18.12.09

Repugnante kale borroka eclesial y mediática

Cuentan la leyenda que el teólogo suizo Hans Urs von Balthasar dio una de sus últimas charlas en Madrid, un mes antes de su muerte en junio de 1988. Al finalizar el acto, se le acercó un franciscano muy ufano a decirle que la tesis doctoral que había realizado versaba precisamente sobre la obra de Von Balthasar. Entonces, el teólogo helvético le espetó: “Usted no ha entendido nada, absolutamente nada, de lo que yo he escrito durante toda mi vida. Mejor, dedíquese a otra cosa y no a la teología“. Pues bien, esa leyenda, que algún mal pensado creerá que es cierta -y acertará-, asegura que el franciscano era vasco y se llamaba, y llama, Joxé Arregui.

El caso es que todo parece indicar que el tal Arregui hizo caso en parte al bueno de Hans. La teología no la dejó, aunque después de recibir semejante desautorización lo normal es que se hubiera retirado a la trapa, pero sí que decidió dedicarse a otra cosa. Concretamente al espionaje y a la novela negra, con tintes rosáceos, eclesial. Y en esos menesteres andaba cuando se topó con determinados profesionales de la ¿información? religiosa, que andan ocupadísimos en una campaña para evitar que Monseñor Munilla sea el próximo obispo de San Sebastián a partir del 9 de enero.

Efectivamente, el franciscano Arregui ha protagonizado una de las escenas más vergonzosas que se recuerda en la reciente historial de la Iglesia en España. En declaraciones a Catalunya Religió.cat, este señor asegura que cuando don José Ignacio abandonó su parroquia en Zumárraga, se dejó en el ordenador una carpeta supuestamente llamada “Mafia” que contenía “que contenía conspiraciones y maniobras eclesiales turbias, así como fichas de algunos de sus compañeros de presbiterio“. No sólo eso, además, en la carpetita de marras habría “clarísimos elementos de conspiración o de maniobras eclesiales un poco turbias. Por ejemplo, aparecen conversaciones y escritos de los obispos más integristas y agresivos de la Conferencia episcopal española“. “¿Del cardenal Rouco, por ejemplo?“, le preguntan: “No va usted descaminado, pero también de otros“.

Pero, ojo al dato, ¿piensan ustedes que el propio Arregui ha visto la dichosa carpeta? Noooo, señores, no. Él no la ha visto. Eso sí, afirma que le ofrecen “toda la credibilidad del mundo las fuentes” que le comentaron la existencia de la misma. Es “algo que se viene comentando en ciertos círculos desde hace tiempo y yo estoy moralmente seguro y convencido de que no es un bulo“. Más aún, asegura que “podría dar detalles, pero no lo voy a hacer, al menos por ahora“.

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17.12.09

¡¡Ignorantes!!

En Nueva Zelanda hay una parroquia anglicana, de tendencia liberal, pastoreada por miserables, que no han tenido otra idea mejor que sacar un cartel que muestra a la Virgen María y San José en la cama, con una frase encima que dice: “Pobre José. Debe ser duro ir detrás de Dios". Por supuesto, el escándalo que se ha montado es de los que hacen época. El vicario de esa sinagoga de Satanás con apellido anglicano presume de lo que han hecho: “Queríamos ridiculizar la noción literal de un Dios masculino en el cielo que, de alguna manera u otra, logró impregnar a María. Cuestionamos en sentido literal tanto cómo fue concebido Jesucristo como la masculinidad de Dios en cualquier sentido literal“. Vamos, ni Masiá lo habría escrito “mejor".

Bien, hasta ahí la cosa no pasa de ser una prueba más de que el liberalismo teológico, tan de moda entre los sectores heterodoxos y progres de nuestra Iglesia, es una plaga espiritual con la que conviene acabar usando el método de los apóstoles: a gorrazos eclesiales (vía excomunión y penas similares). Ahora bien, este desdichado hecho sirve para mostrar de nuevo algo de lo que he hablado en varias ocasiones: la suprema ignorancia sobre la fe católica que existe en el periodismo español. Así vemos que las agencias plantean el caso como un ataque a la Inmaculada Concepción de María. Sí, sí, han leído bien. Confunden la concepción virginal de Cristo con la inmaculada concepción de la Madre de Cristo.

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A Dios gracias, las universidades católicas en España no dependen de la FERE

La Universidad de Navarra ha sido la primera en pronunciarse contra todo intento del gobierno, o del parlamento, de que el aborto sea enseñado en las facultades universitarias relacionadas con el mundo de la medicina. Hoy se anuncia que el CEU sigue esa senda y parece que otras universidades católicas harán lo mismo. Es decir, los médicos católicos de este país, al menos los que se dedican a la docencia, no tienen la menor intención de convertirse en correas de transmisión y propagación de la cultura de la muerte.

Y es que cuando el mal quiere hacer la guerra, no caben capitulaciones ni componendas de ningún tipo. A Dios gracias, el espíritu de la FERE parece que no ha logrado llegar al territorio de los responsables de las universidades católicas. No parece que haya ninguna facultad dispuesta a adecuar el aborto a su ideario. No asoma ningún eclesiástico encorbatado a explicarnos que un secretario de estado le ha enviado una carta tranquilizadora. También es cierto que no existe ningún concierto económico que sostenga las universidades católicas, que han de sobrevivir gracias a su capacidad de conseguir financiación no estatal. Es lo que tiene no depender de 30 monedas de plata: uno es más libre para ser fiel a los valores que se profesan. Y es que ya sabemos aquello de que no se puede servir a dos señores.

