pero hace un par de días, desde la más brutal falta de respeto al Papa, ha publicado una exhibición estridente de descalificaciones, burlas y desprecios hacia el Año de la fe, el Sínodo de los Obispos, el Beato Juan Pablo II, el Concilio Vaticano II (una vez más) que ha debido atentar contra no menos de seiscientos artículos del CIC. Si yo fuera su Arzobispo le retiraba la parroquia de inmediato. Si es que sabe quién es, porque el anonimato protege tanto... que nos vuelve muy valientes.
Creo que no se puede el asunto desde el punto de vista del laico o del sacerdote, sino del punto de vista del que quiere seguir a Cristo de verdad.
Ya se ha hablado muchas veces el estado de los laicos - como Vd relata - y el estado de tantos sacerdotes - como otra veces se comenta -. En realidad es el mismo problema y es doloroso para todos. Para un sacerdote fiel, lo es aún más, puesto que no tiene una parcela humana, como el matrimonio, que le sirva de desahogo y además su vinculación con la parroquia es total.
Rezo por los sacerdotes, porque el trabajo bien hecho de un sacerdote, es heroico. En su caso, a sus años, sin negociar lo innegociable y perseverando... sabe que lo tiene casi acabado.
http://www.almendron.com/tribuna/la-hermosura-misma/
Padre le iba a decir que obedeciera a tulkas... "sonría Padre" jeje, pero Luis Fernando lo puso en su sitio con toda propiedad.
Gracias Padre , sigo rezando para que Dios le otorgue el privilegio y el deseo de su corazón de tener en su parroquia su Adoración Perpetua.
¡Ah la fe de nuestros sacerdotes!
http://www.revistahuellas.org/default.asp?id=266&id2=150&id_n=4327
Quizá se nos ha olvidado mirar al otro con los ojos de Cristo. Más que exijir a los demás, pidámos que se nos otorgue una fe más fuerte y luego a "pelear" por Dios.
No se preocupe porque mi comentario parezca demasiado extremo. Lo dije un poco en tono de humor irónico, aunque algo de verdad hay en ello.
Le felicito por las experiencias tan gratas que atesora. Las mías, más que opuestas, son de una marcada ambivalencia. He conocido sacerdotes muy buenos, regulares y malos de solemnidad, como hermanos feligreses con igual distinción de calidades. Y en mis relaciones con unos y otros ha habido de todo: encuentros, encontronazos, ilusiones, desengaños...; como en cualquier otro ámbito de la vida (¡a ver si nos vamos a considerar distintos o superiores a los demás por ser cristianos!).
Obviamente, yo también soy pecador. Yo no gritaría mi deseo de santidad, pues soy muy consciente de mis limitaciones, pero aspiro (y espero con fe) a que el Señor me indique la forma concreta que ha de tomar mi vida para cumplir el anhelo de ser un buen hijo suyo. Acudo a misa casi a diario, comulgo mucho, confieso poco y rezo sin disciplina, a deshoras, en función de mis fuerzas o de mi cansancio. Mi relación con Dios suele ser de sequedad, desértica, pero nunca olvido los momentos fugaces de oasis, lo mejor sin duda de mi vida. Por supuesto, en esa relación no controlo nada de lo que ocurre. Y en eso también andamos.
Reciba un saludo afectuoso.
Es simplemente poner un orden de prioridades inexcusable, porque una cosa son las actividades inherentes al orden sacerdotal y otra las practicas muy recomendables.
Si un cura esta preocupado porque la gente no le pide direccion espiritual, que se preocupe primero de si pasa ya no digo horas, sino dias enteros en el confesionario.
gracias por tan amable respuesta. En efecto, de vez en cuando el Señor nos regala "momentos fugaces de oasis", momentos "fundantes" donde afirmar nuestra fe. Después del Tabor siempre viene Getsemaní. ¡Menos mal que todo es Gracia! Me ha alegrado en el corazón , de verdad, su comentario. La Comunión de los Santos funciona, también, a través de Internet. Rece por nosotros, se lo suplico.
