Me imponen fotógrafo y floristería
Esta tarde tengo boda en la parroquia. Nada que objetar a la misma. Los novios han hecho el curso de preparación con nosotros y parece que se lo han tomado en serio. Familias practicantes, matrimonio con misa y en la parte musical dúo de viola y oboe interpretando música clásica. Bien es verdad que me hablaron de algo de “Metallica” y alguna cosa de Los Beatles, pero les dije que no era conveniente y sin problemas.
Tengo la inmensa suerte de no tener muchas bodas en la parroquia, lo que me permite preparar a los novios y ver con ellos cada detalle, incluyendo fotos y flores.
En cuanto al adorno floral, suelo sugerir a los novios que se dirijan a un centro especial de empleo cercano. Son personas con discapacidad, lo hacen bien, no van mal de precio y conocen la parroquia. Si deciden otra floristería no pasa nada, pero sí pido hablar yo con ellos para evitar sorpresas desagradables. Por ejemplo, que me coloquen un centro delante del altar que tape el cáliz y casi a un servidor. O que me conviertan la parroquia en el jardín botánico. O que organicen los adornos de forma que no permitan el normal desarrollo de la ceremonia. Y estas cosas pasan.
Y en cuanto a las fotos no obligamos a exclusiva alguna ni imponemos profesional. Pero también pido entrevista previa con el fotógrafo, insisto, para evitar sorpresas desagradables. Recuerdo, por ejemplo, en una ocasión, y ya en pleno ofertorio, que un fotógrafo se me vino al altar, se puso a mi lado, y me dio con el codo mientras me decía: “¿le importa apartarse un momento?”
Yo no tengo problema porque son pocas bodas y todo se puede tratar personalmente. Caso distinto es el de los templos donde pueden llegar a celebrarse cinco o seis bodas cada fin de semana. Ahí comprendo que los sacerdotes responsables hayan tomado la decisión de que las flores las ponen únicamente Pepe, Juan o Manolita y así van sobre seguro. Y en cuanto a las fotos Antonio, Marisol o Raquel. Porque es la única manera de no llevarte disgustos. Sabes que conocen la liturgia, que harán las fotos esenciales y en los momentos clave y que no van a incordiar. Es que no queda otro remedio.
¿Y lo de las flores y las fotos no es más bien un tema económico? También, pero no es el único ni el más importante. Los templos tienen que mantenerse, cubrir los gastos de funcionamiento y su amortización. Si un florista o un fotógrafo hace negocio gracias a la iglesia, no parece descabellado que ofrezca un donativo.
Cuando en un templo determinado la abundancia de bodas es notable, hay que comprender que hayan optado por limitar el abanico de floristerías y fotógrafos a unos poquitos de confianza. Y es que no hay otra forma.
Yo, afortunadamente, me puedo tomar otras libertades. Pero yo porque tengo diez o doce bodas al año. Sin tuviera cincuenta también tendría que poner otras condiciones.
22 comentarios
Entiendo la postura de querer hablar con el fotógrafo, para evitar sorpresas desagradables como la que usted relata, incluso de hablar con anterioridad con la floristería, pero no es de recibo que el sacerdote limite las posibilidades de contratación ni de fotógrafo, ni de floristería.
Me explico. Los novios en el día en que se casan, uno de los más felices de su vida sin duda, tienen que tener el derecho a elegir que todo esté de su agrado, y a su gusto, siempre que no incurran en molestias para el normal transcurso de la ceremonia.
Y entrando en esta cuestión, puede darse el caso que el adorno floral que deseen lo hayan encontrado en una floristería que no esté dentro de las aceptadas por el sacerdote. O que la floristería con la que desean trabajar los novios sea un compromiso suyo, o Dios sabe que. El sacerdote sólamente deberá comprobar que el trabajo de la floristería en el interior del templo es aceptable. Otro tanto pasa con el fotógrafo. La pareja puede tener un conocido que sea fotógrafo, puede gustarle el trabajo de un determinado fotógrafo (de unos a otros va un abismo), o pueden tener un compromiso por amistado cualquier otro motivo. De manera que el sacerdote no debe entrar en esta elección sino es para otra cosa que para darle instrucciones al fotógrafo determinado por la pareja.
También cabe la posibilidad, cada día más frecuente, que las floristerías y fotografías con exclusividad por parte de un sacerdote, adulteren los precios de sus trabajos sabiendo que no hay posibilidad de elegir otros. De esta manera el sacerdote contribuye a generar en el mejor de los casos un oligopolio, cuando no un monopolio, y esto va en contra de la justicia y la igualdad de oportunidades.
Otra cuestión no menos importante, es que cuando un sacerdote impone floristería y fotógrafo, da la impresión, aunque esto no sea cierto, de que tiene intereses económicos con dichas floristerías y dichos fotógrafos, ofreciendo una malísima impresión. Ya se sabe ese dicho que dice que "la mujer del César ha parecer honrrada además de serlo".
