Estar (des)informados

1. Desinformados

Hace unos días difundía Infocatólica los datos que recientemente ofreció la Lista Mundial de la Persecución elaborada por Puertas Abiertas España (Open Doors), un estudio meticuloso de los 50 países del mundo más peligrosos y de mayor presión para los cristianos. Este informe, que les invito a leer despacio, ofrece datos impactantes, dignos de ocupar un buen espacio en la primera plana de cualquier medio de comunicación.

Les invito ahora a hacer un breve ejercicio: entren, por ejemplo, en el buscador Google, e introduzcan las palabras “Lista mundial de la persecución”. Echen ahora un vistazo a los enlaces encontrados, y cuéntenme cuántos medios de comunicación no religiosos han difundido esta noticia en los últimos días. Yo he encontrado, en la tercera página de resultados de búsqueda, que el diario “La Gaceta” y la agencia “Europa Press” se hicieron eco de la misma. En la página seis de resultados de búsqueda aparece una noticia publicada en el diario español “ABC” en junio de 2014, que hacía referencia al informe publicado por Open Doors en aquella ocasión.

Es decir: sólo quienes seguimos medios de información cristianos nos hemos enterado, por ejemplo, de que en un año se ha incrementado en un 63% el número de cristianos muertos (casos conocidos) y en un 127% el número de iglesias atacadas (casos conocidos). ¿Este enorme aumento en sólo un año en la persecución de los cristianos no merece ni una mención en los medios?

Permítanme que les proporcione algún otro ejemplo de desinformación (siempre relacionado con los cristianos perseguidos):

El primero de ellos lo relataba la hermana Guadalupe en el testimonio que recientemente dio en San Sebastián, y que también les invito a ver en su totalidad si no lo han hecho ya.

La hermana nos hablaba de la impotencia de los sirios de Aleppo cuando, tras estallar la guerra en Siria en 2011, esta ciudad de cinco millones de habitantes estuvo sitiada durante un año y medio ¡¡¡y en occidente no llegamos a enterarnos!!! También relata cómo en medios occidentales se daba información falsa sobre lo que allí estaba sucediendo, y no podían hacer nada. Aquella guerra, que se iniciaba en el sur del país por extranjeros que, desde un principio, mataban a los cristianos, era para nosotros una revuelta popular de la oposición democrática contra el sanguinario dictador. Un punto de vista calcado, por cierto, al que nos vendían para explicar el origen de todas esas primaveras que hoy son pesadillas.

El segundo ejemplo es más reciente. Esta vez la noticia, o más bien una parte de la misma, se daba en medios masivos: la ciudad siria de Madaya se muere de hambre. En esta ocasión los medios sí difundieron imágenes e información sobre el sitio que las tropas gubernamentales de Bachar el Asad estaban imponiendo a esa ciudad, condenando a sus habitantes a morir de inanición.

Yo, a estas alturas, no me fío ya de casi nadie, de modo que me puse a buscar en la red más información al respecto. En los diarios más conocidos y seguidos (por supuesto, no cristianos) se hablaba solamente de esta ciudad. Cuál fue mi sorpresa cuando, en un medio cristiano, me encuentro con que la terrible estrategia del sitio –directamente ligada a la del uso de la población civil como escudos humanos- está siendo utilizada por todos los contendientes con igual resultado: brutal hambruna.

¿Tal vez la elección de una ciudad sobre las otras podía deberse a que las fuentes de información en algún caso no eran fiables? Pues no. Había sido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas quien, en su informe del mes de diciembre, hablaba sobre la grave situación en la que se encuentran más de 400.000 sirios. El informe contaba a 200.000 personas en Dier Ezzor sitiada por el Estado Islámico; 181.000 en Rif Dimashq sitiadas por Bachar el Asad y otras 12.500 asediadas por el Frente Al Nusra. ¿Por qué, entonces, hablar solamente de una ciudad sitiada por el Asad?

