Mons. Paollo Pezzi, arzobispo católico de Moscú, está harto. ¿De qué? Pues de que a los rusos católicos se les trate como ciudadanos de segunda categoría y de que los ortodoxos se aprovechen de esa circunstancia para comportarse no como hermanos en Cristo sino como ladrones que se aprovechan del trato favorable que reciben de un estado con ínfulas zaristas. Lo que acaba de ocurrir en Kaliningrado ha debido ser la gota que colma el vaso del arzobispo, quien ha escrito un comunicado de una contundencia y claridad poco comunes en ámbitos eclesiales. Dos párrafos dejan bien a las claras cómo está el panorama:
¿Cómo es posible que tanto los antiguos repobladores de confesión católica que han puesto toda su vida al servicio de su nueva “patria chica” como sus descendientes sean ahora considerados por los órganos de decisión de la Duma de Kaliningrado como ciudadanos de segunda clase, cuyos intereses legales garantizados por la Constitución de la Federación de Rusia, pueden ser ignorados con tan pasmosa facilidad?
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Es además lamentable constatar que la posición claramente evasiva adoptada en todo este asunto por la diócesis de Kaliningrado perteneciente al Patriarcado de Moscú, va a causar un daño irreparable en las relaciones interconfesionales que hemos construido no sin éxito, a pesar de las grandes dificultades, en los últimos años.
“Por tanto, tratad a los demas como querríais ser tratados por ellos, esta es la Ley y los Profetas. ” (Mateo 7, 12). No se equivoca quien sigue este consejo del Salvador. La otra alternativa es comportarse segun describe Valdimir Solovev la lógica moral de los “hotentotes”: “Yo he robado una vaca, esto es bueno. Me han robado una vaca, esto es malo” ¡Que no pueda decirse esto de nosotros!
Se puede decir más alto, escribiéndolo con mayúsculas, pero más claro no. Si yo fuera ortodoxo, y a punto estuve de serlo, se me caería la cara de vergüenza de aceptar un templo que no me pertenece. Y mucho más dado el hecho de que la Iglesia Católica no ha parado de ceder sus templos a los ortodoxos rusos en muchos países de Occidente. Hecho este que yo creo que debemos empezar a replantearnos. Porque aunque es obvio que no debemos caer en el ojo por ojo y diente por diente, ¿qué sentido tiene ceder lo que es nuestro a quienes nos roban lo que no es suyo?
Ese hecho no es el primero ni -me temo- el último en el que los ortodoxos tratan a patadas a los católicos que osan vivir allá donde ellos son mayoría. Y esto no puede continuar así. El ecumenismo debe ser un camino de doble vía. No puede ser que siempre sea la Iglesia Católica la que ponga la cara para que se la partan los cismáticos. Nosotros estamos antes en comunión con los rusos católicos que con los ortodoxos que les maltratan. Es nuestro deber apoyar al arzobispo católico de Moscú. De hecho, lo lógico es que Mons. Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, se manifestara públicamente en apoyo del arzobispo ruso. Mientras tanto, soy yo el que manifiesto dicho apoyo. Sé que vale poco, pero que sepan nuestros hermanos católicos rusos que no nos olvidamos de ellos. Al fin y al cabo, están en comunión con Pedro al igual que nosotros. No pueden decir lo mismo quienes les tratan como parias.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: Doy las gracias de corazón al sacerdote español que me ha enviado esta noticia. Él realiza su labor sacerdotal en Rusia y, por razones que podéis entender, prefiere mantener su anonimato.