Por último, yo que me he casado recientemente (dos años hace ahora a primeros de octubre) le diré que el donativo es únicamente cosa de los novios, y no de las floristerías o de los fotógrafos. Me sorprende muy negativamente eso que dice de que la floristería o el fotógrafo tengan que hacer "un donativo", que si es obligado no es donativo, sino impuesto revolucionario. Las flores ya quedan en el templo sin coste para la iglesia, y el fotógrafo, como los músicos, o como los invitados, vienen con los novios para acompañarlos, no para que la iglesia obtenga beneficio de ello. Por volver a mi caso personal, el sacerdote no nos impuso ninguna limitación, como por otra parte debe ser; y está mal que yo lo diga, pero ya fui yo suficientemente generoso como para que nadie que me acompañe tenga que pasar de forma obligada por caja, tan en así que el propio sacerdote me dijo que no quería cogerlo, y sólo lo hizo cuando yo le insistí. Así da gusto. Por cierto, recuerdo que por mi boda tuve que pagar una cantidad cercana o aproximada a los cien euros, para gastos de la la iglesia y de tramitación de documentos. De manera que me parece muy correcto que el sacerdote incluya unos gastos a los novios, pero hasta ahí.
En estas cosas del dinero, y con las excepciones de lo normal por ofrecer las mismas y otras cuestiones similares, creo yo que debe ser el feligrés quien decida lo que dar y que sea Dios quien le premie o castigue, y no el sacerdote, para no acrecentar más la imagen negativa y un tanto pesetera que tiene una gran parte de la sociedad de la Iglesia.
Espero que mi opinión le sirva para tomar otro punto de vista sobre esta cuestión. Respeto mucho la suya, pero considero que el sacerdote tiene que respetar al máximo, con las expresadas excepciones, la voluntad de los contrayentes.
Un abrazo.
Manuel.
http://about.me/majovimo
Me alegro de ver que desde la iglesia se animan con las nuevas tecnologías, aportando una información y opinión desde el otro lado de la ceremonia. En ciertos aspectos admiro su iniciativa, dando libertad a las parejas para elegir su música, asesorando y aconsejando desde su experiencia, lo cual es un valor añadido que no siempre se ve en las parroquias.
Respecto al tema que me ataña directamente, las fotografías, no es de recibo en ningún caso el imponer o vetar a ningún fotógrafo. Tal como dice, es posible que algún fotógrafo haya "sacado los pies del tiesto", como se dice por mi tierra, pero gente falta de profesionalidad hay en todos lados. Del mismo modo que hay fotógrafos impresentables, hay sacerdotes que ofician la ceremonia como si de un discurso mecánico y autómata se tratase, lo que desluce mucho más tan importante momento que algunos de los aspectos que comenta en su entrada.
Por otro lado, el reunirse con el fotógrafo o videógrafo me parece una iniciativa magnífica, ójala hubiera más como usted, ya que para nosotros es una situación un tanto tensa en según que ceremonias donde ya los novios nos avisan que el cura es "de cuidado". Sabemos que ustedes están desarrollando su trabajo, la mayoría le pone empeño y dedicación, de la misma manera que nosotros, pero, al igual que en ningún caso decimos de qué manera debe decirse la omilia, o en qué momentos debe hacer tal o cual cosa, es extremadamente avergonzante que a uno le digan cómo tiene que trabajar. Somos profesionales, cualificados y con experiencia, y al igual que el sacerdote, sabemos lo que tenemos que hacer (con algunos elementos que son excepciones como digo, pero que también se dan en el lado del sacerdocio).
Al igual que las parejas deciden celebrar su matrimonio por la iglesia, hacen un esfuerzo en decorar la iglesia, tener la mejor música, y las mejores fotografías que pueden pagar, por favor, señores sacerdotes, no lo hagan por nosotros, hágalo por las parejas que nos contratan para plasmar sus recuerdos en imágenes y permítannos trabajar sin interferencias. Con respeto y educación es perfectamente posible.
Un saludo,
Manuel de Castro
http://bodayfoto.es
Y sí, aunque no tengan la exclusiva, ni haya comisiones, siempre hacen donativos razonables a mi parroquia.
De las flores se ocupan los mismos novios, en conformidad con sus recursos y de acuerdo con el párroco y las condiciones del templo.
Y para no ensuciar demasiado, y fuera ya de lo que afecta a la liturgia: pétalos, arroz y todas esas cosas, fuera del templo. Sugiriendo el uso de las pompas de jabón...
Es todo de lo mas sensato. Si hay tiempo para ello que elijan los novios, sino pues se tienen unos fijos (los novios que seguro que gustan de informarse de todo, ya sabran como se hacen las cosas alli, y si no les gusta pueden ir a otro sitio, digo yo).
Lo fundamental en una boda no son ni las fotos ni las flores, sino la celebracion.
