Los acontecimientos de Rusia a la luz del Mensaje de Fátima
Conferencia pronunciada por el P. Werenfried Van Straaten, fundador de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, en mayo de 1992, en el congreso «Fátima y la paz». (Publicada en la Revista Cristiandad núms 829-830, en julio del 2000) (Las negritas son nuestras)
Al acabar la Segunda Guerra Mundial, mis superiores me pidieron que organizara, en Flandes, la ayuda para los catorce millones de alemanes expulsados de su patria, entre los que había tres mil sacerdotes. Era ayudar a los enemigos. Desde entonces, he considerado como mi vocación particular la reconciliación y la restauración de la caridad en la Iglesia y en el mundo, vocación más actual que nunca.
No quiero hablar de cómo hemos ayudado a la Iglesia en peligro en el pasado. Quiero hablar del presente y del porvenir. Séame permitido empezar enunciando una profecía del profeta Daniel que, me parece, afecta de alguna forma a los acontecimientos asombrosos que, en los últimos tres años han modificado el curso de la historia del mundo.
Al final de la Segunda Guerra mundial, que concluyó con la caída de Hitler y del Tercer Reich, la Unión Soviética se convirtió en una potencia mundial. Mucho tiempo antes, el profeta Daniel había profetizado al rey de Babilonia que después de él vendría un segundo, un tercero y, en fin, un cuarto reino, duro como el hierro, que destruiría todos los reinos precedentes pero que, a su vez, sería destruido por Dios sin que fuera tocado por mano de hombre (Dn 2,37-45). Cuando en su sueño Daniel vio surgir de las aguas la cuarta bestia, ¿tenía ante sus ojos a Stalin y a sus esbirros que, más de dos mil años después, exterminarían a cincuenta millones de hombres y llevarían a la ruina a centenares de millones más?
Juzguen ustedes a la vista de las citas siguientes del Libro de Daniel: «Hete aquí una cuarta bestia, espantable, terrible y extraordinariamente fuerte; tenía grandes dientes de hierro, comía y trituraba, y lo sobrante lo hollaba con sus patas. Era distinta de todas las bestias que la habían precedido» (Dn 7,7). «Se alzará un rey de mirada soberbia y experto en astucias. Su poder crecerá con fuerza (. .. ). Hará grandes destrozos y tendrá éxito en todas sus empresas. Destruirá a los poderosos y al pueblo de los santos. Por su habilidad la traición triunfará entre sus manos; se enorgullecerá en su corazón y destruirá a muchos por sorpresa. Se opondrá al Príncipe de los príncipes, pero -sin intervención de mano humana- será quebrantado» (Dn 8,23-25). «El tribunal se sentará y lo aniquilará para siempre» (Dn 7,26)
En 1989 vimos que -tras el Tercer Reich de Hitler- el cuarto Reich de Stalin ha sido quebrado por Dios «sin intervención de mano humana»: un prodigio, inexplicable por causas naturales. Se encuentra la explicación sobrenatural en la visión de la Mujer y el Dragón del Apocalipsis del apóstol Juan, capítulo 12, versículos 1-10. En esta visión, Juan ve a una mujer vestida de sol, la Luna a sus pies y una corona de doce estrellas sobre la frente. La liturgia aplica estas palabras a María. Ella es la madre del Cristo y al mismo tiempo el símbolo y el miembro principal de la santa Iglesia. Pero, otro signo aparece en el cielo. Es el adversario de la Mujer y del Niño: un dragón rojo como de fuego, llamado en otra parte «la antigua serpiente que es el diablo y Satán» (Ap 12,9). La corona de fuego significa su naturaleza mortífera. Por eso Cristo le ha llamado «homicida desde el principio» (Jn 8,44). Posee siete cabezas: muestran su carácter voraz, porque el demonio merodea como un león rugiente buscando a quien devorar (1 P 5,8-9). Tiene diez cuernos, signos de su formidable poder. Y sobre sus cabezas lleva siete diademas, expresión de su realeza, porque reivindica la dominación del mundo y Cristo le llama «el Príncipe de este mundo» (Jn 12,31). Este dragón rojo derriba a una tercera parte de las estrellas del firmamento y muestra así su odio a la luz, símbolo del mismo Dios: «cubierto de luz como de un mantel» (Ps 104,2). Se alza contra la Mujer para devorar a su hijo. Esta tentativa del demonio oculta todo el odio implacable que tiene a Cristo y a Su cuerpo místico. Cuando Cristo, subido al cielo, es sustraído por toda la eternidad al poder del dragón, la Mujer -que simboliza también a la Iglesia- queda expuesta a la persecución sobre la tierra. Ella huye al desierto, donde Dios le ha preparado un refugio. Esto significa, por una parte, que a pesar de la persecución, la santa Iglesia se encuentra siempre bajo la custodia de Dios, pero, por otra parte, que María siempre está junto a ella.
