Van Thuan: Libre entre rejas.
Recibí en agosto un ejemplar de “Van Thuan, libre entre rejas”, escrito por Teresa Gutiérrez de Cabiedes y publicado por la editorial Ciudad Nueva. La carta que acompañaba al libro decía que “esta novela es un viaje espiritual al núcleo existencial en el que nos jugamos la felicidad y la libertad. Si un hombre ha logrado ser libre en una cárcel, detenido injustamente, hay algo secreto que nos compensa redescubrir.”
La mañana del día en que Teresa –comunicadora, madre, “tuitera contemplativa”- presentó su libro en las Hermanitas de los Pobres de Pamplona el hijo de la autora había pedido a la Virgen que todos los que fueran a la presentación esa tarde se llevaran un regalo en el corazón. Yo quisiera hacer extensiva esa petición para todos los que lean el libro, estén donde estén, y quisiera además hacerlo con la confianza de ese niño…Para que conocer la historia real de alguien a quien Dios le dio el regalo de “pasar por el sufrimiento más extremo para descubrir la verdadera libertad” ayude a cada uno a salir de sus prisiones.
Esta novela está dirigida a todos, lectores jóvenes y adultos. Y sobre todo a los “encarcelados” hoy en día tras nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestras obsesiones o nuestras adicciones cotidianas (al consumo, al qué dirán, al perfeccionismo, al dinero, a las prisas, a la tecnología). Pequeñeces si observamos, por unos días de lectura, todos los personajes de muy diversas convicciones y reacciones que se cruzaron con Van Thuan en sus años de cautiverio.
En palabras de la autora, el libro cuenta “la historia asombrosa del preso más libre y feliz que he conocido en mi vida. Aquí hay una persona que ha vivido un proceso por el que su prisión se convierte en un regalo. ¿Esto me puede pasar a mí?”
Francisco Javier Nguyen Van Thuan nació en 1928 en Hué (Vietnam). Ordenado sacerdote en 1953 y doctorado en Derecho Canónico en Roma en 1959, fue obispo de Nha Trang de 1967 a 1975 y posteriormente nombrado por Pablo VI arzobispo coadjutor de Saigón. Pocos meses después, con la llegada del régimen comunista, es arrestado y no sería liberado hasta 1988.
Van Thuan provenía de una familia de mártires, víctimas de las sucesivas persecuciones que los católicos vietnamitas han sufrido a lo largo de su historia.
De 1644 hasta 1888 los reyes y emperadores vietnamitas arremetieron contra la minoría católica. El resultado, 150.000 mártires: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Más de 3000 Iglesias fueron incendiadas, comunidades cristianas enteras, destruidas, y sus hogares saqueados y quemados. Después, el país fue sucesivamente invadido por chinos, franceses, norteamericanos…hasta que estos últimos se retiraron tras perder la guerra que dejó a todo el país en manos de los comunistas.
Cuando los comunistas llegaron a Saigón, me dijeron que mi nombramiento era fruto de un complot entre el Vaticano y los imperialistas para organizar la lucha contra el régimen comunista. Tres meses después fui llamado al palacio presidencial para ser arrestado: era el día de la Asunción de la Santísima Virgen, 15 de agosto de 1975. …he comenzado la experiencia de una vida de prisionero. Hay tantos sentimientos confusos en mi cabeza: tristeza, miedo, tensión: con el corazón desgarrado por haber sido alejado de mi pueblo. (Cinco panes y dos peces. Nguyen Van Thuan)
La novela comienza en este instante de la vida de Thuan: su detención. Él, que había sido capellán de la prisión de Hue, era ahora un prisionero. Atrás quedaban los años pasados en Roma, los viajes europeos que le llevarían en una ocasión a Lourdes, donde había escuchado en su corazón las palabras que la Virgen había dirigido a Santa Bernadette: “No te prometo alegría y consuelo en la tierra, sino más bien adversidades y sufrimiento”, y a las que, sin poder imaginar cómo llegaría a ser su vida, respondió: “En el nombre de tu Hijo y en el tuyo, María, acepto adversidades y sufrimiento”.
“Nguyen Van Thuan, confiesa que has intentado traicionar al régimen de la República Popular de Vietnam aliándote con intereses extranjeros. Has traicionado al pueblo. Si admites que te equivocaste al desafiar a las autoridades que representan a nuestra patria serás liberado próximamente.” (Van Thuan. Libre entre rejas)
Thuan sería liberado trece años después. Aquel hombre brillante –hablaba cinco idiomas-, activo, líder… se veía obligado a abandonarlo todo. Siendo obispo de Nha Trang había conseguido incrementar el número de seminaristas de 42 a 147, y el de seminaristas menores de 200 a 500. Organizaba cursos y seminarios para sacerdotes en varias diócesis, además de otros dirigidos a jóvenes, asociaciones, grupos parroquiales y diversos movimientos. Ocupará diversos cargos en la Conferencia Episcopal Vietnamita, organizará una red para los damnificados de la guerra, fundará cooperativas (pequeñas granjas para el sostenimiento de las familias castigadas por el conflicto) y un largo etcétera de iniciativas que quedaron fuera de su alcance, más allá de las prisiones que en las que fue confinado. Nueve de sus trece años de cautiverio transcurrieron en situación de aislamiento…
Van Thuan conocerá la desesperación.
“De entre la tiniebla pestilente emergían imágenes de los pobres que había dejado abandonados a su suerte. ¿Quién los alimentaría ahora? ¿Quién iba a ocuparse de que los niños crecieran bajo una sonrisa? ¿Quién brindaría a los adolescentes una palabra de esperanza? (…) Tras décadas de sufrimiento atroz, por fin había entrado un rayo de sol en la vida de muchas familias que se consumían al ver morir a sus hijos de inanición. (…) Ahora, el tirano había arramplado con todos sus esfuerzos y abnegaciones.”