Me vienen tambien a la mente bautizos, comuniones y bodas en las que todo el mundo hacia fotos cuando queria. Aquello si que era un jolgorio continuado (y una pelea continua por conseguir la mejor posicion).
En mi parroquia tomaron medidas contra esto, y ganamos todos. Fotografo unico, si se quiere tambien video unico, y despues se distribuye.
La celebracion es mucho mas tranquila, la gente esta a lo que tiene que estar y no se pierde lo que esta haciendo con la excusa de recordarlo en el futuro (cosa que pasa mucho), y las fotos son mucho mejores.
En contra del parecer de algunos comentaristas que se han quejado cortestemente de que el párroco pueda imponer el fotógrafo o la florista y más aún de pedir donativos a estos profesionales, soy de la opinión de que el párroco está en su perfecto derecho a ello. En primer lugar, porque la casa de Dios no es una casa cualquiera ni de cualquiera. Y al igual que en casa ajena uno no puede comportarse como si fuera la propia a no ser que su propietario se lo permita, y siempre que nuestro comportamiento no la dañe u ofenda a su titular, con mucha más razón en un templo y en el momento de impartir un sacramento. Y en segundo lugar, el sacerdote no es un "profesional" como otro cualquiera, que tenga un "trabajo" como el de otro cualquiera.
Yo me casé en la parroquia que le correspondía a mi mujer, un modesto templo de una barriada del extrarradio sur de Madrid. Los preparativos fueron modestos. El fotógrafo era de confianza del párroco (una persona de lo más amable y educada -digo, el párroco, aunque también lo era el fotógrafo-), y aparte de consultarnos las lecturas, poco más decidimos. Nos colocaron en un lateral del altar, no de frente, y bajo unos murales escritos o pintados por unos escolares. Esto, tal vez, no nos gustó demasiado. Pero tampoco nos importó mucho. Lo importante era otra cosa.
Mi padre y madre se casaron en una capilla. Ella de traje y papá con su saco y corbata normal. No hubo nada de nada en el templo que distrajera a ninguno de lo que estaba por suceder. Así fue educada y hasta el momento he logrado sobrevivir sin muchísima cosa inútil de esas que la mayoría no pueden prescindir.
:)
Lo primero, soy cristiano católico y practicante. Además, soy fotógrafo profesional, estoy de acurdo con casi todo su artículo a excepción de la parte en la que "entiende" que haya párrocos o parroquias que impongan (lo siento, es así de crudo pero es la palabra correcta, impongan) fotógrafo o floristera o lo que sea.
Para empezar, atenta contra la libertad establecida en nuestra constitución española, y ya hay jurisprudencia, no tiene ud. nada más que pedirla creo que al obispado de Zaragoza.
Segundo, atenta contra la decisión de la conferencia episcopal que en el año 1983 dictaminó sobre el tema que, si bien los fotógrafos yo videógrafos deben de actuar con decoro y deben conocer que es la liturgia católica, no es admisible conceder exclusivas a ningún profesional, y mucho menos por motivos económicos. Y perdone que le diga, esto muchos compañeros suyos en el presbiterado lo incumplen.
Tercero, lo que debe de hacer el párroco es preocuparse, como bien hace ud., porque el fotógrafo que decida libremente la familia tomarle las fotos esté bien instruido, sea este quien sea. Y si la familia o el fotógrafo no accede a ese encuentro con el sacerdote para explicarle la forma de actuar, simplemente se les indica que no se le dará permiso para realizar el trabajo fotográfico. Es lo mejor, dejar esto bien claro.
Soy presidente, en funciones, de una asociación de fotógrafos, y créame, les doy muchísima caña a mis compañeros con este tema, que deben respetar y actuar de la manera más correcta y más decorosa posible, lo mismo que les indico que la forma de vestir también es importantísima. Lo que tenemos que hacer es ayudarnos entre todos, y seremos más y mejor cristianos y católicos.
Gracias por haber leído amablemente este pedazo de tocho que les he metido, y perdón por ello.
1) El fotógrafo y las flores no deben interferir en la celebración
2) El sacerdote debe supervisar que todo es respetuoso y digno. Tampoco hay que permitirlo todo.
3)Si el sacerdote impone fotógrafo y floristeria puede dar un equívoca impresión.
4)No hay que ser un sargento y los novios deberían tener margen para elegir siempre que se cumpla lo anterior.
5)En templos con muchas bodas la cosa se complica, y habrá que dar un criterio, pues puede ser aquello un mercado de abastos con tanta furgoneta de flores aparcada junto al templo.
En una cosa hay mucha discrepancia: en lo de pedir donativos. Es un tema al menos delicado. Personalmente opino que no, que no debería pedirse, y menos a los fotógrafos y floristas, aunque mal está que unos novios se gasten miles de euros en chorradas: banquete, trajes, viaje, etc... Y luego al sacerdote le den cincuenta euros. Tacaños.
Dejar un comentario