No, María no abandona a sus hijos. He aquí por qué Nuestra Señora, venerada tanto en el este como en el oeste -ella que, según la leyenda, asistió al ejército ruso como Nuestra Señora de Kazán, el 22 de octubre de 1612, tras la conquista de Moscú- ha posado de nuevo su mirada maternal sobre Rusia cuando, en 1917, en Fátima, se comprometió en la lucha contra la revolución mundial de Lenin. Esta revolución fue, por su misma esencia, una revolución total contra Dios.
En Fátima, María ha anunciado el remedio. Su revelación tiene poco eco y sigue la Segunda Guerra Mundial, que termina con la victoria del comunismo, que sojuzga a la mitad de la humanidad. He aquí las consecuencias: sin contar los innumerables millones de víctimas en China, en Corea y en Indochina… millones de personas muertas de hambre, asesinadas o exterminadas en el Archipiélago del gulag; un telón de acero a través de Europa y un muro dividiendo Berlín; una sexta parte de la superficie de la tierra ecológicamente siniestrada, la mitad de un continente, rico y fértil, humillado hasta la mendicidad, pero dotado de una arsenal de armas nucleares amenazando la supervivencia de nuestro planeta; decenas de millones de refugiados y centenares de millones de oprimidos; y, sobre todo, una persecución inaudita que ha privado a dos o tres generaciones de todo que es verdadero, bueno y bello, para abandonarles enseguida a su suerte, totalmente pervertidos.
Para hacer frente a este mal, nuestra acción de ayuda a la Iglesia en peligro empezó en 1947. Después de permanecer durante 45 años en el centro del combate, os digo: tras el juego de los diplomáticos y la palabrería de las conferencías internacionales, yace la lucha de todos los tiempos, aquella que Juan ha descrito en la visión de la Mujer y el dragón. El instigador de los espíritus infernales es Satán. La Reina de los Ángeles conduce las legiones celestiales. El que dijo NO a Dios combate contra aquella que dijo sí. He aquí el verdadero sentido de la revolución de Octubre y la única filosofia de la historia que explica las causas finales.
En Fátima, María nos ha revelado el remedio. Antes de que se supiera que Lenin había llegado a Rusia para desencadenar la revolución, María había llamado por seis veces, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre, a la cristiandad occidental a la oración, a la conversión, a la penitencia y a la consagración total a su Corazón Inmaculado, para que Rusia también se convierta y se evite que en tanto que órgano ejecutivo de Satán este país destruya el reino de Dios en innumerables almas; ya que María había añadido a su llamada: «Si se me escucha, Rusia se convertirá; si no, ella expandirá sus errores por el mundo entero, desencadenará guerras y persecuciones. Muchos justos serán martirizados, el Papa también deberá sufrir mucho, pueblos enteros serán extenninados». Dios ha confirmado estas palabras con el signo grandioso en el cielo de Fátima del que, el 13 de octubre de 1917, setenta mil peregrinos fueron testigos.
El milagro de Fátima no ha convencido al mundo. Los milagros de la misericordia de Dios en la Europa del Este, ¿convencerán al Occidente infiel? ¿Para cuándo el fin de la descristianización de los países cristianos, del materialismo de consumo que nos ha contaminado a todos, del egoísmo que prefiere los perros y los gatos a los niños, y que seca la fuente de las vocaciones sacerdotales? ¿Para cuándo el fin de las masacre de los niños antes de nacer?
