25.11.08

Vamos a respetar todas las creencias pisoteando a los católicos

Un juez ha decidido que el crucifijo no puede estar en el aula de un colegio público. Y aprovechando la ocasión, los socialistas, salvo Bono, han salido en tromba a pedir que se retiren todos los crucifijos de las escuelas públicas. Uno de ellos, el inefable Pepiño Blanco, añade al final la coletilla “… y soy creyente". O sea, como si lo más normal del mundo fuera el ser creyente y querer que se quiten símbolos religiosos de los espacios públicos. Claro que Pepiño no nos dice en qué cree, así que podemos especular lo que queramos sobre qué es aquello en lo que el político gallego cree.

La retirada de crucifijos es justificada desde la aconfesionalidad del Estado. Pero aconfesional no significa anti-religioso ni anti-cristiano. La presencia de un crucifijo no debería molestar a nadie, sobre todo porque a nadie se le obliga ni a arrodillarse delante del mismo. Sin embargo, la retirada de un símbolo que forma parte, lo quieran o no, de la historia no sólo de España sino de la civilización occidental, sí resulta molesta para los que lo apreciamos. Se puede ser no religioso de dos maneras: respetando a quienes sí lo son o haciendo lo que sea menester para ofenderles. Y la izquierda de este país ha optado por lo segundo. Nada nuevo bajo el sol, por mucho que algún verso suelto, tipo Bono o Vázquez, hagan de tontos útiles de un PSOE anti-cristiano.

Leer más... »

23.11.08

Homilía en la Solemnidad de Jesucristo Rey

En mi parroquia tenemos la suerte de contar con un sacerdote párroco que predica bastante bien. Hoy creo que ha estado especialmente acertado, así que comparto con vosotros su homilía:

JESUCRISTO REY

La cuestión religiosa hoy.

La fiesta que celebramos hoy, Jesucristo Rey del Universo, que pone punto final al año litúrgico, me parece una buena ocasión para plantearnos el sentido de la realidad religiosa, todavía tan presente en el mundo y en nuestra sociedad, a la vez que tan criticada y atacada en el mundo occidental.

Es bueno, hermanos y amigos, que los mismos creyentes nos hagamos preguntas acerca de las críticas que nos dirigen los interesados en la desaparición de esta dimensión que nosotros cultivamos. Nos hacen pensar, nos hacen crecer, nos hacen profundizar; nos ayudan, sí hermanos, a ser más creyentes en una fe que madura, se fortalece y también se purifica. Cierto que muchos de esos críticos tienen una concepción de nuestra fe tan pueril, superficial e incluso supersticiosa, que los mismos creyentes dejaríamos de serlo si tuviéramos esos planteamientos. Pero es conveniente y necesario que dado el debate público sobre la religión, reflexionemos también nosotros para acostumbrarnos a dar razón de nuestra esperanza en un mundo llego de confusión religiosa y desorientación moral.

Puntualización de diferencias.

Mientras algunos siguen empeñados en tachar de negativa la religión por su, dicen, carácter represivo, deshumanizador y antihistórico -alienante, decían a finales del siglo XIX-, otros nos empeñamos en resaltar su dimensión humana y realizadora de todo lo que constituye el conjunto integral de lo que llamamos persona y humanidad.

Leer más... »

22.11.08

Monseñor Rouco, usted no debe consentir esto

El caso de la parroquia de Entrevías empezó mal, siguió peor, “acabó” fatal y ahora vuelve a comenzar allá donde terminó, a saber, en una situación de humillación pública y notoria de un cardenal que, temeroso de que se produjera un cisma real, optó por llegar a una solución de compromiso con los ensoberbecidos sacerdotes que le ganaron el pulso ante los medios de comunicación.

Aunque en su momento critiqué duramente la decisión del cardenal Rouco Varela, era hasta cierto punto comprensible que don Antonio María no quisiera darle a los curas de Entrevías el gustazo de suspenderles a divinis y de cerrar definitivamente la parroquia de San Carlos Borromeo. Creo que monseñor Rouco quiso evitar así que los tres curas se presentaran ante el mundo entero como mártires ajusticiados por una Iglesia jerárquica ultramontana e inmisericorde. Sigo pensando que se equivocó, pero él era el pastor y por tanto el único responsable capacitado para intentar solucionar el conflicto.

El tiempo ha venido a demostrar que, efectivamente, el cardenal se equivocó. Los curas de Entrevías no sólo le ganaron esa partida, sino que aprovechan la menor ocasión para exhibir su trofeo y para arremeter contra el pastor que les amnistió y contra la Iglesia que, incomprensiblemente, todavía les mantiene en su seno.

Leer más... »

21.11.08

A los judíos italianos hay que decirles las cosas bien claras

Y no sólo a ellos. A todos los judíos habidos y por haber en la faz de la tierra. La libertad religiosa consiste, entre otras cosas, en poder predicar la fe propia al resto de la humanidad. Y aunque tal libertad no estuviera reconocida en la famosa declaración de la ONU, da lo mismo. La Iglesia de Cristo, si en verdad es Iglesia, no puede dejar de intentar hacer discípulos a hombres y mujeres de toda clase, raza, nación o cualquier condición. Entre ellos, por supuesto, a los hijos de Abraham en la carne y seguidores de los preceptos de la Torah y el Talmud.

San Pablo dijo de sí mismo “Ay de mí si no predicara el evangelio” (1ª Cor 9,16). Y aunque su ministerio estaba dedicado especialmente a los gentiles, lo primero que hacía cuando llegaba a una nueva población era predicar el evangelio a los judíos. Tanto quería la salvación de su pueblo que llegó a decir “…pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne, los israelitas, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén” (Rom 9,3-5). Y es que, tanto si lo entienden como si no, el amor por el pueblo de Israel se manifiesta por encima de todo predicándole a su Mesías y Salvador.

Los judíos italianos se sienten molestos porque el Papa ha introducido un cambio en la liturgia del rito extraordinario, por el que se invoca a Dios para que “ilumine” los corazones de los judíos y “reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres". Pues miren señores, tanto si les gusta como si no, vamos a rezar porque ustedes se conviertan a Cristo. Porque si rechazan a Cristo como lo rechazaron buena parte de los judíos que vivieron en su época, su salvación está ciertamente en peligro, y eso diciéndolo de forma suave. Si lo decimos en palabras del propio Jesucristo, su condenación es segura si le rechazan como su Mesías (Jn 3,18).

Leer más... »