La enseñanza de Don Mendo
Seguro que el lector conoce bien, o al menos mucho le suena, la famosa obra teatral de D. Pedro Muñoz Seca titulada La venganza de Don Mendo.
Se trata de una obra cómica del género astracán cuyo único objetivo es hacer reír a base de retruécanos y juegos de palabras. Muñoz Seca es, sin duda, un genio en estas lides y como buen católico no tenía el menor reparo en sacar el lado divertido de las cosas y disfrutar con ello de unas buenas y sanas risas.
En esta obra existe un célebre y divertido parlamento entre D. Mendo y su enamorada Magdalena dedicado al juego de las siete y media. Para los que lo recuerden es, sin duda, uno de los fragmentos más desternillantes de la ya de por sí divertidísima parodia medieval.
Pues bien, hoy víspera del domingo de Gaudete (Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, ¡alegres!) la Iglesia nos invita a estar animosos y contentos en la preparación de la Venida del Señor.
Inspirado por este propósito, se me ha ocurrido replicar el dialogo entre Don Mendo y Magdalena para que, debidamente trastocado, pase de ser un juego de cartas a convertirlo en un juego de palabras que sirva para repasar las obras de misericordia
Y así me atrevo a ofrecerles La enseñanza (que no venganza) de D. Mendo.
Espero que les sirva… y divierta.
(Don Mendo a Magdalena)
Antes del anochecer
y en mi alazán caballero
iba yo con mi escudero
por el parque de Alcover,
cuando cerca de la cerca
que pone fin a la alberca
de los predios de Albornoz,
me llamó en alto una voz,
una voz que insistió terca.
Hice en seco una parada,
volví el rostro, y la voz era
del Marqués de Moncada,
que con otro camarada
estaba al pie de una higuera.
MAGDALENA.- ¿Y quién el otro era?
MENDO.- El Barón de la Concordia,
un aragonés simpático y guasón
que está en casa del Marqués
de huésped a la sazón.
Hablamos…
¿Y vos, en Adviento, qué hacéis?
¡Poco!…más bien poco
Y terció el de la Concordia:
¡Pardiez!, no os preocupéis
Yo os explico si queréis
las Obras de Misericordia.
MAGDALENA.- ¿Y por qué usó expresión
tan rara? Paréceme griego…
MENDO.- Es que tu inocencia ignora
que en menos de una hora, señora,
explicómelo con un juego.
MAGDALENA.- ¿Un juego?
MENDO.- Sí, un juego algo infantil
que te enseña si lo juegas
a prepararte gentil
obrando cual albañil
y en el Adviento te bregas
Completando el pareado…
¡al principio el verso incordia!
mas hallarás, una vez iniciado,
el palabro deseado
para obrar misericordia
MAGDALENA.- ¿y no son muchas, don Mendo?
MENDO.- ¡Serena escúchame, Magdalena,
a fin de evitar esforce
redújolo a una novena
pues, de suyo, son catorce
(empecemos vive Dios)
Para el que sufre dolor
o gran aflicción le asiste
acércate sin rubor.
consuela al triste
¡Y se sentirá mejor!
Y ninguna duda cabe
que para conocer la verdad
enseñar al que no sabe
le sanará cual jarabe
de su ignota necedad
La tercera bien aprende:
al cristiano que se enmiende
y aunque la cosa te inquiete
hasta setenta veces siete
perdona al que me te ofende
En estas, el Barón dijo «¡bicoca!»;
y el corazón me dio un brinco;
¿Qué hacer con quien se equivoca
… o yerra con ahínco?
En tal caso, dije presto, corregir toca
Viendo tamaña pobreza,
al auxilio del prójimo corrí,
No hacerlo es gran vileza,
o mejor dicho ¡bajeza!
ergo su necesidad socorrí.
Procura que no sea un yermo
tu adviento, con estas citas
pero trata de no ser muermo
visitando a un enfermo
¡así querrá que repitas!
Otro quinteto aun te dejo:
es labor muy exquisita.
De la amistad, es fiel reflejo
que a todo el que lo necesita
preciso es dar buen consejo
Y llegados ya al final
olvidé citar dos puntos.
De importancia es capital
y de cristiano universal
rezar por vivos y difuntos.
(Nota: la palabra en negrita es la que habría que adivinar)