No, Occidente no se ha convertido. Por eso la cuarta bestia no ha muerto. Ni en China ni en Rumanía. Ni en laex Yugoslavia. Y tampoco en el caos en que se disgrega elimperio de Stalin. La cuarta bestia no ha muerto. Se esconde.Lame sus llagas. Espera su hora. La hora del golpede Estado en Moscú. O la hora de golpear sin piedad enCroacia y en Bosnia-Hercegovina. ¿Dónde golpeará mañana?En la Europa del Este muchos tiene miedo…
Frente a esta situación dramática, no hay que pensar que la actual evolución de los países comunistas sea un espectáculo que podamos admirar de lejos, sin riesgo. No creáis que este drama pasará junto a nuestras vidas sin dejar huella, y no tenemos ningún papel que jugar aquí. No creáis que Dios, que dirige un «halte» atronador al comunismo, no tiene nada que decir a la cristiandad occidental que reniega demasiado a menudo de la doctrina de Cristo. ¿No escandalizamos así a los pueblos de Europa del Este que han abjurado de la fe en Marx y buscan a Cristo?
Los años de terror, de propaganda y de educación materialista han dejado cicatrices profundas en las almas de la cristiandad de la Europa del Este. El Telón de Acero no sólo ha aumentado la distancia geográfica, sino también la distancia psicológica entre el Este y el Oeste. Más que nunca, somos una cristiandad desgarrada. Incluso sin el Telón de Acero, el desgarro espiritual permanece. Ya no son comunistas, ni socialistas, pero no por eso cristianos lo que encontramos hoy en la Europa del Este. Todavía no tienen este nombre. Son «los que vienen después del comunismo». Son la antítesis de la tesis comunista y, por esto mismo, adversarios encarnizados de un sistema que han interiormente vencido. Tienen hambre de justicia, de libertad, de amor y de verdad, en una palabra, de todo aquello que el comunismo niega. Pero, ¡no caigamos en un error! Los que vienen después del comunismo no pueden ser incorporados sin más a la Iglesia. Están heridos y tienen necesidad de una nueva evangelización. Y para llevar a buen ténnino, de manera creíble, esta evangelización, para conquistar a los que han abjurado del materialismo ateo, Occidente debe renunciar en primer lugar a su propio materialismo práctico. Mientras no lo consigamos, seremos incapaces de reevangelizar a nuestros hermanos del Este. Roguemos intensamente por ellos, a fin de que el Señor les libere cuanto antes. Pero roguemos también por nosotros, para que Dios nos purifique y para que nuestro cristianismo engañoso no entorpezca la unión con los que, purificados por el sufrimiento, buscan la verdad. Por algo María, en Fátima, nos ha dicho que nuestra propia conversión debe preceder a la de Rusia. Durante más de setenta años, la Iglesia se ha opuesto al comunismo. Papas, obispos, sacerdotes y laicos han luchado contra esta fe de incrédulos, contra este sol glacial que congelaba todo lo que debía ser vivo, cálido y floreciente. Pero, en todas partes por igual, se han alzado hombres y mujeres que abrían del todo los brazos, como para captar el resplandor rojo sanguíneo del Este. Y mientras unos cerraban sus oídos porque oían la lamentación anunciada por esta luz aterradora, otros han cantado himnos arrebatados para saludar la tierra nueva que se había proclamado cielo.
Demasiadas veces, este conflicto ha sido una lucha entre pecadores. Porque la estulticia, la infidelidad, el egoísmo, la corrupción, la falsedad y la voluntad de poder, aunque esto signifique opresión, no son vicios específicos de los comunistas. Son también vicios de los que han jurado fidelidad a la democracia y a la doctrina de Cristo. El comunismo tenía sus dogmas y sus aspiraciones. Sus aspiraciones han sido la nostalgia de quienes habían sido privados de amor. Por culpa de los pueblos cristianos también, la fraternidad en e! Señor era para ellos letra muerta. Si se mira desde esta perspectiva a los millones de hombres y mujeres que en Occidente daban su voto a los partidos comunistas y a los centenares de millones que en el Este eran forzados a vivir y morir en la fe comunista, no se descubre sólo en ellos la voluntad de poder y una inclinación al caos; aliado del déspota, del aprovechado corrupto, del adversario inveterado de Dios y del Judas dispuesto a cualquier traición, se encuentra en sus filas también un sinnúmero de personas que han confesado el error y la mentira con más devoción, más fe y más energía que no hemos confesado nosotros la verdad.
