25.06.11

El Patriarca de Lisboa no debe seguir siendo cardenal

El Cardenal José da Cruz Policarpo ha decidido que él puede oponerse a la doctrina católica sobre el sacerdocio reservado para los hombres y ha realizado unas declaraciones que podría firmar cualquier protestante de tres al cuarto. Según él, la doctrina católica sobre el sacerdocio a posición de la Iglesia católica se basa mucho en el Evangelio, no tiene la autonomía de un partido o de un gobierno “se basa en la fidelidad hacia el Evangelio, hacia la persona de Jesús y hacia una tradición muy fuerte que proviene de los apóstoles“, pero eso no le debe parecer suficiente, porque cree que la Iglesia puede ordenar mujeres.

De hecho, se permite el “lujo” de contradecir al Beato Juan Pablo II, quien en su carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis, dejó zanjada esta cuestión con unas palabras que rozan el rango de dogma de fe, quedándose en el escalafón inmediatamente anterior. Dijo el Papa:

Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.

Y por si quedara alguna duda, la Congregación para la Doctrina de la Fe respondió a un dubium sobre la cuestión:

Respuesta a la pregunta acerca de la doctrina contenida en la Carta Apostólica “Ordinatio Sacerdotalis”

Preg.: Si la doctrina, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis como dictamen que debe considerarse definitivo, se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe.

Resp.: Afirmativa.

Esta doctrina exige un asentamiento definitivo puesto que, basada en Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Conc. Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 25, 2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32) ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.

Sin embargo, este cardenal asegura que “la cuestión no se puede resolver así. Teológicamente no hay ningún obstáculo fundamental; existe esta tradición, digamos: no se ha hecho nunca en otro modo“.

Pues bien, yo pienso que este señor no puede seguir siendo cardenal ni un día más. Pienso que el Papa debería de llamarle a capítulo a Roma, exigirle una retractación y de paso retirarle el capelo.

Bastante tiene la Iglesia con combatir a los que atacan sus enseñanzas desde fuera como para tener que soportar en su seno a cardenales que públicamente le quitan la razón a la carta apostólica de un Papa. Y da igual que ese Papa ya haya muerto.

¿Ocurrirá lo que yo creo que debe de ocurrir? Lo dudo, pero espero que al menos se produzca alguna reacción por parte de la Santa Sede. Porque una cosa es clara. Esto no puede seguir así. Si un príncipe de la Iglesia puede chotearse de la doctrina de la Iglesia sin que pase nada, la misma no tendrá autoridad moral, aunque sí canónica, para aplicar sanción alguna a herejes y heterodoxos de todo tipo y pelaje.

Luis Fernando Pérez Bustamante

24.06.11

Bono se mofa de la moral católica el día del Corpus

José Bono es uno de esos políticos que tiende a usar la religión como una especie de comodín para conseguir sus objetivos personales. Tan pronto se le ve de la mano de obispos y cardenales, incluso llegando a presentarles libros, como se chotea públicamene de la moral católica. Un día parece un franciscano piadoso riéndole las gracias a un primado de España y al otro se va con los perroflautas eclesiales de Entrevías a comulgar con rosquillas.

Aunque Bono pertenece al PSOE, en realidad podría pertenecer a cualquier otro partido no cristiano. Es decir, no tendría nada de particular que en el PP hubiera otro como él. Es el típico caso de político pagado de sí mismo que encajaría en cualquier estructura partidista, pues lo que más destaca de él es su peculiar personalidad y su discurso demagógico, tan propio de las izquierdas como de las derechas.

El problema es que de vez en cuando, Bono tiende a regodearse en su burla hacia la fe que profesan millones de españoles. Y le da igual hacerlo en uno de esos días de los que la tradición dice: “Hay tres días en el año que brillan más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi, y el día de la Ascensión“. Pues bien, hete aquí que el día del Corpus Christi este señor va y asegura que el divorcio es una cuestión sin relevancia moral. O sea, que da lo mismo haber sido fiel a la promesa de amor eterno que no. Que lo mismo da estar casado que divorciado. Que lo mismo da ocho que ochenta.

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21.06.11

Que dicen en Roma que ya se han enterado de lo de Cataluña

Pues sí, en Roma ya saben que la Iglesia está presente en el patronato de algunos hospitales de Cataluña que practican abortos. Y sí, parece que a la Santa Sede le preocupa el asunto. Pero no, Roma no ha tomado ninguna medida efectiva para poner fin a semejante barbaridad. Y no, la carta de la que se hace eco el ABC en su edición de hoy, y que recogemos en InfoCatólica, no supone un cambio esencial en la cuestión. Porque por muy monseñor que sea Mons. Jean Marie Mupendawatu, no deja de ser el subsecretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud. Y un subsecretario es… eso, un subsecretario. Ni siquiera es obispo. Mucho menos arzobispo y cardenal.