Aislado en una pequeñísima celda sin luz natural ni ventilación, debilitado física y psicológicamente hasta el punto de no ser capaz de decir un Padre Nuestro, Thuan suplica a Dios que le ayude: “¡Desde lo hondo, a ti grito, Señor!”. “El alma se le despeñaba como un alud incontrolable hacia las simas de la depresión.”El Señor escuchó sus súplicas: le regaló la confianza, el abandono. La paz. La libertad.
Dice Teresa que Van Thuan era “un prisionero que tenía un virus”. Y es que había pedido a Dios que le concediera amar a sus verdugos, de modo que miraba, hablaba y amaba de tal modo que quienes le conocían, verdugos incluidos, se veían poco a poco transformados.
“Desde que decidieron no cambiarte más de celda para que no contaminaras a otros, me han tocado a mí más boletos…Ni siquiera sé si ya me has contagiado. Por lo visto es un virus invisible.” (Van Thuan. Libre entre rejas)
Cuando la autora de “Van Thuan. Libre entre rejas” se acercó a la historia de Francisco Javier Nguyen Van Thuan, sabía del Cardenal ungido por Dios…pero a ella le interesaba conocer a Francisco Javier: “Me importaba más ver cómo vivió ese cautiverio un ser humano, y si servía de algo que ese hombre creyera en Dios.” “No me interesaba que Thuan fuera perfecto, de piedra, un gran héroe.” Y, más que nada, su historia le importaba porque “si él ha convertido una mazmorra en un paraíso, tal vez sirva para alguien encarcelado por la vida.”
Si Dios quiere, les traeré otro día a la autora, para que nos hable de las cárceles donde está presentando el libro –el “cuento de Thuan”, como lo llama su hijo-, esos espacios sin libertad donde Dios podría estar regalando libertades nunca soñadas…
La novela tiene al menos dos lecturas. Una, novelesca. Ya les he dicho que la leí en dos días. Hay quienes han “acusado” a la autora de provocarles insomnio, porque la leyeron en una sola noche. Es importante, tratándose de este género, saber que Teresa Gutiérrez de Cabiedes ha utilizado herramientas de ficción, pero tratando de “novelar” lo menos posible. Todas las palabras que salen de la boca de Van Thuan en la novela son realmente suyas, y la mayoría de los personajes existieron realmente.
La otra lectura es espiritual, sin ninguna duda. La libertad de Francisco Javier nos hace preguntarnos por la nuestra: cuántas veces estamos encarcelados por heridas, fracasos, ambiciones, enfermedades, sufrimientos extremos…o entre auténticas rejas. ¿Podríamos llegar también nosotros a dar gracias a Dios por el sufrimiento? ¿Podemos ser libres?
“A veces un programa bien desarrollado debe dejarse sin terminar; actividades iniciadas con mucho entusiasmo quedan obstaculizadas; misiones de alto nivel se degradan hasta convertirse en actividades menores. Quizá estés turbado o desanimado. Pero ¿me ha llamado a seguirlo a El o esta iniciativa o a aquella persona? Deja que el Señor actúe: Él lo resolverá todo, y mejor.” (Cinco panes y dos peces)
En ocasiones, cuando me asomo a las noticias de dentro y fuera de la Iglesia, me da por pensar que vivimos tiempos recios, en los que se pone especialmente a prueba nuestra esperanza. Sabemos que debemos levantar los ojos para mirarle sólo a Él, confiándole todo lo que nos pesa, pero esa confianza a pesar de tantas cosas no es humana, no puede sino ser un regalo Suyo. Pidamos, encomendándonos a Thuan –quien, privado de libertad, escribió tres libros que hablan precisamente de esperanza- al Señor que aumente nuestra fe, nuestra confianza, nuestra esperanza.
“Jesús, no esperaré; vivo el momento presente colmándolo de amor. La línea recta está formada por millones de puntitos unidos entre sí. También mi vida está integrada por millones de segundos y de minutos unidos entre sí. Dispongo perfectamente cada punto y mi línea será recta. Vivo con perfección cada minuto y la vida será santa.
El camino de la esperanza está enlosado de pequeños pasos de esperanza. La vida de esperanza está hecha de breves minutos de esperanza.” (Cinco panes y dos peces)
Pueden adquirir la novela en la página web de la editorial
O en la página web de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Si desea saber más sobre la persecución hoy en Vietnam, puede consultar el Informe de Libertad Religiosa publicado en noviembre de 2016 por Ayuda a la Iglesia Necesitada – ACN España
6 comentarios
¡Feliz, Navidad, María! Que el Señor te colme de su Amor, a ti y a los tuyos. Y gracias por tu magnífico trabajo en favor de los cristianos perseguidos.
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Muchísimas gracias, querida Palas. Feliz Natividad a ti, los tuyos y todos los lectores.
Dios te bendiga y a todos tus seres amados.
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Querida Maricris
Me informan que la propia editorial puede enviarlo a cualquier rincón del mundo. También se puede adquirir en Amazon.
En Van Thuan podemos ver la maravillosa acción de Dios en los perseguidos que sólo por pura gracia resisten lo que humanamente no se puede resistir. No sé si te sucede lo mismo, a mí estos testigos de Su gracia me llenan de esperanza, aumentan mi confianza en Dios. Me hacen exclamar con más fuerza: ¡Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío!
Feliz Natividad para ti y los tuyos.
Un abrazo
María Arratíbel
O si en la editorial me pueden decir si se puede conseguir aca en el pais.
De antemano mil gracias.
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Estimada Teresita
Acabo de enviarte un correo con la respuesta.
Un cordial saludo
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