Después del hundimiento de todos los valores y de todos los ideales comunistas, la tarea de la Iglesia consiste en predicar la Buena Nueva de Cristo a millones de descarriados. Pero, ¿como puede aceptar nuestra fe un antiguo comunista si no percibe nuestro amor? Sólo la prueba universal, y vivida durante años -que la cristiandad realice al fin el «ved como se aman»-, puede vencer el espíritu pervertido y la cultura. contra natura del comunismo, siempre vivos en innumerables corazones y que hacen fracasar cualquier reforma en la Europa del Este.
Entre Tirana y Vladivostok viven millones de poscomunistas en una situación desesperada. Después de haber sido liberados de un sistema que los ha extraviado, sojuzgado, explotado, mutilado espiritualmente y precipitado en la desgracia, constituyen una mezcla caótica de países y de pueblos que, como los tigres, siguen la ley de la jungla. Sin la ayuda extranjera no pueden salir de su miseria. Si no se les predica a Cristo todo el antiguo bloque comunista perecerá. Se convertirá en un cuerpo en descomposición ante nuestra puerta, un cadáver diez veces más grande que la Europa del Oeste. Un cadáver cuyo veneno y cuyo hedor contaminarán desde un principio el próximo milenio. Queridos amigos, si pretendemos considerar la reevangelización de la Europa del Este como nuestra tarea principal, mientras que nuestros desvelos se dirigen en primer lugar a mantener nuestro propio bienestar, no alcanzaremos jamás nuestro objetivo. Entonces, también nosotros entraremos a formar parte del lastre humano que ha hecho del buque corsario del Espíritu un navío mercante que de cristiano sólo tiene el nombre. Un barco mercante que no es ni brillante ni defendible y que no inspira ni admiración ni respeto.
Formamos un todo. Estamos embarcados en el mismo navío. Nosotros, los occidentales, viajamos en primera clase, en camarote de lujo; las gentes del Este, en tercera clase, en el entrepuente o en la misma bodega. Pero, es el mismo barco. ¿Para qué sirve estar en un camarote de lujo cuando el barco hace agua por todas partes? Incluso en primera clase nos iremos a pique. Y, ciertamente, el barco hace agua y está en peligro de hundirse. Y, por tanto, también nosotros, en el camarote de lujo, debemos tomar nuestras mangueras y bombear agua para salvar el barco. Formamos un todo. O nos hundimos juntos o nos salvamos juntos. Por esto debemos ayudar a nuestros hermanos y hermanas del Este.
Los principales proyectos -de un volumen financiero de unos treinta millones de dólares por año- que apoyamos actualmente en la Europa oriental son la formación y la subsistencia de seminaristas y de religiosos; la formación de periodistas auténticamente católicos; becas de estudio para sacerdotes en las universidades de Roma; la construcción o restauración de iglesias y conventos; la motorización del clero, el envío o la impresión de biblias y otras obras de carácter religioso y el apoyo del apostolado a través de los medios de comunicación. Quisiera decir algo más sobre nuestro apostolado a través de los libros y de los medios de comunicación social.
Muchos años antes del hundimiento del comunismo, habíamos empezado a enviar literatura religiosa a direcciones particulares en la Unión Soviética, y nuestros envíos aumentaron rápidamente. Al anuncio de nuestros envíos de libros hecho a través de la radio, recibimos en dos años más de medio millón de cartas, sobre todo de Ucrania, muchas veces dos mil por día: testimonios emotivos de hambre espiritual y de gratitud. Todas estas direcciones están grabadas en nuestro ordenador y les remitimos todas las novedades. Desde hace años mandamos cada día más de mil ejemplares de libros de plegarias, de nuestro pequeño Dios habla a sus hijos, catecismos, biblias y demás literatura religiosa.