En otras palabras, si el P. Custodio Ballester, cuyo testimonio, valentía y coraje apostólico en este asunto son dignos de alabanza y de agradecimiento por parte de quienes amamos a la Iglesia y defendemos el derecho a vivir, se acerca a su arzobispo, el cardenal Sistach, y le enseña la carta de Roma, el prelado le puede decir: “¿Esto de quién es? Ah, veo, ¡ni más ni menos que de todo un subsecretario! Vale hijo, déjala ahí encima de ese montón de papeles, que luego le echaré un vistazo“.

Y mientras tanto, la Iglesia en Cataluña -o sea, la Iglesia- seguirá presente en los patronatos de hospitales donde se practican abortos. De hecho, hay quien se malicia de que el día menos pensado veremos al P. Manel Pousa de capellán de alguno de esos hospitales. Pura coherencia pastoral, señores míos.

Exsurge, Domine, et iudica causam tuam

Luis Fernando Pérez Bustamante

19.06.11

Olegario cae en la trampa de José Manuel Vidal

Hace unos días se hizo pública la concesión del Premio Ratzinger, de reciente creación, a tres teólogos católicos. Entre ellos se encuentra el P. Olegario González de Cardedal, sacerdote y teólogo abulense. Muchos se han alegrado por ello. Otros decidieron mantener un prudente silencio. Y finalmente, los que viven e incluso trabajan profesionalmente por y para conseguir el triunfo de la secularización de la Iglesia, vieron el cielo abierto y le tendieron una trampa al propio Olegario. El insigne teólogo cayó en ella.

En la Sala de Prensa vaticana, en la presentación del Premio, el periodista y bloguero Andrés Beltramo, cuyo blog tenemos el placer de alojar en nuestro portal, tomó la palabra en el turno de preguntas. Copio acá lo que él explica en su blog:

“El autor de estas líneas preguntó al cardenal Camillo Ruini (presidente del comité científico de la Fundación Joseph Ratzinger-Benedicto XVI) sobre los criterios de selección de los premiados, haciendo referencia a que el pensamiento cristológico de González de Cardedal “ha sido debatido y criticado en su país”. En la interrogante no se mencionaron nombres propios ni se hizo alusión a la supuesta “heterodoxia” del teólogo. Nada de eso.

“La respuesta de Ruini fue simple: “el debate es la sal de toda disciplina, incluso los grandes teólogos de la historia eran criticados; si la cristología de Olegario es debatida es una buena señal, quiere decir que su pensamiento es relevante”. Y nada más. Cero polémica, cero controversia. Hasta aquí los hechos.”

Alguien, supongo que José Manuel Vidal, debió decirle a Olegario que en Roma hubo un periodista que osó hacer mención de los diversos artículos publicados por teólogos españoles sobre su cristología. Y comoquiera que se conoce el nombre de dichos teólogos, dieron por hecho que los mismos se habían lanzado a tumba abierta para llevar a cabo una campaña contra González de Cardedal. Don Olegario ha comprado esa mentira y ha lanzado una acusación sin fundamento contra el P. José Antonio Sayés y contra el P. José María Iraburu. Ah, y de paso, contra el Opus Dei, que supongo que pasaba por allí y le tocaba recibir el palo nuestro de cada día que lleva recibiendo la Obra en las últimas décadas.

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13.06.11

Entrevías, sacrilegio permanente

Hace años la parroquia de San Carlos Borromeo del barrio madrileño de Entrevías apareció en todos los periódicos, radios y televisiones de España. El cardenal Rouco, al parecer animado por la totalidad del consejo presbiteral de la archidiócesis de Madrid, había decidido cerrar dicha parroquia, que estaba en manos de tres sacerdotes de los que lo menos que se puede decir es que tienen de católicos lo que el Dalai Lama de musulmán. O sea, nada.

Los escándalos litúrgicos en dicha parroquia, donde se “consagraban” rosquillas, eran solo equiparables a las barbaridades doctrinales que salían de boca de sus sacerdotes cada vez que se les ponía un micrófono delante. Era evidente que no sólo debía cerrarse la parroquia -hay otras bien cercanas que pueden cubrir pastoralmente el barrio-, sino que además debía de retirarse del sacerdocio a sus responsables. En un principio, el cardenal optó por convertir aquello en un centro de atención social a drogadictos y marginados, que al parecer es lo único que hacen bien -yo no me lo creo- esos sacerdotes. Sin embargo, la presión mediática fue tal, que el pastor de la Iglesia en Madrid convirtió finalmente a San Carlos Borromeo en un centro pastoral.

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