Bono se mofa de la moral católica el día del Corpus
José Bono es uno de esos políticos que tiende a usar la religión como una especie de comodín para conseguir sus objetivos personales. Tan pronto se le ve de la mano de obispos y cardenales, incluso llegando a presentarles libros, como se chotea públicamene de la moral católica. Un día parece un franciscano piadoso riéndole las gracias a un primado de España y al otro se va con los perroflautas eclesiales de Entrevías a comulgar con rosquillas.
Aunque Bono pertenece al PSOE, en realidad podría pertenecer a cualquier otro partido no cristiano. Es decir, no tendría nada de particular que en el PP hubiera otro como él. Es el típico caso de político pagado de sí mismo que encajaría en cualquier estructura partidista, pues lo que más destaca de él es su peculiar personalidad y su discurso demagógico, tan propio de las izquierdas como de las derechas.
El problema es que de vez en cuando, Bono tiende a regodearse en su burla hacia la fe que profesan millones de españoles. Y le da igual hacerlo en uno de esos días de los que la tradición dice: “Hay tres días en el año que brillan más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi, y el día de la Ascensión“. Pues bien, hete aquí que el día del Corpus Christi este señor va y asegura que el divorcio es una cuestión sin relevancia moral. O sea, que da lo mismo haber sido fiel a la promesa de amor eterno que no. Que lo mismo da estar casado que divorciado. Que lo mismo da ocho que ochenta.