Más importantes son aún los programas religiosos radiofónicos, producidos con la ayuda de un equipo ruso de primer orden. Se emiten cada día en ruso, ucraniano y lituano por Radio Blagovest, nuestra radio rusa, que significa «Buena Nueva». Estas emisiones son muy apreciadas en todo el territorio ruso. Son retransmitidas cada día por Radio Montecarlo, por once emisoras en Lituania, por Radio Lviv en Ucrania, por Radio Veritas en Manila y por la radio estatal de Bielorrusia. Como por milagro, cada semana nacen nuevas posibilidades. A menudo, la iniciativa parte de los ortodoxos. Por ejemplo, nuestros programas también son transmitidos a Moscú por una emisora que hemos ofrecido a nuestros hermanos ortodoxos. En contrapartida, ellos difunden gratuitamente nuestras emisiones católicas. ¡Es una emisora ecuménica! Desgraciadamente, al principio, nuestro corresponsal ortodoxo no consiguió la autorización para emitir. Mientras tanto, la emisora fue guardada en un almacén. Después vino el golpe del 19 de agosto. Todas las emisoras estaban en manos de los golpistas. Después de haber intentado arengar a la multitud desde lo alto de un tanque, Eltsin volvió a entrar desanimado en el Parlamento rodeado por la tropas y exclamó: «Me es imprescindible una emisora». Nuestro corresponsal ortodoxo, un diputado, le confió: «Yo tengo una». Una hora más tarde, un camión militar introducía la emisora en el Parlamento, escondida entre las ensaladas y los tomates. Algunas horas más tarde, Boris Eltsin podía pedir la ayuda de la población. Fue el principio del fin del golpe. Obviamente, obtuvimos inmediatamente autorización para emitir. Nuestra emisora permaneció hasta finales de diciembre en el recinto del parlamento de Moscú, difundiendo cada día nuestras emisiones religiosas. ¡Un verdadero milagro! Un segundo milagro se produjo en junio, cuando el director de nuestra sección Radio-Televisión, un brasileño, se entrevistó con el responsable de la televisión estatal en Moscú. Cuando el funcionario pidió a nuestro amigo cómo él, un brasileño, se estaba ocupando de la radiodifusión en Moscú, él le explicó que su interés por Fátima le había permitido conocer nuestra obra y de esta forma se había comprometido con el apostolado radiofónico y televisivo. Cuando el ruso quiso saber más cosas sobre Fátima, le explicó lo que María había revelado a propósito de Rusia. El funcionario, sorprendido, declaró que aunque él era ateo pensaba que el tema interesaría seguramente a los creyentes. Y propuso hacer un reportaje televisado. Lo que parecía imposible se realizó el 13 de octubre.
De un golpe, el mensaje de la Santísima Virgen se expandió por todo el territorio soviético. En Fátima, novecientos mil peregrinos rogaron por la conversión del Occidente materialista y de Rusia. El coro de la catedral de Moscú se puso a captar cuando el icono de Nuestra Señora de Kazán, exiliado en Fátima, apareció en la pantalla. Por primera vez, se olvidaron las recomendaciones de los diplomáticos, que habían impedido que la palabra Rusia se pronunciara en Fátima. El arzobispo Kondrusiewicz, venido de Moscú, y el obispo de Fátima imploraron públicamente, como hice yo en mi alocución final, la protección de María sobre Rusia.
Este reportaje en directo de setenta y cinco minutos ha alcanzado prácticamente todas las repúblicas soviéticas. La emisión del 13 de octubre llegó a cuarenta millones de personas. Fue difundida de nuevo el 7 de octubre, día del aniversario de la revolución de Octubre, y una segunda vez en abril de 1992. El éxito fue tal que se nos pidió preparar para la Televisión rusa otros cuatro programas de 75 minutos, el primero de los cuales -el viacrucis del Papa en el Coliseo con la bendición «urbi et orbi»- fue emitido el primero de mayo por todas las emisoras rusas y las de muchas otras repúblicas. De forma inexplicable y a pesar de todos los malentendidos entre la Iglesia ortodoxa y el Vaticano, hemos conseguido ampliar y consolidar nuestra colaboración
cordial entre el Estado y la Iglesia en Rusia, iniciada el 13 de octubre de 1991 sobre el puente entre Fátima y Moscú. Innumerables personas, en el imperio de Satán en derrota, conocen desde hoy el deseo de María: ver a los cristianos superar al fin todas sus discordias y, por la oración, la conversión y la penitencia, restablecer la unidad en su Corazón Inmaculado. Un milagro realizado por María, en el cual nuestra Obra ha podido jugar un papel de intermediario.
