La verdadera mística
En el día de ayer un lector tuvo a bien dedicar media hora de su tiempo a escribir un comentario/artículo en el post previo a este. Su nick es “Asombro". Creo que es la primera vez que respondo a un comentario con un post y dudo que vuelva a hacerlo en el futuro. La razón es que dicho comentario está lleno de típicos tópicos sobre la fe cristiana y católica, sobre Cristo y la Iglesia. Y aunque el autor está muy lejos de la fe, al menos demuestra tener cierta sensibilidad a las cosas espirituales. Que viendo como está hoy todo, no es poca cosa.
Este post tiene un cierto cariz apologético, pero mi intención no es ganar un debate sino mostrar lo que se me ha mostrado en relación a la fe. Primero va lo que escribió Asombro y luego mis comentarios:
A muchos de estos pequeños nos enseñaron, en efecto, pero no quien era Cristo, sino quienes creian los que nos enseñaban, quien era Cristo. Cristo es una experiencia, no una persona. Una experiencia que tuvo la persona que hoy idolatrais en las iglesias. Esa persona, es como Buda, como Lao Tse, como Ramana Maharshi, por poner ejemplos.
Veamos, la Iglesia, en cuanto que transmisora del evangelio, de la Revelación cristiana, enseña quién es Cristo, no qué es lo que a tales o cuales personas les parece o les pareció quién era Cristo. Para saber quién es el Señor la primera fuente es el Nuevo Testamento. Y en especial los cuatro evangelios. Todo el NT está escrito por testigos directos de sus enseñanzas o por discípulos de quienes fueron sus testigos.
Dices que Cristo no era una persona sino una experiencia. Y lo comparas con otros líderes religiosos. Primer error. Cristo es Dios hecho hombre para explicar al hombre quién es Dios. No es un hombre hablando de lo que cree que es Dios. Para saber de verdad quién es Dios, la única certeza que podemos tener es creer a Dios mismo hablando de sí. Y ese es Jesucristo. Por supuesto, en Cristo no solo alcanzamos un conocimiento teórico sobre Dios. En Él se nos ofrece una experiencia personal directa con el Creador. La fe es una vivencia, no un mero conjunto de ideas más o menos útiles. Si no se produce un encuentro personal con el Salvador, algo falta. Es más, falta lo esencial.