"Esto es lo que nos sucede en Alepo"

“Para empezar, destroce su televisor. La Iglesia católica no se opone a la violencia -sólo a la violencia injusta- de modo que destroce su televisor y, por otro lado, invierta el tiempo y el dinero que ahora gasta en semejante entretenimiento en un piano, de modo que la música vuelva a su hogar. (…) Usted no puede tomarse en serio la restauración de la Iglesia y de la nación si carece del sentido común necesario para destrozar su televisión. (…) No se trata de una cuestión de seleccionar los mejores programas…Sus dos principales defectos son su radical pasividad –física e imaginativa- y su distorsión de la realidad.” John Senior – “La restauración de la cultura cristiana.”

Hace unos días, los niños de Alepo y de otras ciudades sirias pusieron en marcha un llamamiento por la paz con una recogida de firmas que sería entregada a los representantes de la UE y de la ONU por tres patriarcas orientales. Entre tanto, en Alepo, el mismo día de esa iniciativa de paz caía artillería en abundancia, causando muertes y heridos.

“Desde hace semanas” refería a la Agencia Fides Antoine Audo SJ, obispo caldeo de Alepo, “estamos viviendo de nuevo en una situación de terror generalizado, a pesar de que tratamos de mantener abiertas las instituciones públicas como las universidades. Desde los barrios controlados por los rebeldes, todos los días se abre fuego con armas sofisticadas, que siembran muerte, a pesar de que los rebeldes no tienen aviones. Sólo entre los cristianos, en las últimas dos semanas, ha habido más de veinte muertes. Pero los medios de comunicación occidentales no hablan sobre lo que nos está pasando aquí. Para los que estamos aquí, nos da la sensación de que todo el sistema mediático global parece maniobrado por intereses geo-políticos que manipulan la información. Todo se convierte en una excusa para la propaganda. Y se sigue ocultando el papel y las operaciones implementadas por países como Turquía, Qatar y Arabia Saudita”.

La antigua capital económica y comercial del país se encuentra ahora dividida en dos sectores: el occidental, bajo el control del gobierno -con más de un millón de personas-,  y el oriental –con 250.000 habitantes- en mano de los rebeldes y de la galaxia yihadista. Los medios continúan hablando acerca de la violencia y denunciando solamente los episodios que ocurren en el este de Alepo. Ayer mismo -según el relato que hace a Asia News el vicario de Alepo para los Latinos, Monseñor Georges Abou Khazen- unos “cohetes lanzados desde el sector oriental” de Alepo alcanzaron “el barrio de Sulaymaniyah, de mayoría cristiana” situado en la zona occidental, e “impactaron en una escuela, matando a cuando menos cuatro niños”. “No queremos todos estos muertos, esta destrucción –agrega el prelado- pero el drama sigue abarcando a ambos sectores de la ciudad… aquí es la población entera la que sufre, hay familias que continúan contando y llorando a sus muertos”, y esto ocurre “tanto en la zona oriental como en la occidental”.

Muy al inicio de la guerra que el Daesh emprendiera en Siria e Irak obispos iraquíes referían cómo veían con sus propios ojos los camiones cisterna que transportaban el petróleo obtenido en las zonas controladas por el EI rumbo a Turquía, y cómo desde este país, a su vez, llegaban miles de yihadistas. (Para profundizar un poquito en el conocimiento de los confusos manejos de Turquía en el panorama yihadista, pueden leer este interesante artículo…)En las últimas semanas el papel de Turquía en Irak está siendo motivo de conflicto entre los dos países, a raíz de las declaraciones del presidente turco Recep Tayyip Erdogan cuando anunció la participación turca en la ofensiva contra los yihadistas del Estado islámico (EI) en Mosul, delineando cuáles serían los escenarios étnicos y políticos de la ciudad al concluirse las operaciones militares. Según Erdogan en Mosul -aquella que fuera la segunda ciudad más importante de Irak- deben permanecer sólo “árabes y kurdos sunitas, junto a los turcomanos”. (Asia News)

Sin embargo, esta política que se podría calificar como mínimo de confusa en lo que a posicionamiento frente al EI se refiere, no impide a los turcos moverse con libertad en el panorama de alianzas con occidente. En este momento las alianzas turcas parecen estar mirando a Moscú, dando la espalda a Estados Unidos. Según refiere AsiaNews en un artículo publicado el 11 de octubre con motivo de la firma de un acuerdo energético entre Rusia y Turquía, al día siguiente del intento de golpe, Turquía comenzó a acercarse cada vez más al Kremlin, que habría suministrado información preciosa a nivel de inteligencia, orientada a frustrar la amenaza.

Así como ha habido una retoma de relaciones entre Ankara y Moscú, por el contrario, se ha vuelto cada vez más pronunciada la distancia entre Turquía y los Estados Unidos, otrora aliado de hierro, pero hallado culpable de no haber extraditado al líder religioso Fethullah Gülen, considerado el “cerebro” del golpe de Estado. (Asia News)

Por otro lado parece que, una vez más, los intereses económicos parecen acercar a quienes sobre otros terrenos dicen tener grandes divergencias: “Junto a Teherán, Moscú es el aliado más fiel del presidente Bashar all-Assad, alguien bastante impopular en Ankara, que en cambio, sostiene las posiciones de varios frentes rebeldes (más o menos) moderados.”