La crisis posconciliar ha hecho que no se encuentren suficientes sacerdotes para anunciar la Buena Nueva en Rusia o para acompañar las nuevas iglesias volantes que queremos corstruir. Mientras tanto, gracias a nuestro apostolado radiotelevisivo en plena expansión, y a la espera de los nuevos sacerdotes que Dios dará a su Iglesia, la súplica secular ya ha sido acogida: «Rorate Coeli… Cielos, desde lo alto, derramaos como un rocío, y que las nubes hagan llover la justicia». Llevada por los medios más modernos de la técnica, la Palabra eterna de Dios puede descender ahora hasta los rincones más apartados del reino rojo de Satán, descender noche y día sobre una tierra abrasada; descender irresistiblemente sobre las almas hambrientas y sedientas que claman al Redentor.
(Únanse a la campaña convocada por Ayuda a la Iglesia Necesitada, de oración a la Virgen de Fátima por los cristianos perseguidos, en este enlace)
18 comentarios
Con los miles de millones que se gastó EEUU en la Guerra Fría...
Me parece que mezclar geopolítica con literatura apocalíptica no es buena idea.
Cualquiera sabe que el comunismo ruso se lo cargaron entre Reagan y Gorbachov (y Juan Pablo II ayudó en Polonia con Lech Walesa).
Pues de eso se trata.
No sé qué dirán de esto los ortodoxos.
Sin meterme con la fe de nadie, y como no es dogma que la Virgen destruyó la URSS creo no ofender a nadie, opino que la Unión Soviética de derrumbó entre muchas otras cosas por el desgaste económico y social de la Guerra de Afganistán (1979-1989).
Y también porque el gobierno de Moscú fue incapaz de frenar una guerra entre las dos repúblicas de Armenia y Azerbaiyán por el enclave de Nagorno Karabaj (1988-1994).
Así que eso de que la URSS desapareció sin guerras ni derramamiento de sangre, ni intervenciones humanas, no es correcto.
Creo que el autor del artículo interpreta las apariciones marianas y la historia europea como le apetece.
Se nota también cuando dice que el comunismo todavía no ha caído en Rumanía, pero el artículo está fechado en 1992 y ya hacía tres años que los Ceaucescu habían sido fusilados.
Dicho lo cual, puesto que la URSS era una dictadura me alegro de su caída. Aunque tampoco es que ahora con Putin les vaya mucho mejor, pero bueno.
Disculpa, Juan, creo que los comentarios no eran para este blog.
Saludos
María Arratíbel
----
¡Pobre de mí, Juan! Soy una simple pecadora, como cualquiera.
Gracias por pasar por aquí.
Oremos unos por otros, que Dios nos cuente entre sus elegidos...
Estas cosas tienen un cariz profético y, naturalmente, los signos no son claros.
No obstante hasta los ateos profetizan de vez en cuando, Hawking lo ha hecho como si de un milenarista cualquiera se tratara. Nos ha dado cien años de prórroga y después el Apocalypsis. Eso también te lo puedes creer o no, porque de creencia se trata, si al coreano le da por atacar mañana le fastidia la predicción y si en vez de cien años la cosa dura 150 también. No es lo mismo la precisión que se le exige a un profeta bíblico que la que se le exige a un científico.
Por ejemplo no es lo mismo decir que alguien se curó de una enfermedad sin ninguna intervención médica, que decir que alguien se curó siendo intervenido aunque los médicos dieran por seguro que se iba a morir.
Puede haber milagro en ambos casos, pero si hubo intervención médica además de la supuesta divina, pues hay que decirlo.
Si la Virgen intervino para que desapareciera el comunismo en Rusia yo no me meto en eso, pero si alguien dice que desapareció sin intervención humana, pues es que no fue así. Que los talibanes y la CIA pusieron su granito de arena.
----------
¡Demos gracias a Dios!
