25.11.09

Entre obispos

Este lunes asistí por primera vez a la inauguración de una Plenaria de la Conferencia Episcopal Española en Añastro. Fue una experiencia ciertamente interesante por muy diversos motivos. Y es que no es igual que te cuenten algo a vivirlo tú mismo. Y tampoco es igual el ver un evento por la tele, a estar de cuerpo presente allá donde se celebra. Además me acompañó Bruno, blogger y miembro del consejo de redacción de InfoCatólica, que creo que se lo pasó tan bien como yo. Allí coincidimos con diversos colegas de nuestro negociado informativo socio-religioso, tales como Juan Rubio, José Manuel Vidal, Jesús Bastante, Pablo Ginés, etc. También estaba, aunque muy ocupado con sus quehaceres en la propia CEE, nuestro blogger Miguel Vinuesa, con quien acabé compartiendo mesa y mantel cerca del Bernabeu en la noche de ese mismo lunes. Sólo eché de menos a Fernández de la Cigoña, cuya presencia en un acto así puede dejar en la retina de la memoria momentos inolvidables. Creo que, ya como parte de la familia periodística de Intereconomía, pronto le verán asomar sus plumas cigüeñiles por Añastro.

Como era de esperar, el protagonismo de los flashes, las cámaras y los comentarios se los llevaron monseñor Sanz Montes y monseñor Munilla, a la sazón arzobispo electo de Oviedo y obispo de San Sebastián. Todo eran felicitaciones para don Jesús y ánimos para don José Ignacio. Me pareció destacable la presencia de don Gabino Díaz Merchán, arzobispo emérito de Ovideo y su saludo con quien a partir del 30 de enero gobernará la Iglesia en Asturias.

Dejaré a un lado el “cotilleo” personal-episcopal -saludé a este obispo, hablé con este otro, me abrazó el de más allá, etc-, pues lo verdaderamente importante del acto fue el discurso del cardenal Rouco, cuyo aspecto me pareció muy saludable, y el Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Fratini, que se estrenaba en estos menesteres. Previa a la locución del cardenal presidente de la CEE rezamos todos la Hora Intermedia, cuya primera lectura era ciertamente interesante y muy apropiada para el momento histórico que nos toca vivir:

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22.11.09

Munilla, obispo y profeta en su tierra

Monseñor José Ignacio Munilla va a ser, Dios mediante, el nuevo obispo de San Sebastián. Es la diócesis en la que nació a la vida y a la fe. La diócesis en la que se ordenó como presbítero y en la que ejerció el sacerdocio durante 20 años. Don José Ignacio podría haber optado por ser uno más de la diáspora de curas guipuzcoanos que, por razones que creo innecesario señalar, decidieron salir de su tierra y su parentela para servir a Dios. Él se quedó y, según me han asegurado personas que le conocen muy bien, dio en todo momento un auténtico ejemplo de comunión con quienes fueron sus obispos. Puede que su estilo de sacerdocio, tan cercano al que quiere la Iglesia, no encajara del todo bien en determinados ámbitos de esa iglesia local, pero nadie, absolutamente nadie puede poner un solo ejemplo del Munilla sacerdote causándole el menor problema a sus pastores.

Por ello, cuando don José Ignacio fue elegido por Benedicto XVI como obispo de Palencia, muchos vieron en ello el reconocimiento de Roma a su fidelidad hacia sus legítimos pastores. Quien es fiel en lo poco, sobre lo mucho es puesto. De pastorear, como colaborador del obispo, al pueblo de Dios en Zumárraga pasó a pastorear como obispo al pueblo de Dios en la diócesis castellana. Tres años son muy pocos para poder dejar huella en una diócesis, pero he aquí algunos de los testimonios que hemos podido recoger en InfoCatólica:

Como palentino me alegro mucho por la Diócesis de Guipuzcoa. Como palentino, también me siento bastante triste y apenado. D. José Ignacio ha demostrado, en muchas ocasiones una calidad y una cercanía fantásticas. Le echaré muchísimo de menos.