El 12 de enero, el diario El País informaba que Madaya recibió alimentos (40.000 toneladas, lo suficiente para un mes…no sé qué comerán en marzo) y, con ellos, a los lectores de esos medios se nos llenó el buche de satisfacción, y pudimos dar la vuelta a la página. ¿Realmente han llegado los alimentos a Madaya? ¿Han recibido alimentos esas otras ciudades, sitiadas por el Estado Islámico y el Frente Al-Nusra, de las que no supimos nada?

Unos días después, el 15 de enero, en la sección de noticias de Ayuda a la Iglesia Necesitada publicaba la información que proporcionaba el padre Andrejd Halemba, que se encuentra en contacto permanente con los líderes de la iglesia en Siria, y que visitó el país en tres ocasiones el año pasado. Conforme a sus declaraciones, “los alimentos se han convertido en el arma más mortífera de la guerra en Siria” y «las tropas de ambos lados —tanto del Gobierno como de los rebeldes— impiden que llegue la ayuda humanitaria a fin del someter al pueblo».Y añade que los rebeldes se están haciendo con la ayuda humanitaria para venderla al mejor postor y aumentar así sus fondos. En relación con Madaya, la ciudad situada al nordeste de Damasco, donde según se dice ya se han producido muertes por hambre, declara: «hay algunas poblaciones como Madaya, donde las personas están desesperadas por la necesidad que sufren, pero donde la ayuda no está llegando».

En otras ocasiones la desinformación nos viene por la tremenda desproporción que se da a la hora de difundir unas u otras noticias. Se trata de una versión del “silencio cómplice” del que tanto habla el papa Francisco (la otra versión de ese silencio cómplice es el silencio total: no decir nada en absoluto). Pensemos, por ejemplo, en el lema “Je suis Charlie”, que se difundió tantísimo en medios, redes y perfiles, y en el tan ignorado “Je suis Copte” tan sólo unos días después. O la cobertura dada a los atentados de París –en los que murieron 137 personas- y la que se había dado unos meses antes al atentado en una universidad keniata, en el que habían muerto 147 personas.

2. Informados

Permítanme ahora, en primer lugar, felicitarles. Si ustedes están leyendo Infocatólica ya están más informados que quienes no siguen este portal. En segundo lugar permítanme darles un consejo: no se queden tranquilos informándose solo en los medios de comunicación masivos. Si una noticia les interesa busquen y contrasten.

Lo nuestro, -lo mío y lo de quienes tienen la paciencia de seguir este blog- es saber de nuestros hermanos cristianos perseguidos, para ayudarles en lo posible materialmente y con la imprescindible ayuda de nuestra oración. Ustedes y yo estamos juntos en esto. Por eso me atrevo a proponerles lo siguiente: hagamos entre todos una buena lista de medios en internet que nos puedan ayudar a saber más y mejor, para que, cuando queramos saber de nuestros hermanos perseguidos, no nos la den con queso… En sus comentarios, díganme los nombres de las páginas, y yo buscaré la URL.

A continuación les daré yo una breve lista de medios en español, que espero poder ampliar con sus propuestas (les recuerdo que nuestro tema es el de los cristianos perseguidos):

-       La web en español de quienes elaboran el Informe al que aludíamos al comienzo de este post: https://www.puertasabiertas.org/

-       Sección de noticias de la web de Ayuda a la Iglesia Necesitada

-       Blog “Amigos de Irak”

-       Blog “SOS cristianos en Siria”

-       Portal de información Asia News (la agencia del Instituto Pontificio para Misiones Extranjeras)

3. La imprescindible oración.

Si sabemos de nuestros hermanos, oremos. Si no sabemos, o no sabemos muy bien qué pasa con nuestros hermanos, también. Si oramos, acertaremos siempre, la oración nunca se pierde.

Atendamos el llamamiento que, en este sentido, hacía el padre Halemba en la noticia publicada en la web de AIN:

El padre Halemba urgió a que se siga rezando por Siria, especialmente por los 79 cristianos secuestrados en las poblaciones asirias cercanas a Hassake y retenidos por Daesh en su fortaleza de Raqqa, al norte del país.

Oremos hoy por estos 79 hermanos secuestrados. Pidamos por su liberación y también para que, llegado el momento, reciban la gracia necesaria para no renunciar a Cristo.