¿Cómo se le ocurre?
Hay que ver qué antojos tiene este hombre… Al final pretenderá que la Iglesia sea Iglesia…
13 comentarios
Debe venir de Babia.
Jajajajaja. Y ja.
N. del B.: No, de Babia no. De la catalana terra. Qué cosas.
N. del B.: Y joven y fermoso, como yo.
Jajajajaa
N. del B.: Es lo que les digo a mis compañeras del Colectivo Lula de Makramé espiritual chiriviri. Al final pretenderán que vayamos a misa y todo, sólo porque nos dejan los locales y nos financian las actividades. Estos curas están locos, que diría aquel.
Pero este hombre ¿quién se ha creído que es?
Debería intervenir la Conferencia Episcopal y parar sus episcopales pies. Jo.
N. del B.: Ese es el problema. Que la Conferencia Episcopal cada vez está más llena de obispos carcas porque en Roma no escuchan los consejos de personas bien informadas y bien informantes. Vergonzosismo.
N. del B.: ¿Si?
Se va a enterar este obispo. ¡En la asamblea de pastoral de mi parroquia vamos a aprobar un enérgico comunicado de condena al integrismo que está arrumbando el Concilio Vaticano II que vamos a mandar a José Manuel Vidal!
N. del B.: Ole!!! Que si el pueblo no se moviliza, estamos perdíos. Que los curas sólo quieren de mandar. Yastábien.
Me apuesto un duro de los de antes a que en sus catequesis no utiliza "El canto del pájaro" ni "El profeta" de Khalil Gibran. Qué fuerte... no?
N. del B.: Me apuesto una peseta a que incluso habla de... me cuesta decirlo... DIOS!!! Y está claro que si habla de Dios, no habla de los pobres, porque todos sabemos que si Dios existiese, no permitiría la pobreza, ni la explotación, ni la enfermedad, ni la prima de riesgo, ni los mosquitos... Vergonyós.
Capaz.
Con tal de llamar la atención, cualquier cosa.
N. del B.: Es lo que tiene ser un obispo estrella. Que por salir en los medios igual le da por decir incluso que la Virgen lo era. Antes durante y después. Cuando todo el mundo sabe que es una figura literaria. Y tal.
N. del B.: Pues eso mismamente decía yo. Porque Coelho y de Mello, son dulces como el caramelo. Me gusta de ellos hasta el pelo. Y son agudos como un anzuelo. Me voy a plantar un ciruelo.
N. del B.: ¡¡¡Cómo me conoces, locuelho!!!
ironía en los comentarios.Y no os vais a ir de rositas.
Así que afirmo, QUE SOIS CONTRA-SIGNOS,EJERCIENDO MALA PRAXIS EN CONTEXTO DE FORMACIÓN COMUNITARIA DE BASE SIN ENTREGAROS AL VECINO DEL 4º EN MUTUO RESPETO Y DONACIÓN EN CARIDAD SUPREMA.
Quizá he sido demasiado duro, pero meditadlo.
Me voy a clase de Reiki.
N. del B.: Usted no me dice eso en la calle. Por Gaia, Gea, Poseidón y Gargamel, un poco de respecto. Pongo a mi opción preferencial por testigo que no volveré a pasar hambre.
Está genial la viñeta, los comentarios y sus comentarios a los comentarios. Me he reido un buen rato de buena gana.
Pues a propósito del de don Jorge, quería traer aquí una moda que se está extendiendo en las homilías de los curas: es la de iniciarla con un cuentecito.
Tal vez no esté mal pues, eso eran las parábolas de Jesús. Pero he observado que el cura, se pasa el resto de la homilía comentándolo y dejando de lado la Palabra de Dios que se acaba de leer.
Suele ocurrir que el cuentecito en cuestión contiene los valores buenistas de la solidaridad, etc. Pero otros más específicamente cristianos y que pueden hacer más pupa, como el amor al enemigo, el perdón, la Cruz, las bienaventuranzas, etc, los deja de lado.
No me parece mal que alguna vez ocasionalmente se cuente un cuento para ilustrar las lecturas de la Misa, pero tengo la sensación de que lo que se hace es casi sustituirlas por el dichoso cuentecito. Y, como si éste fuera más importante que la Palabra, tras contarlo, toda la homilía gira en torno a él. Contado el cuento, se recuerda y se insiste sólo en el cuento buenista y de corte oriental y Nueva Era y se olvida la Palabra de Dios.
En mi parroquia llegó un buen sacerdote sudamericano, que incluso se pone a confesar más que los curas españoles, pero no hay homilía que no lleve su cuentecito. Y la costumbre la está tomando también el párroco que no tiene mucho don de palabra.
Y cuando voy a la iglesia de los jesuitas, lo mismo, cada homilía con su cuentecito.
Me parece que, como decía Isaías, abandonamos el Manantial de Agua Viva, para hacernos cisternas agrietadas que el agua no retienen.
N. del B.: Muchas gracias por las alabanzas que, naturalmente, merezco. Ya sabe que los genios nos prodigamos con cuentagotas, y, si además, somos vagos, nuestras producciones son limitadísimas en la cantidad. No somos como esos chabacanos tipo Mozart o Beethoven, que sacaban melodías como churros. Y así les quedaban, que no hay quien las soporte. Mucho mejor los artistas que sacan una canción cada verano... ¿para qué más? Waka waka, Bomba, La Barbacoa, Yo te esperaré... Fabulosas y eternas en el tiempo.
En fin. En cuanto al tema que usted comenta, debe tener en cuenta un dato. Los católicos somos tontos e incapaces de entender una parábola o un texto bíblico. Así que estos buenos pastores, en lugar de hincharnos las cabezas con explicaciones varias y aterrizajes de la palabra, mejor nos cuentan un cuentito y así nos vamos a la cama contenticos y esperanzaus. Que no hay nada mejor que el cuento de caperucita para entender que los niños son buenos, los lobos malos y los ancianos prescindibles. ¿Ve que fácil? Sin granos de mostaza ni tesoros escondidos...
Muchas gracias por contestarme y, lo dicho, que se prodigue un poco más.
Así, practicando un poco, tal vez deje de estar a la altura de esos genios más bien chabacanos que Vd nombra y alcance las cimas inexpugnables del Waka waka.
N. del B.: Sea como deseáis.
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