Afectuosamente,
José Manuel Genovés.
No quiero entrar en la discusión de si es "católica" o no la dirección espiritual. Lo que creo es evidente es que en ningún momento ha expresado D. Jorge preocupación "porque la gente no le pide dirección...", sino que "lo que se nos demanda a los sacerdotes no es fe, espiritualidad, formación..."
Habla de enseñar a rezar, de ejercicios espirituales, de vivir mejor los sacramentos, de solicitar ayuda para formar mejor a los hijos en la fe...
Nada de eso es dirección espiritual.
Con lo que el tema que usted plantea creo que es un off topic.
Atentamente,
José Manuel Genovés.
-Padre enséñeme, si puede, a conocerme a mi mismo.
-Porque yo creo que el mejor don que Dios puede dar a uno mismo es quel que consiste en "no engañarse a símismo" en el ser, estar y obrar en esta vida según sea la misión que Dios le haya encomendado. Aunque el mundo entero esté contra él. Y lo crucifique
-Porque desgraciado de aquel que no tenga misión conocida que hacer en esta vida. Siempre andará a oscuras.
-Dicho de otro modo cuando uno está en su verdad, la suya propia. Sea aquella que consiste en conocerse a símismo. Y por ende saber de dónde uno viene, dónde uno está y a dónde uno debe de ir. El resto asunto de otros.
-Cristo que sabía de dónde venía, y sabía dónde estaba, y a dónde y cómo debía de ir. Y sabía que solo Dios es bueno y solo Dios es Santo nunca dijo yo soy santo, yo soy bueno. Y fue crucificado.
-
Y sí, obviamente la mejor dirección espiritual se hace en el confesionario.
Pónganse en la actitud de meros voceros del Evangelio y de la doctrina de la IglesiaY a lo mejor se cumPle eso de "las ovejas oyen mi voz".
Un ejercicio interesante seria el siguiente: dejen de improvisar homilías, pero también de pensarlas o incluso de redactarlas, limitense a leer desde el púlpito (!!!!! horror vacui)
las del Crisostomo, las de Agustín, las de san Amtonio de Padua (de este ultimo mas de uno no aguantaría ni un vuelco) y a ver que pasa.
Yo lo he visto hacer... A un bizantino...
Sólamente el Papa y los obispos en comunión con el Papa, tienen la Autoridad, con mayúscula, porque esa Autoridad proviene de Dios, para corregirle.
Pensar mal de los sacerdotes y obispos es cosa de las tinieblas, y si andamos en el camino de la luz, no podemos vivir así. Porque cuándo más se critica a los sacerdotes y obispos, más se endurece el corazón, se pierde la fe, se pierde de vista a Cristo, y caen en infinidades de tentaciones.
De todas formas, el Señor nuestro Dios, siempre si se lo pedidmos humildemente, nos traerá sacerdotes que agraden al Corazón de Jesús, más le pediremos que nos libre de los lobos con piel de oveja.
Los sacerdotes son buenos pastores, los que no son buenos pastores, hemos de rogar por su conversión y salvación. Pero no ofendamos a Dios cuando se critica a quien sea.
Podría usted hacer algo parecido con la gente que acuda a su confesonario, sugerirles la lectura de la Biblia, o de un libro piadoso, del Catecismo, vidas de santos...o darles fotocopiado algún artículo que hable de Dios que a usted le haya impactado y que sea inteligible para ellos. Eso lo han hecho conmigo algunos curas con los que me he confesado y me ha entrado el gusanillo de conocer más a Dios y acercarme más a Él.
Y no sea tan pesimista aunque no vea los frutos de su trabajo, Dios tiene sus tiempos, a veces lo que nosotros sembramos les toca recolectarlo a otros.
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=25434
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