Pero quien ha dado título al post de hoy es Monseñor Jean Clément Jeanbart, arzobispo melquita de Alepo. El 7 de octubre se publicaba en el blog francés Riposte Catholique una carta suya, una desesperada llamada de socorro que, a su vez, es una denuncia de los intereses que están moviendo realmente el conflicto de Siria. Una vez más, nos encontramos con un medio que difunde esa información a la que no tenemos ni tendremos acceso a través de los medios de comunicación masivos, habituales, oficiales o como quieran llamarlos. Los medios que sirven al Nuevo Orden Mundial difundiendo sus versiones de la realidad…

A continuación, reproducimos la carta de Monseñor Jeanbart en su totalidad:

“ El mundo entero está aterrorizado ante la imagen de Alepo que han ofrecido los medios de comunicación los últimos días. Un número importante de nuestros amigos del extranjero se preocupan por nosotros y quieren tener noticias nuestras. Es evidente que vivimos momentos trágicos de nuestra historia, y que lo que está sucediendo sigue haciendo sufrir a Alepo y sus habitantes quienes, desde hace cinco años, no han podido tener ningún respiro por el modo como han sido acribillados y maltratados por los grupos armados venidos de todos los rincones del mundo ¡para emprender una llamada “guerra santa” en un país gobernado por impíos e infieles! Desde hace cinco años estos terroristas hacen la ley, allí donde las autoridades civiles del país no consiguen tener presencia. Han sembrado el terror por todas partes, asesinado a decenas de miles de inocentes, destruido miles de industrias, los comercios, las instituciones de servicios públicos. Han saqueado las viviendas y robado sin preocupación alguna los bienes del país y de los ciudadanos. Han provocado muchísimas víctimas inocentes, secuestrado y salvajemente asesinado a innumerables personas pacíficas, incluyendo religiosas, sacerdotes e incluso obispos.

Todo esto continúa siendo así. Esta mañana una docena de obuses han caído sobre dos de nuestros barrios residenciales provocando nuevas destrucciones y, una vez más, numerosas víctimas entre muertos y heridos. Las batallas son encarnizadas en las afueras de la ciudad, los rebeldes del Frente Al-Nusra tratan de retomar posiciones en las zonas consideradas estratégicas -casi totalmente despobladas y casi completamente destruidas- que ocupaban hasta junio pasado en la periferia de la ciudad. La vista de estos lugares de desolación total son muy difundidas por las cadenas de televisión: allí es donde las grandes batallas tienen lugar actualmente.

Tuvimos grandes esperanzas en el alto el fuego que se pactó hace tres semanas, queríamos que pudiera permitir una pacificación, seguida de una reconciliación nacional y de una vuelta a la normalidad en el país. Desgraciadamente esta tregua, debilitada por las infracciones continuas de los opositores radicales, se rompió oficialmente hace unos días, tras los inesperados bombardeos de la Coalición –aliada de los rebeldes- sobre Deir-El-Zor. Estos bombardeos alcanzaron una base militar de la armada siria y causaron la muerte de más de 90 soldados que estaban en sus cuarteles, sin contar un número considerable de heridos. ¿Podría detenerse esta reanudación de los combates? Lo deseamos, y contamos para ello con la gracia de Dios, único capaz de despertar la conciencia de quienes toman las grandes decisiones. El horrible espectáculo de lo que sucede debería sacudir a cualquier ser humano que respetara el carácter sagrado de la vida humana. Si el señor Staffan de Mistura (enviado especial de la ONU para Siria) consiguiera relanzar el proceso de paz ya emprendido, podríamos esperar un nuevo esclarecimiento y tal vez incluso resultados concretos de pacificación, condición indispensable para el diálogo tan deseado.

Lo más duro para los cristianos que quedan en Alepo sería el continuar viviendo, noche y día, en la ansiedad de una situación de inseguridad y de incertidumbre desconcertantes. Ellos tienen miedo del día de mañana, el futuro de sus hijos les preocupa enormemente. Imaginar que un día un estado de obediencia musulmana fundamentalista les podría ser impuesto es para ellos una pesadilla insoportable. Es la razón por la que nos volvemos a nuestros hermanos en Francia y en todo Occidente y les suplicamos que nos ayuden a hacer que eso no suceda nunca. No les pedimos que hagan la guerra por nosotros, sino que simplemente pongan fin a las pretensiones injustas de sus aliados, que quieren imponernos leyes vetustas, insoportables para un hombre del siglo XXI que quiere elegir libremente su cultura, su modo de vida y su fe.

Hacemos un llamamiento a nuestros hermanos en Francia para que recen por nosotros y que todos los hombres y mujeres franceses preocupados por la dignidad del ser humano y enamorados de la libertad vengan a socorrernos para sacar a nuestro querido país de la sima del régimen fundamentalista en el que se nos pretende zambullir. ¡Por favor, ayudadnos a seguir viviendo dignamente en esta bendita tierra que nos ha visto nacer y crecer!”

Sólo la gracia de Dios puede “despertar la conciencia de quienes toman las grandes decisiones".

Oremos.