Esto no es justo para Palencia. Es el sino de una triste diócesis de tercera, para los de la ingenería social y religiosa un “laboratorio de ensayo": Si nos tocan en “suerte” las pruebas, por lo menos que cuando salgan bien permanezcan.
Estoy totalmente desilusionado con la marcha de D. José Ignacio. Ha sido un golpe duro para todos los palentino. ¡Esto no es justo para Palencia! Igual hay que hacerse nacionalista para que te hagan caso. Poco dura la alegría en la casa del pobre.

En Palencia ha realizado grandes proyectos: COF, proyecto Raquel, seminario, entre otros, y lo que es mejor, se ha ganado el corazón de los palentinos que le aprecian de verdad.

No pretendo que esos comentarios sean un reflejo de lo que piensan la totalidad de los católicos practicantes palentinos, pero sin duda son un buen botón de muestra. Una cosa sí es cierta: no es justo para una diócesis contar con un buen obispo sólo durante tres años. Pero eso se arregla fácilmente si Roma nombra a un buen sacerdote como nuevo obispo de Palencia en pocos meses.

El caso es que, a pesar de que muchos creíamos que en la Ciudad Eterna no habría el valor suficiente para nombrar a monseñor Munilla como obispo de San Sebastián, el Papa lo ha hecho. Y eso es lo primero que hay que tener en cuenta. A Munilla no le ha nombrado Rouco. Ha sido Benedicto XVI. Y aunque puede que Rouco haya aconsejado y animado a que se produjera este nombramiento, no tengo el menor atisbo de duda de que el Papa no se ha limitado a firmar lo que el cardenal Re le ha puesto encima de la mesa. La elección de don José Ignacio como obispo de San Sebastián es una de esas decisiones que no se toman sin que el Papa sea bien consciente de lo que hace y por qué lo hace. Por tanto, el Vicario de Cristo es el máximo responsable de que la Iglesia en Guipúzcoa cuente como pastor con un obispo de las características eclesiales y personales del hasta hoy prelado de Palencia. Así que quien quiera soltar bilis, que se vaya a las orillas del Tíber a hacerlo. Y quien quiera mostrar gratitud, que se dirija al Papa y a Dios por darnos este Papa.

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21.11.09

Llega a Asturias un buen pastor

Hoy es un día de sentimientos un tanto agridulces para mí. Quien ha sido el obispo de mi diócesis en los últimos 6 años se va a un nuevo destino decidido por Benedicto XVI. De Huesca y Jaca a Oviedo. De ser obispo a arzobispo, lo cual supone que recibirá el palio de manos del Papa. O sea, dentro de eso que se llama carrera eclesial, es un gran paso. Y estoy convencido de que no será el último, pues parece obvio que don Jesús está llamado a ser una de las figuras más importantes de la Iglesia en España en la era post-Rouco. Pero no es eso de lo que quiero hablar ahora.

Cuando don Jesús llegó a tierras oscenses, la realidad eclesial que se encontró no era precisamente la más deseable. No conozco la diócesis Jaca pero sí la de Huesca de monseñor Osés. Y esta era un páramo vocacional, con un monopolio casi exclusivo de la Acción Católica en el ámbito de los movimientos eclesiales y con un jaleo interno no pequeño debido a la reciente creación de una cosa que se llamaba unidades pastorales, con traslados sacerdotales incluidos. Todavía no entiendo muy bien a cuento de qué venía aquello, existiendo los arciprestazgos. En todo caso, en mis primeros años en Huesca pasé un tiempo bastante entretenido asistiendo a reuniones y más reuniones en las que sobraban las buenas intenciones y faltaba la capacidad de hacer cosas verdaderamente útiles. Lo dije hace unos días y lo vuelvo a decir. Si el modelo de Iglesia que representaba monseñor Javier Osés es el “genuinamente conciliar", tal y como sostiene el sector progre, los resultados no pueden ser más desalentadores. La juventud oscense estaba alejada casi por completo de la Iglesia y la sensación de estar ante una barca que se movía sólo por la inercia de las mareas era evidente.