El caso es que ni siquiera haría falta ser católico para negarse a enseñar a los futuros médicos a practicar abortos. Recordemos el juramento hipocrático:

Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que este mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mantenimiento y si lo desea participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.

Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.

Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi arte en la inocencia y en la pureza.

No cortaré a nadie ni siquiera a los calculosos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.

Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deban ser públicos, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.

Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro.

Ese juramento demuestra que aquellos que practican abortos, y de paso la eutanasia, no son médicos. Son profesionales de la muerte indignos de llamarse a sí mismos con el nombre de una profesión que está para dar vida y no muerte. Así que por más que un parlamento ordene que el aborto debe de enseñarse en las facultades de medicinas, éstas, si quieren seguir llamándose así, deben rebelarse y negarse a obedecer una ley infame.

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15.12.09

El Papa debe apoyar a Monseñor Munilla y salvaguardar su autoridad

Era de esperar. Cuando se anunció el nombramiento de monseñor Munilla como obispo de San Sebastián, todo el mundo sospechaba que una parte importante del clero guipuzcoano acabaría rebelándose contra la autoridad del Papa y de su nuevo obispo. Porque, dejémoslo bien claro desde un principio, lo que acaba de ocurrir es un acto de rebeldía abierta contra el Santo Padre y su neta y clara intención de dar un giro a la realidad de la Iglesia en esa diócesis española y vasca. De hecho, así lo reconocen los firmantes del documento contra la elección de don José Ignacio como nuevo obispo de San Sebastián. Dicen que su designación es “una clara desautorización” de la vida eclesial de la diócesis guipuzcoana y una iniciativa destinada a “variar su rumbo". Pues efectivamente. Pongamos las cartas sobre la mesa. Así es.

Ahora bien, ¿acaso esos sacerdotes, detrás de quienes se puede apreciar la mano negra de algún nefasto emérito, creen que el Papa, Obispo de Roma y Vicario de Cristo, no tiene la autoridad plena como para decidir variar el rumbo de una iglesia local? ¿creen que un cambio tan importante como este se decide sin un consentimiento papal que vaya más allá de firmar un nombramiento que se le ofrece desde la Congregación para los Obispos? ¡NO!

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No es un chiste: Rowan Williams acusa al Papa de excentricidad teológica

Yo creo que hasta el más ignorante en temas religiosos sabe que si hay en el mundo alguna confesión cristiana envuelta en un marasmo interno de agárrate y no te menees, esa es la comunión anglicana. La “vía media” va camino de convertirse en “vía muerta” debido a la falta de coherencia doctrinal y pastoral. Se quiera o no, al final resulta muy complicado que en un mismo organismo eclesial convivan “sensibilidades” totalmente opuestas, sobre todo si no hay una cabeza que marque el paso y ponga orden. Y en el anglicanismo, la cabeza es una señora mayor con corona en la cabeza, que ni habla ni hablará sobre los problemas internos de esa comunión. Y Rowan Williams desempeña un primado sin autoridad, que es como no tener primado. De hecho, manda más el Patriarca de Constantinopla fuera de Constantinopla (Estambul) que Rowan fuera de Canterbury. Y el que lo dude, que se lo pregunte a los monjes del Monte Athos o al Patriacardo de Moscú, con quien el Patriarca Ecuménico mantiene una pugna por el alcance del desdichado canon 28 de Calcedonia.

Lo cierto es que Rowan, primado anglicano y druida en sus ratos libres, no puede ir más allá de recomendar a los episcopalinos de EEUU que no hagan lo que finalmente hacen. Lo acabamos de ver. A los anglicanos “yankees” se les pidió que no ordenaran más obispos homosexuales porque es una cuestión polémica que afecta a la comunión eclesial anglicana, y ellos, más chulos que un ocho, van y ordenan a una obispa lesbiana. Vamos, que a los espiscopalianos liberales les importa un carajo lo que diga el primado anglicano, los obispos conservadores y el lucero del alba. ¿Qué sentido tiene entonces mantener lazos de unión con unos tipos que han demostrado que pasan de la opinión de sus “hermanos"? Pero en todo caso, eso es algo que tendrán que dilucidar los propios anglicanos.

Ahora bien, en medio de ese marasmo roza lo patético que Rowan Williams acuse al Papa de caer en una “excentricidad teológica” por invitar a los anglocatólicos a entrar en plena comunión con la Iglesia Católica, o sea, con la Iglesia de Cristo. Y como razón, alega que muchos de ellos no creen en la infalibilidad papal. Hombre, pues no sé yo si creerán o no en la infalibilidad papal, pero desde luego el modelo eclesial anglicano les está ayudando mucho a entender la necesidad de creer en la infalibilidad de la Iglesia, que es un buen paso para creer en la infalibilidad papal. Una infalibilidad, por otra parte, que está delimitada muy bien por el dogma que la formula. Es decir, el Papa no es infalible si se levanta por la mañana, ve unas nubes en el cielo y dice que por la tarde va a llover.

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