Ciertamente Fátima, donde la Virgen advierte de los errores de Rusia tres meses antes (Julio de 1917) de la revolución bolchevique, nos da una clave muy englobante para entender todo el siglo XX y lo que va del XXI.
Pero no se trató solamente del comunismo, sino también de su hermano gemelo de Occidente, que fue el que propició la destrucción cada vez mayor de lo que quedaba de cristiano en la sociedad y la crisis interna de la Iglesia antes y después del Concilio Vaticano II, fue el que hizo legalizar el aborto, la eutanasia, la unión homosexual, etc.
Da la impresión de que la Virgen se apareció en Fátima para hacer frente a ese poder oscuro que maneja tan bien la mano izquierda como la derecha, la oriental como la occidental.
Y la crisis posterior de la Iglesia, que hoy día vivimos en su más aguda expresión hasta hoy conocida ¿no será consecuencia de que no se hizo caso enteramente a lo que la Virgen pidió en esas apariciones?
Saludos cordiales.
Es asombroso que un país pequeño como Cuba aguante, proporcionalmente, más tiempo que uno gigantesco. La URSS duró unos 70 años y, visto desde ahora, no parece que algo tan fuerte, extenso y controlador haya tenido una vida muy prolongada, he conocido ferrocarriles de vía estrecha que han durado tanto o más. Tres generaciones es lo que ha durado, cuatro hubieran supuesto cien años.
De hecho la última Aparición de la Virgen de Fátima es casi simultánea con el Asalto al Palacio de Invierno, la Virgen apareció el 13 de Octubre y el asalto fue el 25 (según el calendario gregoriano porque en el juliano fue el mes de Noviembre) pero para que las fechas concuerden ambos hechos hay que medirlos con un único calendario.
Es decir que las palabras de la Virgen sobre la conversión de Rusia se estaban diciendo al hilo mismo de la Revolución, no a toro pasado.
---------
Efectivamente Goliat cayó frente a un invisible David que, desde luego, no había tenido la forma del ejército invencible que parecía necesario para derrotar al gigante comunista. Sin embargo, como predijo la Virgen,el error comunista se extendió por el mundo y todavía colea en no pocas naciones, con Corea del Norte a la cabeza.
Respondiendo a otros comentarios diría que los cristianos no creemos en un Dios que creó y se quedó después mirando. La historia es suya, y leemos su voluntad y hacer en los acontecimientos históricos. En caso de Fátima es singular, porque anunciaba lo que después sucedió.
Más tarde, Juan Pablo II luchaba contra el comunismo que tan bien había conocido, y se diría que la mismísima Virgen protegió su vida, aquel 13 de mayo de 1981, para que pudiera continuar su misión.
Lo que sí es evidente para los cristianos es que el mundo todavía no ha atendido la petición de la Virgen: la apostasía se instala en occidente. No dejemos de rezar el rosario por la paz en el mundo y la conversión de los pecadores.
Saludos cordiales.
HOY NUESTRA IGLESIA NECESITA TESTIGOS, NO SOLO MEROS CRISTIANOS PRACTICANTES Y ACOMODADOS DE CUMPLO- Y MIENTO. NO SOMOS LOS MEJORES TESTIGOS DE CRISTO. COMO DECIA HACE MUUUCHOS AÑOS SAN AGUSTIN: EL DECIA CHRISTIANUS ALTER CHRISTOS... NO SOMOS ESOS CRISTOS QUE LOS NO CREYENTES NECESITAN VER. ABRAZOS
que los errores de Rusia se extendieran por el mundo y duren, no sólo significa -desde mi humilde punto de vista- que, por ejemplo, aún perdure hoy Corea del Norte.
Los errores de Rusia siguen vivísimos en los países occidentales, creo, en la ideología de género, en la lucha de sexos (en vez de clases), en la cultura gramsciana....
Pueden hundirse definitivamente todos los estados que nominalmente son marxistas a día de hoy. Los "errores" de "Rusia" me parece a mí que siguen vivos y bien enraizados por todo el mundo....
-----------
Tienes razón, Tyto. Los errores digamos intelectuales del comunismo han arraigado mucho más allá de la pervivencia de regímenes "oficialmente" comunistas.
Muchas gracias por tu comentario.
María
Dejar un comentario