¿Qué ha cambiado durante los seis años de pontificado de monseñor Sanz Montes? Pues poco y mucho a la vez. Poco, porque muchas de las querencias propias de esta diócesis presentes antes de su llegada siguen ahí. Mucho porque creo que se han puesto las bases para un cambio que llegará a medio o, más bien, largo plazo. Por ejemplo, el seminario vuelve a estar en Huesca y cuenta con 7 seminaristas. Sí, son de fuera de Huesca e incluso de fuera de España, pero son seminaristas. O sea, jóvenes dispuestos a servir al Señor como sacerdotes de esta diócesis. Algunos que no entendían esa medida, ahora comprenden que era necesaria. Don Jesús no es un taumaturgo capaz de hacer abracadabra para que salgan 10 jóvenes oscenses dispuestos a ser sacerdotes. Basta con que haya sido un obispo capaz de entender que o importábamos vocaciones de fuera o esta diócesis iba derechita hacia el colapso. Soy de la opinión de que gran parte del alma de una diócesis reside en su seminario. Así que aunque tan solo fuera por el interés que don Jesús le ha prestado al mismo, que se traduce también en procurar a los seminaristas una buena formación, su episcopado ha valido la pena.

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20.11.09

Alfonso Osorio le da una soberana lección a Jaime Mayor Oreja

Hubiera dado dinero por haber estado allí. Si llego a ser testigo directo de las palabras de Alfonso Osorio a Jaime Mayor Oreja en el Congreso de Católicos y Vida Pública del CEU, mis manos habrían echado humo al oír lo siguiente: “Querido Jaime: No me digas que no había responsabilidad social. Un católico no necesita responsabilidad social, tiene que responder a sus principios cuando gobierna y si no que no se llame católico o que deje de gobernar, pero las dos cosas a la vez, no“.

Y es que Mayor Oreja estaba intentando justificar lo injustificable. A saber, que el gobierno del cual él formó parte y con José María Aznar a la cabeza, no hizo nada, absolutamente nada, para derogar la ley del aborto incluso cuando tuvo mayoría absoluta. Es más, como todos saben, empeoró las cosas al aprobar la primera píldora abortiva. El “bueno” de Jaime dijo que no había respuesta social contra el aborto, que no se puede juzgar a Aznar sólo por eso, etc, etc, bla, bla, blaaaa, bla, bla, ¡BLÁ! O sea, el típico discurso cobarde, tibio e indecente de quienes parecen ignorar que cuando se produce la muerte de cien mil inocentes al año, las excusas sólo sirven para esconder la propia miseria moral de quien pudiendo haberlo evitado, no hizo nada.

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18.11.09

¿El suicidio de Europa?


El vídeo que hemos puesto en portada de InfoCatólica y que encabeza este post fue emitido en el programa de César Vidal en Es.radio hace algo más de un mes. Resumiendo, el reportaje asegura que con la actual tasa de natalidad, la civilización europea desaparecerá en la segunda mitad de este siglo, para ser sustituida por la civilización musulmana, debido a que los inmigrantes que profesan esa religión cuadriplican el número de hijos que tienen en comparación con los europeos “nativos".

Es evidente que las cifras dadas sobre la situación futura se basan en la teoría de que la tasa de natalidad en la comunidad musulmana se mantendrá en los niveles actuales. Yo pienso que tal cosa no ocurrirá. Es decir, el musulmán europeo se “europeizará” en ese ámbito y mientras que las familias musulmanas en Alemania tienen hoy una media de ocho hijos, probablemente se reduzcan a la mitad en la próxima generación. Incluso puede que esa tasa descienda aún más. En todo caso, eso sólo servirá para retrasar lo que ya parece un hecho innegable: la Europa que hoy conocemos será mayoritariamente musulmanas antes o después. Y no será gracias al proselitismo musulmán o al fundamentalismo islámico. Será una cuestión meramente demográfica. Las mujeres musulmanas tienen muchísimos más hijos que las “cristianas".

Hace unos días dije que en España el futuro del cristianismo sería mejor dado el hecho de que las únicas familias numerosas que surgen ahora proceden de matrimonios católicos practicantes. En el caso de los neocatecumenales, eso es especialmente cierto. Y también conozco bastantes familias filo-opus que no se conforman con “la parejita". Con todo, dudo que puedan competir con la inmigración magrebí, sobre todo si la misma sigue aumentando.

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