El problema no es el Rey, sino el totalitarismo democrático
Religión en Libertad anunció ayer la creación de una web destinada a recoger firmas de ciudadanos españoles para pedir al Rey de España, Juan Carlos I, que no sancione con su firma la nueva ley del aborto, que va ya camino del Senado y que será definitivamente aprobada cuando comienza el primer periodo de sesiones el año próximo.
La iniciativa me parece interesante y con buenos argumentos para apoyarla, pero personalmente me abstendré de firmar por las causas que a continuación expondré. La carta empieza de la siguiente manera:
Majestad,
A lo largo de su reinado nos ha demostrado a todos los españoles que es una persona valiente, sensible a las inquietudes de su pueblo y que sufre con los que sufren.
Lo siento mucho pero yo no comparto ese juicio. Por respeto a la institución monárquica no diré lo que pienso de la persona que la ocupa, pero desde luego no cometeré la hipocresía de adularle. Con todo, esa sería la menor de las razones para no firmar.
Sigue:
Por eso me dirijo a usted, al considerarle el último recurso que nos queda para impedir lo que, sin lugar a dudas, será una de las mayores injusticias que van a cometerse en la historia de España. Me refiero a la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, más conocida como Ley del Aborto.
La mayor injusticia se cometió la primera vez que se despenalizó el aborto en una serie de supuestos que implicaron que en la práctica España haya tenido aborto libre en los últimos años. Es cierto que la nueva ley empeora legalmente las cosas, al llamar derecho a lo que hasta ahora era un delito, pero en la práctica no habrá mucha diferencia. El caso es que se pide al Rey que no firme la nueva ley del aborto cuando ya firmó la primera. Se me dirá que entonces no existía internet y que una iniciativa de este cariz era imposible. Bien, pero las razones morales para que no firme ahora son las mismas que entonces. Si firmó entonces, firmará ahora.
Sigue:
No pretendo insistirle en lo que, seguro, usted ya sabe: desde el momento de la concepción hay una vida humana, distinta a la de la madre, que tiene todo el derecho del mundo a vivir, y frente al derecho supremo de la vida no cabe anteponer ningún otro derecho.
Cierto, pero estamos en lo mismo. No partimos de una situación en el que el derecho a la vida de los no nacidos se respete siempre en la legislación española. Andamos cerca del millón y medio de abortos “legales” desde que el Rey firmó la primera ley.
Sigue:
Ni el Gobierno, ni nuestros representantes en el parlamento, han sido capaces de entender, por intereses políticos o por cobardía, algo que cualquier ser humano con una mínima sensibilidad puede comprender: la vida humana es sagrada y más aún cuando no puede defenderse por sí misma.
Hombre, eso tiene gracia viniendo de un medio cuyo director y editor se quejó de que yo me hubiera convertido en el portavoz de AES por el atrevimiento de publicar una entrevista, precisamente en ese medio, al presidente de dicho partido. Entrevista que luego acompañé de otras a responsables de otras opciones políticas igualmente pro-vida. No se puede uno quejar al Rey de que en el parlamento no haya una sola opción política que defienda la vida del no nacido en todas las circunstancias, cuando no se mueve un solo dedo por cambiar esa realidad y además se ataca y se llama facha a los que sí lo mueven.